Mi Esposo No Es Para Mí

Risa se encerró en el baño. Lloraba mientras se cubría la boca con fuerza para que su llanto no se oyera y fuera escuchado por la gente de afuera.

No se imaginaba que se encontraría con Arga hoy. Un momento que Risa había estado evitando, aunque lo extrañaba tanto.

Tenía ganas de abrazar a ese hombre, desahogar la añoranza que había guardado durante tanto tiempo. Sentir por más tiempo la calidez de sus grandes manos. Pero Risa era consciente de que ahora Arga no le pertenecía. No tenía derecho a esperar ni siquiera un simple agarre de sus manos.

Risa se golpeó el pecho, que se sentía tan apretado. Sostener el deseo era demasiado doloroso, pero encontrarse y no poder tenerse el uno al otro resultaba aún más doloroso.

Si pudiera, Risa preferiría no volver a encontrarse que estar atrapada en una situación como esta. Especialmente ahora que Arga ya conocía la existencia de Ara. Aunque Risa lo prohibiera, Arga seguramente encontraría la manera de conocer a Ara.

Si tan solo Arga no tuviera familia, Risa no tendría problemas si él quisiera acercarse a Ara. Pero su situación era diferente ahora; Arga tenía esposa e hijos. Risa no quería que su relación con Ara provocara celos en los hijos de Arga y Fatma. Tampoco quería que Ara se entristeciera al saber que su papá pertenecía a otra persona.

Risa decidió quedarse en el baño hasta que su sentir mejorara. No podía volver a la habitación de Ara en ese estado destrozado.

Mientras tanto, Arga llegó primero a la sala de Ara. Allí todavía estaba Fatir, que acompañaba a Ara.

“¿Está bien, tío?” Los ojos de Ara brillaron al ver a Arga entrar a su habitación.

“¡Hola, bonita!” Arga se acercó a Ara ignorando la mirada intimidante de Fatir.

“¿Tío, por qué estás aquí?”

Arga miró a la Molla que estaba en el regazo de Ara. Su corazón dolía al ver ese muñeco desgastado. Ara lo había abrazado para liberar el anhelo que tenía hacia él, su papá, a quien nunca había visto.

“Porque el tío quiso venir a ver a Ara.”

Arga acarició suavemente la cabeza de Ara. Era estúpido no haberse dado cuenta antes de que la niña llevada en la camilla era Ara, y que Risa intentaba ocultar a Ara de él. Arga solo se dio cuenta al recordar que la ropa que llevaba Risa era la misma que la mujer de la sala de urgencias.

“¡Ara ya está bien, tío! ¡Ara ya se siente mejor!”

Arga contempló la sonrisa en los labios de Ara. Era cierto lo que decía Fatir, Ara se parecía muchísimo a Andita, su hermana que había muerto por la misma enfermedad que sufría Ara. Andita se parecía mucho a Arga; así que se podría decir que Andita era Arga en versión femenina.

Ver a Ara sonreír mientras el cáncer la consumía hacía que los ojos de Arga se humedecieran. ¿Cómo era posible que su hija, cuya existencia apenas había descubierto, estuviera lidiando con un destino tan cruel?

El temor de Arga era sin duda mucho mayor que el de Risa en ese momento, porque él había enfrentado a Andita, quien había perdido la batalla contra el destino.

Quería ayudar a Ara lo más rápido posible. Hacer lo mejor para su hija. Después de que Ara se recuperara, compensaría todo lo que había hecho. Arga haría a su hija feliz.

“¡Ara es una niña increíble! ¡Mamá debe estar muy orgullosa de tener una hija tan inteligente y maravillosa como Ara!” La voz de Arga ya sonaba ronca por contener las lágrimas. Quería abrazar a su hija, pero no sabía por qué no podía. Se sentía indigno. Además, no quería sorprender a Ara abrazándola de repente.

En ese momento, Fatir aún no entendía lo que estaba sucediendo. Así que se quedó en silencio, observando a Arga, que parecía tan cercano a Ara.

Después de un rato, Ara volvió a quedarse dormida. Ahora Arga y Fatir continuaban en silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos.

“¡Hmm!” Fatir rompió el ensueño de Arga.

“Entonces, ¿cuál es la explicación de todo esto? ¿Qué quieres decir con que Ara es tu hija?”

Arga miró a Fatir, que ahora le miraba con los brazos cruzados.

“En realidad, estuve casado con Risa durante dos años.”

“¿¡Qué!?” El corazón de Fatir casi se le cayó al estómago.

"Me casé con Risa por un asunto de honor. Su padre murió atropellado al tratar de salvarme. Antes de fallecer, él me pidió que me casara con Risa porque ella no tenía a nadie más. Pero por alguna razón, decidí divorciarme de Risa. En ese momento, no sabía que Risa estaba embarazada."

Fatir se apoyó en la pared, shockeado por la historia que le contaba Arga.

"Si Ara tiene ahora cinco años, eso significa que te casaste con Fatma poco después de su divorcio, ¿verdad?"

"¡Un mes!"

"¡Idiota!" Exclamó Fatir a su amigo.

"¡Soy un idiota!"

"¡Deberías haber averiguado cómo estaba Risa! Mientras estabas casado, mantuviste relaciones con ella, deberías haber pensado que Risa podría estar embarazada. ¡Qué tonto eres!"

"Eso es culpa mía. Pensé que, después de casarme con Fatma, no quería saber sobre mi pasado para no herirla, aunque me casé porque mi madre me presionó. Pero reconozco que me equivoqué en esto." Arga bajó la mirada, ocultando las lágrimas de Fatir.

"No entiendo, realmente no te entiendo." Fatir parecía frustrado al escuchar la historia de Arga.

Drrtt...drrtt...

Arga vio el nombre de su madre en el mensaje que acababa de recibir.

"Te encargaré de Ara hasta que Risa regrese. ¡Mamá está en la habitación de Keysha ahora!"

"¿A dónde fue? ¿Qué le hiciste?"

"Risa debe estar calmándose, volverá pronto. ¡Yo me voy!"

🌷🌷🌷🌷

"¿De dónde has estado, Arga! ¡Tu hijo te ha estado buscando desde hace rato!" Lusi reprendió a su hijo cuando este entró en la habitación de Keysha.

"Acabo de ver a mi otro hijo, mamá." La respuesta de Arga sorprendió a Lusi y Fatma.

"¿Qué quieres decir con eso, Arga?" Lusi lo miró con dureza.

"Tengo un hijo con Risa, mamá. ¡Risa lo ha estado ocultando de mí todo este tiempo!"

"¡¿QUÉ?!" Lusi y Fatma se quedaron boquiabiertas.

"¡No estás bromeando, Arga!" Le dijo Lusi, enfadada.

"No estoy bromeando, mamá. Acabo de enterarme de que tengo un hijo y ahora está enfermo. Tiene leucemia como Andita."

Lusi parecía sorprendida, pero rápidamente pudo cambiar la expresión de su rostro.

"¡No seas tonto, Arga! ¡Eso es solo una trampa para volver contigo!" Acusó Lusi.

"¿Estás bromeando, verdad?"

Arga miró a Fatma, que ya tenía lágrimas en los ojos.

"Desafortunadamente, es cierto. Risa supo que estaba embarazada después de que nos separamos oficialmente." Arga se sintió culpable con Fatma.

"Pero, ¿por qué ahora? ¿Por qué no vino antes?"

"Sí, Arga, podría no ser tu hijo." Añadió Lusi, quien nunca había querido a Risa.

"Porque no quería perturbar nuestra relación con la noticia de su embarazo, Fatma." Afirmó Arga, haciendo que Fatma se quedara en silencio.

"Pero, si hubieras sabido antes que Risa estaba embarazada de tu hijo, ¿habrías cancelado nuestro matrimonio, querido?" Fatma miró a Arga con una expresión herida.

Arga simplemente guardó silencio, mirando a Fatma con una expresión que era muy difícil de interpretar.