Después de un año de lo sucedido todo sufrió un cambio. Emily tratará de detener una inminente guerra entre ambos mundos, pero antes tiene que revelar secretos que le dirán quién es en verdad, pero no será la única que buscará respuestas en esta lucha.
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Capítulo 21 — El Castillo Blanco
Salieron de ese pueblo para regresar a donde empezaron, al pueblo principal. Ambas chicas caminaban tranquilamente, pero las calles se encontraban custodiadas por guardias que buscaban a alguien; al ver esto, las chicas empezaron a caminar entre calles para ocultarse. Emily y Lexa se escondían entre callejones, pero no sabían la razón por la cual había tantos guardias en las calles.
El día transcurría y ambas chicas llegaron a una zona no tan concurrida y abandonada por los soldados, así que caminaron tranquilamente o eso creían ya que una alarma sonó como si fuera el chillido de.un gato y rápidamente fueron encontradas por soldados que comenzaron a perseguirlas. Ellas no duraron en correr y como les ocurrió anteriormente atravesaron otro universo.
— ¿Los perdimos? — Dijo con fatiga Emily.
— Creo que sí — Respondió Lexa igual con cansancio.
Tras recuperar el alimento las chicas decidieron avanzar, pero al primer paso Emily cayó y en su mente una serie de imágenes volvían a pasar. En ellas veía una prisión de piedra negra, un hombre encadenado, el trono de oro y el mundo destruyendose.
Emily regreso en si y miraba para todas partes como queriendo encontrar algo o a alguien; Lexa le miro y le ayudo a incorporarse para seguir.
Siguieron caminando entre dimensiones hasta que llegaron frente a un hermoso castillo color blanco, brillante, perfecto. Entraron sin perder más tiempo e investigaron el interior.
El castillo se encontraba completamente vacío, sin decoración, sin cuadros, sin nada en su interior; el eco del caminar se podía oír en cada habitación del castillo y fue hasta llegar al salón de fiestas donde una música empezó a sonar, pero no sabían de donde provenía ya que no había nada ni nadie.
— Esto es una puta locura — Dijo Lexa tras no ver nada.
Siguieron avanzando habitación tras habitación y ya todo parecía un bucle, un camino sin fin. Las horas seguían su curso y las chicas ya se encontraban agotadas y hartas por la situación en la que estaban.
Tras caminar por largos pasillos y entrar en cada zona del castillo llegaron de nuevo al salón principal, pero esta vez les esperaba una sorpresa. Al cruzar el marco de la puerta fueron recibidas por los miembros restantes de los Templari; Lexa al verlos sonrió, pero Emily la detuvo ya que sabía que algo andaba mal.
— ¿Qué sucede? — Cuestionó Lexa.
— Ellos están muertos recuérdalo — Le respondió Emily.
Lexa observó con detalle a los sujetos y eran cadáveres podridos que por alguna razón se encontraban frente a ellas.
— ¿Qué hacemos? — Dijo Lexa mientras retrocedía.
— Creo que debemos deshacernos de ellos —
Los Templari atacaron a las chicas, pero ellas los recibieron con disparos en la cabeza, algo que no funcionó ya que más de esas criaturas renacian. Seguían disparando y el número de muertos aumentaba más y la única opción era correr de ahí.
Emily y Lexa ahora eran perseguidas por varios clones muertos de los Templari. En un punto Lexa dejo caer unas granadas que destruyeron gran parte del edificio, pero aún así eran seguidas por esos muertos vivientes.
Siguieron entrando entre habitaciones a la par que estas se reducían y todo se empezaba a destruir como el castillo anterior. Ahora era correr para poder salir.
Cada pasillo, cada habitación era más y más estrecho que dificultaba correr en ellos, pero después de tanto correr, abrieron una puerta color caoba y salieron de nuevo al pueblo principal, pero está vez cerca de una montaña. Al parecer estuvieron saltando entre dimensiones hasta llegar a este punto, pero aún no sabían si estaban en su realidad o no.