La Niñera De Niños Del Ceo

Salgo del coche sonriendo alegremente, no puedo creer que todo cambie de la noche a la mañana, pero todo ha cambiado, menos mal que ha sido para mejor.

Lincoln – Buenos días Megan – le digo sonriendo a mi secretaria, que me mira extrañada.

Megan – Claramente estás de buen humor porque tus ojos están rojos y aún así estás sonriendo – dice acercándose a mí y poniendo una mano en mi cuello y otra en mi frente.

Lincoln – ¿Qué estás haciendo? – pregunto apartando su mano.

Megan – Estoy viendo si no tienes fiebre, genio – dice y me dirijo a mi despacho – hoy comienzan los nuevos contratados, sería bueno que les dieras unas palabras de apoyo.

Lincoln – No están aquí por mí, sino por el dinero Megan, por lo que la empresa puede ofrecerles y porque tener el nombre de mi empresa en el currículum los coloca en la cima – digo, haciendo que ella haga rodar los ojos.

Megan – Vamos rápido, hoy comienzan nuevos integrantes en el departamento de Ingeniería Informática y en el departamento de finanzas – dice y coloco mi maletín en mi escritorio y la sigo. Presionamos primero el botón que nos llevaría al departamento de informática.

Lincoln – Buenos días a todos – digo en cuanto entramos al ambiente, lo bueno es que me escuchan ya que todos aquí son extremadamente reservados, un grupo de nerds introvertidos.

Joven – Buenos días señor – dice y debe ser nuevo ya que todos tienen miedo de hablar conmigo, no porque sea un jefe desagradable, sino porque temen ser reprendidos, algo que no ocurrirá.

Lincoln – ¿Buenos días señor? – pregunto y se levanta, extendiéndome la mano, confiado, me gusta.

Dean – Dean Jackson señor – dice y estrecho su mano.

Lincoln – Yo soy Lincoln Evans – digo, haciendo que todos en la sala sonrían y él también sonríe nervioso.

Dean – Lo sé señor – dice y confirmo.

Lincoln – Bien, a aquellos que están comenzando su jornada laboral hoy, sean muy bienvenidos a Industrias Evans. Deseo que su tiempo aquí sea de aprendizaje y mucho trabajo – digo, haciendo que todos en la sala sonrían, no voy a saludar al jefe del departamento – Bienvenidos.

Digo saliendo de la sala y regresando al ascensor, esta vez hacia el piso donde se divide el departamento de marketing y relaciones públicas, espero que esta visita no dé ideas equivocadas a Soraya.

Lincoln – Buenos días – digo, todos se voltean hacia mí y me saludan – Vine solamente a dar la bienvenida a los nuevos y desearles un buen comienzo de carrera. Que puedan contribuir aquí para que nuestra empresa crezca y que nuestra empresa pueda contribuir para que ustedes sean excelentes profesionales, manos a la obra, el trabajo no se detiene.

Digo como si fuera un político ilusionando al pueblo, después de todo, una de sus jefas es Soraya, si sobreviven a ella, serán excelentes profesionales, sonrío con ese malicioso pensamiento.

Cuando me siento en mi escritorio, decido publicar una foto, mi cuenta de Instagram ha estado inactiva durante el fin de semana mientras disfrutaba con mis hijos. Publico una foto, un autorretrato serio y pongo como leyenda que solo estoy comenzando otro día. Pronto recibo un torrente de mensajes a los que no respondo y comienzan a aparecer algunos comentarios.

Me debato entre enviar o no un mensaje a mi despreciable niñera, pero decido esperar a que ella mande primero.

Ya es hora de almuerzo, como en la oficina y aún no he recibido mensajes de Júlia, ¿cómo es posible que no me extrañe tanto como yo a ella? Chica extraña.

Cojo mi celular dispuesto a rendirme y enviar un mensaje cursi pero al que tengo muchas ganas de enviar, cuando abro la página, se abre directamente en los comentarios de Instagram en mi foto y hay un comentario de María Júlia entre miles.

Dice: "Pasas más tiempo en Instagram que trabajando".

Por primera vez voy a responder a un comentario. ¿Y tú no trabajas? ¿Tu jefe sabe que estás con el celular a esta hora?

Ella no sería mi María Júlia si no respondiera. Soy una chica mala, me gustan las cosas prohibidas.

Ella está provocándome, provocarme es su vida. Salgo de Instagram y la llamo, rechaza las dos primeras llamadas pero contesta en la tercera.

Lincoln 📲 María Júlia – digo prácticamente gruñendo.

Júlia📲 Disculpa, señor Evans, estaba trabajando -habla en un tono sumiso que de niña tímida y sumisa no tiene nada.

Lincoln📲 Cuando me provocas así, me vuelvo loco por darte unas palmadas -digo sintiendo mi erección intentando acomodarse de la mejor manera posible dentro de mi pantalón.

Júlia📲 ¿Solo unas palmadas? Esperaba más de ti, jefe -dice y puedo imaginar cómo está frotando una pierna contra la otra por el tono de provocación que utilizó.

Lincoln📲 No dije dónde, María Júlia, pero gemirías como la zorra que eres -digo y escucho un gemido, aprieto mi miembro y luego lo acomodo en la ropa, no es momento para eso- ¿Ya almorzaste, amor?

Júlia📲 Qué cambio tan rápido -se ríe, apuesto a que su mejilla está roja- ya lo hice, Lincoln, ¿y tú?

Lincoln📲 Yo también, almorcé en la oficina mismo, mucho trabajo hoy.

Júlia📲 ¿Entonces llegarás tarde?

Lincoln📲 No, amor, después de que ustedes recojan a los niños, pasen por aquí, ¿puede ser?

Júlia📲 Sí, amor, a los niños les gustará la idea.

Lincoln📲 ¿Solo a los niños? -decido provocarla.

Júlia📲 Ah, Lincoln, ve a trabajar -dice y cuelga, veo nuestra interacción en los comentarios y noto que mis respuestas tienen algunos "me gusta" y ahora varios comentarios pidiendo que también responda los de ella, en el momento en que voy a responder, mi entrometida niñera los borra, no me sorprende, poco a poco la voy conociendo y me gustan sus distintas versiones, desde la tímida hasta la enojada que le gusta irritarme pero tiene un efecto contrario.

El día pasa lento, parece que va en contra de mi deseo de estar en casa con mis hijos y mi linda niñera intrometida, miro el reloj y ya son un poco más de las cuatro de la tarde, los niños y la dueña de mis pensamientos ya van a llegar.

Megan -Jefecito de mi corazón -cuando ella me llama así, hasta me da miedo.

Lincoln- No, Megan, no hay aumento -digo leyendo el informe de la reunión de hoy.

Megan- ¿Sabes qué día es hoy? -pregunta, pero aún no la miro.

Lincoln- Lunes, Megan, ¿no deberías estar trabajando? -pregunto ahora mirándola y su sonrisa se desvanece.

Megan- Maldición, Lincoln, hoy Karen y yo cumplimos seis años juntas -dice secando falsamente las lágrimas, revuelvo los ojos sabiendo que está mintiendo.

Lincoln- Y a mí qué me importa, Megan, es entre tú y ella, no ella y yo, ustedes son las que deben recordarlo -digo haciendo que ella bufara.

Megan- Sabes, jefecito, ¿Y si...? -no termina la frase y la deja en el aire, me encoge de hombros, sabiendo que nunca gano en contra de ella y María Júlia.

Lincoln- Está bien, está bien, sea lo que sea, la respuesta es sí, ahora quiero terminar de trabajar para irme a casa -digo y ella da un grito emocionado celebrando.

Megan- Maldición, ¿sí para que use tu nombre y haga una reserva en el mejor restaurante de Nueva York?

Lincoln- Sí, y adiós, Megan.

Megan- ¿Para usar tu tarjeta corporativa y pagar la cuenta astronómica que se llevaría todo mi salario y un poco más del ahorro? -pregunta, pero ya no estoy prestando atención a nada, así que simplemente asiento- ¿Ya te dije que eres el mejor jefe del mundo enterito?

Júlia- Solo si lo eres para ti, Megan -En el mismo momento en que escucho esto, levanto la mirada hacia la puerta y me encuentro con mi niñera intrometida. Y los gemelos sueltan su mano y corren hacia mí.

Liam- Papá, vamos a casa, quiero helado -dice sin olvidar la promesa de María Júlia temprano en la mañana, lo dejo sentado en una pierna y a Liana en la otra.

Liana- Papá, ¿podemos ir a la cafetería a comer pastel? Escuché que en las cafeterías donde trabajan los papás hay pastel para los niños.

Megan- Justo me acaba de dar su tarjeta para pagar mi cena con Karen y ni siquiera es nuestro aniversario -dice mi secretaria después de darle un beso en la mejilla a la niñera, quien se avergüenza y yo siento celos, porque mi secretaria es hermosa y podría fácilmente robarle a mi María Júlia, nunca agradecí tanto que ella esté enamorada de Karen.

Lincoln- ¿Qué historia es esa de la tarjeta? No te he dado nada -pregunto y luego miro a los niños- No, hija, en casa comemos pastel con helado.

Júlia- Lincoln, los niños necesitan cenar -me reprende enojada.

Liana - Mamá Julia solo un poquito - mi pequeña manipuladora pide de una manera que sé que Julia no podrá negar, es tan inteligente, sacó eso de mí.

Liam - Prometiste mamá - dice mi príncipe con una expresión enfurruñada, Megan nos mira a los cuatro como si viera cuernos en nuestras cabezas, no cuernos, melones suena mejor, pero luego se pone feliz y satisfecha. Creo que se había dado cuenta la última vez, pero tal vez pensó que era algo momentáneo y ahora tiene la certeza de que no lo es.

Julia - En casa hablamos, niños - dice mirándome a mí y a los gemelos, hacemos puchero, sabiendo que haremos lo que ella quiera, ¿cómo diablos logra tener a tres Evans en sus manos? - Felicidades por el logro, Megan, disfrútalo mucho.

Megan - Voy a gastarlo en un hotel de cinco estrellas, no te preocupes - murmura mi secretaria fingiendo susurrarle a mi María Julia, quien sonríe.

Julia - Si no estuviera tan enamorada de estos dos linditos, te robaría tu trabajo - la niñera nos mira con sus hermosos ojos brillantes.

Megan - ¿Solo por los pequeños? - ahora María Julia tiene las mejillas tan rojas que no puedo resistirme y me río.

Lincoln - Estoy seguro de que también por el grandote - digo haciendo que ella abra los ojos de par en par y luego bufar para disimular.

Julia - ¿Podemos ir ya, señor bajito Evans? - pregunta tratando de provocarme.

Megan - Deja que yo lo arregle, jefecito, no veo la hora de saber qué regalo me dará cuando llegue el día de celebrar mi aniversario de bodas con Karen - dice dulcemente, haciendo que desee darle unos azotes en la cabeza.

Lincoln - Descontaré de tu sueldo, te estás adelantando demasiado, señorita Megan - digo levantándome con los niños aún en mi regazo. - Vamos, enana de Blancanieves.

Julia - Como desees, enviado de Lucifer - dice la insolente y Megan se ríe a carcajadas, la fulmino con la mirada, ella debería defenderme.

Liana - Mamá, ¿quién es Lucifer? - pregunta la curiosa.

Julia - Pregunta de tu padre, mi princesa.

Liam - Pero papá nunca sabe nada - no tengo hijos, tengo dos traidores, y lo peor es que están en mi regazo y el payaso los lleva. Miro a la culpable de esto y está roja de tanto intentar contener la risa.

Megan - Qué hermosa familia - dice mi secretaria y ahora sonrío orgulloso, porque eso es lo que quiero, que seamos una familia, los dos gemelos traidores, la niñera entrometida y yo... mejor no lo digo.