No siempre lo que crees que fue verdad lo era
No siempre la mujer que creíste amar te amaría
No siempre lo que tú creíste que eran leales a ti lo fueron
regrese a mi primer vida después de experimentar otra vida en otro mundo
Quieres conocer más de mi historia la del principe heredero Alexander D Angello del imperio Zafiro quédate y te contaré mi dolor y vivencias y por lo que en está vida lucharé por ser mejor y proteger a mi familia de la traición de los que nos rodean.....
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El gran sabio un invitado no invitado
De regreso al castillo
El Sabio, al ver la furia del mocoso, no lo pensó dos veces y abrió el portal que los llevaría al castillo del Imperio Zafiro. El emperador silva a su caballo para que los siga, cruzando el portal y llegando a la entrada del castillo. Voltea a mirar a su caballo y le dice: 'Vuelve', y este, como si de un humano se tratara, se va.
En los establos, aquel sirviente ve venir el caballo de su señor emperador. Solo ora a los dioses para que su ira ya haya menguado. Se acerca al caballo, quita los aperos y lo lleva a su establo. Ya lleva años trabajando allí, y ese animal es muy inteligente. Al principio lo asustaba, porque todo lo que le decía lo hacía, pero entendió con el tiempo que fue el mismo emperador quien entrenó al caballo. Sabe el aprecio que este le tiene, por eso lo cuida con gran esmero...
Mientras tanto, el sabio patalea y grita como un niño pequeño al emperador, pidiéndole que lo suelte y preguntándole cómo se le ocurre insultar así al Gran Líder del Templo. Pero este no lo escucha; lo único que tiene en sus pensamientos es su hija y la necesidad de que aquel viejo cascarrabias la ayude. Los sirvientes miran con horror cómo su señor lleva al Líder del Templo de su túnica, como si fuera una bolsa de papas. Sin embargo, nadie lo detiene; los sirvientes simplemente se inclinan y se hacen a un lado. Ya que con solo una mirada sienten que los matará si se interponen en su camino, este ingresa con un sabio enojado al castillo, llevándolo directamente a los aposentos del príncipe heredero. Tira al sabio dentro de los aposentos, él ingresa y cierra la puerta.
- Mocoso del demonio, insolente, ¿cómo se te ocurre tratarme así? De verdad, ¿no respetas a tus mayores? Esta humillación no la dejaré pasar. -
El sabio, indignado en el suelo, comienza a hacer una pataleta como si fuera el fin del mundo. Maldecía al emperador y negaba con su cabeza el mal comportamiento del mocoso, sin percatarse de que había alguien más en aquella habitación, hasta que escuchó una voz que lo dejó callado. Como si de un resorte se tratara, se levantó del suelo, más rojo que un tomate, pues pensó que estaban solos.
- Padre, ¿has vuelto? ¿Quién es este anciano? -
- ¿Cómo que anciano? -
Al voltear, se da cuenta de que es el hijo del mocoso, pero lo que llama su atención no es el niño, sino la bebé que está en la cama. Se acerca para mirarla mucho mejor, la observa con horror y voltea a ver al emperador.
" Padre, este anciano es un sabio. ¿Lo has traído para que atienda a mi hermana? Buenas tardes, buen señor. Gracias por venir a ayudar a mi hermana. "
- Así es, hijo. Él es Magnus, el líder del templo, el gran sabio. Lo he traído para que atienda a tu hermana. -
- Hola, pequeño, un gusto en conocerte. ¿Por qué no lo dijiste desde un principio? Nos hubiéramos ahorrado el espectáculo que armé. ¡Maldita sea! ¿Qué tanto te costaba decir que tu hija estaba teniendo su despertar? -
" Ya deja de hablar tanto y de hacer berrinches. Además, no fue mi culpa; tú fuiste el que no me dejó otra opción que traerte a las malas. Así que te lo pido, Magnus, por favor, ayúdale. "
Este no deja que el emperador termine de hablar y se acerca a la bebé, colocando sus manos sobre ella. Habla en una lengua que no se conoce, recita unas palabras y de sus manos sale una luz blanca que forma un pentagrama sobre la bebé, el cual se va haciendo pequeño hasta que desaparece. Después de 20 minutos, él abre los ojos y se retira de la bebé.
- Mocoso, tu hija estará bien. He colocado un sello de protección que debe mantenerse, al menos, mientras ella aprende a controlar su magia. Yo, personalmente, me encargaré de enseñarle a manejar su magia, ya que, al ser una magia poderosa, no cualquiera puede guiarla. -
Tanto el príncipe como el emperador dan un suspiro de alivio al saber que la princesa está fuera de peligro.
" Gracias, Magnus. Te pido disculpas por la forma imprudente en que ingresé al templo. Como emperador del Imperio Zafiro, yo, Fausto de Angelo, ofrezco mis más sinceras disculpas por mi comportamiento hacia el Gran Sabio del templo. Espero que pueda comprender mi situación, ya que mi hija necesitaba su ayuda para enfrentar su despertar sin que ello le causara daño alguno. Su madre me había mencionado que ella es descendiente de magos puros. Sin embargo, nunca pensé que mi hija heredaría su linaje, ya que parecía casi imposible. Como usted sabe, la sangre de dragón predomina sobre los demás linajes. Por eso le pido disculpas y le ruego que por el momento mantengamos esto en secreto, ya que es muy pequeña y temo que puedan intentar hacerle daño o utilizarla. "
Aquel sabio se queda sorprendido, nunca había imaginado que el mocoso le pidiera perdón, y mucho menos que se disculpara por la forma en que lo trató. Sin embargo, reconoce que él tiene parte de la culpa por no permitirle el ingreso al templo, aunque no se lo dirá. Es la primera vez que ve al mocoso disculpándose con él, lo cual lo llena de orgullo, porque, aunque no lo exprese, siente un profundo cariño por ese mocoso, casi como si fuera su propio hijo...
- Mocoso del demonio, todavía no se me ha olvidado la humillación que me hiciste pasar, pero por el bien de tu hija te perdono... Hablando de otra cosa, ¿dónde puedo tomar una siesta? Cuando llegaste al templo, estaba a punto de dormir y estoy más cansado ahora que he tratado a la princesa.
El emperador solo suspira y pone los ojos en blanco. Lo mira y niega con la cabeza; aquel viejo cascarrabias siempre se sale con la suya. Sabe que le será muy difícil sacarlo del castillo. Anotado en su mirada el interés por sus hijos, cosa que no le molesta; al contrario, le agrada, pero sabe que le traerán grandes dolores de cabeza.
Conoce bien a ese viejo cascarrabias; es todo un caso perdido. Ya se imagina en los problemas que lo meterá. Solo le queda suspirar y esperar...