Tras sacrificarlo todo para preservar la vida de su hija, se ve obligada a ocultar su supervivencia para enfrentarse a una de las mayores batallas de su existencia: la lucha contra un ejército de no muertos que ansían la muerte de su propia hija.
Decidida a obtener la victoria, Genevieve se embarca en una peligrosa misión para recuperar la corona de su abuelo, el último rey de los tritones, arrebatada por el hombre que la mantuvo prisionera y la sometió durante años. En su odisea, se cruza nuevamente con el padre de su hijo por nacer, cuya muerte lo dejó desolado.
¿Logrará Genevieve reclamar la corona perdida y garantizar la seguridad de su familia frente a las fuerzas de la oscuridad?
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CAPÍTULO 21
Genevieve levantó su mirada, justo en el momento en que Somnus la había encontrado. Si había entendido lo que el dios de la muerte le había pedido, había una oportunidad de salvarse; sin embargo, para ello necesitaba ir al mismo mundo del más allá. Sin nada más que hacer, aceptó el trato de la divinidad.
—Elimina a Erin—dijo Genevieve antes de desaparecer—yo me encargo del resto.
—Quién diría que lucharía hasta el final, aun si eso implica morir de nuevo—susurró—¿podrá la princesa caída ganar la guerra?
El dios de la muerte sonrió antes de chasquear los dedos, dividiendo una parte del alma de la reina. Expulsando los cuerpos de Somnus y Genevieve de la vasija, hizo que el espiritu maligno de Erin ingresara a esta y estuviera frente a su trono.
—Erin, antigua esposa de Somnus—le habló—una de las mujeres más malvadas que he tenido el placer de conocer, ¿estás lista para tu castigo?
El espíritu maligno de la antigua reina intentó correr, pero unas misteriosas cadenas rodearon su cuerpo, haciendo que un fuego infernal la debilitara.
—Aun si tengo que volver del abismo—gritó Erin—¡no importa cuantos años sean! ¡Volveré y mataré todo lo que Genevieve ama!
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Poco a poco, tras una fuerte punzada en su corazón, Somnus logró abrir los ojos, encontrandose en el cozo de entrenamiento del derruido palacio real del rey tritón. Sin saber cómo había llegado a la isla, notó que Gladiolus se encontraba frente a él, como si lo estuviera protegiendo.
—¿Gladiolus?—preguntó cansado.
No obstante, cuando iba a volver a llamarlo, algo lo detuvo. A su lado se encontraba el cuerpo inconsciente de Genevieve. Moviéndose con lentitud, como si lo hubiera arrollado un carruaje, el rey cargó con cuidado a la madre de su hijo.
—¡Mentirosa!—dijo mientras besaba su frente—la próxima vez dime eso sin que estés llorando.
Mientras frente de ellos una batalla campal se libraba, una extraña luz emergió de la frente de Genevieve y se introdujo, en forma de orbe, en la mente de Somnus. Fue así que, el sobrino del archiduque, tuvo una visión de lo que sucedería en el futuro.
INICIO VISIONES DEL FUTURO DE SOMNUS
Observando aquellas imágenes que inundaban su mente, pudo notar un futuro en el que, en efecto, Genevieve había logrado ganar la guerra; sin embargo, aquello provocó un destino peor del que les aguardaba.
Después de varios años, cuando ya Noctis era un adulto joven, Erin había logrado volver del abismo y se había hecho pasar por el espíritu de la madre de Penélope, la hija de Gladiolus. Al parecer, para vengarse de Genevieve, usaría todo lo posible para dañar a su esposo e hijo.
Mientras Noctis había iniciado una relación con Penélope, quien la quería como su futura esposa, Erin se había disfrazado de una joven sirena encantadora, que había logrado hechizar a su yo futuro para enamorarlo. Logrando hacer que las marcas malditas de su cuerpo desaparecieran de manera temporal, Erin se aprovechó del decreto del dios de la muerte que obligaba a todos los tritones y sirenas repoblar su pueblo.
A raíz de eso, Genevieve se encontraba devastada, aquel hombre no era aquel hombre dulce con el que se casó, si bien se alegraba de que su maldición se hubiera sido levantada, detestaba el hecho de que fuera a causa de una mujer extraña, la cual había obnubilado tanto a su esposo como para ir en contra de ella con el objetivo de hacerla su esposa.
—¿En serio me estás haciendo esto?—preguntó desconsolada.
Somnus, quien había llegado al despacho de Genevieve, mientras Elisa estaba detrás de él, le pasó la hoja con las capitulaciones del divorcio. Genevieve, que sabía que él podía marcharse con autoridad debido a que también era un rey, se negó a firmar el divorcio.
—Eres poca cosa, Genevieve—respondió Somnus—ni siquiera has hecho que la población de tu pueblo crezca, a este paso se extinguirán pronto. Yo cumpliré la misión del dios de la muerte, dándole hijos a Elisa.
—¡Su majestad, espere!—suplicó la chica—no sea así de duro, la pobre reina está muy triste. Sé que yo, al ser joven, puedo darle los hijos que usted desea, pero ella no tiene la culpa de ser una anciana.
Cansada de las humillaciones que estaba recibiendo por parte de aquella chica, independiente de que fuera ahora un miembro de su pueblo, Genevieve se levantó furioso a punto de golpearla, pero Somnus la detuvo. Sosteniendo con fuerza su mano, la miró con odio.
—¡No te atrevas!—le gritó—¡Espero el divorcio para mañana! ¡Es una orden!
Elisa sonrió por lo bajo al ver la cara pálida de Genevieve, se sentía dichosa al ver como la mujer sufría. Una vez Somnus se subió a su caballo, para llevarla a su residencia, exibiendo a su amante ante todos en la isla, Elisa observó algo que la dejó mal.
"¡Diablos! ¡Debo apurarme!"
Pensó al ver las raíces negras florecer en sus muñecas, lo que ocasionó que tuviera que aguantar la impotencia. Quería hacer sufrir más a Genevieve; sin embargo, debía apresurar sus planes si quería salir victoriosa.
Luego de que un segundo buque, donde iba la reina, su primera ministra y la mano derecha de su esposo, zarpara para seguir al barco que había sido secuestrado por Erin, lograra estar a solo metros de este, pudieron abordarlo con cuidado, encontrándose a gran parte de la tripulación dormida o dominada por el hechizo de Erin.
FIN VISIONES DEL FUTURO DE SOMNUS
Somnus seguía en trance, observando aquellas extrañas visiones, cuando sintió como alguien colocaba su mano en su frente. Fue así que, quedando congelado por varios segundos, aquella extraña luz que había entrado en su mente salió de esta.
—¡Ups! ¡Mi error!—dijo el dios de la muerte—¡No debías haber visto eso!
Regañándose un poco por su descuido, el dios de la muerte borró de la memoria del rey y Genevieve aquellas imágenes. Lo que iba a suceder sucedería, por lo que no era bueno que ellos pensaran ahora en el futuro. Fue así que, tras dejarlos solos, el rey recobró la conciencia tras escuchar el grito de Gladiolus.