Jasmim y Jade son gemelas idénticas, pero separadas desde su nacimiento por un oscuro acuerdo entre sus padres: cada una crecería con uno de ellos en mundos opuestos. Mientras Jasmim fue criada con sencillez en un barrio modesto de Belo Horizonte, Jade creció rodeada de lujo en Italia, mimada por su padre, Alessandro Moretti, un hombre poderoso y temido.
A pesar de la distancia, Jasmim siempre supo quiénes eran su hermana y su padre, pero el contacto limitado a videollamadas frías y esporádicas dejó claro que nunca sería realmente aceptada. Jade, por su parte, siente vergüenza de su madre y su hermana, considerándolas bastardas ignorantes y un recordatorio de sus humildes orígenes que tanto desea borrar.
Cuando Marlene, la madre de las gemelas, muere repentinamente, Jasmim debe viajar a Italia para vivir con el padre que nunca conoció en persona. Es entonces cuando Jade ve la oportunidad perfecta para librarse de un matrimonio arreglado con Dimitri Volkov, el pakhan de la mafia rusa: obligar a Jasmim a casarse en su lugar.
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Capítulo 5
📖 Capítulo 5 – Veneno en la Mesa
La mesa del desayuno, aquel sábado gris, parecía más fría que nunca. Jade entró en la sala con el tacón repiqueteando en el mármol, cada paso marcado por la arrogancia que se había convertido en su marca registrada. Su perfume caro precedía su presencia, empalagoso como sus palabras.
—¿Así que la bastarda ahora va a jugar a ser médica? — dijo ella, rompiendo el silencio con la voz arrastrada y venenosa. — Qué lindo… ¿ya pensaste en hacer guardias en favelas? Va a combinar contigo.
Suspiré, controlando la furia que quemaba por dentro. Levanté los ojos, la encaré con calma y respondí en italiano impecable, para que nuestro padre entendiera cada sílaba:
— Meglio lavorare onestamente che vivere come un parassita. (*Es mejor trabajar honestamente que vivir como un parásito.*)
Jade abrió los ojos, herida en el orgullo. Intentó disimular, pero el odio burbujeaba en sus facciones.
— Deberías haber muerto junto con esa mujercita — escupió, en portugués, como si fuera un susurro cruel solo para mí.
Antes de que yo respondiera, el sonido estruendoso de la mano de nuestro padre golpeando la mesa resonó por la sala como un trueno. El cristal de las copas tembló.
— ¡Basta! — su voz sonó como un rugido que hizo hasta el reloj de la pared parecer callarse. — ¡Basta ya, inútil mimada!
Jade palideció. El silencio que siguió pareció eterno.
— Aprende a respetar a las personas y sus conquistas — continuó Alessandro, la voz dura e implacable. — Estás pareciendo una niña envidiosa y mimada. En vez de preocuparte por humillar a tu hermana, deberías preocuparte por tu matrimonio que ocurrirá el 20 de diciembre con Dimitri Volkov.
Jade abrió los ojos, el rostro perdió todo el color y la pose altiva se deshizo como vidrio astillado.
— ¿Casar? — repitió, la voz fallando en un grito desesperado. — ¡Yo no, padre! ¡Por favor, no me hagas esto!
Él se levantó, imponente como un juez, la mirada afilada como una cuchilla:
— Basta, Jade. Ya decidí. El consejo te eligió, y yo aprobé. Esta alianza es genial para nosotros. Nuestro capo está inmensamente feliz, ya que él no tiene hijos aún.
Ella se levantó de repente, la silla cayó para atrás con estruendo. Su rostro se contorsionó en odio y pánico. Jade salió corriendo, furiosa, golpeando la puerta con tanta fuerza que el sonido reverberó por los corredores de la mansión.
Me quedé sentada, inmóvil, el corazón acelerado. El asunto no me pertenecía — pero mi silencio era mi armadura. Sabía que, a partir de allí, algo sombrío se aproximaba.
Y en el fondo de los ojos de Alessandro, vi el reflejo del fuego que comenzaba a consumir a nuestra familia por dentro.
Después del clima horrible que quedó en la mesa, mi padre se levanta, me desea un buen día y sale, yo me limpio y me retiro de la mesa subo a mi cuarto, me cambio para ir al curso, me pongo el uniforme amarro, mis cabellos en una cola de caballo me pongo un labial morado y apenas un lápiz de ojos, no me gusta mucho maquillaje, me gusta un labial llamativo más de otras cosas no. Después de lista llamo a mi chofer para que podamos irnos.