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Desiree

Desiree

Status: En proceso
Genre:Romance / Mujer poderosa / Mafia / Diferencia de edad / Pareja destinada / El Ascenso de la Reina
Popularitas:15.6k
Nilai: 4.8
nombre de autor: Jess Queen

Tercera parte! En emisión asique no se desesperen que vamos a paso lento pero seguro. Escribo con mucho amor asi que espero lo mismo de ustedes 🖤

NovelToon tiene autorización de Jess Queen para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Cap 20

DOS SEMANAS DESPUES.

—¡¿De qué se supone que estás harta si te lo hemos dado todo?! —La voz de mi madre estalla en el cuarto, despierta a Derek, que rompe en llanto asustado. Su expresión se endurece, pero no le importa. Ella sigue clavándome la mirada—. Te casaste con quien querías. Se complicó todo después, pero aun así tienes más libertades de las que yo he tenido jamás.

No ha disimulado en ningun momento que no quiere a mi hermano ni la responsabilidad que he asumido por el.

Me río, pero es una risa amarga, hiriente, una respuesta automática que sale de mis labios.

—¿De qué libertad hablas? —subo también la voz, y el llanto de Derek se hace más fuerte. Tomo a mi hermano y lo arrullo, aunque no puedo contener la rabia que me llena desde adentro—. Hace semanas que me tienen encerrada en esta maldita habitación, ¡sin saber nada sobre el ataque, sin saber de mis propios hermanos! Vlad no me deja entrenar con los chicos, y tú... tú lo unico que haces es gritarme. ¿A eso le llamas libertad, madre? ¿Por qué no están aquí mis hermanos?

Mi madre me observa en silencio, sus labios apretados en una línea dura, y siento su mirada juzgándome, como si yo fuera la culpable de todo este caos.

—Es libertad, Dess, mantenerte lejos de ese peligro innecesario. Lo hago para protegerte, porque tienes demasiado en juego, porque este no es un juego de niños. No te das cuenta de todo lo que podrías perder ¡No fuiste educada para esto! ¡Fuiste educada para gobernar!

—¿Libertad? ¿Gobernar? —mi voz suena fría, y puedo ver que la palabra la hace dar un paso atrás. Siento cómo mi control se resquebraja, porque lo que ella llama libertad, para mí no es más que una jaula dorada—. Lo que tú llamas libertad, mamá, no es más que una prisión de lujo. No me han dado nada de lo que de verdad quiero. Si me hubieran dejado ser libre, me habrías permitido enfrentarme a mis problemas y no tener que sentirme inútil aquí encerrada. ¡Gobernar para mi es algo muy distinto a lo que haces tu! no quiero ser la reina detras de un escritorio dando ordenes ¡ni tampoco con el movil pegado a la oreja! Me gusta el trabajo de campo, me gustan los negocios y ensuciarme las manos... ¡nunca en la vida quise ser como tu!

Ella frunce el ceño, pero esta vez se nota algo más en su expresión, algo que intenta ocultar: decepción.

—¿De verdad crees que jugar a la "Siniestra" hara que tu obligación en el futuro sea distinta a la mía? ¿Crees que esa actitud temeraria te llevará a donde quieres? —su voz se endurece aún más—. Solo vas a conseguir que te vean como una inmadura. Liderar no es ponerte en peligro, Dess. ¡Vlad tampoco lo permitirá!

—Siniestra es un apodo que me dieron mis hermanos y mis primos al ver mi falta de escrúpulos, no es un juego, mamá. Eso es lo que soy . No necesito tu aprobación ni necesito que todo esté bajo control antes de cada paso. Liderar también es enfrentar lo que venga sin esconderme.

Derek se calma un poco en mis brazos, y sus manitas se aferran a mi dedo como si él fuera la única razón que me mantuviera quieta. Bajo la mirada hacia él, y una mezcla de responsabilidad y enojo se arremolina en mi pecho, porque es claro que mi madre jamás entenderá que soy todo lo opuesto a lo que ella quiere que sea. Levanto la vista para encontrar sus ojos, pero no hay arrepentimiento en los míos, no hay sumisión y en los de ella, solo veo enojo, mucho enojo.

—¿Sabes qué, mamá? Te esfuerzas tanto por controlarlo todo, por mantenernos a salvo, por fingir que nada puede contigo. Pero el mundo no se controla desde una oficina ni se gana solo con estrategias limpias. A mi no me importa ensuciarme las manos, no me importa enfrentar las consecuencias, porque para eso soy quien soy. Yo no soy tú, y no voy a serlo.

Un destello de furia aparece en sus ojos. Algo en mis palabras la ha golpeado, y la veo titubear un momento antes de recomponerse.

—Dess, ¿Quieres respuestas? Haz lo que quieras, sal de este cuarto y enfréntate a lo que hay allá afuera. Ve y enfrenta lo que te espera —me reta, como si no creyera que de verdad fuera capaz de hacerlo.— Claro, si tu esposo te lo permite.

—Lo haré —contesto sin dudar, sin apartar mi mirada de la suya—. Porque si algo me enseñaste, es que a veces uno tiene que enfrentar la realidad por su cuenta.

Doy un paso hacia la puerta, con Derek aferrado a mí. Mi madre me observa con una mezcla de incredulidad y algo que parece temor, pero yo no siento miedo. Sé quién soy, y estoy lista para enfrentar.

..

—¡¿A dónde crees que vas?! —La voz de mi madre retumba detrás de mí.

No le respondo, ni pienso detenerme. Camino por el pasillo, buscando las escaleras, con mi hermanito en brazos, quien descansa con la cabeza apoyada en mi hombro, sus pequeñas manos aferradas a mí como si supiera que soy su refugio. Su presencia me da fuerzas; es la razón por la que no puedo permitirme flaquear. Él merece una vida feliz, y yo voy a asegurarme de que la tenga.

—¡Dess! —Vuelve a llamarme mi madre, su tono agudo y molesto, como un zumbido insoportable que me impulsa a acelerar el paso.

Sigo adelante, sin mirarla, ignorando su sombra insistente, y me muevo hasta la puerta del despacho. Ajusto a Derek en mi brazo, y él me regala una sonrisa que ilumina todo mi mundo, me recuerda por qué estoy haciendo esto. Acaricio su cabello mientras él se acurruca contra mí, y el contacto de su pequeña mano contra mi pecho me recuerda que no puedo dejarme intimidar.

Giro la manija y entro en el despacho de Vlad. Aseguro la puerta detrás de mí, trabándola para que mi madre no pueda entrar. Necesito que esta conversación sea solo entre Vlad y yo.

Él está allí, tras el escritorio, con esos ojos grises como acero que me analizan al instante. Su largo cabello negro está trenzado, cayendo sobre su hombro en contraste con la camiseta gris ajustada y los jeans oscuros, una apariencia casual que de alguna forma lo hace ver aún más intimidante e irresistible.

—Dess, ¿Qué demonios haces aquí? ¿Por qué tienes esa cara? —pregunta, y en su voz hay una mezcla de sorpresa y advertencia, como si realmente quisiera que diera marcha atrás.

—Necesito hablar contigo —le suelto con firmeza. Ajusto a Derek en mis brazos, que observa a Vlad con una curiosidad inocente, mientras me aseguro de que entienda que no pienso retroceder.

Vlad me estudia, sus brazos cruzados, y noto el conflicto en su mirada: el deseo de protegerme y a la vez el respeto por mi decisión de no quedarme callada. Pero al fin su expresión se endurece, listo para imponer su autoridad.

—Si vienes a decirme que quieres salir de esta casa, olvídalo. Es peligroso y no voy a permitir que hagas una estupidez. —Va al grano, y mi gesto se transforma en pura rabia. ¿Acaso está de acuerdo con mi madre?

—¡No es tan difícil de ver, Vlad! Si no fueron tus hermanos quienes nos atacaron, fue el maldito FBI. Pero lo que realmente me jode es que hace días que no me dejas bajar a entrenar, que no veo a mi personal, que no sé una mierda de mis hermanos, ¡me quitaste el móvil, ni siquiera puedo hablar con mi padre! —Mis palabras salen como dardos envenenados, y siento a Derek moverse en mis brazos, mirándome con sus ojitos grandes y curiosos. Lo abrazo más fuerte, recordándome que él no tiene la culpa de este desastre—. ¿Es esto lo que querías al casarte conmigo, Vlad? ¿Convertirme en tu prisionera?

Vlad arquea una ceja y me mira como si mi explosión de rabia le resultara tan intrigante como exasperante.

—¿Todo esto es porque no ves a esos inútiles cerca? —pregunta, y su voz rebosa de desdén—. Tu madre me pidió que te mantuviera segura y alejada de todo peligro…

Mi paciencia se rompe. Estoy a punto de explotar, y Vlad ni siquiera parece darse cuenta de lo cerca que está de incendiar todo.

—¿Te casaste con ella o conmigo? —le espeto, sosteniéndole la mirada—. Dame mi maldito móvil. Quiero hablar con mi padre y mis hermanos, y quiero que me devuelvas algo de mi vida.

Él sacude la cabeza lentamente, una sonrisa helada y frustrante asomando en su rostro.

—No, Dess. No puedo devolverte el móvil porque creo que gracias a él encontraron nuestra ubicación cuando nos atacaron. Y tampoco te dejaré bajar ni salir de aqui hasta que todo este lio se aclare, ¿te queda claro, cariño? No quiero que te enojes conmigo, tu madre y yo estamos haciendo todo o posible para mantenerte segura, alejada de todo peligro.

Su voz se suaviza y se pone de pie para acercarse a mi, no me muevo y analizo cada uno de sus movimientos. No es que no quiera a Vlad, de hecho si lo quiero y mucho, pero siento que estoy dentro de una jaula y odio eso.

—¿Era muy difícil decirme eso desde un principio? —escupo, sintiendo la impotencia arder dentro de mí mientras el se detiene delante de mi y acaricia mi mejilla cariñosamente, veo el amor en sus ojos—. Llevo dos semanas incomunicada y no fuiste capaz de darme un maldito móvil nuevo. Las clases en la universidad ya comenzaron, y mientras tanto yo… —respiro hondo para no perder el control frente a Derek— estoy aquí, haciendo nada, en esta cárcel que has montado para mí.

Él frunce el ceño, sus ojos se endurecen.

—No estás haciendo nada. Eres mi esposa, Dess, y estás cumpliendo con tus deberes. Te ocupas del bebé, lo cuidas tú misma, como debería ser. —Su tono ya no es tan frío, ni tan controlador, que me cuesta contener el impulso de arrojarle algo o aferrarme a su pecho en un abrazo.

Su esposa… Esa palabra cae sobre mí como un golpe, un recordatorio de todo lo que él y mi madre han intentado imponerme. Soy su esposa en el papel, pero ni siquiera compartimos la misma cama desde que llegamos aquí. Él está siempre ocupado, en reuniones de trabajo, resolviendo asuntos que desconozco, como si yo fuera nada más que una sombra en su vida.

—Vlad, no te gustará nada lo que soy capaz de hacer si no me das un poco de libertad —le advierto, apretando los dientes, con Derek mirándome con sus ojos grandes y confiados. No pienso dejar que se críe en un ambiente donde yo no tengo ni voz ni voto.

—¿Y qué vas a hacer? —me desafía, con una sonrisa fría, como si creyera que mi amenaza no fuera más que una broma.

—Voy a pedirte el divorcio, Vlad. —Mi voz es apenas un susurro casi atorado en mi garganta por la mentira, jamás me divorciara de el, pero el impacto de mis palabras se siente en el aire, y la tensión en el despacho es palpable—. No quiero esta vida, y lo sabes.

Él suelta una carcajada seca, Yo le sonrio tambien, acaba de comprender el juego.

—No te daré el divorcio —me responde, cada palabra como una obviedad—. Porque tú me amas, Dess, y yo te amo a ti más que a nada en el mundo. Lo que estás es… —hace una pausa, como si pesara sus palabras— alterada, y necesitas calmarte.

—¡No me voy a calmar una mierda! —le grito, sin importarme el tono, la rabia consumiéndome completamente—. ¡Estoy furiosa! ¡Quiero mi vida de vuelta, Vlad! O me convertiré en la pesadilla de mi madre y en el grano en el culo que no podrás ignorar.

La mandíbula de Vlad se tensa, su control absoluto resquebrajándose apenas un segundo antes de que su rostro vuelva a ser el mismo, impasible y autoritario, mirándome con esos ojos grises que no permiten discusión. Pero yo no pienso ceder.

El no es asi, es mi jodida madre quien lo obliga a ser de esta manera idiota.

La rabia me hierve en el pecho, subiendo como una ola que amenaza con arrasar con todo. Siento a Derek en mis brazos, su respiración suave contra mi cuello, y por un instante me calma... pero sólo un instante. Mi madre ha traspasado todos los límites, invadiendo cada rincón de mi vida, ahogándome con su necesidad de control.

¡Un capitulo mas y nos leemos la semana que viene!

1
Zoila Mendoza
Bueno
Zoila Mendoza
Malo
Elvia Ramona Barreto
Qué está pasando ahora
Elvia Ramona Barreto
De aquí en adelante será otra vida
Elvia Ramona Barreto
Dereck es un hombre que no tiene empatia por nadie,solo le importa el y lo que sirve a el,que le den una buena patada en sus partes blandas y su trasero,que no vuelva a molestar a su hija
Elvia Ramona Barreto
Hermoso capítulo, me encantó
Elvia Ramona Barreto
Estoy feliz por la decisión, no hay lugar para el arrepentimiento, y serán felices para siempre
Elvia Ramona Barreto
excelente trabajo
Elvia Ramona Barreto
Wow!!! Parece que se las trae la pequeña jajaja.
Elvia Ramona Barreto
Me gusta como empezó, estoy entusiasmada sigo leyendo
Elvia Ramona Barreto
Yo creo que le tira Aiden,veremos más adelante
Elvia Ramona Barreto
Creo que será tan buena como la anterior
Maty Castro
Hola escritora cuál sería la otra novela aparte de esposa abandonada
Yanitza Aguirre
Hola Jess! cuando dices aquí dos novelas anteriores, se que una esposa abandona, y la otra cuál es?
Jaqueline Leiva
hola autora como estas k paso k no seguiste actualizando espero k estes bien
Jess Queen: Enero será un buen año..Volveré pronto
total 1 replies
Lennys Ariannys
muy alucinante
Kely Oteo Hernandez
execelente más capítulos por favor
Carmen Blanco
Excelente
Carmen Blanco
me encantó su elección al principio creí en aiden pero me decepcionó ares también pero no tanto el siempre dijo que era ara molestar a Aizen
Jacinta Quiroga Gonzalez
Bueno
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