La Villana Se Va Con El Duque Del Norte

Adentro de una habitación acogedora con un ambiente rústico pero cómodo, en la cama se encontraba dos personas dándose placer mutuamente.

Lourdes no despegaba sus labios con lo de él, ese sentimiento tan complaciente hacia que su cuerpo se estremeciera más. Esos besos que desprendían pasión en cada choque, la mano del albino se encargaba de quitarle la ligera bata de una manera rústica, destrozándola por sus instinto tan desesperantes, para así tocar su suave piel.

— ~Ah!...— ese pequeño gemido pero continuó fue provocado por él, pues sus dedos se encontraba en la parte sensible de ella.

Sebastián le besa el cuello mientras la seguía tocando, Lourdes se aferraba a su ancha espalda, ese pequeño roce con su bulto le daba la seguridad de que este hombre está bien dotado en esos sentidos. Sintiéndose listo, toma el rostro de ella, le pregunta con delicadeza.

— ¿Estas lista?— ella asiente con seguridad.

Lourdes saca un jadeo grande, pero es callado por un apasionate beso de Sebastián. Mientras que le tomaba la cadera a la doncella, este con un movimiento suave y lento provocaba el gemir de ella. No obstante, el albino poco a poco subía la velocidad junto con ello su éxtasis mostraba una parte de su naturaleza. Sus colmillos salen, y sus ojos ligeramente comienza a brillar. En ese mismo instante, él se acerca al cuello de Lourdes, respira ese aroma que tanto le gusta y ligeramente la muerde, trataba de no herirla, se controlaba lo que más podía para no lastimarla. Pero luego siente las cálidas palabras de ella.

— está bien...— sus palabras se cortaban por los gemidos— Te dije que te aceptaría con todo y tú lobo interior...

— pero Lourdes...— gruñía él, con retención.

— confío en ti...— ella toma la iniciativa y lo besa mientras que seguían en el acto.

En ese beso, él la abrazaba, mientras que los vaivén de su agitados movimientos de cadera que dejaban sin aliento a ambos. En esa unión constante, un pequeño símbolo redondo aparece en el cuello de Lourdes, de un color escarlata como los ojos de Sebastián.

_________________ al día siguiente.

Lourdes despierta con lentitud, su cuerpo le dolía y aún no se había levantado de la cama. Veía por la ventana como los rayos tenues atravesaban el cristal.

— ¿Que hora es...?— al mirar a su lado, Sebastián no se encontraba ahí. Ella toma la sábana y la usa para taparse.

Sale por la puerta principal de la cabaña y a una distancia considerable, veía un lobo blanco acercase al lugar. Un lobo más grande de lo común, su pelaje tan único como especial, de un color platinado que combinaba perfectamente con el clima del invierno, sus ojos completamente carmesí que lo hacía ver temerario y peligrosos, pero no para ella.

Lourdes sabía que ese lobo era suyo como ella lo era de él. Ambos se acerca un poco más en el sendero, aún con la sábana puesta. En un abrir y cerrar de ojos, al frente de ella se encontraba la forma humana de Sebastián, cabe mencionar que el albino no llevaba nada de ropa ya que debido a su transformación a lobo siempre la rompe.

Él, al tenerla más cerca la abraza tomándola de la cintura y de ambas piernas la alza un poco del suelo. Antes que nada la saluda dándole un beso corto pero sustancioso.

— buenos días... Lamentó no haber despertado contigo.

Ella niega con la cabeza junto con una pequeña sonrisa.

— no te preocupes. Me dió gusto verte en tu forma de lobo... Eres hermoso.

Con su radiante sonrisa, este le aclara ese punto.

— pensé que te gustaban más los animales tiernos... Pero eso ya no importa, has comprado cual es mejor. Iremos a darnos un baño, duramos toda la noche así que tú cuerpo debe estar sudado... Aunque...— lame su cuello causando un escalofrío gustoso a Lourdes—... Me gusta más así...— sus ojos mostraban una intensa lujuria.

Ella solo sonríe, pues le gusta mucho al albino.

Sebastián no le importaba carga a cada rato a Lourdes, si era posible, jamás se despegaría de ella debido a sus sentimientos tan apagado a su destinada.

En la bañera, Sebastián tenía a costada a la doncella en su pecho, ya se habían quitado el sudor y solo se relajaban en el momento. Pero Lourdes no pudo evitar sacar una pregunta.

— Sebastián... ¿A que te referías que eras el último de tu especie?

Él solo se acomoda, tomando los mechones de cabellos mojado de Lourdes y juega mientras le cuenta.

— si, soy el único pero aquí, en el norte... Mi padre me contó una vez que era alguien especial, un hombre lobo, pero se alejó de su familia para estar con mi madre... Él era de un país lejano pero al conocer a mi madre se enamoró en seguida y la siguió hasta aquí, al norte, dejando todo lo que conocía por esa persona. Desde que tengo memoria, sabía que era diferente y él me lo explicó todo sobre los licántropos para que yo en un futuro supiera quién era en realidad...— con un suspiro agotador, termina de explicar—... Pero al morir mi madre, él no podía vivir sin ella, y se deprimió de tal forma que murió a los meses después, ya que ambos estaban destinados... No pueden vivir él uno sin él otro. Así pasa siempre en las parejas de mi raza.

— ¿Eso... Nos pasará a nosotros?... Si yo murie-...

— no lo digas, no podría soportar el hecho de tan siquiera imaginarlo...— los dedos del albino se desliza al cuello, donde aparece el símbolo de la unión perfecta—... Esto comprueba de que tú y yo estaremos unidos hasta la muerte. El único que lo puede ver soy yo, nadie más...

— ¿Alguien más sabe que eres diferente?

— solo tres personas a la que tengo más confianza... Félix, Mauricio y tú. Sé que el duque no le dirá nada a su esposa... Pero yo me encargaré de entablar una relación con ella...

— puede confiar en la señora Maya. Desde que tuvo ese cambio radical, ha sido una gran persona...— dijo ella, con entusiasmo.

— está bien, si así lo dice mi compañera, veré qué puedo hacer...— levantadose de la tina, le dice—... En el armario hay ropa de tu talla, me encargué de eso ayer... Desayunaremos e iremos a la mansión Evegreen— Lourdes asiente y es ayudada a salir de ahí.

______________ un par de horas después.

En la mansión Evegreen. El clima del lugar extrañamente se volvía más fresco y cálido, como si la primavera estuviera llegando, pero no, aquí en el norte, el frio del invierno era todo el año y a cualquier hora. Esto le parecía muy extraño al duque, ya que veía su jardín con flores nuevas, en otras palabras estaban floreciendo. Las nubes despejarse poco a poco. Era todo extraño.

Maya puede creer que esto tenga algo que ver con su práctica en la magia, aunque no salió indicio de poderes, dijo los encantamiento correctamente.

— Félix... es posible que...— miraba Maya, con gran asombro.

— Éste cambio... Creo que se debe a que estés despertando tus poderes. Al parecer, todo indica que seas una portadora de la magia de luz...

Llega Mauricio para anunciar la llegada de ciertas personas.

— duques. Ha llegado el joven Sebastián con la doncella Lourdes. Ambos lo esperan en la sala de estar. Quieren hablar con usted, en especial con la señora.

— entiendo... Maya, luego hablaremos de esto, vayamos a recibir a los invitados.

La dama piensa que al fin conocerá a esa pareja de su doncella y el aliado de la familia Evegreen. Además, Mauricio mira el cambio climático y sacar sus propias conclusiones.

“posiblemente... La señora Maya sea la siguiente santa. Los poderes de luz solo representa la divinidad y como ella es de otro mundo, sea la elegida de Dios"

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