Una Esposa Para El Príncipe Maldito

Al dia siguiente, los carruajes partieron temprano rumbo al siguiente pueblo. el camino se extendia entre colinas verdes y casas de piedra que parecian saludar a su paso. Nora viajaba en silencio, mirando por la ventana, fingiendo indiferencia mientras el principe lucia extrañamente tranquilo, lo que solo aumentaba su sospecha de que planeaba algo.

cuando llegaron al nuevo condado, fueron recibidos con honores. el conde anfitrión los esperaba junto a una joven de cabellos dorados y sonrisa demasiado dulce para ser inocente.

—su alteza, permitidme presentaros a mi hija, lady iris —dijo el conde con orgullo.

la muchacha hizo una reverencia perfecta y levantó la vista con un brillo coqueto en los ojos.

—es un honor conocer al famoso principe de Deira —dijo con una voz melodiosa—. he escuchado tantas historias sobre vuestra valentia y... encanto.

Jahir inclinó la cabeza con una sonrisa cortés.

Principe: es un placer, lady Iris

Nora permaneció a su lado, con la espalda recta y una expresión serena, aunque su ceja tembló apenas cuando la joven se acercó demasiado al principe.

Iris: oh, ¿le gusta montar a caballo, su alteza? tenemos establos magnificos, podria mostrarle el sendero hacia las colinas.

Principe: eso suena... interesante..

lanzando una mirada de soslayo a Nora, solo para disfrutar de la chispa de molestia en sus ojos.

Nora: me parece excelente.. seria una oportunidad maravillosa para que el principe practique su amabilidad... y su paciencia.

iris soltó una risita.

Iris: entonces, ¿vendra también, lady Nora?

Nora: por supuesto.. no permitiria que su alteza se extraviara en un sendero desconocido.

Jahir apenas logró contener la risa.

Principe (susurro): tranquila, prometida mia.. ¿temes que me pierda... o que me encuentren demasiado encantador?

Nora (susurro): temo que el aire del campo te haga olvidar quién eres.. aunque, si lady iris te da una patada con el caballo, quiza te recuerde rapido.

él sonrió, satisfecho.

Principe (susurro): esa es mi Nora. no sabes cómo disfruto verte celosa.

Nora: y tú no sabes lo rapido que se me pasa..

alejandose con elegancia antes de que él respondiera.

el conde los invitó al almuerzo, y mientras todos celebraban, el principe no dejaba de observar a Nora.. la manera en que fingia estar tranquila, el brillo rebelde en sus ojos cada vez que Iris hablaba.

era una escena perfecta.. la prometida fingiendo calma, la muchacha coqueta intentando agradar... y el principe disfrutando cada segundo del caos que él mismo provocaba.

Minutos despues Nora se fue a su habitación y se lanzó de espaldas sobre la cama, hundiendo el rostro en la almohada con un gruñido.

[¡qué ridiculo!]

—murmuró golpeando el colchón con el puño—.

[no estoy celosa… solo irritada. muy irritada.]

el eco de sus propias palabras la hizo bufar. no engañaba a nadie, ni siquiera a si misma..

tras unos minutos se sentó, tomó aire y se dijo con determinación..

[no pienso ir a cabalgar con esa muñeca rubia.. entrenar me servira mas que ver al principe sonreirle como idiota.]

se colocó su ropa de practica, recogió el cabello y bajó las escaleras con paso firme. en el vestibulo se encontró con lady iris, que lucia radiante con su vestido de montar.

Iris: ¿no vais a venir, lady Nora?

Nora: no, querida.. decidi que prefiero entrenar un poco. podrias acompañar al principe, te lo encargo.

Iris: ¿me… lo encarga?

Nora: si. procura que no se caiga del caballo..

Iris: se lo devuelvo entonces.. quizas..

Nora caminó hacia el patio de entrenamiento, encendió los cristales de practica y comenzó a concentrar su magia.. el aire vibró a su alrededor mientras los ejercicios la hacian olvidar poco a poco al principe… o eso intentaba..

sin embargo, apenas unos minutos después, el sonido de pasos apresurados interrumpió su concentración. levantó la vista y se quedó helada al ver al principe Jahir entrar al salón… furioso.. su capa estaba manchada de barro, el cabello despeinado, y detras de él lady Iris lloraba desconsoladamente, sujetando el borde de su falda como si acabara de sobrevivir a una tragedia.

Iris: ¡su alteza, yo solo queria ayuda!

Principe: ¡ayudar! ¡casi incendias el bosque con esa linterna magica que no sabias usar!

Nora lo miró incrédula, conteniendo la risa.

Nora: ¿qué… qué ha pasado?

Principe: tu “encargada” insistió en mostrarme su talento con la magia de fuego y casi quema el establo.

Nora arqueó una ceja, cruzando los brazos.

Nora: oh, entiendo.. te dejé encargado y volviste chamuscado. buen trabajo, alteza.

Jahir la fulminó con la mirada.

Principe: esto es tu culpa.

Nora: ¿mia? yo solo dije que la muchacha te cuidara. no imaginé que necesitarias protección contra una antorcha con piernas.

Iris rompió en llanto y corrió fuera del salón. Nora tuvo que morderse el labio para no reir. el principe, en cambio, dio un paso hacia ella, con el ceño fruncido y los ojos encendidos.

Principe: ¿te parece gracioso?

Nora levantó la vista con una sonrisa pequeña, desafiante.

Nora: un poco.. sobre todo porque ahora hueles a humo, alteza.

él cerró los ojos un instante, respiró hondo y dijo entre dientes..

Principe: a veces pienso que el fuego no esta afuera, sino frente a mi.

ella alzó una ceja, divertida.

Nora: entonces deberias aprender a no jugar con él.

mientras el principe se fue a cambiar de ropa.. aún maldiciendo la linterna, el barro y a la pobre Iris.. Nora aprovechó para entrenar con los soldados del conde. el patio estaba lleno de espectadores.. guardias, sirvientes y hasta algunos nobles curiosos.

Nora, con el cabello recogido, lanzó un hechizo que derribó a tres soldados de un solo movimiento. los hombres se levantaron entre risas, pidiéndole otra demostración. ella sonrió con modestia fingida, aunque por dentro disfrutaba ver cómo la miraban con admiración.

—¡vaya! —dijo uno de los soldados—. la prometida del principe tiene mas fuerza que cualquiera de nosotros.

—y mejor punteria —añadió otro, mirando el campo de practica cubierto de marcas de magia.

Nora rio divertida.

Nora: no exageren. solo practico para no oxidarme.

el ambiente era animado, los hombres se peleaban por ser su pareja de entrenamiento y ella disfrutaba de esa atención ligera, sin malicia. o al menos hasta que una sombra se proyectó a su lado..

el principe Jahir habia vuelto.

llevaba ropa limpia, el cabello húmedo y una expresión tan seria que hizo que todos los soldados enderezaran la espalda.

—buenos dias, alteza —saludó uno con voz temblorosa.

Jahir no respondió. su mirada se clavó directamente en Nora, que bajó lentamente la varita con una ceja alzada.

Nora: … ya terminaste de cambiarte..

su tono era tranquilo, casi burlón..

Nora: te ves… menos carbonizado.

Principe: tú muy entretenida.. veo que has encontrado nuevos admiradores.

los hombres intercambiaron miradas incómodas, y Nora se cruzó de brazos.

Nora: solo entrenaba, no sabia que estaba prohibido.

Jahir dio un paso al frente.

Principe: no esta prohibido.. pero… quizas deberia recordarte algo..

antes de que ella pudiera responder, la tomó por la cintura y la besó..

no fue un beso fugaz ni protocolar. fue intenso, decidido, lleno de provocación. los soldados soltaron exclamaciones ahogadas, algunos disimuladamente miraron al suelo.

Nora quedó inmóvil unos segundos, con los ojos abiertos y el corazón golpeandole el pecho. cuando por fin logró separarse, lo miró furiosa, las mejillas encendidas.

Nora: ¿qué… qué fue eso?

el principe sonrió, satisfecho.

Principe: solo saludaba a mi prometida.. ¿acaso no debo hacerlo delante de sus admiradores?

los soldados dieron un paso atras, fingiendo repentinamente interés en cualquier otra cosa.

Ella lo fulminó con la mirada.

Nora: eres un… un…

Principe: si, lo sé.. pero ahora todos saben que perteneces a mi.

Ella apretó los puños, temblando de rabia.

Nora: oh, tranquilo, alteza.. te devolveré el favor… cuando menos lo esperes.

él inclinó la cabeza, divertido.

Principe: dudo de eso.