Diana es una chica de solo 20 años que, se ve comprometida con el que tiempo atrás fuera su novio, sin embargo ella se niega a casarse por que el es un mujeriego qué siempre le fue infiel durante su relación y es por eso que ella decidió terminar la relación. Sin embargo su padre debe una cuantiosa suma de dinero a causa de un negocio que salió mal y el se ve en la necesidad de comprometer a su hija con Roberto su ex novio a cambio de él pagar la deuda. Diana esta tan decepcionada y molesta que se va a un bar a beber y allí se encuentra con Mateo quien cambiara su vida por completo.
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capítulo 19
lo siento madre, ciento mucho que para ustedes no sea lo suficientemente buena para pertenecer a esta familia, aunque yo siempre me he esforzado por hacer lo mejor nunca es suficiente, siempre hay un pero.
Siempre que hay problema, recurren a mí y yo sin pensarlo los he ayudado porque son mis padres son mi familia, pero para ustedes solo soy su hija cuando les soy útil, Madre yo los quiero mucho, pero ya basta, basta de que solo me utilicen.
Ya vendí las tierras y saldé las deudas el dinero restante ya lo transferí a la cuenta de mi padre, espero que lo aprovechen y lo inviertan en un buen negocio porque es lo único con lo que cuentan desde ahora, así que les sugiero qué motiven a mi hermana para que busque un trabajo, ella nunca ha trabajado qué va a ser de ella el día que ustedes ya no puedan darle todo, o acaso también la van a comprometer con alguien por su dinero.
- Cállate, no te atrevas a insultar a Paola, todo esto es tu culpa y en lugar de mostrar arrepentimiento, insultas a tu hermana. Si ella no ha trabajado es porque no tiene necesidad, porque ofertas tiene muchas y muy buenas no como tú qué solo lograste ser una simple secretaria.
- Pues es mejor que aprovechen una de esas oportunidades para que deje de ser un parásito qué solo está esperando a que ustedes le resuelvan la vida.
Y como ya no tengo nada que hacer aquí es mejor qué me marche ahora.
- Diana, antes de que te ballas, dime, quien es el don nadie con él qué vives.
Diana sonrió irónicamente y le dijo, - no tiene caso decírtelo como tú lo dices es un don nadie, del cual no podrán obtener ningún tipo de veneficio.
Diana se dio la vuelta y salió, lo que Diana había pensado que saldría bien, fue todo lo contrario y en lugar de agradecerle, sus padres le reprocharon.
Fátima molesta le grito a Diana, - no te atrevas a dejarme hablando sola contesta mi pregunta dime quién es el bastardo con él qué vives. Diana... gritó Fátima apretando los dientes.
Diana, al escuchar a su madre solo apresuró más el paso hasta finalmente salir de la casa, de esa casa qué estaba lejos de ser su hogar.
Diana no quería, que su madre la obligará a decirle el nombre del hombre con el que vivía, por temor a que le contara a Roberto y este le hiciera daño a Mateo.
Al llegar a la finca Diana, se encontró con Mateo qué la esperaba para comer, al ver que había llorado Mateo sintió qué le dolió el corazón, Diana le importaba más de lo que el mismo imaginaba.
No soportaba verla sufrir, Mateo se acercó a ella y envolviéndola con sus manos la abrazo, Mateo no sabía que había pasado o que decirle así que solo quería hacerle saber que allí estaba el, para apoyarla.
Diana no rechazo su abrazo, por el contrario, pego su cabeza al pecho de Mateo dejándose embriagar por esa exquisita fragancia que le daba una sensación de paz y tranquilidad, después de un rato finalmente Mateo la soltó y tomándola de la mano la guio hasta su habitación.
Mateo la sentó en la cama, mientras el abrió el cajón del buro y saco una cajita y acercándose a Diana la abrió, Diana qué estaba distraída perdida en sus pensamientos, parpadeo un par de veces para adaptar la vista y ver lo que Mateo puso frente a ella.
Al ver lo qué era, Diana no podía creerlo sintió una calidez recorrer su cuerpo y de inmediato lo tomó entre sus manos, fue tanta su emoción qué rápidamente sus ojos se llenaron una vez más de lágrimas.
Mateo se inclinó y tomándola de la barbilla le seco las lágrimas mientras le decía.
- no llores, no me gusta verte llorar; yo pensé que esto te alegraría un poco.
- Gracias, no sabes lo feliz que me has hecho al darme este rosario, me dolió mucho cuando lo perdí, a pesar de que hoy he llorado mucho, créeme que estas lágrimas son de felicidad.
- Aunque sea de felicidad no quiero que llores, deja que te lo ponga, el rosario lo encontré roto la noche que estuvimos juntos, lo mande a reparar para devolvértelo y al verte así pensé que era el momento adecuado para dártelo.
No sé que te pase, pero creeme en verdad puedes confiar en mí;
- Gracias, Mateo, pero no hay mucho que decir, solo qué hay veces que aunque das todo de ti, nunca es suficiente, para mis padres yo nunca soy suficiente.
Creo que para ellos sería mejor que yo no hubiera nacido, aunque me he esforzado por agradarles, los he ayudado cada que han tenido algún problema sacrificado mi propio bienestar nunca es suficiente siempre es poca cosa y ya estoy arta de eso.
Gracias, en verdad me alegra tener este rosario conmigo, es el único recuerdo que tengo de mi abuelita ella me lo dio antes de morir.
Diana se puso triste mientras le decía a Mateo.
- Desde que murió no la he pasado muy bien estos años han sido muy difíciles para mí, él mudarme a la ciudad después de haber vivido toda mi vida en el campo con ella no fue fácil, tener que adaptarme a mi familia y peor aún con el dolor de haberla perdido y saber que ya nunca más estará allí para consolarme y decirme que todo estará bien que habria tiempos mejores.
- Lo siento mucho Diana, si te sirve de consuelo puedes confiar en mí.
— Gracias Mateo, de no ser por ti ahora mismo no tendría a donde ir.
Diana sentía la necesidad de contarle a Mateo un poco de su vida.
Aunque Diana era muy sociable y cariñosa la mayor parte de su vida había vivido sola con su abuelita es por eso que apreciaba y valoraba la compañía, y tener una familia ella siempre había deseado tener una familia grande con quien disfrutar reír y platicar, pero aunque eso no era posible Diana era feliz con su abuelita, poco visitaba a sus padres.
Ellos solo la traían para navidad o año nuevo aunque, le preparaban una habitación qué compartía con su abuelita a Diana no le importaba, ya que prefería estar cerca de ella.
En una navidad siendo muy chica aún conoció a Roberto y desde entonces a él le gusto y se empeñó en que algún día cuando tuviera edad sería su novia.
Fátima al saber lo interesado qué Roberto estaba en Fátima decidió traerla a la ciudad con el pretexto de que estudiará, pues creía que Roberto era un buen partido.
Diana con mucho pesar tubo que dejar a su abuelita, y meses después murió de un infarto Diana se sentía tan sola en una casa en la que se olvidaban de ella y sin su abuelita.
Diana no logro adaptarse a su nuevo hogar y sus padres tampoco así que cuando Diana les dijo que rentaría un cuarto para vivir, Dónde le quedara cerca del trabajo y de la escuela ellos no se opusieron, Por otra parte, era mejor que Diana solventará ella misma sus gastos.
Diana se sentía más tranquila y trataba de centrar toda su atención al trabajo mientras estudiaba para secretaria, solo hizo una carrera técnica y al graduarse siguió trabajando en el bufete solo que ahora como la asistente personal de La abogada Roxana Heredia.
Lo único que lamentaba era haberse involucrado con Roberto, pues era como una plaga de la cual no podía librarse.
Al pensar en el, un nerviosismo recorrió todo su cuerpo.
- Mateo tengo miedo de que Roberto te quiera hacer daño, él no es una buena persona temo por tu seguridad.
- No pasa nada conozco muy bien a Roberto, no tienes nada que temer.
- Está bien solo deseo que este año pase rápidamente, al terminar yo me iré a Estados Unidos, mientras trabaje con Roxana ella me ayudo a sacar la visa, para poder irme lejos donde Roberto no sepa de mí.
Mateo sintió qué el corazón se le apretó, pues no se imaginaba la visa sin Diana, él no estaba dispuesto a dejarla ir.
- Por ahora no pienses más en eso, tiempo al tiempo.
Mateo comprendió que aunque el moría por Diana ella no sentía lo mismo por el así que, tendría que trabajar duro para ganarse su corazón en este año que la tendría con él.
Roberto estaba molesto nadie sabía con quién carajos se había juntado Diana y eso lo tenía vuelto loco. Ya había ido barias veces a casa de Vicente, pero fue inútil ellos tampoco sabían nada y Diana no les había dicho ni media palabra.