Mi Papá, Jefe De La Mafia

Capítulo 23

Dos días después Katrina volvía a Sicilia para verse con Paolo, a pesar de prohibirle buscarlo en su casa, ella se hizo presente. Afortunadamente la pequeña Paola estaba ocupada con sus clases de equitación.

—Se que me prohibiste venir a tu casa pero tenía muchas ganas de verte.—decía Katrina mientras se colaba a su despacho, al intentar saludarlo con un beso él la detuvo.—No te enojes me iré enseguida, tu hija no notará que estuve aquí.—

—Me puedes explicar porque Aníbal Soria y tu son tan buenos amigos.—Katrina se quedó helada.

—¿Acaso me estás siguiendo?—

—A ti no, pero a él sí. Así que dime que deben conversar tú y ese desgraciado.—

—No es lo que tú piensas, él se acercó a mí para saber cosas sobre ti. Obviamente no le dije nada.—

—No te creo, escúchame bien. Si tratas de aliarte a ese infeliz para arrebatarme a mi hija. Con mis propias manos voy a apretar y quebrar tu delgado cuello, nadie va a quitarme a mi niña entendiste. Ahora lárgate de mi casa, no quiero verte.—entre lágrimas Katrina comenzó a suplicar clemencia.

—Paolo sabes que te amo, jamás te traicionaría. Tampoco a tu hija por favor créeme, el solo quiere tener argumentos para quitarte la custodia de Paola. Pero no le dije nada.—Paolo la tomó del brazo para sacarla.

—Te dije que te largaras.—la empujó hacia afuera del despacho, haciéndola caer en el piso. Fabrizio se acercó para escoltarla hasta su automóvil. Katrina se puso de pie, pero no desistiría de él, ella no sabía ya perder.

Paolo se puso manos a la obra, después de su conversación con Selene tenía que encontrar toda la verdad sobre Aníbal Soria y su interés desmedido por su patito, no podía hacer oídos sordos cuando alguien le daba un consejo. Mientras tanto Paola continuaba en sus lecciones de equitación.

—Listo, ya es hora de que descanse Orión.—le indicaba Javier

—Si, ya es hora. Además quiero ir a visitar a Bruno al hospital.—

—Si me permite me gustaría acompañarla, debo reconocer que ha sido un gran alumno y sería bueno saber que está bien.—agregaba Javier

—Si vamos, le pediré a Franco que nos lleve.—

Paola fue a indicarle al chofer que saldría al hospital en compañía de su instructor, de inmediato preparó la camioneta para ellos. Durante el camino al hospital, se les atravesó una camioneta para impedir que siguieran avanzando. De la camioneta bajaron tres tipos armados, de inmediato Franco cerró la camioneta y activó el botón de pánico.

—Abre de inmediato o volaremos la camioneta.—le decía el encapuchado mientras le mostraba una granada.

—No está escuchando hombre, abra la camioneta vamos a morir los tres aquí.—decía Javier

—La camioneta está blindada señor, pero no sé si resista esa explosión.—

—Acaso quieres averiguararlo.—insistía Javier

—Javier ¿Qué quieren?—preguntaba Paola asustada.

—No te preocupes, tu padre no tardará en llegar.—le decía Javier para calmarla.—Franco abre la camioneta debemos bajar y enfrentarlos.—

—Está bien señor.—

—Paola en cuanto abramos la camioneta vas a bajar y vas a correr lo más rápido que puedas. ¿Entendiste?—

—Si Javier.—

Franco abrió la camioneta bajaron ambos y Paola bajó para salir corriendo, uno de ellos le intentó disparar a la niña pero su cómplice lo detuvo.

—¿Qué haces idiota? Es a la niña la que debemos llevarnos intacta ve por ella.—Javier había creado una distracción, así que sacó su arma y disparó acertadamente a uno de ellos, mientras Franco asesinaba al otro, el que conducía la camioneta de los secuestradores aceleró dejándolos a la deriva.

Franco y Javier corrieron detrás del otro secuestrador que perseguía a Paola, Javier con su excelente puntería le dio al que perseguía a Paola en el pie derribándolo en el suelo.

—Ahora si infeliz, ¿quién te envió?—lo interrogaba Javier después de someterlo.

—No diré nada.—Franco se dio cuenta que su acento era ruso.

—Es ruso.—dijo Franco en ese momento llegó Paolo y Fabrizio

—¿Dónde está Paola?—preguntó Paolo furioso

—Se metió al bosque corriendo para huir.—

—Llévense a este infeliz lo haré hablar, iré mientras por mi hija.—

Paolo corrió hacia el bosque llamando a su hija, después de unos minutos la encontró detrás de una enorme roca sentada, abrazando sus pies y llorando.

—Patito, ya estoy aquí.—se acercó a ella para sacarla del trance.

—Papá, papito.—se abrazó de él, había sido un traumático momento en su vida.

Paolo la abrazada fuertemente, sabía que esto tarde o temprano pasaría, Paolo cargó a su hija todo el camino, después de volver a casa y de dejar a Paola a cargo después Sofía su madre. Cito a Javier en su despacho, le sorprendió el saber que él estaba armado.

—¿Me mandó llamar?—

—Si, adelante pasa. Quiero agradecerle que haya protegido a mi hija, fue muy valiente. Aunque a decir verdad me sorprende que porte con usted un arma. ¿Quién es usted Javier?—

—Le recuerdo que me recomendó Nuria, pero al igual que usted estoy aquí para proteger a la pequeña Paola. Si tiene tiempo le diré toda mi historia.—

—Por supuesto que tengo tiempo, continúa.—

—Le prometí a Argelia que cuidaría a su hija de Aníbal Soria. Ese infeliz y yo tenemos una cuenta pendiente, no sé si Argelia le habló de mi hermano Víctor.—

—No, nunca me habló de él. Pero me gustaría conocer esa historia.—

—Victor y Argelia se enamoraron cuando ella tenía diecisiete años, nosotros no tenemos una fortuna como los Soria. Obviamente Aníbal se opuso, le ofreció mucho dinero a mi padre para que se llevara lejos a mi hermano, mi padre rechazó la oferta pero si le prohibió a mi hermano verla, así que decidieron escapar, yo estaba en total desacuerdo al igual que mi padre. Pero eran jóvenes y daban todo por su amor. Se citaron en la estación del tren Argelia si llego, pero mi hermano nunca apareció. Esa noche fue la última vez que lo vimos con vida, dos días después lo encontraron muerto en un basurero. No había pruebas de quién lo había asesinado, hasta que me puse a investigar. La verdad siempre sale a la luz, años después me encontré a Argelia en el centro comercial y me dijo que estaba embarazada, que su padre quería hacerla abortar, lo que la salvó es que los médicos no iban a perder su cédula por practicar un aborto sin el consentimiento de la madre, así que lucho con todas sus fuerzas para mantener su embarazo a término, aún con el tormento de Aníbal. Durante años reunimos pruebas en contra de el, en cuanto al asesinato de mi hermano no hay pruebas, pero si sobre el asesinato de Santiago Insunza, el abuelo de Argelia. Aníbal Soria fue el asesino, la testigo es Asuncion la tía de Nuria, incluso Argelia robó el arma y consiguió las balas que se encontraron en el cuerpo de Santiago. Además Tayde está encerrada en un hospital psiquiátrico, Leonora y Nuria están luchando para sacarla de ahí.—

—El hombre respetable es un asqueroso asesino, ¿por que Tayde está encerrada?.—

—No lo saben, pero tal vez ella tiene información importante. Todo lo ha hecho por ambición, yo le prometí a Argelia que protegería a tu hija y que te ayudaría a destruir a Aníbal. No te lo había dicho antes porque no era necesario, pero estoy seguro que él planeó todo esto que acaba de suceder para llevarse a Paola.—

—Debiste decirme quién eras, al parecer Argelia era un mundo de secretos. Debemos hablar con Tayde, no entiendo porque Leonora no me ha pedido ayuda. Hablaré con ella de inmediato.—

Paolo tenía un aliado más en contra de Aníbal, necesitaba saber el porqué había asesinado al abuelo de Argelia, sospechaba que solo así entendería porque estaba tan aferrado a llevarse a Paola.