Sarah Miller a sus 22 años, ya tenía toda su vida planeada, se casaría con el hombre que amaba Jason Cooper, con quien compartía una relación hacia 4 años. Nunca imagino que su vida cambiaría radicalmente, por los actos de una noche, y esto ocasionaría que de igual manera perteneciera a la familia Cooper.
¿Puedes enamorarte de alguien de la noche a la mañana?.
Acompañame a leer esta gran historia en donde encontraras: Amor, traición, dolor, odio, romance y venganza.
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Capítulo 15
Steven: Toma el agua.
Sarah recibió el vaso y bebió el líquido bastante nervioso.
Steven: ¿Por qué no me dijiste que Jason estaba aquí?
Sarah palideció.
- ¿Co-como lo supiste?
Steven: Es decir que no te importa lo que yo piense, sino ¿Como lo supe?
Sarah: No, no, no pienses eso, créeme yo le pedí que se fuera.
Steve: Pero cuando ingrese, no me dijiste que estaba en el baño.
Sarah: Discúlpame, la verdad no sé cómo manejar esta situación.
Steven estaba bastante molesto, se acostó en la cama y dio la espalda
mientras decía.
- Si quieres puedes dormir en mi habitación.
Sarah: No es necesario.
Ella se acostó al otro lado, dando de igual manera la espalda.
Al siguiente día Sarah fue con Rachel, para comprar su vestido para la boda.
La recepción iba a ser en el hotel de Steven por lo cual él ya tenía todo
preparado, solo serían unos cuantos familiares y pocos amigos de Sarah, por
parte de Steven su familia y fiel amigo Andrew.
Durante los últimos días Steven compartió habitación con Sarah, para evitar
que ella se encontrara con Jason.
Andrew estaba en su habitación dormido, cuando sintió un peso encima y unos
labios sobre los de él; despertó de inmediato y se sobre salto al ver a una
Gisell casi desnuda.
- ¿QUE CARAJOS HACES AQUI?
Gisell intento besarlo.
-Eso es algo obvio.
Andrew se apartó de ella.
- Vete de aquí por favor Gisell\, no quiero tener problemas con tu familia.
Gisell: No los vas a tener.
Ella lo lanzó hacia la cama y subió a horcajadas sobre él.
Andrew por su parte intentó detenerla, pero finalmente cedió.
Horas después Andrew estaba acostado mirando hacia arriba, completamente
preocupado.
-Esto no debió pasar.
Gisell quien se encontraba a su lado completamente desnuda.
- No veo el por qué no\, tú me gustas yo te gusto\, fue algo normal\, ¿No crees?
Andrew: No le puedes decir a nadie sobre esto.
Gisell: No te preocupes.
La noche antes de la boda Sarah optó por quedarse a dormir en casa de sus
padres, por lo menos su padre ya no estaba tan molesto.
Isabel: Hija ¿Como te sientes?
Sarah: Bien madre.
Isabel: Sabes que te quiero y eres mi única hija. Solo espero que Steven te
pueda hacer feliz.
Sarah sintió una lágrima resbalar por su mejilla.
-Gracias madre.
Isabel: Hija pronto llegarán para maquillarte.
Sarah: Bueno Madre, me voy a dar un baño de espumas.
Ella estaba en la bañera analizando como seria su vida a partir de ese día,
de repente escucho un ruido, salió de la tina y se envolvió en un albornoz,
mientras sujetada su cabello con una toalla.
Al salir del baño, se encontró con Jason sentado en la cama.
Sarah: JASON, ¿Qué haces aquí? Sal ya mismo de mi habitación.
Jason la observaba detenidamente, él no podía negarse a sí mismo que esa
mujer era hermosa, que despertaba en él todo tipo de sentimientos y que la
Amaba sobre todas las cosas la Amaba más que a su propia vida.
- Por favor no te cases con mi hermano.
Sus palabras suplicantes ocasionaron una sensación electrizante en Sarah,
pues ella aún lo amaba.
Sarah: Jason por favor vete ya, tengo un compromiso con tu hermano y no le
puedo fallar.
Jason se arrodillo ante ella.
- Por favor\, Sarah\, yo te amo\, te perdono lo que paso\, pero por favor no te
cases con él.
Vámonos lejos los dos, hagamos la vida juntos como siempre lo quisimos.
Sarah lo observo y sus ojos se inundaron completamente.
-Lo siento Jason, le di mi palabra a tu hermano y no puedo fallarle.
Jason: Dime que tengo que hacer para que no lo hagas, hago lo que sea
necesario, pero por favor no te cases.
Sarah: Lo siento, Jason. La decisión ya está tomada.
Jason se levantó y seco sus lágrimas, se acercó a ella y la beso, mientras
en sus labios susurraba.
- Te Amo Sarah\, siempre te amaré.
Con esas palabras salió de la habitación, dejando a la pobre chica en un mar
de lágrimas.
- También te Amo mi Amor\, nunca lo dejaré de hacer. Lo decía\, pero el
hombre nunca escuchó esas palabras.
Isabel ingresó en la habitación y encontró a su hija tirada junto a la cama
llorando a mares.
- Por Dios hija\, ¿Que te pasa?\, ¿Por qué estás así?
Sarah: Madre no lo puedo hacer, no puedo casarme con Steven.
Isabel: ¿Hija pero que cosas dices? No puedes hacerle esto a ese muchacho,
él decidió arriesgarlo todo por ti, lo mínimo que puedes hacer es convertirte
en su esposa.
Sarah: PERO NO LO AMO MADRE, ¿QUE PUEDO HACER SI NO LO AMO? Gritaba de
manera irracional.
Andrew quien se encontraba afuera de la habitación pudo escuchar los gritos.
Toc-Toc.
Isabel abrió la puerta.
- Muchacho ¿Qué haces aquí?
Andrew: Vine a traerle esto a Sarah.
Le extendió un sobre, mientras por encima del hombro de Isabel pudo observar
a la chica, quien no se le veía intenciones de casarse con su mejor amigo.
Sarah se limpió sus lágrimas y salió a la puerta.
- Andrew\, ¿Qué pasa?
Andrew: Esto te lo envía Steven por favor léelo antes de dirigirte a la
iglesia.
Sarah: ¿Madre me puedes dejar a solas?
Isabel asintió y se iba a retirar con Andrew, cuando este se devolvió.
- Sarah\, no sé qué fue lo que mi amigo vio en ti\, pero de algo estoy seguro
y es que nunca lo vi hacer por nadie lo que está haciendo por ti. Espero sepas
valorar eso.
Sarah cerró la puerta y se sentó en la cama, abrió el sobre y allí se
encontraba una carta que Steven había escrito para ella.
Sarah:
Te escribo estas palabras para decirte que eres libre para hacer lo que
desees. Nunca te mentí cuando dije que me interesaste desde el primer momento
en que te vi. En ese aeropuerto nada más importo cuando tropecé contigo.
Sarah recordó el incidente en el aeropuerto y no podía creer que ese hombre
fuera Steven, sonrió para sí misma y continuo.
El sentir tu piel rosar con la mía fue la sensación más maravillosa que
haya podido tener en mi vida.
Te has convertido en mi obsesión, has generado en mi ese instinto de
protección que nunca nadie pudo despertar.
Cuando te pedí que fueras mi esposa, es porque supe que contigo lo quería
tener todo. Sé que no me amas, pero también sé que si me lo permites puedo
hacerte la mujer más feliz de este mundo.
Nunca he sido partidario de hacer las cosas a la fuerza, y es por eso por lo
que te doy la oportunidad de tomar la decisión de seguir o terminar con esta
boda. Si me rechazas no te culpare, pero si por el contrario decides continuar,
me encargaré de hacer que te enamores de mí, me dedicaré a hacerte feliz cada
día de nuestras vidas.
S.C.