"Dos almas gemelas, unidas por el dolor y la lucha. Nuestras vidas, un eco de la misma historia de sufrimiento y desilusión. Pero cuando el destino nos ofrece una segunda oportunidad, debemos elegir: venganza o redención.
En un mundo donde las apariencias engañan y los rostros esconden secretos, la privacidad es un lujo inexistente. Las cámaras nos observan, juzgan y critican cada movimiento. Un solo error puede ser eternizado en la memoria colectiva, definir nuestra existencia.
Ante esta realidad, nos enfrentamos a una disyuntiva: buscar justicia personal y arriesgarnos a perpetuar el ciclo de dolor, o proteger y amar a quien necesita consuelo. La elección no es fácil, pero es nuestra oportunidad para reescribir nuestra historia, para encontrar un final feliz en este mundo de falsas apariencias."
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Encuentros inesperados
Los días habían pasado rápidamente, pero las amenazas que nos rodeaban no habían disminuido. Entre el acoso que perseguía a Yeon-Jun y los rumores incesantes sobre nuestra relación, parecía que no había forma de escapar del escrutinio constante. Cada salida pública, cada pequeño error se magnificaba y se volvía en nuestra contra, como si todo el mundo estuviera esperando a que uno de nosotros cayera. La presión era constante, y aunque nos habíamos prometido no dejar que nos afectara, el peso de la situación comenzaba a sentirse insoportable.
Había pasado la mayor parte del día en el estudio, intentando concentrarme en la nueva coreografía de Cloud9, pero mi mente no dejaba de desviarse hacia Yeon-Jun. Desde que habíamos descubierto la magnitud de las amenazas y acosos que enfrentaba, no había podido dejar de preocuparme por él. Sabía que intentaba mostrarse fuerte, pero también sabía lo mucho que lo afectaba. Era como si cada día lucháramos contra sombras que se hacían más grandes y más oscuras.
Esa noche, decidimos vernos en mi apartamento, lejos de las cámaras y los ojos curiosos que parecían acecharnos en cada esquina. Necesitábamos un plan, una manera de enfrentar todo lo que estaba sucediendo sin dejar que nos destruyera, pero también necesitábamos un momento para reconectar, para recordar por qué habíamos llegado hasta aquí.
Cuando Yeon-Jun llegó, traía consigo esa mezcla de serenidad y cansancio que se había vuelto tan familiar. Su sonrisa, aunque pequeña, era un recordatorio de la fuerza que intentaba mantener a pesar de todo. Nos sentamos en el sofá, rodeados de un silencio que no era incómodo, pero que estaba cargado de palabras no dichas y de preocupaciones compartidas.
—Esto se está volviendo insostenible —dije finalmente, rompiendo el silencio—. No podemos seguir así, con cada día sintiendo que todo se nos viene encima.
Yeon-Jun asintió, apoyando la cabeza en el respaldo del sofá. —Lo sé, Jia. Cada vez que siento que estoy recuperando un poco de control, aparece algo más. Las amenazas, los rumores... se están haciendo más intensos, y no sé cuánto más podremos manejarlo sin que algo estalle.
Lo miré, sintiendo una mezcla de rabia e impotencia. Estábamos intentando protegernos, proteger lo que habíamos construido, pero parecía que todo estaba en nuestra contra. Y, a pesar de todo, no podía evitar que mis sentimientos por él complicaran aún más las cosas. Lo que comenzó como una amistad se había convertido en algo más profundo, algo que no podíamos controlar ni ignorar, y cada vez que estábamos juntos, esa conexión solo se hacía más fuerte.
—No quiero que esto nos destruya —dije en voz baja, incapaz de contener la vulnerabilidad que sentía—. Ni a ti, ni a mí, ni a lo que hemos construido. Pero no puedo ignorar que estar así contigo hace que todo sea más... complicado.
Yeon-Jun me miró, sus ojos llenos de una mezcla de comprensión y algo más que no podía descifrar del todo. —No sé si estoy haciendo lo correcto al quedarme cerca de ti. Quiero protegerte, quiero estar contigo, pero me asusta pensar que todo esto solo te está haciendo daño.
Hubo un momento de silencio, donde nuestras miradas se encontraron y supe que estaba pensando lo mismo que yo. Los sentimientos que habíamos desarrollado eran innegables, pero también sabíamos que podían poner en peligro todo lo que habíamos logrado. Era como si camináramos sobre una cuerda floja, tratando de equilibrar lo que sentíamos con lo que sabíamos que era mejor para nuestras carreras y para nosotros mismos.
—No es fácil para mí tampoco —respondí, mi voz temblando ligeramente—. Pero no quiero que te alejes. No quiero que nos dejemos vencer por esto. Si algo he aprendido es que nada en mi vida ha sido fácil, y lo que tenemos... vale la pena luchar por ello, aunque todo se complique.
Yeon-Jun se acercó un poco más, su mano buscando la mía y apretándola con una suavidad que contrastaba con toda la dureza que nos rodeaba. Era un gesto simple, pero en él encontré el consuelo que tanto necesitaba. Estar juntos en este momento, sin pretensiones ni máscaras, era un recordatorio de que, a pesar de todo, no estábamos solos.
—Entonces, enfrentémoslo juntos —dijo finalmente, su voz cargada de una firmeza tranquila—. No sé qué vendrá después, ni cómo vamos a manejarlo, pero sé que no quiero hacer esto sin ti. Los problemas van a seguir, los rumores también, pero lo único que podemos controlar es lo que hacemos con todo eso.
Asentí, sintiendo una oleada de determinación recorrerme. Estábamos en esto juntos, y aunque no podía predecir el futuro, sabía que lo enfrentaríamos paso a paso, uno al lado del otro. No importaba cuánto más se complicaran las cosas, lo importante era que habíamos decidido seguir adelante, apoyándonos y protegiéndonos mutuamente.
Nos quedamos en silencio después de eso, pero era un silencio diferente, uno lleno de promesas no dichas y de un entendimiento tácito de lo que significábamos el uno para el otro. Nos habíamos encontrado en medio de la tormenta, y aunque nuestras vidas eran complicadas y llenas de obstáculos, habíamos decidido que lo que teníamos valía la pena.
Esa noche, mientras nos quedábamos hablando sobre las posibles maneras de enfrentar las amenazas, supe que, aunque nuestros caminos eran inciertos, estar juntos los hacía un poco más claros. Los sentimientos que complicaban las cosas también nos daban la fuerza para seguir adelante, y mientras pudiera sostener su mano, sabía que encontraríamos una manera de superar todo lo que viniera.
...
El día había comenzado como cualquier otro: ensayos, reuniones y la interminable lista de cosas por hacer que venía con ser parte de Cloud9. Estábamos en medio de la preparación de nuestra próxima campaña cuando recibimos la noticia de una gran oportunidad. Una prestigiosa marca de cosméticos quería que fuéramos su nueva imagen. Era un contrato importante, el tipo de trabajo que podía catapultar aún más nuestra popularidad y consolidarnos en la industria como no solo ídolos, sino también influyentes fuera del escenario.
Estábamos en la sala de conferencias de la agencia, escuchando a Jinwoo explicar los detalles del acuerdo, mientras yo intentaba mantener mi enfoque en las cifras y en las proyecciones de crecimiento que esta colaboración podía ofrecernos. Pero mi mente comenzó a desviarse cuando escuché un nombre que no esperaba, uno que nunca creí volver a encontrar.
Minho
El nombre resonó en mi mente como un eco que traía consigo todos los recuerdos enterrados: la traición, el dolor y la desesperación que me habían llevado a los momentos más oscuros de mi vida como Sora. Minho, mi ex prometido, el hombre que había destruido mi confianza y mi futuro al involucrarse con mi mejor amiga y dejándome sin nada más que fragmentos rotos de lo que alguna vez había sido mi vida.
—El gerente de la marca es Minho Park, y estará a cargo de supervisar la campaña y coordinar con nuestro equipo —explicó Jinwoo, sin notar el cambio en mi expresión—. Esto es una gran oportunidad para Cloud9. Su presencia en la industria es muy fuerte, y trabajar con él nos abrirá muchas puertas.
Sentí como si el aire se volviera más denso, como si cada palabra se transformara en una piedra pesada que se hundía en mi estómago. Minho no era solo una figura del pasado; él había sido el catalizador de mi caída, el motivo detrás de tantas noches de llanto y desesperación. Y ahora, estaba de regreso, más cerca que nunca, ofreciéndome una oportunidad que sabía no podía rechazar fácilmente.
El resto de la reunión pasó como en un borrón, con Jinwoo y las chicas emocionadas por el proyecto, mientras yo luchaba por mantener mi compostura. No podía evitar pensar en lo irónico que era todo: Minho, el hombre que me había traicionado, ahora estaba en una posición donde necesitaba de mí y de Cloud9 para impulsar su marca. Era una oportunidad perfecta para vengarme, para hacerle pagar por todo lo que me había hecho, y la tentación era casi insoportable.
Después de la reunión, me quedé sola en la sala de conferencias, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. Podía ver claramente dos caminos frente a mí: uno que me llevaba de vuelta al dolor y a la venganza, y otro que me impulsaba a seguir adelante como Jia, dejando atrás a Sora y todo lo que había sufrido.
Mi teléfono vibró, sacándome de mis pensamientos. Era un mensaje de Minho, formal y directo, invitándome a una reunión para discutir los detalles de la campaña. Ver su nombre en la pantalla me hizo sentir una mezcla de rabia y tristeza. Había pasado tanto tiempo intentando olvidar, intentando reconstruirme como Jia, pero ahora todo ese dolor estaba volviendo a la superficie, como si nunca hubiera desaparecido.
Fui a mi apartamento, buscando un respiro, pero la decisión seguía pesando en mi mente. Miré mi reflejo en el espejo, viendo a Jia pero sintiendo a Sora, atrapada en un ciclo interminable de recuerdos y resentimientos. ¿Podía dejar pasar esta oportunidad de venganza? ¿Podía realmente seguir adelante sabiendo que Minho estaba cerca, como si nada hubiera pasado?
Esa noche, me encontré caminando sin rumbo por la ciudad, tratando de aclarar mis pensamientos. Me detuve en un pequeño café, uno que solía visitar cuando las cosas se volvían demasiado difíciles de manejar. Sentada sola, me di cuenta de que la venganza no me devolvería lo que había perdido, pero también sabía que ignorar a Minho no haría desaparecer el dolor.
Mientras revolvía mi café, pensé en todo lo que había logrado como Jia. Había encontrado un lugar donde podía ser fuerte, donde podía ser apreciada por lo que era, sin el peso de mis errores pasados. Había encontrado a Yeon-Jun, a mis compañeras de Cloud9, y a una vida que, aunque no perfecta, me daba razones para seguir adelante.
Podía ver claramente lo que la venganza me costaría: no solo mi paz, sino también todo lo que había construido desde que desperté como Jia. Decidí entonces que no podía dejar que Minho volviera a tener poder sobre mí, no esta vez. No podía permitir que su presencia arruinara lo que tanto me había costado alcanzar.
Al día siguiente, volví a la agencia con una decisión tomada. Me reuní con Jinwoo y le pedí que gestionara la relación con Minho sin involucrarme más de lo necesario. Estaría presente para las promociones y las sesiones de fotos, pero no me dejaría atrapar por la trampa de los sentimientos no resueltos.
—Gracias por confiar en mí, Jinwoo —le dije, con una firmeza que me sorprendió a mí misma—. Pero necesito que esto sea solo trabajo. No quiero que nada personal interfiera.
Jinwoo me miró con comprensión y asintió, aceptando mi decisión sin cuestionarla. Sabía que estaba tomando la mejor decisión para mí, para Jia y para mi futuro. Había elegido seguir adelante, dejando a Sora y su venganza en el pasado.
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El día de la reunión con la marca llegó más rápido de lo que esperaba. Nos encontrábamos en la sala de conferencias de la agencia, esperando el momento en que nos llevarían a las oficinas centrales de la empresa que quería que Cloud9 fuera su nueva imagen. Mis compañeras, Min-Ju y Ha-na, estaban emocionadas y llenas de energía, listas para impresionar y asegurar un contrato que podría marcar un gran paso en nuestras carreras. Yo, en cambio, sentía una mezcla de nervios y anticipación, con el nombre de Minho resonando en mi mente como un eco persistente.
Había repasado este encuentro en mi cabeza docenas de veces desde que supe que él estaría presente. Me había preparado para verlo exitoso, confiado, y rodeado de la vida perfecta que siempre había soñado. Me imaginaba a Minho con su habitual arrogancia, la misma que había usado para manipular y herirme cuando más vulnerable estaba. Pero lo que no esperaba era encontrarlo así, visiblemente desgastado, casi irreconocible.
Cuando llegamos a la sala de reuniones de la marca, Minho estaba de pie junto a la gran mesa de conferencias, revisando unos documentos. Parecía perdido en sus pensamientos, sin notar nuestra llegada de inmediato. Llevaba un traje impecable, pero su apariencia era diferente. Tenía ojeras profundas, y su expresión, aunque profesional, estaba marcada por una tensión que no había visto antes. Parecía más delgado, y su postura, normalmente segura y dominante, se veía un poco encorvada, como si estuviera cargando un peso invisible sobre sus hombros.
Se dio la vuelta y nos saludó con una sonrisa forzada, pero sus ojos se cruzaron con los míos por un instante, y en ese breve momento, sentí una mezcla de emociones encontradas. No era el Minho que recordaba, no del todo. Había algo más en él, una especie de vulnerabilidad que nunca había mostrado antes. A pesar de todo lo que habíamos pasado, ver esa chispa de debilidad me descolocó.
—Es un placer finalmente conocerlas en persona, chicas —dijo Minho, intentando sonar entusiasta mientras nos daba la bienvenida—. He estado siguiendo su carrera, y estoy muy emocionado de trabajar con ustedes. Cloud9 tiene el potencial de llevar esta campaña a otro nivel.
Min-Ju y Ha-na sonrieron y le agradecieron por sus palabras, entablando una conversación amigable sobre el proyecto y las expectativas. Yo me quedé un poco atrás, observando desde la distancia, tratando de mantener la compostura mientras escuchaba a Minho hablar con elocuencia y seguridad sobre la campaña. No importaba cuán cansado o afectado se viera, su profesionalismo seguía intacto, y no podía negar que sabía lo que hacía. Cada detalle de la presentación estaba meticulosamente planeado, cada estrategia claramente delineada para maximizar el impacto de la colaboración.
Durante la reunión, me mantuve en silencio la mayor parte del tiempo, dejando que mis compañeras y Jinwoo lideraran la conversación. No quería llamar la atención sobre mí misma, ni darle a Minho la oportunidad de notar lo incómoda que me sentía. Pero a pesar de mi aparente indiferencia, no pude evitar analizarlo en cada palabra, en cada gesto. Su voz seguía siendo firme y segura, pero había un leve temblor, un cansancio que se reflejaba en sus pausas más largas y en la forma en que sus ojos evitaban el contacto visual directo.
A medida que avanzaba la reunión, me di cuenta de que Minho no estaba en su mejor momento, pero también que no había perdido su habilidad para manejar su trabajo con precisión y eficacia. Las ideas que presentaba eran brillantes, su dominio del mercado y la estrategia eran innegables. Era como si, a pesar de lo que fuera que estaba pasando en su vida personal, seguía siendo el profesional impecable que siempre había admirado, antes de que todo se desmoronara.
En un momento, durante una pausa, Minho se acercó a mí. Su mirada era algo que no había visto antes: una mezcla de arrepentimiento y cansancio que contrastaba con la imagen perfecta que siempre había proyectado.
—Jia... —dijo, con una voz que sonaba más suave de lo que esperaba—. Gracias por aceptar esto. Sé que no es fácil.
Me quedé quieta, procesando sus palabras. Había tantas cosas que quería decirle, tantas cosas que había ensayado en mi mente. Quería gritarle, preguntarle por qué, qué había hecho para merecer todo el dolor que me había causado. Pero en ese momento, mirando a este Minho tan diferente, no pude encontrar la fuerza para hacerlo.
—De nada —respondí, manteniendo mi tono firme pero sin hostilidad—. Estamos aquí por Cloud9.
Él asintió, bajando la mirada brevemente antes de recuperarse y volver a su papel de gerente impecable. Regresó a la mesa y continuó con la reunión, pero ese pequeño intercambio dejó una huella que no pude ignorar. Era la primera vez que sentía que tenía el control en una situación con él, y fue liberador. Minho ya no tenía el poder de hacerme sentir pequeña o insignificante. Había pasado por demasiado para dejar que su presencia me afectara de esa manera otra vez.
Cuando la reunión finalmente terminó, Jinwoo y las chicas estaban satisfechos con el progreso y los planes para la campaña. Mientras salíamos de la sala, me di cuenta de que había tomado la decisión correcta. Minho no era el mismo hombre que una vez había conocido, y aunque seguía siendo excelente en su trabajo, yo también había cambiado. Había encontrado mi fortaleza en ser Jia, en seguir adelante y construir algo para mí misma.
Miré una última vez hacia Minho, quien se quedó revisando unos papeles, y sentí una extraña mezcla de compasión y liberación. Tal vez él también estaba luchando con sus propios demonios, pero eso ya no era mi problema. Mi vida seguía adelante, y no iba a desperdiciar un segundo más mirando hacia atrás.
Aquí tienes el desarrollo de la escena en la que Jia regresa a la sala de reuniones tras olvidar su teléfono y tiene una inesperada interacción con Minho. Durante este momento tenso y vulnerable, Minho abre su corazón y revela que ha perdido a alguien importante, mientras también menciona el difícil momento que Jia enfrentó en su pasado. Este encuentro profundiza en las emociones no resueltas entre ellos y muestra el impacto que sus experiencias pasadas aún tienen en sus vidas:
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La reunión con la marca había terminado y, mientras todos se dirigían hacia la salida, me di cuenta de que había dejado mi teléfono en la sala de conferencias. Me disculpé con Jinwoo y las chicas, diciendo que las alcanzaría en un momento. Regresé rápidamente, sintiendo una mezcla de incomodidad y nervios al saber que tendría que pasar otra vez por la misma puerta donde había estado frente a Minho hace solo unos minutos.
Cuando entré en la sala, vi a Minho de pie junto a la mesa, recogiendo algunos documentos y guardándolos en su maletín. Mi teléfono estaba justo donde lo había dejado, brillando sobre la superficie de madera. Me acerqué para tomarlo, tratando de no hacer ruido, esperando salir de allí sin llamar demasiado la atención. Pero antes de que pudiera darme la vuelta, escuché su voz, suave y algo apagada.
—Sabía que volverías por él. —Minho se giró, con una sonrisa pequeña pero cansada. Había una tristeza en sus ojos que me resultó difícil de ignorar, como si estuviera cargando un peso que no podía expresar con palabras.
—Sí, no puedo ir a ningún lado sin mi teléfono —respondí, intentando sonar casual mientras lo guardaba en mi bolso. Todo en mi interior me decía que saliera de esa sala lo más rápido posible, pero había algo en la forma en que Minho me miraba que me hizo detenerme.
Hubo un momento de silencio incómodo antes de que Minho hablara de nuevo, esta vez con un tono más serio, como si estuviera dejando caer una máscara que había llevado durante toda la reunión.
— No esperaba verte hoy, ... —Minho suspiró y bajó la mirada, sus manos jugando nerviosamente con los bordes de los papeles en la mesa—.
Me quedé quieta, sin saber cómo responder. No era el tipo de conversación que esperaba tener con él, y escuchar la vulnerabilidad en su voz era desconcertante. Sabia a que se refería, pero podía sentir la sinceridad en sus palabras, el dolor que trataba de ocultar tras esa fachada profesional que siempre había mantenido impecable.
—Lo sé, aun intento adaptarme—dije, sin saber qué más agregar. A pesar de todo lo que había ocurrido entre nosotros, no podía evitar sentir empatía por él en ese momento. Era extraño ver a Minho, siempre tan seguro y controlador, revelarse de esta manera.
Minho asintió, sus ojos encontrándose con los míos por un momento. —Perder a alguien, sentir que todo se desmorona... es más difícil de lo que pensé. Y supongo que tú lo sabes mejor que nadie.
El aire se volvió pesado al escuchar sus palabras, y supe a lo que se refería. Minho, de alguna manera, sabía lo que había pasado conmigo, sabía sobre mi intento de dañarme antes de que todo cambiara. No estaba seguro de cuánto sabía exactamente, pero su comentario me hizo sentir expuesta, como si los secretos que había intentado dejar atrás estuvieran volviendo a la superficie.
—No es algo de lo que me guste hablar —dije, manteniendo mi tono lo más neutral posible. Era cierto, había una parte de mí que aún lidiaba con esos recuerdos oscuros, pero no quería que Minho pensara que tenía derecho a invadir esa parte de mi vida ahora.
Minho asintió, con una expresión de comprensión sincera. —No lo menciono para hacerte sentir incómoda, Jia. Solo... entiendo que sea difícil estar aquí, hacer todo esto después de lo que has pasado. Y aunque no soy la mejor persona para decirlo, lamento mucho que hayas llegado a ese punto.
Sentí un nudo en la garganta. Había pasado tanto tiempo odiándolo, culpándolo por su traición, que no estaba preparada para verlo de esta manera, mostrándome una faceta que nunca antes había visto. No podía olvidar lo que me había hecho, pero al mismo tiempo, no podía ignorar el hecho de que estaba frente a mí, reconociendo un dolor que ambos habíamos compartido de formas distintas.
—Todos tenemos cosas con las que lidiar —respondí, con una mezcla de firmeza y suavidad—. No soy la misma persona que era entonces. Y lo que pasó... es parte de mi pasado. Lo único que puedo hacer ahora es seguir adelante.
Minho asintió lentamente, su mirada reflejando una mezcla de arrepentimiento y algo parecido a la aceptación. —Lo sé, y me alegra verte hacerlo. A veces, desearía poder retroceder y cambiar las cosas, pero supongo que solo queda aprender y vivir con ello.
Sus palabras resonaron en mí, pero en lugar de sentirme atrapada por el pasado, sentí una especie de liberación. Minho estaba roto a su manera, y aunque nunca podría perdonarlo completamente por lo que me hizo, en ese momento, entendí que ambos estábamos intentando reconstruirnos desde nuestras propias ruinas.
—Espero que encuentres tu camino, —dije finalmente, sintiendo que era lo único que podía decir con honestidad—. Yo he encontrado el mío, y eso es lo que importa.
Minho sonrió, una sonrisa pequeña pero genuina, y me miró con una mezcla de tristeza y gratitud. —Lo haré. Gracias, Jia.
Salí de la sala con mi teléfono en mano y una sensación de cierre que no esperaba. No podía cambiar el pasado, no podía borrar lo que había sucedido, pero al menos ahora sabía que no tenía que cargar con el peso de la venganza ni del rencor. Minho estaba en su propio viaje, y yo estaba en el mío, y eso era suficiente.