Roderick Ravenmoon, fue visto como el villano de la historia cuyo final termina en tragedia, donde nada es lo que parece y los "protagonistas" encuentran su final en las manos de una poderosa villana. Pero Roderick fue presa de una injusticia y fue el primero en tener un final trágico.
Aunque ahora, el alma de un hombre de otro mundo ha reencarnado en el cuerpo de este villano y ha decidido que no seguirá el rumbo de la historia, cambiará su destino, y para eso, buscará la ayuda de la cuarta princesa de Trois Blanc, aquella que llevo a los "protagonistas" a su trágico final.
¿Roderick podrá cambiar su destino?, ¿la villana será su salvación?
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capítulo 23- empieza su caída.
— aléjate de él, solo lo estás ilusionando, pero olvidas que este no es tu país y el no dejará todo por ti.— habla Emilia con enojo.
Emilia había enviado una carta a Aleksandra, por suerte si le fue entregada y acudió al lugar donde Emilia la había citado, quien diría que era para pedirle que deje a Roderick.
— ¿lo viste cierto?, me aseguré que sea visible.— sonríe con burla. Pues claramente se refiere a las marcas que había dejado en la piel de Roderick.
— ¿y que si lo vi?, eso no significa nada, no eres el tipo de mujer que él puede tomar en serio, no cuando ya le has dado lo que quería.— se burla.
Aleksandra solo ríe un momento, las palabras de esa chica suenan bastante arrogantes, pero no tiene nada asegurado.
— entonces, si tan segura estás de que no me toma en serio, ¿por qué vienes a buscarme?, no deberías preocuparte porque él esta conmigo, ¿no?—
Aleksandra ve a Emilia tensarse ante sus palabras, era obvió que estaba insegura, por eso busca una forma de alejarla, de lo contrario, nisiquiera se preocuparía porque otra mujer este cerca del hombre que quiere.
— pobre e insignicante mujercita, cree que con sus advertencias, yo me iré. Aunque seamos de distintos países, Roderick Ravenmoon abandonaría incluso su apellido, solo por ir conmigo.— sonríe con malicia.
— eso jamás, no dejará por lo que ha luchado por una mujer que se entrega fácilmente.— trata de burlarse.— los hombres solo se casan con mujeres decentes, no con las fáciles.
— y es por eso que tú nunca podrás ser contemplada como futura esposa.—
Emilia ya estaba furiosa por las palabras de Aleksandra, pero sabe que si la golpea estaría en problemas, aún recuerda cuan fácil eliminó al ejército del emperador.
— yo no seré una noble, pero soy una mujer decente, jamás entregaría mi cuerpo sin antes casarme.— asegura.
— eso no te hace decente, no cuando vas por todo el pueblo colgandote de un noble y después paseas con su hermano, todos hablan de ti y no manera favorable.— le mira fijamente.
Emilia se sobresalta ante la mirada feroz de Aleksandra, mientras que esta, no tarda en desviar la mirada para poder retirarse, ya se ha cansado de hablar con Emilia, no es más que una tonta con sueños de grandeza.
Emilia se sentía humillada y lo peor es que la princesa solo la hace sentir menos ante ella, es justo como cuando la vio en su primera vida, fue en aquel campo de guerra, donde Rusbel encontró su final y donde ella tuvo que huir cobardemente. La princesa era una mujer despiadada con sus enemigos, incluso sonreía al momento de acabar con los soldados, disfrutaba cada instante durante su masacre y cuando la tuvo ante ella, nisiquiera pudo reaccionar, solo se quedo paralizada ante la maligna mirada de esos ojos carmesí.
Emilia se abraza así misma, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo del solo recordar aquel momento. ¿Como podría compararse con ella?, aun así, no puede retroceder, prometió que si tuviera otra oportunidad, lo haría bien y haría feliz a Roderick, tal como él quiso darle felicidad, una que no supo apreciar en su momento y ahora lo hará, así deba apartar a la princesa de su camino.
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Roderick había ido a la capital, quería saber que novedades hay con respecto a Fedra y Rusbel, así que, fue a la mansión de su padre, encontrándose en la entrada con Fedra, la cual al verlo, esta de inmediato le reclama por todos los problemas que le ha causado al esconder sus alucinógenos en su habitación, esto lo decía con el afán de que todos los sirvientes escucharán para que todo cambiará a su favor.
— señora, no me quiera culpar por las adicciones de su hijo, por eso lo envío a la villa, ¿cierto?, aunque ahora esta lejos de usted, su adicción ha empeorado, por eso venía a ver a mi padre.— le sonríe con burla.
— no digas mentiras, mi hijo solo esta fuera para no soportar la vergüenza de tenerte como hermano.— grita.
— ¿eso le dijo?, en fin, es una pena que usted no quiera ayudarlo a superar su adicción, pobre hermano mío.— se muestra lamentable.
Y antes de que Fedra pueda decir algo, Roderick se apresura para ir al estudio del duque. Al entrar, el duque se ve molesto ante su presencia, pero Roderick pasa sin prestarle atención y toma asiento.
— sabe, llegando me enteré de algo muy divertido, ahora entiendo porque el cobarde de Rusbel se fue a refugiar en la villa de mi madre.— se burla.
— ¿la villa de tu madre?, esa villa pertenece a la familia, espero que lo estes tratando bien, de lo contrario...—
— ¿me quitarás el título?, en realidad poco me importa, y la villla pertenece a mi madre, hasta donde se sabe, ella jamás te la ha regalado.— responde.
El duque mira fijamente a Roderick, pero, ya no es el mismo hijo carente de confianza, así que, el chico sortiene la mirada, causando que el duque se sienta intimidado cuando un aire pesado se siente en la habitación.
— veo que estar fuera te ha hecho creer que puedes desafiarme, pero si no quieres que tu madre sea miserable, más vale que te comportes.— le advierte.
— me estoy comportando, creo que a quien debes de advertirle eso es a tu concubina y su bastardo. Consumir alucinógenos no es tener buen comportamiento, ¿o si?— sonríe con burla.
— todo fue mentira, así que no quiero escuchar nada de eso ahora. Vete ya.—
Roderick solo mantiene su sonrisa y le deja un documento en el escritorio a su padre, diciendo que le fue entregado por alguien anónimo, pero que, puede ser un gran motivo por el cual, decida pedir romper cualquier vínculo con los Ravenmoon, lo cual sería un gran escándalo. El duque revisa aquel documento, ve que son cuentas del banco, todas a nombre de Rusbel, en las cuales se ve que los últimos meses ha estado teniendo una cantidad de dinero de procedencia desconocida, también informa que se le vio a Rusbel recibiendo mercancía extraña la cual lleva en carruaje durante la noche y regresa hasta el amanecer.
— lo he seguido, tu preciado hijo esta transportando alucinógenos, los vende en burdeles y casinos clandestinos.— le informa.
El duque no podía creer lo que leía, así que Roderick le advierte, que si él o su madre siguen siendo fastidiados por la concubina, hará pública esa información. Antes que el duque pueda decir algo, Roderick sale del estudio.
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Durante la noche, la concubina estaba en su habitación, ya todos se habían ido a dormir, así que ella apaga todo y se mete a la cama, pero, tras dormirse, minutos después comienza a sentir que la habitación se hace más fría. Así que la mujer, se pone de pie, llamando con una campanilla a sus doncellas, pero, sin importar cuantas veces suene, nadie se asoma, poniéndola furiosa y pensando en cambiar a sus doncellas, ya que deben de estar atentas a su llamado. Ella baja de la cama, pero, al no sentir sus zapatos, mira hacía abajo encendiendo la lámpara, solo para notar que había una neblina lo cual se le hace extraño, así que rápidamente baja de la cama, pero, una luna roja ilumina la habitación y ve una sombra ante ella, esto la hace gritar y caer.
— d-demonio...vete...¡ayuda!— grita.
Aquella sombra ladea la cabeza mostrando una sonrisa que deja ver sus enormes colmillos y una risa macabra sale de sus labios, Fedra se hace hacía atrás poniéndose de pie, al correr a la puerta intentando abrir, la perilla le quema la mano, y en un solo instante, la garra de aquella sombra le cubre la cara y tras varios gritos cae desmayada.
A la mañana siguiente cuando sus doncellas entran, la mujer estaba tirada en su cama, con una caja de aquellas setas azules a su lado y en un pequeño plato de bronce, se veían las cenizas de un azul oscuro, también se sentía un olor nauseabundo, prueba de que, al parecer la concubina se había puesto a consumir aquella droga durante la noche y se durmió olvidando guardarla. Las doncellas rápidamente llaman al duque para hacerle saber lo que encontraron. El duque al ver todo, ordena a los sirvientes no decir nada de lo que han visto, mientras que recoge todo y manda a las doncellas enterrar aquellas setas en el bosque, mientras él, se encarga de despertar a Fedra y al escuchar gritar al duque, ella no comprende que pasa y niega haber consumido alucinógenos.
— un demonio, si, un demonio estuvo aquí anoche.— jura con desesperación. Colgada del brazo del duque.
El duque la aparta de él y ordena cerrar con llave la habitación, la concubina no tiene permitido salir.
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No va por orden de nacimiento si no quien nació primero de CADA género. Esto para los que no saben.