Mayday Y Sus Magníficas Vacaciones En Amphy City

Cuando volteé hacia Elizabeth pude ver en sus manos la verdadera tarjeta del tarot, antes de ir a enfrentar a la bruja, calmé a Jade cantando una canción de cuna.

—Estrellita, duerme ya, estrellita duerme un poco —canté mientras mecía a Jade para que se durmiera en mis brazos y en su cangurera—.

Tras calmar a Jade, caminé hacia Elizabeth con el pedazo de concreto en mis manos, lista para enfrentarme a ella. Ella se levantó de un salto con su característica sonrisa que siempre tenía. Hambrienta se lanzó hacia mí para tratar de darme un mordisco pero no contó con que corriera hacia ella para golpearla, tirándole la tarjeta de sus manos.

Seguí defendiéndome de ella hasta que Elizabeth destruyó el pedazo de concreto con un fuerte golpe con sus patas de araña. Volví a caer al suelo abrazando a mi hermano.

—¡¡Ya no podrás escapar!! —gritó mientras se lanzaba hacia mí—.

Asustada esquivé su mordisco y me levanté del suelo para huir de ella mientras abrazaba a mi hermano con fuerza. Elizabeth enfurecida me persiguió mientras trataba de matarme con sus afiladas patas de araña. Por suerte pude esquivar sus patas y logré salir de la habitación por la puerta roja. Jadeando me alejé de la puerta, mi corazón latía con fuerza, mi cuerpo ardía como nunca antes, mi herida se había vuelto a abrir con ese último enfrentamiento.

Rin de pronto apareció para subirse a mi hombro con algo en su boca antes de que pudiera ver lo que era. Vi cómo la puerta esta vez no detuvo a Elizabeth y destrozó la puerta roja con sus patas de araña para salir con su sonrisa burlona.

—Jaja, está vez ¡No te dejaré irte!

Elizabeth volvió a intentar comerme, pero se detuvo al instante de ver lo que tenía Rin en su boca. Pues gracias a él había conseguido todas las tarjetas y había conseguido salvar a toda mi familia.

—No… No… —se quejó frustrada—.

Elizabeth frustrada, desesperada y hambrienta, saltó nuevamente hacia mí para tratar de matarme. A diferencia de antes me quedé paralizada frente a ella, ya no tenía fuerzas para seguir peleando, estaba más cansada de lo que había estado nunca. Ni siquiera podía mover mis músculos, debido al agotamiento y la pérdida de sangre. El agotamiento era tanto que mis piernas temblaban y mi boca sabía a metal.

—¡¡No te dejaré irte!! —gritó lanzándose hacia mí—.

Sin embargo, las reglas del juego no podían romperse, ni siquiera ella podía romperlas, fue una alegría ver cómo unas cadenas salían del interior de la habitación de la puerta roja, para arrastrarla fuera de la casa, tal y como habíamos pactado.

—¡¡No!! ¡¡No!! ¡¡No puedo perder!! —se quejó transformándose en cada uno de los monstruos que había usado—. ¡¡No!!

Desesperada arañó las paredes tratando de quedarse dentro de la casa. Sus gritos se volvieron más y más desesperados hasta que simplemente fue arrastrada al interior de la habitación.

—¡¡No puedo perder!! ¡¡Mayday!!

La puerta roja que Elizabeth había destruido antes se reconstruyó como si tuviera vida propia y se cerró, condenando a Elizabeth a cumplir su palabra de no poner un pie en la casa de mi abuelita y de alejarse de mi familia.

—Lo… Lo hice… —susurré sintiendo mi cuerpo más liviano—

Jadeando caí de rodillas al suelo, solo podía escuchar mi respiración que poco a poco se volvía más tranquila. Rin se recostó en mi regazo para intentar ayudarme a recuperar el aliento.

Mi cuerpo se sintió tan liviano que me caí hacia atrás, recostándome en la dura madera de la casa. Los pasillos de la casa de mi abuelita volvieron a la normalidad y todo ese ambiente extraño se desvaneció, regresando a ser un hogar tranquilo, como el que era cuando llegué con mis papis.

Mis ojos no tardaron en cerrar debido a lo pesados que se volvieron. Inevitablemente me quedé dormida en el pasillo para celebrar mi victoria descansando en el suelo.

Al día siguiente, tras descansar por el resto de la noche, desperté en la habitación junto a Jade. Mi brazo estaba vendado con demasiada precisión, y a mi lado, aparte de Jade, estaba mi bisabuelo, quien ya no tenía el gorro de lana para protegerse del control de Elizabeth.

—No te muevas mucho, tus heridas son recientes y no han sanado en su totalidad

—¿Qué? ¿A-Abuelito? —susurré confundida mientras me levantaba desorientada—.

—Fuiste muy valiente, Stanley

—E-Es Mayday

—Jajaja, sí entiendo, Mayday, no sabes cuánto te agradezco lo que hiciste por todos nosotros

—M-Mi abuelita y los demás, ellos… ellos…

—Tranquila, están bien aunque ellos no lo recuerden, tu familia siempre va a estar en deuda por lo que hiciste anoche

—Abuelito, ¿ella… ella va a regresar?

—Reglas son reglas, Mayday pero sí, es lo más probable, después de todo, solo le prohibiste poner un pie en esta casa, así que ella sigue ahí afuera buscando nuevas víctimas

Escuchar que esa bruja sigue ahí afuera atacando a las personas hizo que mi estómago se revolviera, me dieron náuseas tan solo pensar que había una posibilidad de volver a encontrarme con ella. Mi corazón se aceleró al instante aunque rápidamente se tranquilizó al recordar que mientras estuviera en la casa, ella no podría dañarme.

—No puedo imaginarme los horrores que enfrentaste para salvarnos, ni el miedo que sentiste —mi bisabuelo sacó unos cuantos dólares de su bolsillo—. No es mucho pero es todo lo que puedo darte por lo que hiciste

—G-gracias —respondí con una pequeña sonrisa—

—No hay de qué, Mayday, ahora ve con tu abuelita para que te compre unos dulces con ese dinero

Volteé a ver a mi hermano, quien dormía plácidamente a mi lado. En su pequeño rostro pude notar pequeños raspones resultado de la dura noche que habíamos pasado.

—No, creo que me quedaré un rato más con Jade

—Jaja, de acuerdo, solo no duermas demasiado o puede dolerte la cabeza

Volví a recostarme y volví a abrazar a mi hermano para protegerlo mientras dormía, no quería que alguien le hiciera daño, sé que no tenía una hermana mayor, ni que tampoco podía tenerla, pero… Jade sí tenía una, y debía darle la hermana mayor que se merecía y que yo tanto deseaba.