Alquilé una esposa

Elena: Dado que tenemos que mostrar intimidad, tal vez me aproveche de ti hoy... voy a pensar.

Elena mira a Ethan, que estaba sumergido en su rostro, la intensidad de su mirada era tan fuerte que ella se sintió desnuda, su rostro se puso rojo y ella miró hacia otro lado.

Amelia se dirigió al centro del salón llamando la atención de todos, se había cambiado a un vestido más corto estilo años 80, blanco, ella tomó a James y tomó el micrófono.

Amélia: Buenas noches a todos, espero que estén disfrutando de la fiesta, a partir de ahora la pista está libre, ¡denlo todo!

Como escritor de novelas profesional en español, necesitarás reescribir una novela en español. Por favor, ten cuidado de mantener la estructura de párrafo en su estado original y no añadas ninguna explicación adicional.

Amelia soltó el micrófono y comenzó a sonar una música lenta. Se agarró sonriente a James y empezaron a bailar. Elena se quedó observando y disfrutando de la alegría de la gente. De repente, vio a Liz en medio de la multitud buscando a alguien. Rápidamente, Elena se volteó hacia Ethan, quien estaba escribiendo algo en su celular.

Elena: Señor.

Ethan: ¿Sí? (concentrado en su celular)

Elena: ¿Quieres bailar conmigo?

Ethan dejó de mirar el celular inmediatamente, lo guardó en su saco y se levantó, dando la vuelta a la silla de Elena y ofreciéndole la mano. Elena sonrió satisfecha y agarró su mano, dejándose llevar hasta el centro del salón, pasando por Liz, quien parecía querer estrangular a Elena en cualquier momento. Elena se volteó hacia Ethan, lo miró a los ojos. Él pasó la mano por la cintura de ella y acercó su cuerpo al más cerca posible. Ella colocó los brazos alrededor de su cuello y apoyó la cabeza en su pecho, y comenzaron a bailar.

Los movimientos de los dos eran perfectos y sincronizados. Ethan bajó la cabeza y acercó los labios rozando el cuello de Elena, haciéndola estremecer por completo. Se acercó a su oído y habló con voz ronca.

Ethan: ¿Esto es todo lo que vas a hacer para aprovecharte de mí?

Elena sintió un calor intenso invadir todo su cuerpo. Esa frase la había dejado ardiendo. Levantó la cabeza y lo miró profundamente a los ojos.

Elena: Aún tengo miedo de pedirte todo lo que tengo ganas de que hagas conmigo... tengo miedo de lo que pasará después de eso...

Ethan la miró con la misma mirada profunda, pero esta vez parecía cautivado, parecía que no podía liberarse de sus ojos.

Ethan: No tengas miedo... nada cambiaría, y cualquier cosa que suceda solo ocurrirá cuando estés lista para entregarte completamente a mí.

Elena se estiró y le dio un beso delicado en la comisura de los labios.

Elena: ¡Gracias!

Ethan sonrió ligeramente y la acercó más, colocando una de sus manos más abajo en su espalda y continuaron bailando. De repente, uno de los invitados, que parecía conocer a Ethan, apareció agitado.

Cris: ¡Ethan!

Ethan: ¿Cris? ¿Qué pasó?

El chico respiró profundamente y se apoyó en el pecho, lucía extremadamente cansado.

Cris: Qué falta de educación la mía, gusto en conocerte, soy Cris... sobrino de Louise... mira... disculpa interrumpir, pero necesitan tu ayuda en la carretera, parece haber un problema con el auto que trae una sorpresa para Amelia.

El chico se presentó rápidamente y miró a Ethan casi suplicando. Ethan miró a Elena algo preocupado y ella asintió. La soltó y fue con Cris, mientras Elena se acercó a la mesa de Louise.

Elena: Louise... ¿dónde está el baño?

Louise: Ah, puedes entrar en la casa después del jardín, es la tercera puerta del segundo pasillo a la derecha.

Elena agradeció y se dirigió hacia la casa. Entró y quedó asombrada, la casa era grande y ordenada, pero no parecía haber nadie. Empezó a buscar la puerta del baño, pero se sintió en un laberinto.

Elena: Ella dijo segundo pasillo, ¿o era el primero? ¡Ay! ¿por qué nunca presto atención a las cosas?

Elena siguió caminando y solo encontraba habitaciones, llegó a una de ellas y vio lo que parecía ser el cuarto de un adolescente rebelde. Entró y encontró fotos de Ethan más joven en los estantes, se acercó y las observó con una sonrisa juguetona.

Elena: ¿Por qué nunca imaginé que Ethan sería el capitán del equipo? risas* Lindo y alto como es, es el estereotipo del jugador popular risas* Parecía muy feliz aquí... Pero era muy pequeño... En las otras, siempre está serio... ¿Qué guardas?

Elena hablaba sola mientras observaba las fotos y escuchó una voz.

?: ¿Te has perdido, princesa?

Elena se volteó asustada y vio a un hombre apoyado en la puerta mirándola con una sonrisa inquietante.

Elena: Ah... solo iba al baño, con permiso...

Intentó salir, pero el hombre no se apartaba de la puerta.

?: ¿Ah, no, ya que no te has presentado, me presentaré yo... soy Matheo, también parte de la familia de Ethan, ¿no vas a hablar conmigo de forma adecuada?

Elena: Ah, perdón, mucho gusto, Elena Marino, soy la/

Matheo: Sé muy bien quién eres, princesa... ahora voy directo al grano, me enviaron aquí para cuidarte por un tiempo, así que si te mantienes tranquila será más agradable, ¿de acuerdo?

Elena sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal y el miedo se apoderó de ella. Matheo cerró la puerta y se acercó rápidamente a ella, agarrándola por la cintura con ambas manos.

Elena no sabía qué hacer, su garganta se cerró, se sentía como en la casa de su madrina, todos los recuerdos volvieron a su mente y ya no tenía fuerzas, aun así, intentó empujarlo, pero él no la soltó y rió siniestramente, acercándose a su cuello.

Matheo: Nunca imaginé que me mandarían hacer algo tan placentero, te gustará, preciosa, puedes estar segura.

Elena cerró los ojos mientras el hombre bajaba la mano rozándola y reunió todas las fuerzas que tenía para luchar. Caminó con él pegado a su cuerpo y levantándole el vestido, alcanzó un bate de béisbol que estaba detrás de la puerta y le golpeó la nuca. Él la soltó rápidamente y ella corrió hacia la puerta, pero estaba cerrada.

Elena: ¡¡¡SOCORRO!!! ¡¡¡ALGUIEN!!!

Matheo: ¡AH, MALDICIÓN!

Se levantó y fue hacia ella, arrojándola hacia la cama. Ella cayó golpeándose la cabeza en una esquina de uno de los muebles y quedó en la cama. Se puso la mano en la cabeza y cuando miró tenía sangre. Matheo se acercó a ella, metió la mano en el escote del vestido y rasgó la seda fina de un lado a otro, dejando a Elena casi desnuda.

El golpe en la cabeza casi le hizo perder el conocimiento, pero la necesidad de salir de allí era tan grande que apenas sintió el dolor. Comenzó a forcejear, pero Matheo era más fuerte. Se subió encima de ella y logró sujetar sus muñecas por encima de su cabeza.

Matheo: Te dije que te quedaras quieta, ahora no seré nada amable...

Elena: ¡¡¡NO!!! ¡¡¡DETENTE!!! llorando ¡¡POR FAVOR!!

Matheo parecía divertirse con su sufrimiento y comenzó a acariciar su cuerpo y sus senos. Elena ya no veía salida, intentaba luchar, pero el peso era mayor. La herida en la cabeza no dejaba de sangrar y ella estaba perdiendo fuerzas. Lloraba e intentaba gritar, pero el pánico se apoderó de su cuerpo y solo podía llorar y suplicar.

Elena: Detente... por favor... (desmayándose)

Matheo: Ahora tengo ganas, no perderé esta oportunidad, princesa risas

Elena: ¿Por... por qué?

Matheo: Estás casada con un hombre muy deseado, una vez que se deshagan de ti, él estará libre. Ahora quédate quieta y déjame mirarte.

Matheo comienza a quitarle el sostén a Elena y luego suelta sus brazos y comienza a quitarle los pantalones. Elena lucha por mantener los ojos abiertos, pero su visión se oscurece, siente que cae en un agujero de desesperación e impotencia, ya no puede hacer nada en ese momento.