Un CEO Para La Villana

EMMA:

—¿Qué es ese vocabulario Emma? ¡Respeta a tu hermana!

La voz de mi madre se hace presente y yo solo la miro rodando los ojos.

—¿Saben que? Creo que mejor me largo sin mis cosas... Querida hermana, ya que te gusta todo lo que tengo puedes quedarte con mis cosas... Te las regalo.

Le guiño un ojo y ella frunce el ceño con rostro confundido.

Me doy la media vuelta y salgo de la mansión sin mirar atrás y con pasos firmes hasta llegar al vehículo de Alexandro el cual abro y entro con un suspiro.

—Podemos irnos.

—¿Ya? ¿Y tus cosas?

—No voy a llevarme nada... Tendré que comenzar a comprar mis cosas.

Digo y Alexandro asiente mientras el auto se pone en marcha.

—No te preocupes por nada, yo te compraré todo lo que necesites.

Lo miro alzando las cejas.

—Te has tomado muy en serio tu papel ¿Eh?

—Muy enserio, te aseguro que nada te hará falta.

Dice con voz seria y yo dirijo la mirada hacia la ventana del vehículo.

—De eso no tengo dudas.

Murmuro mientras siento cansancio en todo mi cuerpo.

Tiempo más tarde siento como me despiertan y abro los ojos de golpe.

—¿Qué?

Pregunto incorporándome mientras observo que Alexandro me mira con una sonrisa.

—Babeas como un bebé, pobre de mí.

Se burla y yo me limpio los labios donde literalmente encuentro baba... Hay que asco.

Siento mi rostro rojo de la vergüenza y el hombre junto a mí solo se ríe.

—Cariño, bienvenida a nuestro humilde hogar.

Señala hacia la ventanilla y yo observo inmediatamente.

—¿A esto le llamas humilde?

Pregunto y este solo sonríe bajándose del auto y lo rodea para luego abrirme la puerta.

—Puedes retirarte Oliver, estaremos en contacto.

Dice y este se marcha no sin antes despedirse con una sonrisa amigable.

Alexandro toma mi mano y caminamos en dirección a la entrada de su hogar y miro los bellos jardines y la hermosa vegetación.

—Es muy hermosa la entrada, me gusta.

Menciono y este me mira con una sonrisa.

—Me alegro de que te guste, todo este jardín fue idea de mi madre.

—Ella tiene un excelente gusto.

—Asi es.

Susurra Alexandro y antes de que él ingrese la contraseña en la puerta, esta es abierta y una mujer de unos cincuenta años abre la puerta con una sonrisa.

—Joven Moretti, cuánto me alegra que haya vuelto.

Menciona con evidente carisma y Alexandro asiente.

—Tambien me alegra volver a verte Martha, te presento a Emma Miller, Emma, ella es Martha Hamilton nuestra ama de llaves.

—Un placer conocerla señora Hamilton.

Digo con entusiasmo mientras tiendo mi mano y ella lo estrecha con una sonrisa.

—El placer es todo mío, y por favor llámeme Martha.

—De acuerdo Martha, usted puede llamarme Emma.

—Está bien, Emma.

Dice ella y Alexandro nos interrumpe.

—Tendrán tiempo para conocerse más tarde, Martha, necesito una habitación bien condicionada para Emma... Y por favor, que sea la más cercana a la mía.

—De acuerdo joven Moretti.

Dice mientras se retira de inmediato.

—Me gusta su carisma.

—A mí también, ella es un amor de persona ¿Deseas comer algo?

Su pregunta hace que mi estómago gruña y no me queda de otra que asentir.

Alexandro camina con dirección a la cocina y yo lo sigo mientras observo los alrededores de la casa que la verdad, todo está muy hermoso.

—Toma asiento, yo me encargaré de la cocina.

Alzo las cejas y lo miro con sorpresa.

—¿Sabes cocinar?

—Sí, sé cocinar el mejor espagueti del mundo ¿Te animas a probar?

Asiento con entusiasmo.

—Sí, me encantarían unos espaguetis... échale mucho queso por favor.

—Como ordene mi señora.

Dice para luego comenzar a mover y buscar los utensilios de la cocina.

(...)

Tiempo después tengo frente a mí un rico plato de espaguetis con suficiente queso que hace que la boca se me haga agua.

—Esto se mira delicioso.

—Lo está cariño.

Habla el hombre frente a mí mientras deja un vaso de zumo de naranja.

No espero más y pruebo la rica pasta que está, cien por ciento deliciosa.

—Mmm, esto está rico.

—¿Te gusta?

Pregunta.

—No, me encanta.

Es lo único que digo para luego continuar devorando la rica y deliciosa pasta.

EN LA MANSIÓN DE LOS MILLER:

David llega a la mansión de los Miller y lo primero que hace es preguntar por Stacy.

—La señorita la espera en su habitación.

Dice una de las chicas de servicio y este asiente subiendo las escaleras.

Toca la puerta y escucha el pase.

—¿Qué pasa? ¿Por qué me llamas con tanta prisa?

Pregunta y la chica lo mira con una sonrisa.

—Mi hermana está aquí.

Dice ella sin dejar de mirarlo y este entrecierra los ojos.

—¿Dónde? ¿Está en esta casa?

—Por supuesto que no está aquí, la muy inútil se ha largado de esta casa.

—¿De qué hablas? ¿Cómo que se ha ido de la casa?

Pregunta David incrédulo.

—Lo que escuchaste, ahora quiero que investigues dónde rayos se fue... Y otra cosa, quiero que me des toda la información necesaria sobre tu primo.

David la mira extrañado.

—¿Por qué quieres información de mi primo?

—No es de tu incumbencia, solo cumple con lo que te pido.

—No soy tu maldito perro.

Dice enojado el chico y ella lo mira como si no valiera nada.

—Haz lo que te digo, te ayudaré a recuperar a Emma, al parecer se ha puesto un poco rebelde.

—Si lo dices así no está tan mal... Te mando la información más tarde, nos vemos.

—Adiós.

Susurra Stacy, pero David se devuelve y besa sus labios con pasión y fuego.

—Lo nuestro no se ha terminado.

Le susurra para luego marcharse.

—Amo tenerlos a mis pies... Muy pronto te tendré conmigo Alexandro Moretti jajaja.