Mi Pequeña Collins

Pasaban de las tres de la madrugada, Lizet camino a la terraza y observo el cielo nocturno se aferró fuertemente a la cobija que caí sobre sus hombros y respiro profundamente, el humo que abandonaba sus labios era la prueba que el frio era testigo de las semanas de interminables noches de insomnio; debía hacer aquel llamado, pero trataba que su corazón dejara de latir con tanta fuerza.

Su mirada recorrió la hermosa ciudad dormida y la paz lentamente cubrió su ser.

-¿Qué haces aun despierta linda?- la voz masculina se filtró detrás de su figura-

-Tratando de encontrar fuerzas- hablo sin mirar atrás-

Unos fuertes brazos rodearon su pequeña cintura y beso cayo suavemente en su cuello- Tranquila aquí estoy cariño.

Lizet cerro sus ojos y asintió-

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La mañana cubrió los ventanales con la luz del sol, cálidamente los rayos caen sobre las curvas desnudas del cuerpo de Alma que lentamente comenzó a mover su cuerpo. Sus brazos se estiran cansados y una sonrisa se dibuja en su rostro, recordando la excitante noche con su esposo.

La puerta de la habitación es golpeada suavemente varias veces despertando a Lion, que estaba acostado sobre su estómago con el torso desnudo y la sabana cubriendo su parte inferior.

-Si- la voz salió grave y adormilada-

-Señor el desayuno estará listo en media hora-la voz del mayordomo atravesó la enorme puerta de caoba lustrada.

-Gracias Pierre, enseguida vamos- esta vez fue Alma quien hablo.

Alma se sentó al borde de la cama y el sol se reflejaba en todas sus líneas, mientras que abría sus brazos estirándose nuevamente, Lion sonrió disfrutando de la hermosa imagen.

El bello cuerpo de Alma queda al descubierto cuando al ponerse de pie las sabanas se deslizaron por su cuerpo hasta llegar al suelo, -

-Eres lo más bello que he visto en toda mi vida- Lion se voltea y sus brazos se cruzan detrás de su cabeza disfrutando del cuerpo desnudo de su sublime esposa caminando por el cuarto.

-Usted también es muy guapo Señor Collins. Alma sonrió picara-

Lion acomodo las sabanas en un lugar en particular, un gran problema estaba despertando esa mañana.

- Anoche disfrute mucho de la lectura princesa, hace mucho no leías en la cama- Lion sonrió al ver como su mujer voltea a verlo antes de entrar al baño.

- Apenas me has dejado leer la mitad de un capitulo- rodo los ojos y una risa se escapó de sus labios, cuando recordó como su esposo arrojo apresurado el libro fuera de la cama.

- No escuche que te quejarás, bebé-  Lion se levantó y camino como Dios lo trajo al mundo, ella recorrió el cuerpo perfectamente tonificado de su esposo e inconscientemente mordió sus labios, mientras que el calor se apoderaba de todo su cuerpo.

Lion la tomo del rostro y dejo un beso lleno de deseo terminando con su lengua atrevida recorriendo su cuello.

- Tal vez podrías terminar de contarme la historia en el jacuzzi - susurro al oído-

- Mmm, nada me haría más feliz- Alma beso los labios de su esposo que no dudo en tomarla y llevarla en brazos.

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Una hora y media después el timbre de la puerta principal sonó.

Pierre camino en dirección a la entrada para atender.

-Buenos días Señor Cameron-

-Buenos días Pierre, ¿Lion está listo?

Pierre sonrió pícaramente- En estos momentos se encuentra desayunando con la Señora.

Cameron entrecerró los ojos, observo el reloj, pasaban de las 9 y debían asistir a una reunión.

- ¿A esta hora? Pregunto curioso

-Bueno, tal vez al señor le llevo tiempo alistarse-

-Oh, - Cameron abrió grande sus ojos y una ceja se levantó sugestiva- dime que no atacaron otra vez la alacena- Cameron rio recordando el suceso de la miel.

-Esta vez la cocina estuvo a salvo, podría decir que fue un clásico- Pierre no aguanto y una sonrisa sonora abandono sus labios

Cameron rio y palmeo los hombros del mayordomo- adoro tus chistes en doble sentido, siempre tan elegantes

- permiso

-Adelante Señor- Pierre lo acompaño hasta el comedor y luego siguió a la cocina-

Alma estaba sentada desayunado sus panques con miel, y Cameron no pudo contener la risa-

-Cameron, buenos días ¿a qué se debe tu alegría? - ella tenía su rostro más rozagante, haciendo su belleza natural resaltar

-No me hagas caso, es solo un recuerdo y ¿Lion? - No paso mucho desde su pregunta, cuando ve al azabache entrar molesto con el teléfono en la mano.

-No Lizet, no puedes hacernos esto, ya va casi un año, esta fecha es importante.

Cameron abrió sus ojos negros que se iluminaron después de tanto tiempo, su corazón se agito de la emoción y sus labios no pudieron contener la sonrisa. Alma fue testigo de cada gesto y se enterneció.

-Trata de hacer tiempo, son tus sobrinas y ahijadas- Lion vio a Cameron y asintió en saludo, hasta que una tonta idea cruzo por su mente. Alejo el teléfono y hablo apresurado.

-Cameron habla con ella, siempre te hace caso, dile que es importante que asista al cumpleaños de las gemelas- Lion paso el teléfono y Cameron quedo petrificado viendo el pequeño aparato en manos de su amigo.

Lion insistió empujando el teléfono hacia las manos de su amigo, sus ojos verdes se clavaron esperanzados.

Cameron tomo el teléfono sudando frio, trato de tragar saliva y con mucho esfuerzo su voz profunda salió.

- Hola

Del otro solo se oía la respiración pausada, pero no existía intención de contestar.

- Hola\, Lulú está ahí- su voz parecía quebrarse de la emoción y sus manos temblaban sin poder controlarlas.

-Lizet- volvió a pronunciar con desespero- y la llamada de repente termino.

Cameron sintió un nudo ahogándolo, cerro los ojos por un segundo tratando de recomponerse

-¿y?- Lion lo observaba ansioso, mientras Alma apretaba su pecho viendo el rostro de Cameron.

-Amor, por favor- llamo la atención de Lion para darle tiempo a Cameron

-La llamada termino, tal vez sea la señal- afirmo con dificultad.

-Agh, - Lion peino su cabello ofuscado- puedes creer que no vendrá al cumpleaños de las niñas- sonaba molesto sentándose en la silla junto a Alma.

Cameron trago duro y ocupo un lugar en la mesa.

-Bebé, Lulú ha tenido muchas obligaciones laborales, tal vez no pueda escapar del compromiso debes entenderla-  Alma miro de reojo a Cameron, quien seguía estático

Él aún oía el eco de aquella respiración suave, sus manos sudaban al recodarlo, el primer contacto después de mucho tiempo, y sin hablar había derrumbado todas las posibles barreras que quedaban en él.

-Maldita la línea que trace - pensó

- No la justifiques Alma\, son sus ahijadas\, que puede ser más importante- ¿Tengo razón? Lion observo a su amigo esperando su apoyo\, pero este lo miraba sin dar respuesta\, aún estaba perdido en sus pensamientos.

- Cameron ¿tengo razón? Verdad- los ojos verdes se clavaron en su amigo.

Con dificultad volvió en sí, y asintió- tal vez sí, pero tú y yo sabemos que muchas veces hay obligaciones impostergables.

O tal vez solo quiere evitarme- se dijo a sí mismo.

-Disculpen, pero no estoy de acuerdo- Lion se puso de pie y salió molesto del lugar.

Alma aprovecho la ausencia de Lion, para interrogar a su amigo, no lo noto nada bien, aun los labios estaban pálidos y se podía percibir la respiración agitada.

-Cam ¿estás bien? - pregunto Alma mirándolo con pena.

-Me oyó- sonrió con la mirada perdida y la presión en el pecho- pero decidió terminar la llamada- busco el aire para llenar sus pulmones y dejo salir esas palabras con dolor- me odia Alma- dijo levantando la vista para ver el rostro de su amiga.

-Solo dale tiempo- Alma se puso de pie y camino hasta él para apretar el fuerte brazo- muchas cosas pasaron entre ustedes, déjala ser- dio varios golpecitos y salió del lugar dejándolo solo.

A miles de kilómetros pasando de las 15;00 hs, Lizet quedo con la mirada perdida en el techo de su habitación.

-Su voz, aun hace estremecer mi corazón- mascullo tomando las sabanas para cubrir su rostro.