Chris es un pequeño que para su cumpleaños número 4 no quiere ningún obsequio. Su padre se preocupa al verlo triste.
-¿Hijo que deseas éste año?
-Lo que deseo no sé si puedas dármelo- las lágrimas en sus ojos lo conmovieron
-Tendras lo que desees Chris, ¿Que quieres?- preguntó confundido
-¿Lo prometes?- secó sus lágrimas y esperó ansioso
-Si hijo- afirmó con seguridad
-Quiero una mamá- su padre tragó grueso
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Capítulo 12 MUJERES
...XAVIER AMERY...
Veo crecer a mi pequeño Chris y comprendo que necesita una figura materna pero a la vez sus niñeras no son malas, aunque ya ha tenido varias. Cada vez que él comienza a formar cierto vínculo quien lo cuida se va por una u otra razón.
Una de las que más tiempo estuvo sufrió un accidente de tráfico en su motocicleta y la otra quedó embarazada y trabajó mientras el médico se lo permitió hasta que debió hacer reposo.
Después llegaron dos más pero mí hijo no las quería, un gran problema.
La agencia que me envía niñeras ya debe de estar contratando personal porque han enviado ya al menos una docena de trabajadoras aquí y ninguna logra permanecer más que algunos pocos meses en el mejor de los casos.
Así como mí hijo tiene mala suerte con sus niñeras yo corro con la misma suerte en mí vida amorosa.
Conocí algunas mujeres pero con ninguna sentí algo más que deseo y tampoco puedo decir que haya experimentado eso con todas ellas. Empezaba a creer que mí cuerpo de verdad sufría algún problema para mantener una erección.
Cuando salí a comer con Fiorela, una cantante preciosa que hizo la campaña publicitaria de una nueva colección de nuestra marca familiar quedé deslumbrado. Simpática, atractiva, morena de ojos celestes y cabello rizado hasta la cadera negro como la noche. Poseía un cuerpo magnífico, piernas largas y bien formadas, un abdomen plano y marcado, unos pechos medianos de apariencia natural. Su rostro era muy lindo también, cejas pobladas, largas pestañas, nariz pequeña y unos labios gruesos que invitaban a besar.
Cenamos y en la conversación se notaba que los dos queríamos avanzar más. Yo hacía mucho que no estaba con una mujer y mi cuerpo comenzaba a necesitar ese tipo de placer y desahogo. Habían comentarios con una intención oculta y todo parecía ir poniéndose caliente a medida que acabábamos el postre.
Decidimos ir al hotel, en la habitación nos besamos, nos tocamos pero nada era tan bueno como yo me imaginaba. Sentía que mi deseo ya se había extinguido y lamentablemente debí irme de allí sin culminar sintiéndome más que humillado.
Fiorela tomó el asunto como algo normal, dijo que eran cosas que podían suceder y no le dió mucha importancia por lo que entendí que ella tampoco sentía el mismo deseo.
Allí comprendí que cuando no hay amor al menos en mí caso particular tengo que tener cierta conexión para poder estar con una mujer por más bella que sea. Pienso que es estúpido pero así soy y no puedo cambiarlo.
Después conocí a Maribel, una modelo guapísima que parecía bastante inocente. Tenía una dulzura que me atraía y a la vez me dijo que le gustaban los niños, que incluso le gustaría en unos años ser madre. Era rubia, no muy alta, su pecho se notaba operado pero todo lo demás era natural y muy bonito. Yo le propuse ir a un lugar más tranquilo y la llevé a un hotel.
Allí todo se calentó muy rápido entre nosotros y mi cuerpo estaba más que prendido de deseo por ella. La sorpresa me la llevé cuando comenzamos a hacerlo y la dulzura e inocencia que parecía tener la abandonó.
Ella me pedía que se lo haga fuerte, que la mordiera, pedía más y más duro, incluso gritaba. Cuando terminamos ella estaba satisfecha y a mí por el contrario acabar me había costado una eternidad porque no me motivaba así.
Después de esa vez no volví a llamarla y cuando hablamos tiempo después cuando ella me llamó me dijo que yo era muy bueno en la cama pero que sus gustos son algo salvajes. Me comentó que le gustaría tener un amo y ella ser una sumisa. Entendió que no es mí estilo pero quedamos en Buenos términos.
Adara fue otra mujer con la que no sentí conexión alguna. En ella me imaginaba a mi ex esposa y ya con eso no podía concentrarme ni obligar a mi cuerpo a cooperar. Mí hijo la había visto en una oportunidad y lloró al solo mirarla, algo que me hizo sonreír.
Me obligué a no pensar en ninguna mujer. Si había alguna con quién podía pasar un buen momento dejaría que apareciera y ya, pero casarme para ofrecerle a mí hijo un mal ejemplo de madre eso estaba fuera de mis expectativas. Prefería seguir así soltero antes que otra vez alguien vuelva a serme infiel. Además ahora mi hijo es más grande, lo que menos deseo es que tenga un apego emocional a una persona que no lo considere como alguien importante en su vida.
Llegaron los tres años de mí hijo y lo vi cambiado. De repente un día lo analicé junto a otros niños y características que decían que tenían por su edad y no me gustó lo que entendí. Él era diferente, él era serio y poco reía. Se había vuelto lo llamado antisocial, desconfiaba del mundo y prefería estar aislado. Aveces me preguntaba por su madre y yo no sabía qué decirle al respecto. Así fue como volví a visitar un psicólogo pero ésta vez para tener herramientas para decirle la verdad de una forma que él pudiera comprenderla.
esta 2da parte muy bella! me encantó. Bendiciones escritora