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Pasión De Locura

Pasión De Locura

Status: En proceso
Genre:Pareja destinada
Popularitas:3.8k
Nilai: 5
nombre de autor: Dailexys

tendrá que enfrentar su pasado para forjarse un futuro de felicidad junto a ella sin sentarse frustrado…

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CAP 17

Sendero que conducía a la

casa.

Distinguió dos figuras en la sombra justo cuando Madison decía:

—¿ismael?

—Buenas noches, Madison. ¿Con quién estás?

Alejandro Tibbs se aproximó al borde de las escaleras y extendió el brazo para

darle la mano.

—Buenas noches, Ismael.

—Acabamos de llegar de casa de Ida Hunter —dijo Lorabeth—. Su casa está

casi al borde del pueblo, y es preciosa. Su madre había preparado dulces y había una

bandeja de manzanas con caramelo. ¡Ronni ha estado divertido esta noche! ¡Una de

sus multas ha sido actuar como un cerdo! —se reía mientras hablaba.

Compartía su excitación con él como si fuera su mejor amigo y no pudiera

esperar a contárselo.

—Hemos hecho pantomimas y jugado a la gallinita ciega. Ha sido divertido.

Siento que te lo hayas perdido.

—Tenía trabajo que hacer —dijo él, aunque también sentía habérselo perdido.

Sentía haberse perdido sus reacciones.

—Bueno, quizá la próxima vez —dijo ella.

—Seguro —contestó él.

—¿Y qué haces aquí tan tarde? —le preguntó madison.

—Iba a hablar con Caleb, si sigue despierto. madison pareció aceptar aquella

explicación.

—Entiendo. Gracias por acompañarme —le dijo a Alejandro—. Ha sido muy divertido

—Gracias a ti por venir conmigo —contestó Alejandro—. Te has adaptado muy

bien al grupo. A todo el mundo le caes bien.

Ismael debía haberse quedado detrás del arbusto.

Debía haberse quedado en casa.

Debía haber aparecido aquella semana y haberla invitado a ir con él.

No debía estar allí humillándose delante de Alejandro Tibbs.

—Buenas noches, Tibbs. ¿Te veré en la iglesia por la mañana?

ale asintió y dijo:

—Buenas noches, Madison.

Regresó a su calesa, agitó las riendas y se marchó.

—Entra y veremos si Caleb está despierto —le dijo Madison a Ismael.

—Si no está en el estudio, hablaré con él por la mañana.

El estudio estaba a oscuras, como Ismael sospechaba.

—Cierra la puerta cuando salga —le dijo a Madison.

—Buenas noches, ismael.

ismael salió al porche y esperó a oír el sonido de la cerradura y el pestillo.

Alejandro no había perdido el tiempo en invitar a Madison a la fiesta. Ismael se

preguntaba por qué aquel chico tenía la impresión de que Madison era libre de

acompañar a cualquiera que se lo pidiese.

Pero lo cierto era que sí podía acompañar a quien se lo pidiese. Darse cuenta de

aquello le produjo un vuelco en el estómago, y de pronto le resultó difícil respir

No quería desearla.

¿Qué tipo de hombre se negaba a reconocer su deseo por una mujer y aun así

negaba a los demás ese privilegio?

Había sopesado qué era lo que faltaba en su interior. ¿Sería la habilidad para ser

como los demás? ¿Sería seguridad en sí mismo? ¿Estaría siendo deshonesto?

ismael no durmió bien aquella noche, y se despertó con las mismas dudas por la

mañana.

Madison estaba sentada al piano cuando llegó a la iglesia para sentarse con su

familia. Asintió con la cabeza cuando ella le sonrió y se sentó en el banco junto a

leo.

Inmediatamente, Zoe se bajó del regazo de su padre y se acercó a él para que

la tomara en brazos.

ismael le dio un beso y aspiró la delicada esencia de su pelo. Los hijos de Eli le

daban esperanza. Sus vidas y su felicidad iban cambiando poco a poco su visión del

mundo. Eran tesoros delicados, y él los quería con todo su corazón.

—Buenos días, cariño.

Zoe se acurrucó contra su pecho hasta que comenzaron los himnos y todos se

levantaron. Le dio la mano a la niña y comenzó a cantar.

madison llevaba un vestido azul con lazos a juego en el pelo. apenas miraba la partitura que tenía delante. Cuando

terminaron, ella se sentó junto a su hermano en la primera fila, y el reverendo

parkinson se aproximó al pulpito.

ismael volvió a sentarse y Zoe se acomodó de nuevo contra su pecho.

Eli le dirigió una mirada y sonrió. La pequeña freya estaba dormida en su

regazo y, al otro lado, Nic y Antoni se removían en sus asientos.

ismael adoraba los domingos. Adoraba ver a su familia con sus mejores

trajes y disfrutando de la misa. Le encantaba volver a la casa con el estómago

rugiendo y ayudar a poner la mesa. Le encantaban los juegos y estar con los padres

de Caleb.

Siempre se había sentido como si, de algún modo, estuviera compartiendo los

beneficios ilegalmente, como si aquella vida familiar que tanto deseaba no fuese

realmente suya. De algún modo. la presencia de Madison dejaba al descubierto todas

esas inseguridades.

Él no era como el resto de los Cristaldi. Eli no estaría de acuerdo, pues había

hecho todos los ajustes necesarios para ser como ellos.

Pero Ismael no había aprendido a hacer eso. Sabía de dónde venía. Sabía a dónde

deseaba ir. Pero no sabía cómo llegar, cómo dejar de lado las cargas que lo

atormentaban. ¿Sería digno de pasar tiempo con gente como los Cristaldi? ¿Hacía bien

en sentirse indigno y aun así querer proteger a alguien como Madison? Almacenó las

dudas en un pequeño rincón de su mente y las ignoró.

El reverendo leyó la historia de José, y de cómo sus hermanos celosos lo

vendieron como esclavo; y Ben pensó en el beso con Madison y se sintió culpable .

Si su padre se enterase, lo echaría a patadas del pueblo.

Recordó los acontecimientos de la noche anterior. ¿Qué era peor? ¿Despojar a

Madison de su inocencia o permitir que otro hombre lo intentara?

Era peor lo segundo, desde luego.

No pudo evitar darse la vuelta y buscar al hombre que había ocupado sus

pensamientos toda la noche y durante esa mañana. Localizó a la familia Tibbs al otro

extremo de la iglesia, varios bancos por detrás.

Los padres de Alejandro parecían absortos en el mensaje. El hermano mayor de

Alejandro y su mujer se miraban subrepticiamente mientras se daban la mano. Alejandro

observaba la primera fila, donde se encontraba Madison con su hermano pequeño a

la izquierda y su hermano mayor con su mujer a la derecha.

Alejandro miró en ese momento a Ismael, que se limitó a asentir con la cabeza. El

saludo fue más bien la aceptación de la competición.

En el interior de Ismael se encendieron todas las alarmas. Desde ese momento, se

concentraría en proteger a Madison. La mantendría a salvo. No la descuidaría ni se la

entregaría a los lobos con piel de cordero.

No se estaba engañando a sí mismo del todo. No podía negar que la idea de ser

el guardián de Madison le resultaba atractiva. Aceptó el desafío en ese momento

mientras miraba fijamente a Alejandro.

El reverendo concluyó su mensaje con una oración. Con Zoe en un brazo, Ismael

se dirigió a la parte de delante para acompañar a Madison fuera de la iglesia.

Poco después se dirigían a casa en la calesa que Caleb alquilaba los domingos.

Madison iba sentada con Zoe y Antoni a los lados, y Ismael se había colocado en la

parte de atrás entre leo y Nic. fara iba dormida sobre su regazo.

En ese instante un pensamiento pasó por su cabeza; un pensamiento horrible.

¿Y si Madison prefería la compañía de Alejandro Tibbs antes que la suya?

—¿Me has oído? —preguntó zoe por encima del hombro de Madison.

—Perdona, ¿qué? —preguntó Ismael.

—He dicho que por qué Dios creó a las pulgas. Mamá dice que debía

preguntárte lo a ti porque sabes mucho de animales.

—Tal vez madison pueda contestar a ésa —dijo él—. Ella sabe mucho más

sobre Dios.

—Hay cosas que no sabemos —contestó madison—. Dios es más sabio que

todos nosotros. Así que, si pensó que las pulgas eran una buena idea, ¿quiénes somos

nosotros para contradecirle?

Ismael se quedó impresionado cuando Zoe aceptó esa respuesta y volvió a su

asiento.

Se aseguró de hacer sus tareas de forma que pudiera estar con madison en la

cocina mientras ella sacaba el jamón del horno y lo colocaba en la fuente.

—Yo lo cortaré —dijo él alcanzando un cuchillo.

Mientras tanto, madison se dedicó a machacar las patatas suavemente.

—¿Entonces te lo pasaste bien con Alejandro anoche? —preguntó él.

—Ale es muy amable. ¿Has tenido ocasión de saludarlo esta

mañana?

—Nos hemos visto —contestó él mientras apilaba las rodajas de carne—. Confío

en que se comportara como un caballero.

—Desde luego. Fue atento y considerado.

—madison.

Su tono de seriedad captó su atención, y madison se giró para mirarlo

fijamente.

—Me preocupo por ti. No estás acostumbrada a las fiestas y a los juegos. Has

llevado una vida muy distinta.

—¿Por qué te preocupas? ¿No te parece bien que quiera hacer amigos y

pasármelo bien?

—Claro que me parece bien —respondió él—. Es sólo que, bueno, me sentiría

responsable si algo te ocurriera. Yo te presenté a esa gente. Eres demasiado inocente

para conocer esos peligros.

—¿eh a que peligros te refieres?

El recuerdo de una noche oscura hacía años apareció en su mente. Toda la

impotencia y el horror.

No tenía palabras, de modo que se sintió aliviado cuando Eli entró en la

cocina tras cambiarse de ropa.

—Vaya, qué equipo más eficaz forman —dijo mientras se ponía el delantal.

Apretó a Ismael por la cintura y luego le dio a Madison un cariñoso abrazo por

detrás.

Madison se giró hacia ella con evidente sorpresa.

—Serviré la leche y me aseguraré de que los niños se han lavado y han puesto

la mesa —dijo Eli mientras se dirigía hacia el porche de atrás.

Ismael y Madison trabajaron en silencio hasta que regresó Eli con dos jarras y las

llevó al salón.

Ismael terminó con el jamón y se limpió las manos.

—Probablemente los peligros estén más allá de tu comprensión —le dijo a

Madison—. Los hombres no son siempre lo que parecen. Uno de ellos podría

seducirte antes de que te dieras cuenta. O… o peor.

FIN.👻

1
Claudia Marlen Inzunza Lopez
Excelente
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