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Cásate Con Mi Marido

Cásate Con Mi Marido

Status: En proceso
Genre:Romance entre patrón y sirvienta / Casada con el millonario / Amor prohibido / CEO
Popularitas:5.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Luna Ro

Rosella Cárdenas es una joven que solo tiene un sueño en la vida, salir de la miserable pobreza en que vive.
Su plan es ir a la universidad y convertirse en alguien.
Pero, sus sueños se ven frustrados debido a su mala fama en el pueblo.
Cuando su padrastro se quiere aprovechar de ella, termina siendo expulsada de casa por su propia madre.
Lo que la lleva a terminar en la hacienda Sanroman y conocer a la señora Julieta, quien en secreto de su marido está muriendo en la última etapa de cáncer.
Julieta no quiere que su familia sufra con su enfermedad. En su desesperación por protegerlos, idea un plan tan insólito como desesperado: busca a una mujer que ocupe su lugar cuando ella ya no esté.
Y en Rosella encuentra lo que cree ser la respuesta. La contrata como niñera, pero en el fondo, esconde su verdadera intención: convertirla en la futura esposa de su marido, Gabriel Sanroman, cuando llegue su final.
¿Podrá Rosella aceptar casarse con el hombre de Julieta?

NovelToon tiene autorización de Luna Ro para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo: Las malas intenciones

Por la noche, en cuanto el señor Sanromán llegó a la hacienda, Claudia, la institutriz, fue directamente a su despacho. Nadie supo qué le dijo, pero cerró la puerta detrás de ella y no volvió a salir por un largo rato.

Rosella, que lo había visto todo desde el pasillo, sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo. La tensión del día aún no se disolvía, y un mal presentimiento comenzó a crecerle en el pecho.

Sabía que esa mujer no se quedaría tranquila. No después de haber sido enfrentada.

Recordó con claridad la escena de la tarde, cada palabra dicha con veneno:

“—No te entrometas —le había dicho Claudia, con esa sonrisa arrogante que tanto la irritaba—. Tengo años trabajando con los Sanromán. Tú no eres nadie.”

Rosella la había mirado con rabia, con esa rabia silenciosa que se siente en los huesos, esa que nace cuando la injusticia es tan evidente que duele.

Planeaba hablarlo con la señora Julieta, pero le dijeron que estaba dormida. La oportunidad se le había escapado.

Y entonces, los golpes en la puerta.

Alguien del servicio le anunció que el señor Sanromán la llamaba al despacho.

El corazón le dio un vuelco.

¿Ya lo sabía? ¿Claudia había hablado antes que ella?

Tragó saliva y respiró hondo, pero el miedo seguía ahí, palpitando en su garganta.

Cuando entró, el aire parecía más denso. Gabriel Sanromán estaba de pie, junto a la ventana, con el ceño fruncido.

Claudia, sentada en un sillón frente a él, fingía tener los ojos enrojecidos, como si acabara de llorar.

—Señorita Rosella —dijo Gabriel con voz grave—, la señorita Claudia me ha contado que tuvieron un altercado.

Rosella dio un paso adelante.

—Sí, señor Sanromán, yo… —intentó explicarse.

Pero él la interrumpió con un gesto impaciente.

—No voy a prescindir del trabajo de Claudia. Ha estado aquí muchos años, y confío plenamente en ella. Tampoco voy a permitir que inventes falsos testimonios sobre su conducta. Ya me dijo lo que piensas decir: que habla mal de la madre de mis hijas.

Rosella sintió la sangre abandonar su rostro. Claudia bajó la mirada con falsa humildad, fingiendo ser la víctima perfecta.

—Claudia, déjanos a solas —ordenó él finalmente.

La mujer obedeció, pero antes de irse, le lanzó a Rosella una mirada cargada de satisfacción.

En cuanto la puerta se cerró, el despacho se llenó de un silencio tenso.

—Señor Sanromán —dijo Rosella, esforzándose por mantener la voz firme—, las cosas no son así. Ella…

—Las cosas —la interrumpió él, con frialdad— son como yo diga, Rosella.

Sus palabras la atravesaron.

—He sido generoso contigo. No cruces tus límites. Esto es simple: eres la niñera de mis hijas. No vayas más allá. No te metas con Claudia, ni intentes manipular a las niñas. Agradece la oportunidad que tienes, y no la arruines.

Rosella lo miró, dolida, intentando no quebrarse.

Sintió un vacío enorme dentro del pecho, como si algo se hubiera roto en su interior.

Asintió despacio.

—Lo entiendo, señor. Ya eligió a quién creer. No me meteré más, me limitaré a mis tareas.

Gabriel apartó la mirada.

Por un instante, algo parecido a la culpa cruzó por su rostro, pero lo ocultó de inmediato.

Cuando Rosella se giró para salir, su voz la detuvo:

—La próxima vez que entres a un lugar, toca la puerta antes.

Ella asintió, con la garganta cerrada, y salió casi corriendo.

Afuera, la esperaba Claudia, recargada en la pared, con los brazos cruzados y una sonrisa victoriosa.

—¿Y al final, pueblerina? —susurró con burla—. ¿Quién ganó?

Rosella la miró a los ojos. No temblaba, no lloraba. Su voz fue firme, aunque baja.

—No cantes victoria aún, víbora. Las serpientes como tú siempre terminan ahogándose en su propio veneno.

Claudia soltó una risita apenas audible, pero llena de malicia.

—Ya veremos.

Rosella caminó hasta su habitación. Cerró la puerta y apoyó la espalda contra ella.

El corazón le latía tan fuerte que le dolía el pecho. La rabia se mezclaba con impotencia, con esa sensación amarga de injusticia que no podía expulsar ni gritando.

***

Esa noche no pudo dormir.

El silencio de la casa la envolvía, pero su mente seguía agitada. Se levantó, encendió una lámpara y se acercó al balcón. El aire nocturno era frío, y el viento movía las hojas de los árboles como si susurraran secretos.

Desde allí, vio una sombra cruzando el jardín.

Era el señor Sanromán.

Caminaba de un lado a otro, con las manos en los bolsillos, el rostro pensativo, tal vez intentando calmar la rabia o el cansancio del día.

Rosella observaba sin saber por qué. Y entonces, distinguió una segunda figura.

Claudia.

La institutriz salió de la casa, con paso lento, calculado. Se detuvo cerca de un tronco grueso, sacó su teléfono móvil y lo colocó en posición, como si estuviera grabando algo.

Aquello despertó la curiosidad —y la desconfianza— de Rosella.

Se calzó unas sandalias, se echó un abrigo encima y salió de la habitación por la puerta lateral, procurando no hacer ruido.

Caminó entre los pasillos oscuros, hasta llegar al jardín.

El reloj del vestíbulo marcaba medianoche exacta.

Todo el mundo dormía.

Rosella se movía despacio, oculta entre las sombras. Se escondió detrás de una columna de piedra cubierta de enredaderas.

Desde allí, podía escuchar claramente.

Gabriel miraba el cielo, cansado.

—Señorita Claudia —dijo, al notar su presencia—, ¿qué hace aquí?

—Lo vi solo —respondió ella con una voz suave, casi insinuante—. Y pensé que tal vez necesitaba compañía.

Gabriel frunció el ceño. Esa manera de hablar lo incomodó.

Claudia dio un paso más, acercándose.

—Tal vez si me lo permite… puedo hacerlo descansar —dijo, y tomó su mano, acariciándola con descaro.

Gabriel se quedó helado. No comprendía qué pretendía. Solo la observó, intentando medir hasta dónde llegaría.

—Con una esposa tan ausente —continuó ella—, debe sentirse solo. Usted necesita una mujer que lo atienda, que lo complazca como merece…

Se acercó aún más, eliminando toda distancia. Estaba a punto de besarlo.

Rosella, desde su escondite, contenía el aliento.

Entonces, Gabriel reaccionó.

—¡Aléjese, señorita Claudia! —rugió, haciéndola retroceder de golpe—. ¡¿Qué cree que hace?! Ofreciéndose como si fuera una cualquiera. ¡Yo no necesito el consuelo de nadie! Es aberrante ver a una mujer de su clase comportándose así. Váyase antes de que me arrepienta de contenerme.

Claudia retrocedió, con el rostro pálido. Sus ojos se llenaron de lágrimas fingidas, pero esta vez el miedo era real.

Dio media vuelta y se alejó apresurada, pisando fuerte.

Cuando llegó al tronco donde había dejado su teléfono, su corazón dio un vuelco.

El teléfono ya no estaba ahí.

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ana luisa
Me encanto el capitulo de hoy ahora. falta que este Rosella y ella le dices que se casen dedpues de su muerte el ya no la ma tienes sentimiento es con Rosella me gustaria un maraton
Cammmmm: Así después nadie la odia y culpa
total 2 replies
ana luisa
Gracias por este capitulo esa vieja es mala Julieta dio una orfen a la vieja y no es asi
ana luisa
Por fin lo sabe es mejor y de esa manera el vaya con ells y Rosella y le hacen una promesa
ana luisa
Me encanta tu novela pero te voy. s corregir. algo iba no se. escribe asi sino iva Gsbriel se esta enamorando de Rosella otro capitulo por favor un maraton
Maria Solorzano
😭😭😭😭
ana luisa
Un maraton por favor
ana luisa
Me encanto el capirulo ya Gabriel no siente nada por Julieta se esta enamirando de Rosella y Julieta miriendose quien es la mujer que se. intenponga entre Rosella y Gabriel
ana luisa
Hoy no escibiste
ana luisa
cuando haces un maraton
ana luisa
Esa vieja es una bruja Julieta se esta muriendo y la vieja sabe y Julieta quiere que Rosella sea la esposa de Gabriel pero ella tiene piedra en su camino
Gómez Martínez juaniss
Julieta deberías decir la verdad y pasar los últimos días feliz con tu familia Gabriel necesita saber la verdad ya que todos van a su frir
ana luisa
Pobre Gabriel y Julieta debe estar sufriendo por amor me gustaria un maraton por favor
Lidina Bernardo
creo que se confundieron en el nombre
creo que quizo decir Arnoldo.!!!
Maria Solorzano
Es triste como hace para alejarse de su esposo 😭😭😭
ana luisa
Eso es mentira y el amigo de el se presta el tambien sabe que se esta muriendo bueno debe ser de esa manera puede hacer un marston por favor
Maria Solorzano
😭😭😭😭😭😭
ana luisa
Me encanto el capitulo de hoy Julieta en vez de ocultalo debe decirlo para no morir sola no debe escondelo de manera que lo esta haciendo que la. odie
Karina Cubillan
más capitulo porfa
gisella Fuentes Cardenas
Julieta es la realidad de muchas mujeres condenadas por el cáncer y no poder describirlo como se siente conocí una vecina era joven se arreglaba bastante y muy guapa y el cáncer se la llevó 35 años no era justo
ana luisa
,Que pena la de Julieta esta acompañada pero a la vez sola porque no quiere decir a nadie y Gabriel edts sieniendo slgo. por Rosenda
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