Susana caminaba esa mañana en la playa en la cual apenas apuntaba el alba, pero una silueta tirada le llamo la atención, al parecer era una mujer con largos cabellos negros, pero al acercarse, se dio cuenta que era una sirena con diversas heridas en el cuerpo, que apenas lograba respirar.
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Un encuentro en el bosque
Susana se encontraba desorientada aún, ese golpe en la cabeza la mantenía así.
Sin embargo, Darío su pequeño hijo de diez años estaba ileso de la situación, ayudaba a su madre a buscar una radio y cosas necesarias, aún había un poco de luz pero pronto anocheceria.
Perdidos en esa zona montañosa el teléfono móvil no contaba con señal
Susana quería mantenerse integra en esa situación pero realmente no sabía que hacer.
-Si tan solo...-dijo en voz alta Susana suspirando.
-Madre no tengas miedo, recuerda que ido a acampar y me han enseñado como encender una fogata, entre otras cosas - dijo Dario tratando de tranquilizar a su madre
Ambos habían salido de la avioneta.
El olor a humo era algo que daba angustia a Susana que explotará la avioneta.
Miró a su alrededor, estaban lejos de la civilización.
Susana realmente quería entender que había sucedido.
No sabía si regresar dentro de la avioneta era mejor que estar afuera, parecía que no iba a explotar pero todo podía suceder.
Darío sin embargo se soltó de ella y miraba a su alrededor buscando algo para encender una fogata.
Darío regreso a lado llevando entre sus brazos trozos de ramas y hojas secas.
-No te preocupes mamá, quizás si ven una fogata, alguien nos vea -'dijo Darío con una voz que inspiraba tranquilidad.
-Vaya debería ser yo, quien dijera palabras tranquilizadoras, sin embargo está vez me siento...- dijo Susana pero de repente su hijo le puso una mano en su boca.
-Shhhh... Mamá ...- dijo Darío susurrando.
Susana miró a su alrededor, y escucho con atención.
A lo lejos parecía que aullaban lobos a lo lejos, de repente escucharon el revolotear de unas alas justamente encima de ellos, se trataba de un águila de gran tamaño,
que los miraba atentamente de lo cuál después de dar varias vueltas observando a Susana y Darío, el águila 🦅 se dirigió hacia el bosque cercano.
Susana vio la radio que tenía en sus manos, y entonces trató de usarlo para ver si encontraba alguien que los pudiera auxiliar.
Darío miraba el bosque, la noche estaba llegando rápido, aún no tenía la fogata.
Cuando escucharon unos pasos, se trataba de un ciervo 🦌 que los miraba de manera imponente, sin embargo de repente escucharon una voz que provenía detrás del ciervo.
-Gracias por guiarme- dijo aquella voz.
Se trataba de una hermosa joven.
El ciervo se inclinó ante ella como si le diera una reverencia.
Darío miró a la joven, realmente está emanaba una seguridad.
-¿Como lograste que el ciervo te entendiera?- dijo Darío aquella joven.
Susana viendo la reacción de Darío se acercó a la joven.
-Hola, soy Susana Gali y él es mi hijo Darío, estamos varados aquí, nuestra avioneta se estrelló, los pilotos lamentablemente no sobrevivieron...- decía Susana sin embargo la joven los interrumpió.
Esta los miraba como si estos dos no les agradara.
-Vaya su aroma llama mucha la atención, se ve que son del Mar- dijo aquella joven.
-¿Como dices?- dijo Susana al escucharla.
-Ya casi anochece, será mejor que se queden a mi lado y no se alejen, el bosque no es amable con los descendientes del Mar, sino fuera por qué mi hermano me dijo suplicante que los viniera a buscar...- dijo aquella joven que solo vestía con jeans, zapatos ideales para terrenos rocosos y llevaba una chamarra de un color blanco.
Sus ojos verdes brillantes se veían fríos cuando los miraba, sin embargo Darío no lo sentía así, veía de manera genial a la joven.
-'Si gracias, pero dime cómo te llamas- dijo Susana.
La joven miro de reojo a Susana y abrió sus labios 👄 para decir: "Mi nombre es Artemisa"
- ¡Vaya como la diosa de los bosques!- dijo emocionado Darío. Que iba a lado de está muy alegre.
Susana la seguía con recelo, sin embargo era mejor acompañarla que quedarse ambos en ese lugar.
-Tengo una cabaña cerca de aquí - dijo la joven Artemisa.
El bosque a lado de Artemisa tomaba un ambiente agradable, las luciérnagas alumbraban el camino y la luz de la luna brillaba dando un espectáculo agradable a la vista, de repente Susana vio que eran observados por una manada de lobos que empezaron a moverse detrás de ellos, sin embargo, seguían a estos como si fueran perros que acompañan a su amo.
-Esta es mi cabaña - dijo la joven Artemisa señalando el lugar.
Darío corrió hacia está, la joven le dio una sonrisa calida a Darío, pero con Susana se mostraba con una actitud fría.
El lugar era rústico pero acogedor, la joven empezó a encender el fuego de la chimenea.
Darío la ayudaba alegremente, y Susana miraba que está tenía fotografías de un joven parecido a ella.
Artemisa vio a Susana que miraba con atención la fotografía.
-¿Lo conoces?-'dijo Artemisa.
Susana sabía quién era ese joven, fue alguien que conocio en la universidad, debería tener la misma edad que ella sin embargo en la fotografía se veía igual de joven que Artemisa.
-Parece ser alguien que conozco.
¿De casualidad se llama Apolo?- dijo Susana sonriendo gentilmente a la joven Artemisa.
-Así es, es mi hermano menor, yo nací unos minutos antes pero no soltaba a mi hermano, el vino prácticamente después de mí, somos gemelos ♊ - dijo Artemisa mientras servía bebidas calientes en la pequeña mesa.
-¿Como es posible? Tú te ves tan joven, y Apolos debería tener mi edad , estudiamos juntos en la universidad - dijo Susana mientras tomaba la taza frente a ella.
Artemisa dejo escapar una sonrisita de sus labios.
-¿Aún no te has dado cuenta Susana?
No es posible que aún no te niegues a ver la realidad.- dijo Artemisa suspirando.
-¿A que te refieres?-'dijo Susana.
Artemisa abrió la puerta y dejo que entrara un joven lobezno a la cabaña.
-Dario puedes jugar con Tristán, es un buen chico de seguro se divertirán - dijo Artemisa mientras acariciaba la cabeza del lobezno.
El lobezno meneaba la cola como si fuera un gentil cachorro y se acercaba a Darío que sonreía acariciando la cabeza de este.
Artemisa nuevamente se sentó a lado de Susana.
-Susana... ¿Realmente no recuerdas nada?- dijo Artemisa cambiando su actitud fría a una más cálida.
-Sabes que el niño no es como todos los demás y conoces sus orígenes, entonces por qué te sigues cerrando a ver lo demás, realmente olvidaste o quisiste hacerlo - dijo Artemisa cerca de ella a fin de que Darío no escuchará nada.
-Apolos era muy estimado para mí, pero cuando confesó sus sentimientos y le respondí con un no, el se molestó conmigo y se alejo.- dijo Susana recordando aquella ocasión.
-Susana, Apolos se enamoró de ti, y quiso tener una vida normal a tu lado. Pero al ver que tú tenías ojos para alguien más eso le dolió, y realmente estaba molesta contigo por haber lastimado a mi hermano.- dijo Artemisa cerrando su mano. Limitando su irá al recodar aquel momento.
-¿Pero por qué dices una vida normal?- dijo Susana a la hermosa Artemisa.
-Creo que es mejor que se vayan a dormir, tengo una cama aquí, coman lo que gusten y duerman, yo iré afuera un momento - dijo la joven Artemisa.
-Espera...
¿No es peligroso estar afuera?- dijo Susana tomando a Artemisa del hombro.
Artemisa sonrió.
-Susana, la pequeña hija de Poseidón...- dijo Artemisa y salió fuera de la cabaña, llevando a Tristán con ella.
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Me tenías triste pensé que nos habías abandonado