Mi Historia Entre Tus Manos

La mañana siguiente recibió a la joven pareja en una nebulosa de ensueño, Ethan tenía a Emma atrapada entre sus brazos, mientras que Emma suspiraba entre sueños y murmuraba frases ininteligibles. Quien despertó primero fue ella, al levantar su mirada no pudo evitar esbozar una sonrisa, el hombre del cual se había enamorado desde su adolescencia la mantenía abrazada a su cuerpo y las sensaciones que esa cercanía le producían eran simplemente únicas.

Sin pensarlo demasiado y con sumo cuidado, la muchacha salió de la cama, dispuesta a comenzar uno de los mejores días de su vida.

Emma se despertó temprano, el sol apenas se filtraba a través de las cortinas, iluminando suavemente la habitación. Se giró para mirar a Ethan, quien aún dormía profundamente a su lado. Una sonrisa tierna se dibujó en su rostro mientras lo observaba, sus rasgos relajados y tranquilos. No quería despertarlo aún, así que se deslizó fuera de la cama con cuidado, asegurándose de no hacer ruido.

Camino a la cocina, Emma se sentía plena y feliz. Había decidido preparar el desayuno, una sorpresa para Ethan después de la maravillosa noche que habían compartido. Se movió con naturalidad por la cocina, recordando dónde estaban las cosas. Pronto, el aroma del café recién hecho llenó el aire, acompañado por el suave chisporroteo del tocino en la sartén. Preparó tostadas, un par de huevos revueltos y cortó algunas frutas frescas, creando una bandeja con un desayuno sencillo pero lleno de cariño.

Con la bandeja en manos, regresó a la habitación, empujando la puerta con el pie y caminando hacia la cama. Ethan aún dormía, pero su rostro se movió levemente al oler la comida. Emma se sentó suavemente a su lado, colocando la bandeja sobre la mesita de noche antes de inclinarse para darle un suave beso en la frente.

-Ethan- susurró suavemente, acariciando su mejilla. -Es hora de despertarse, cielo.

Él, abrió los ojos lentamente, aún medio adormilado. Parpadeó un par de veces antes de enfocarse en Emma, quien lo miraba con una sonrisa cálida. Al notar la bandeja de desayuno, sus ojos se iluminaron con sorpresa.

-¿Hiciste todo esto?- preguntó, su voz se oía ronca por el sueño, pero llena de gratitud.

Emma asintió, riendo suavemente.

-Sí, quería sorprenderte. ¿Te gusta?

Ethan se incorporó, apoyándose en los almohadones mientras miraba el desayuno con una sonrisa genuina.

-Me encanta, nena. Gracias... Es un gesto hermoso.

Juntos, compartieron el desayuno en la cama, disfrutando de la comida y la compañía del otro. Hablaban de cosas triviales, riendo entre bocados, sintiéndose completamente cómodos y en paz. Para Ethan, era un momento que deseaba prolongar, un reflejo de la tranquilidad que Emma le traía.

Después de desayunar, ambos decidieron que era hora de alistarse para el día. Se levantaron de la cama, y mientras Ethan se dirigía al baño, Emma recordó que tenía algo de ropa en el departamento de Alex. Necesitaba cambiarse y recoger algunas cosas antes de ir a la empresa.

-Vamos al departamento de Alex primero- dijo Emma mientras se ponía la ropa que traía puesta cuando llegó- Necesito recoger algunas cosas y darme una ducha rápida.

Ethan asintió, ya vestido con un par de jeans oscuros y una camisa blanca.

-Claro, no hay problema- replicó.

Ambos salieron del apartamento y se dirigieron al de Alex. Al llegar, Emma usó su llave para entrar, encontrando el lugar vacío, ya que Alex había salido temprano esa mañana. Ethan se sentó en el sofá mientras ella se dirigía al baño.

Mientras la escuchaba ducharse, Ethan miraba alrededor del apartamento, notando los detalles que hablaban de la personalidad de Alex: las fotos enmarcadas de sus viajes, los libros bien organizados en la estantería, y el toque acogedor que había en cada rincón. Se sintió agradecido por la presencia de Alex en la vida de Emma, reconociendo cuánto la había apoyado durante los años en que estuvieron separados.

Emma salió del baño unos minutos después, vestida con un vestido sencillo pero elegante, el cabello aún húmedo cayendo sobre sus hombros. Parecía fresca y lista para el día, con una energía renovada que Ethan encontró irresistible.

-Lista- dijo Emma, sonriendo mientras se acercaba a él.-¿Nos vamos?

Ethan se levantó y se acercó a ella, deslizando su brazo alrededor de su cintura.

-Vamos- respondió con una sonrisa.

Juntos, salieron del apartamento y se dirigieron a la empresa. Ambos sabían que el día estaría lleno de desafíos, pero con la fortaleza de estar juntos, se sentían listos para enfrentarlo todo.

La reunión convocada por Ethan había sido un tanto inusual, pues no era común que tanto Kyle como James fueran citados sin un motivo concreto, y mucho menos acompañados por Annia y Cleo. Sin embargo, la naturaleza de la cita y la presencia de Emma a su lado dejaban en claro que se trataba de algo importante.

En una de las salas de reuniones, Ethan y Emma esperaban, ambos vestidos con sobriedad. Ethan llevaba un traje gris oscuro con una camisa blanca, mientras que Emma optó por un vestido de corte sencillo, de un suave tono azul que resaltaba la serenidad que intentaba proyectar, aunque sus manos nerviosas traicionaban su calma aparente.

Finalmente, la puerta se abrió y entraron los padres de ambos. Kyle y Annia, seguidos de James y Cleo, intercambiaron miradas curiosas mientras tomaban asiento. Había un aire de expectativa en la sala, y Annia no pudo evitar notar la tensión en el rostro de su hija.

-Bueno, ¿de qué se trata esto, chicos?- preguntó Kyle, rompiendo el silencio inicial, su voz estaba llena de una cordialidad que buscaba aliviar el ambiente tenso- Nos tienen intrigados.

Ethan intercambió una mirada rápida con Emma antes de tomar la palabra.

-Queremos hablarles sobre algo muy importante para nosotros- comenzó, con su voz firme pero con una nota de vulnerabilidad que no pasaba desapercibida- Algo que hemos decidido y que creemos que es el momento de compartir con ustedes.

James levantó una ceja, observando a su hijo con interés. Cleo se inclinó un poco hacia adelante, como si no quisiera perderse ni una palabra.

-Estamos escuchando, hijo- dijo Cleo con suavidad.

Emma tomó la mano de Ethan, sintiendo el cálido apoyo que eso le brindaba, y respiró profundamente antes de continuar.

-Ethan y yo queríamos contarles que...estamos en una relación- dijo Emma, sus palabras se oían cuidadosas y directas- Hemos pasado por mucho, y hubo un tiempo en que estuvimos separados, pero ahora… ahora estamos seguros de que queremos estar juntos.

Un silencio pesado cayó sobre la sala mientras sus palabras se asentaban. Annia fue la primera en reaccionar, sus ojos suavizándose al mirar a su hija, aunque no pudo evitar que su rostro mostrara una mezcla de sorpresa y preocupación.

-¿Es esto lo que realmente quieres, Emma?- preguntó Annia, con tono maternal- ¿Estás segura?

Emma asintió con determinación, sus ojos encontrando los de su madre.

-Sí, mamá. Estoy segura. Amo a Ethan y sé que él me ama. Queremos estar juntos, y no queremos esconderlo. - respondió la muchacha con toda su seguridad.

James, quien había permanecido en silencio, finalmente habló, su voz profunda pero sin rastro de juicio.

-Ethan, ¿tú también estás seguro de esto?- indagó- Sabes que nuestra preocupación principal es que ambos estén felices, pero esto no es una decisión que deba tomarse a la ligera.

Ethan sostuvo la mirada de su padre, su semblante era serio pero lleno de convicción.

-Estoy completamente seguro, papá. Si lo hubiéramos hablado hace años, quizás esto hubiera sucedido antes- explicó- pero luego de hablar, nos hemos entendido, y lo que queremos ahora es construir algo sólido juntos. No queremos dejar pasar más tiempo sin que esto sea una realidad en nuestras vidas.

Kyle, quien había estado observando la interacción, asintió lentamente, como si estuviera procesando la información. Finalmente, una sonrisa ligera apareció en su rostro.

-Si esto es lo que realmente quieren, tienen nuestro apoyo- dijo, con tono cálido- No va a ser fácil, pero si están dispuestos a trabajar en ello, estamos aquí para ustedes.

Annia miró a Emma con un brillo de lágrimas en los ojos, pero eran lágrimas de alivio. Ella siempre había querido lo mejor para su hija, y aunque no podía negar que había temido que este día nunca llegara, ahora que estaba aquí, no podía evitar sentirse aliviada.

-Estoy feliz por ti, cariño- dijo Annia, levantándose de su asiento para rodear la mesa y abrazar a su hija- Y por ti, Ethan. Solo quiero que ambos sean felices.

Ethan sonrió con alivio mientras Cleo también se levantaba para abrazarlo.

-Estaremos aquí para apoyarlos en cada paso del camino- dijo Cleo, con voz suave pero llena de determinación- Esto es solo el comienzo.

Con esas palabras, la tensión en la sala pareció disolverse, reemplazada por un aire de aceptación y apoyo. Aunque todavía quedaban muchas cosas por resolver y retos por enfrentar, Ethan y Emma sabían que, al menos, ya no estaban solos en este camino.