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Entre Las Páginas Del Destino

Entre Las Páginas Del Destino

Status: En proceso
Genre:Espadas y magia / Romance / Viaje a un mundo de fantasía / Yaoi / Aventura / Fantasía LGBT
Popularitas:2.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Shion Miller

Cleoh era solo un nombre perdido en una línea secundaria de una novela que creyó haber olvidado. Un personaje sin voz, adoptado por una familia noble como sustituto de una hija muerta.

Pero cuando despierta en el cuerpo de ese mismo Cleoh, dentro del mundo ficticio que alguna vez leyó, comprende que ya no es un lector… sino una pieza más en una historia que no le pertenece.

Sin embargo, todo cambia el día que conoce a Yoneil Vester: el distante y elegante tercer candidato al trono imperial, que renunció a la sucesión por razones que nadie comprende.

Yoneil no busca poder.
Cleoh no busca protagonismo.
Pero en medio de intrigas cortesanas, memorias borrosas y secretos escritos en tinta invisible, ambos se encontrarán el uno en el otro.

¿Y si el destino no estaba escrito en las páginas del libro… sino en los espacios en blanco?

NovelToon tiene autorización de Shion Miller para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO 21

Anne regresó con los vestidos doblados sobre los brazos, respirando como si hubiera recorrido todo el ducado en un solo aliento. Cerró la puerta con suavidad y dejó las prendas sobre la cama, junto a Cleoh, que permanecía recostado con la actitud despreocupada de alguien que está a punto de protagonizar una escena teatral y no un escape clandestino.

—Póngase de pie —ordenó en un susurro urgente, entrando de lleno en modo operativo— Y por favor… no se ría.

Cleoh obedeció con una gravedad exagerada, aunque la chispa traviesa en sus ojos traicionaba su diversión.

Lo que siguió fue un torbellino: telas que volaban, alfileres que aparecían y desaparecían entre los dedos de Anne, mechones de cabello que ella intentaba domar, y respiraciones contenidas mientras ajustaba cada parte del disfraz. Cleoh colaboraba, pero su altura convertía cualquier maniobra sencilla en una complicación absurda.

Anne rodeó su torso para ajustar la tela y murmuró:

—No respire tan hondo.

—Anne, si no respiro me voy a desmayar —susurró él, temblando ligeramente para no moverse del sitio.

—Pues respire, pero… sutilmente.

Ella le dio un último tirón al corsé falso, se apartó un paso y lo examinó completa, cuidadosamente, y entonces, su expresión cambió.

Sus ojos se abrieron, primero un poco, luego más… y finalmente, entre asombro y rendición, soltó:

—Santos cielos… —murmuró.

Cleoh ladeó la cabeza, curioso.

—¿Eso es bueno… o muy malo?

Anne lo observó de arriba abajo, aún incrédula.

El vestido caía sorprendentemente bien sobre su figura esbelta, sin exagerar en ningún lado; su altura, aunque notable, quedaba suavizada por la caída fluida de las telas; y ese rostro delicado, esa piel pálida, esos ojos tranquilos… todo encajaba con una naturalidad que no debería ser posible.

—Pensé que sería imposible —admitió al fin— pero… realmente se ve como una joven. Una joven un poco alta, sí, pero… —frunció el entrecejo— es que… está demasiado delgado. No hay nada que delate que es un hombre. Nada.

Cleoh parpadeó, sorprendido y divertido a la vez.

—¿Eso es un elogio?

—Eso es un milagro —respondió Anne, llevándose una mano a la frente— Debí haber confiado más en los dioses de las travesuras.

Cleoh sonrió con descaro.

—Te lo dije: talento natural.

—Y demasiada confianza —gruñó ella, aunque con una sonrisa renuente— Pero no importa. Lo importante es que… esto funciona, mucho más de lo que debería.

Anne respiró hondo para recuperar la compostura, bajó la mirada hacia las faldas y dio instrucciones rápidas:

—Bien. Camine un poco. Quiero asegurarme de que no parece un espantapájaros con encajes.

Cleoh caminó dos pasos, Anne lo observó. Parpadeó. Y soltó una carcajada incrédula que se apresuró a ahogar con la mano.

—¡No! ¡No puede ser! Ni siquiera camina mal. ¿Cómo… cómo es posible?

—Tal vez soy una dama muy alta —propuso Cleoh, orgulloso.

—Tal vez los dioses quieren verme sufrir —replicó Anne, volviendo al trabajo— Pero ya está, debemos salir ahora, antes de que esto deje de tener sentido.

Abrió la puerta apenas unos centímetros y comprobó el pasillo: vacío, silencioso, perfecto.

—Nos iremos por el ala oeste —susurró— Menos criados, menos guardias, pero usted… —lo señaló con un dedo severo— camine despacio, nada de pasos largos, usted pisa como si quisiera conquistar el continente.

—Seré delicada —prometió él, con solemnidad absurda.

Anne solo suspiró.

Y así, vestidos, decididos y ligeramente aterrados, abrieron la puerta para comenzar la fuga.

Apenas pusieron un pie en el pasillo, Anne avanzó con paso rápido y seguro, sosteniendo una cesta contra el pecho como escudo improvisado. Cleoh caminaba detrás, envuelto en el abrigo largo que ocultaba el vestido y con la capucha bajada hasta casi la punta de la nariz.

Bajaron una escalera lateral, evitando la principal. Oyeron voces lejanas, el eco de botas. Anne tensó la espalda.

—Alto —susurró.

Cleoh se pegó a la pared de inmediato, Anne tiró de él hasta una columna enorme, donde la sombra los tragó por completo, dos guardias pasaron hablando sobre el festival, ajenos a la conspiración que estaba a dos metros de ellos.

Anne contuvo el aire, Cleoh también, ni uno pestañeó hasta que las voces se diluyeron en la distancia.

Ella soltó el aire en un suspiro tembloroso.

—Esto es una locura —murmuró— Una completa locura.

Cleoh sonrió despacio, esos ojos que siempre parecían tranquilos ahora chispeando emoción pura.

—Pero una locura divertida.

Anne lo miró con exasperación… y luego, muy a pesar suyo, también sonrió.

—Vamos —dijo, tomando la delantera— Falta lo más difícil:

Estaban a pocos metros de la puerta del servicio cuando unos pasos resonaron de repente desde la esquina. Anne se tensó.

Y antes de que pudieran retroceder, Amarillis apareció cargando un montón de sábanas recién dobladas. Al verlas, se detuvo en seco.

—¿Anne? ¿Qué haces aquí? —preguntó con un gesto de extrañeza, y luego sus ojos se posaron en Cleoh— ¿Y ella quién es?

La pregunta cayó como una piedra.

Cleoh sintió un latigazo de nervios; aquellos ojos estaban examinándolo con sospecha creciente. Anne reaccionó tan rápido que casi impresionó incluso a Cleoh.

—¡Mi prima! —soltó con una sonrisa amplísima y completamente falsa— Vino desde el pueblo porque quiere… quiere trabajar aquí. Sí. Está buscando empleo en el ducado, así que la estoy llevando a hablar con la señora Edmund.

Amarillis parpadeó, confundida.

—¿Tu prima? Pensé que tú no tenías familia en el pueblo…

—¡Lejana! —corrigió Anne con una agilidad mental admirable— Muy lejana, de esas que aparecen solo cuando necesitan algo, ya sabes cómo es.

Cleoh inclinó un poco la cabeza, intentando parecer tímido, dócil… y lo más femenino posible.

Amarillis entornó los ojos.

—¿Y por qué camina así? Parece… torpe— Anne soltó una risilla nerviosa.

—Es que está muy, muy nerviosa, es su primera vez en una casa noble, se tropieza hasta con el aire.

Para reforzar la mentira, Anne empujó suavemente a Cleoh hacia delante. Cleoh, improvisando, dio un paso mal calculado… y casi pierde el equilibrio de verdad, tuvo que apoyarse en la pared para no terminar en el suelo.

Amarillis abrió los ojos, sorprendida.

—Ay, pobrecilla… ¿está bien?

Cleoh asintió con rapidez, forzando una voz tan suave que casi se le quebró.

—S-sí… solo… solo me mareo un poquito…

Amarillis suspiró, claramente conmovida —y algo impresionada por semejante torpeza—

—Bueno… adelante entonces. Pero dense prisa, la señora Edmund odia las visitas sin aviso.

—¡Gracias! —respondió Anne al instante, apretando el brazo de Cleoh para llevárselo antes de que la criada pudiera hacer más preguntas.

Emprendieron el paso con una prisa contenida, sin atreverse a mirar atrás hasta que doblaron la esquina, cuando por fin quedaron fuera del campo de visión de Amarillis, Anne dejó escapar un suspiro tan prolongado que casi pareció desinflarse.

—Por todos los cielos —murmuró— casi nos descubre.

Cleoh, aun sintiendo el calor del rubor prendido en sus mejillas, susurró:

—No sabía que fingir ser tu prima sería tan… intenso.

Anne lo miró con los ojos muy abiertos… y luego ambos estallaron en una risa contenida, casi silenciosa, pero cargada de esa chispa cómplice que nace cuando dos personas sobreviven juntas a una locura compartida.

Rieron como dos amigos que acaban de cometer una travesura monumental, hombro con hombro, intentando no llamar la atención mientras el eco leve de sus risas se perdía en el pasillo.

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Arin Wang
🥰
Shian Leen
muy buena historia, estaré esperando más capítulos
Lex
Me encanta💕
Lenn
me encanta
BodySnatcher
Me encanta como escribes, me hace sentir parte de la historia. Espero poder seguir leyendo más de tus obras.
Shoot2Kill
más capítulos porfavor
Zorro Rojo
Muy buena historia🎉✨ a mi me gustó hasta ahora, y quería saber si podrías leer alguna de las mías y darme tu opinión 😅
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