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Capítulo 9
El grito de Mikkel fue tan natural y fuerte que hasta Damen se quedó quieto.
"Iré a cambiarme, no seré el único vistiendo un traje claro", dijo Mikkel tratando de entrar a la casa.
No vaya a ser una trampa como en esa novela en donde la chica es engañada y va con un disfraz a una fiesta de gala, pensó Mikkel.
"Espere joven, en la fiesta todos vestirán distintos trajes, no será el único con un traje claro", explicó la Señora Romy deteniendo al omega.
"Al menos me cambiaré la camisa y los zapatos", dijo Mikkel y entró a la casa a cambiarse.
Damen vio al omega entrar a la casa descontento con el traje tan costoso que llevaba puesto.
"¿Qué significa esto?", expresó Damen con molestia.
"Lo... Lo siento mucho, no tardará demasiado", dijo la Señora Romy en disculpa.
La asistente también salió del auto al ver que Mikkel había vuelto a entrar a la casa.
Mikkel salió en ese momento vistiendo una camisa y zapatos negros, y un pantalón color caqui de cintura alta, por suerte los había comprado ese día con la tarjeta de crédito para cualquier ocasión.
"Listo, ahora si podemos irnos", sonrió Mikkel.
"Tanto alboroto por algo tan simple", Damen se giró para volver al auto sin antes darle una mirada de desprecio a Mikkel.
"Que desagradable", expresó Mikkel con molestia.
"Vamos, vamos, ya es tarde, recuerde que habrá muchos bocadillos, debe apresurarse antes de que se terminen", dijo la Señora Romy empujando a Mikkel para que caminara.
"Es cierto, te traeré algunos", sonrió Mikkel caminando detrás del alfa junto a la asistente.
"Disculpe Señorita asistente, el traje es muy bonito, pero prefiero los colores oscuros", se disculpó Mikkel cuando notó la presencia de la asistente.
"No se disculpe, lo tendré en cuenta la próxima vez", sonrió la asistente.
"Por cierto, ¿tengo el anillo en la mano correcta?", preguntó Mikkel.
La Señora Romy le colocó el anillo de bodas en el dedo anular de la mano izquierda, pero Mikkel notó que el alfa quien era su esposo por ahora, traía el anillo en la mano derecha.
La asistente comprendió la pregunta de Mikkel y sonrió un poco avergonzada.
"Bueno, es algo incómodo de decir, pero el Señor Kamprad lo prefiere de esa manera"
Mikkel entendió rápidamente las palabras de la asistente.
"Comprendo, es un matrimonio arreglado después de todo", sonrió Mikkel, quitó el anillo del dedo de su mano izquierda y lo puso en su mano derecha.
"Así está mejor", dijo con una sonrisa.
La asistente solo asintió, abrió la puerta del auto para que Mikkel entrara y partieron de inmediato, Mikkel se despidió de la Señora Romy desde el auto hasta que ya no pudo verla.
"Oh, buenas noches", saludó Mikkel al chófer.
El chófer se quedó en silencio sin saber si responder, ya que no solía ser saludado frecuentemente, fue la asistente quien estaba a su lado la que le dio un pequeño golpe para que respondiera.
"... Oh, si, si, buenas noches", contestó con torpeza.
"Disculpe Señorita asistente, ¿cuántas horas durará la fiesta?", preguntó Mikkel a la asistente quien estaba sentada en el asiento delantero.
"No serán muchas horas, a veces depende del ambiente", respondió amablemente la asistente.
Mikkel asintió en respuesta.
La asistente vio al joven omega por el retrovisor, no se veía igual que antes, ahora lucia más alegre y lleno de vida, era bueno verlo así.
"Oh, ¿hay algo que deba hacer?", volvió a preguntar Mikkel.
En este tipo de fiestas asistían personas importantes, Mikkel asistió a algunas fiestas antes, aunque no de esta magnitud y era como mesero, no sabía que debía decir o como comportarse, así que era mejor preguntar.
"Solo mantente en silencio", dijo de repente el alfa quien estaba sentado a su lado.
Mikkel volteó a verlo al oír su voz, por un momento había olvidado que estaba ahí.
"Quédate callado, no digas nada ni camines por lugares extraños, ya es desagradable tener que llevarte, no hagas nada estúpido que pueda avergonzarme", ordenó Damen sin mirar a Mikkel.
"Solo tomarás mi brazo cuando entremos al salón, me soltaras enseguida cuando entremos y te quedarás sentado sin hacer nada hasta que nos retiremos", añadió el alfa.
La última vez que asistieron juntos a una fiesta de este tipo, Mikkel se quedó sentado hasta el final sin hacer nada y solo se movió cuando era el momento de irse; ese era el mismo comportamiento que Damen esperaba del omega hoy.
La asistente miró con enojo a su empleador, cómo puede hablarle así a una persona tan buena y delicada, pensó.
"Tú tampoco me agradas", pero fue Mikkel quien habló primero.
"No vine por gusto, ni siquiera quería verte, es desagradable para mí también tener que ir contigo", expresó mirando al alfa.
Tanto la asistente como el chófer quedaron sorprendidos, nadie le había hablado de esa manera al Señor Kamprad, ambos no emitieron ningún sonido por temor.
Damen volteó a ver al omega quien se atrevió a contestarle de esa manera, le advirtió con la mirada que se detuviera, pero Mikkel continuó hablando sin ningún temor.
"Se supone que es una fiesta, ¿por qué me quedaría callado y quieto?, ¿es que acaso me ves como un ser sin sentimientos?, si ya vine, voy a divertirme"
"Y tampoco quiero sostener tu brazo, sería incómodo, así que no lo haré, no lo digas como si quisiera tocarte, eso sería D-E-S-A-G-R-A-D-A-B-L-E", enunció Mikkel letra por letra.
Además, no quería tener contacto físico con el alfa porque el contrato se rompería si llegaban a ser íntimos, así que no iba a arriesgarse.
"Ja, así que esta es tu verdadera personalidad, ¿ya no eres callado porque el divorcio se acerca?, ¿tanto así querías el dinero?", cuestionó Damen observando al omega.
"Sí", respondió Mikkel al instante.
"Me gusta el dinero", añadió con una sonrisa.
El ambiente estaba en un estado sepulcral, nadie dijo nada.
Damen se encontraba realmente molesto, solo deseaba terminar con ese omega de una vez por todas.
"¡Ya llegamos!", gritó la asistente con alivio.
"Compórtate", ordenó Damen al omega y salió del auto.
Los obturadores de las cámaras empezaron a sonar rápidamente en cuanto Damen salió.
"Vamos", dijo Damen extendiendo su mano hacia Mikkel quien aún estaba dentro del auto.
"No tomaré tu mano, hazte a un lado, saldré por mi cuenta", dijo Mikkel dispuesto a salir.
"Vamos", volvió a insistir Damen extendiendo su mano.
"No, saldré por mi cuenta", volvió a negarse Mikkel.
Ambos se quedaron en un punto muerto, el chófer y la asistente quienes estaban en los asientos delanteros no sabían que hacer.