Lo que empezó como una noche de copas y diversión termina por unir los destinos de dos personas con vidas completamente opuestas.
Marcos Ashford es un hombre frió, arrogante y calculador, acostumbrado a tener todo a sus pies.
Miranda Gonzales es una chica amable y extrovertida que no tiene miedo a divertirse.
¿Podrán ambos sobrellevar las adversidades y abrirse paso al amor?
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Socia
—¿Qué estás haciendo?
—Estoy preparando algunos currículos para salir a buscar trabajo.
—¿Trabajo?— Últimamente Marcos está más lento que de costumbre y eso sumado al hecho de que no me deja sola ni un segundo.
—Si, Ashford, trabajo, ¿lo recuerdas? Renuncié al mío debido a mi jefe. Y tu deberías irte ya al tuyo.
—Tu no puedes trabajar, estás embarazada.
—Que esté embarazada no significa que esté enferma— No puedo quedarme aquí encerrada, cuando mi bebé nazca necesitará muchas cosas, no quiero dejar que Marcos compre todo. Además, no pienso dejar que él me mantenga, mucho menos cuando nuestra unión no es nada más que algo por mutua coincidencia.
—No me refiero a eso. No quiero que trabajes, porque no lo necesitas, deberías quedarte y descansar. Al menos hasta que el bebé nazca— Tengo que pensar en alguna forma de convencerlo para que me deje tranquila, no quiero tenerlo tras de mí los siguientes 7 meses que faltan opinando sobre si trabajo o no.
—Todo está bien con mi embarazo y si te hace estar más tranquilo, te prometo que si llego a sentirme mal me detendré y me quedaré en casa.
—Está bien— Oh, no pensé que aceptaría tan fácil. —Pero, al menos considera regresar a la empresa— ¿Volver a trabajar con él? No se si sería buena idea, él y yo estamos casados. Las cosas son muy distintas ahora.
—No lo sé, Marcos. No creo que sea correcto que vuelva.
—Se cuanto te gustaba tu trabajo y además, era algo que hacías muy bien— Creo que me quedaré a escucharlo halagarme un rato más.
—¿Pero tu no tienes ya una secretaria?— No quiero dejar a nadie sin trabajo de manera injusta solo porque Marcos quiere que vuelva a su lado.
—No te estoy pidiendo que vuelvas como mi secretaria, sino como socia— ¡Socia! Él...él quiere hacerme socia de su empresa..
—¿De qué estás hablando Marcos? ¿Cómo podría ser socia? No cuento con el dinero para adquirir ni una mínima parte de las acciones de la empresa— ¿Es posible que él esté haciendo todo esto solo porque ahora sabe quien es mi familia?
—No tienes que comprar acciones. Tan solo manejaras temporalmente algunas cosas de la empresa para que vayas adaptándote.
—¿Adaptandome? ¿A qué?
—Si, ya que cuando nuestro hijo nazca tendrá un porcentaje de las acciones de la empresa y quiero que tu las manejes— ¡Qué! Este bebé aún no nace y él ya está pensando en cederle toda una empresa.
—¿No crees que vas muy rápido, Ashford? Creo que deberías esperar al menos hasta que tengamos a nuestro hijo en brazos.
—No te preocupes, se lo que hago. Además, se que puedes con el cargo, te graduaste de una de las mejores universidades de negocios del país.
—Si pero...
—Sin peros, Miranda. Piensa en que solo estarás velando por los intereses de nuestro hijo. Además...— Acortó la distancia entre nosotros, su mirada recorría mi rostro muy detenidamente hasta posarse en mis labios. —Esto podría ayudarte con tu soñada emancipación— Por un momento creí que me besaría pero se detuvo en cuanto sus labios rozaron los míos.
¡Ay no puede ser! Marcos Ashford, puedes parar con este juego. Estoy tan confundida con sus acciones que estoy empezando a creer que yo podría gustarle en verdad.
—Acompañame a la empresa. Quiero que me acompañes a una reunión y tal vez, logre hacerte aceptar mi oferta.