El Viaje

Ambos amanecen confusos con el sueño que tuvieron. No, ellos sabían que no era un sueño... ¡Todo aquello era real, muy real! Gael camina hasta el espejo del baño y se moja el rostro, mirando su reflejo...

— ¡Gael! ¿Qué fue eso? ¿Qué fue lo que pasó? ¿Eso fue de verdad real? ¿Qué explicación puede haber para todo esto? — Dice Gael, confundido.

Él reflexiona sobre cómo todo encajaba perfectamente, si fuera realmente cierto: la razón por la cual él y Cristina tenían todos esos recuerdos y memorias que tenían origen en vivencias pasadas, en sus vidas pasadas. Y no sabía qué era más increíble, si aquel reencuentro o el descubrimiento de que su esposa seguía existiendo... Era mucho para él procesar.

— Solo hay una forma de saber si todo esto fue realmente real...

Después de vestirse, tras la ducha, Gael va en busca de Cristina. Antes de que él tocara la puerta del cuarto, ella sale, un tanto incómoda. Los dos se miran...

— Cristina, por favor... Sé que incluso después de lo que nos confesamos ayer el uno al otro, de los recuerdos que tuvimos... Esto puede parecer una locura, pero dígame... ¿Qué soñó anoche? Y dígame también... ¿Por casualidad tuvo la impresión de que aquello fue un sueño? — Pregunta Gael.

Cristina lo mira a los ojos, estaba medio asustada, medio impresionada...

— ¿Usted tuvo el mismo sueño? ¿El sueño con su esposa? ¿En el que ella le dijo aquellas cosas sobre nosotros dos? — Pregunta Cristina...

— ¡Entonces... entonces era verdad! ¡Era todo verdad! Helena... Helena... Ella...

— Ella quiere que usted siga adelante... Quiere que sea feliz... Ella me dijo tantas cosas... Sobre mis padres, me dijo que mi madre está orgullosa de mí, de mis luchas... Esto es increíble, Gael. Me desperté con una sensación tan buena dentro de mí... Preguntándome si todo fue un sueño o si fue real... Ahora sé por qué siempre nos estamos encontrando... ¿Verdad?

— Sí, todo está quedando claro ahora, muy claro... Ni siquiera sé qué decir... ¿Qué piensa de todo esto, Cristina?

Cristina desvía la mirada, parecía nerviosa ante aquello. Gael entonces busca contener la euforia y enfocarse en la razón...

— Bien... Disculpe, es que ¡todo parece tan increíble! Yo creo que... creo que me he equivocado en mis conceptos... ¡Otávio! Mi amigo Otávio, ¡tengo que contarle todo esto! Vamos... Cristina, vamos a desayunar, yo... yo la llevo a la facultad y...

En ese momento, Gael nota las maletas de Cristina detrás de la puerta...

— ¿Qué es esto? ¡Usted dijo que se quedaría unos días aquí! Ayer me dijo que no había encontrado ninguna casa... — Dice Gael...

— Gael, yo... yo necesito alejarme de usted un poco, voy a ir a una pensión... — Dice Cristina.

— ¿Una pensión? Pero Cristina... Nosotros...

— Gael, hace pocos días casi fui violada. ¡Amenazada con un cuchillo! Lo que no ocurrió gracias a usted. Pero, después de eso, han sido días y días siendo perseguida y amenazada por aquella mujer. La madre de Mauro. Mire, voy a ser sincera, yo me siento atraída por usted, siento que tenemos un vínculo entre nosotros... Pero necesito curar mis heridas... Si lo que soñamos ayer es verdad o no... Coincidencia o no... Para poder intentar algo, necesito alejarme de usted, no puedo quedarme bajo el mismo techo que usted...

Un coche toca el claxon afuera...

— Debe ser mi taxi... Por favor, espero que me entienda...

— Cristina, no tiene que irse... Yo sabré respetar su espacio. Después de todo lo que se nos dijo ayer... Yo creo... ¡Yo creo que debemos estar juntos!

— Gael, no es fácil para mí decidir esto, pero realmente necesito... Necesito estar sola... Necesito controlar mis emociones, nunca lograría intentar algo de verdad con usted con tantas heridas en mi alma, tantos traumas que viví últimamente... Por favor... Entiéndame.

— Está bien, está bien... Voy a creer que todo lo de ayer fue real. De hecho, esta será la mayor prueba. No sé cómo, no sé qué sucederá... Hasta parece extraño que esto venga de mí, un tipo que hasta ayer no creía en nada... Pero sí, dejo que se vaya, porque sé que sin hacer nada... ¡volveremos a encontrarnos pronto! Estamos destinados el uno para el otro, ¿no es así? Debemos estar juntos... Entonces estaremos juntos... — Dice Gael...

— Sí, si eso es realmente cierto, estaremos juntos... — Dice Cristina.

Ella sale de la casa de Gael. Ambos se quedan con una opresión en el corazón, pero Cristina tenía traumas, traumas que necesitaba superar. Gael, en el fondo, todavía tenía dudas... Dudas que necesitaba sanar...

El espíritu de Helena se hace presente cerca de ellos, sin ser notada...

— ¡No! ¡Tienen que estar juntos! ¡Ustedes son el complemento el uno del otro! Pero ahora... Ya no tengo más tiempo para quedarme aquí en el plano físico... Ahora solo me queda hacer fuerza por ustedes dos... Desear que se queden juntos... — Dice Helena, desapareciendo...

En el plano espiritual, el Dr. Carlos finalmente regresa a donde Mauro estaba dormido, junto a Nélio y Cátia que lo vigilaban. Él se había ausentado en busca de una autorización de emergencia para que Mauro pudiera reencarnar. Nélio, que era el mentor de Mauro, estaba esperando ansioso por este retorno...

— ¡Dr. Carlos! ¿Y entonces? ¿Consiguió el permiso? Mauro puede despertar en cualquier momento y entonces será complicado capturarlo de nuevo y hacerlo reencarnar, y más aún contra su voluntad...

— Por el momento... La autorización está negada... Mauro necesita arrepentirse por voluntad propia, necesita desear renacer... Así fui instruido.

— ¡Pero él va a volver al Umbral! Va a hacer daño a la gente, va a hacerle daño a esa joven, a Cristina... Él quiere vengarse de ella... Tenemos que hacer algo... — Dice Nélio.

— No se preocupe, él no volverá al Umbral, se quedará bajo nuestra tutela... Vamos a hacer que abra los ojos, vamos a mostrarle el resultado de sus actos y de su inconsecuencia... Yo tengo un plan para eso... — Dice el Dr. Carlos.