tendrá que enfrentar su pasado para forjarse un
futuro de felicidad junto a ella sin sentarse frustrado…
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CAP 17
Sendero que conducía a la
casa.
Distinguió dos figuras en la sombra justo cuando Madison decía:
—¿ismael?
—Buenas noches, Madison. ¿Con quién estás?
Alejandro Tibbs se aproximó al borde de las escaleras y extendió el brazo para
darle la mano.
—Buenas noches, Ismael.
—Acabamos de llegar de casa de Ida Hunter —dijo Lorabeth—. Su casa está
casi al borde del pueblo, y es preciosa. Su madre había preparado dulces y había una
bandeja de manzanas con caramelo. ¡Ronni ha estado divertido esta noche! ¡Una de
sus multas ha sido actuar como un cerdo! —se reía mientras hablaba.
Compartía su excitación con él como si fuera su mejor amigo y no pudiera
esperar a contárselo.
—Hemos hecho pantomimas y jugado a la gallinita ciega. Ha sido divertido.
Siento que te lo hayas perdido.
—Tenía trabajo que hacer —dijo él, aunque también sentía habérselo perdido.
Sentía haberse perdido sus reacciones.
—Bueno, quizá la próxima vez —dijo ella.
—Seguro —contestó él.
—¿Y qué haces aquí tan tarde? —le preguntó madison.
—Iba a hablar con Caleb, si sigue despierto. madison pareció aceptar aquella
explicación.
—Entiendo. Gracias por acompañarme —le dijo a Alejandro—. Ha sido muy divertido
—Gracias a ti por venir conmigo —contestó Alejandro—. Te has adaptado muy
bien al grupo. A todo el mundo le caes bien.
Ismael debía haberse quedado detrás del arbusto.
Debía haberse quedado en casa.
Debía haber aparecido aquella semana y haberla invitado a ir con él.
No debía estar allí humillándose delante de Alejandro Tibbs.
—Buenas noches, Tibbs. ¿Te veré en la iglesia por la mañana?
ale asintió y dijo:
—Buenas noches, Madison.
Regresó a su calesa, agitó las riendas y se marchó.
—Entra y veremos si Caleb está despierto —le dijo Madison a Ismael.
—Si no está en el estudio, hablaré con él por la mañana.
El estudio estaba a oscuras, como Ismael sospechaba.
—Cierra la puerta cuando salga —le dijo a Madison.
—Buenas noches, ismael.
ismael salió al porche y esperó a oír el sonido de la cerradura y el pestillo.
Alejandro no había perdido el tiempo en invitar a Madison a la fiesta. Ismael se
preguntaba por qué aquel chico tenía la impresión de que Madison era libre de
acompañar a cualquiera que se lo pidiese.
Pero lo cierto era que sí podía acompañar a quien se lo pidiese. Darse cuenta de
aquello le produjo un vuelco en el estómago, y de pronto le resultó difícil respir
No quería desearla.
¿Qué tipo de hombre se negaba a reconocer su deseo por una mujer y aun así
negaba a los demás ese privilegio?
Había sopesado qué era lo que faltaba en su interior. ¿Sería la habilidad para ser
como los demás? ¿Sería seguridad en sí mismo? ¿Estaría siendo deshonesto?
ismael no durmió bien aquella noche, y se despertó con las mismas dudas por la
mañana.
Madison estaba sentada al piano cuando llegó a la iglesia para sentarse con su
familia. Asintió con la cabeza cuando ella le sonrió y se sentó en el banco junto a
leo.
Inmediatamente, Zoe se bajó del regazo de su padre y se acercó a él para que
la tomara en brazos.
ismael le dio un beso y aspiró la delicada esencia de su pelo. Los hijos de Eli le
daban esperanza. Sus vidas y su felicidad iban cambiando poco a poco su visión del
mundo. Eran tesoros delicados, y él los quería con todo su corazón.
—Buenos días, cariño.
Zoe se acurrucó contra su pecho hasta que comenzaron los himnos y todos se
levantaron. Le dio la mano a la niña y comenzó a cantar.
madison llevaba un vestido azul con lazos a juego en el pelo. apenas miraba la partitura que tenía delante. Cuando
terminaron, ella se sentó junto a su hermano en la primera fila, y el reverendo
parkinson se aproximó al pulpito.
ismael volvió a sentarse y Zoe se acomodó de nuevo contra su pecho.
Eli le dirigió una mirada y sonrió. La pequeña freya estaba dormida en su
regazo y, al otro lado, Nic y Antoni se removían en sus asientos.
ismael adoraba los domingos. Adoraba ver a su familia con sus mejores
trajes y disfrutando de la misa. Le encantaba volver a la casa con el estómago
rugiendo y ayudar a poner la mesa. Le encantaban los juegos y estar con los padres
de Caleb.
Siempre se había sentido como si, de algún modo, estuviera compartiendo los
beneficios ilegalmente, como si aquella vida familiar que tanto deseaba no fuese
realmente suya. De algún modo. la presencia de Madison dejaba al descubierto todas
esas inseguridades.
Él no era como el resto de los Cristaldi. Eli no estaría de acuerdo, pues había
hecho todos los ajustes necesarios para ser como ellos.
Pero Ismael no había aprendido a hacer eso. Sabía de dónde venía. Sabía a dónde
deseaba ir. Pero no sabía cómo llegar, cómo dejar de lado las cargas que lo
atormentaban. ¿Sería digno de pasar tiempo con gente como los Cristaldi? ¿Hacía bien
en sentirse indigno y aun así querer proteger a alguien como Madison? Almacenó las
dudas en un pequeño rincón de su mente y las ignoró.
El reverendo leyó la historia de José, y de cómo sus hermanos celosos lo
vendieron como esclavo; y Ben pensó en el beso con Madison y se sintió culpable .
Si su padre se enterase, lo echaría a patadas del pueblo.
Recordó los acontecimientos de la noche anterior. ¿Qué era peor? ¿Despojar a
Madison de su inocencia o permitir que otro hombre lo intentara?
Era peor lo segundo, desde luego.
No pudo evitar darse la vuelta y buscar al hombre que había ocupado sus
pensamientos toda la noche y durante esa mañana. Localizó a la familia Tibbs al otro
extremo de la iglesia, varios bancos por detrás.
Los padres de Alejandro parecían absortos en el mensaje. El hermano mayor de
Alejandro y su mujer se miraban subrepticiamente mientras se daban la mano. Alejandro
observaba la primera fila, donde se encontraba Madison con su hermano pequeño a
la izquierda y su hermano mayor con su mujer a la derecha.
Alejandro miró en ese momento a Ismael, que se limitó a asentir con la cabeza. El
saludo fue más bien la aceptación de la competición.
En el interior de Ismael se encendieron todas las alarmas. Desde ese momento, se
concentraría en proteger a Madison. La mantendría a salvo. No la descuidaría ni se la
entregaría a los lobos con piel de cordero.
No se estaba engañando a sí mismo del todo. No podía negar que la idea de ser
el guardián de Madison le resultaba atractiva. Aceptó el desafío en ese momento
mientras miraba fijamente a Alejandro.
El reverendo concluyó su mensaje con una oración. Con Zoe en un brazo, Ismael
se dirigió a la parte de delante para acompañar a Madison fuera de la iglesia.
Poco después se dirigían a casa en la calesa que Caleb alquilaba los domingos.
Madison iba sentada con Zoe y Antoni a los lados, y Ismael se había colocado en la
parte de atrás entre leo y Nic. fara iba dormida sobre su regazo.
En ese instante un pensamiento pasó por su cabeza; un pensamiento horrible.
¿Y si Madison prefería la compañía de Alejandro Tibbs antes que la suya?
—¿Me has oído? —preguntó zoe por encima del hombro de Madison.
—Perdona, ¿qué? —preguntó Ismael.
—He dicho que por qué Dios creó a las pulgas. Mamá dice que debía
preguntárte lo a ti porque sabes mucho de animales.
—Tal vez madison pueda contestar a ésa —dijo él—. Ella sabe mucho más
sobre Dios.
—Hay cosas que no sabemos —contestó madison—. Dios es más sabio que
todos nosotros. Así que, si pensó que las pulgas eran una buena idea, ¿quiénes somos
nosotros para contradecirle?
Ismael se quedó impresionado cuando Zoe aceptó esa respuesta y volvió a su
asiento.
Se aseguró de hacer sus tareas de forma que pudiera estar con madison en la
cocina mientras ella sacaba el jamón del horno y lo colocaba en la fuente.
—Yo lo cortaré —dijo él alcanzando un cuchillo.
Mientras tanto, madison se dedicó a machacar las patatas suavemente.
—¿Entonces te lo pasaste bien con Alejandro anoche? —preguntó él.
—Ale es muy amable. ¿Has tenido ocasión de saludarlo esta
mañana?
—Nos hemos visto —contestó él mientras apilaba las rodajas de carne—. Confío
en que se comportara como un caballero.
—Desde luego. Fue atento y considerado.
—madison.
Su tono de seriedad captó su atención, y madison se giró para mirarlo
fijamente.
—Me preocupo por ti. No estás acostumbrada a las fiestas y a los juegos. Has
llevado una vida muy distinta.
—¿Por qué te preocupas? ¿No te parece bien que quiera hacer amigos y
pasármelo bien?
—Claro que me parece bien —respondió él—. Es sólo que, bueno, me sentiría
responsable si algo te ocurriera. Yo te presenté a esa gente. Eres demasiado inocente
para conocer esos peligros.
—¿eh a que peligros te refieres?
El recuerdo de una noche oscura hacía años apareció en su mente. Toda la
impotencia y el horror.
No tenía palabras, de modo que se sintió aliviado cuando Eli entró en la
cocina tras cambiarse de ropa.
—Vaya, qué equipo más eficaz forman —dijo mientras se ponía el delantal.
Apretó a Ismael por la cintura y luego le dio a Madison un cariñoso abrazo por
detrás.
Madison se giró hacia ella con evidente sorpresa.
—Serviré la leche y me aseguraré de que los niños se han lavado y han puesto
la mesa —dijo Eli mientras se dirigía hacia el porche de atrás.
Ismael y Madison trabajaron en silencio hasta que regresó Eli con dos jarras y las
llevó al salón.
Ismael terminó con el jamón y se limpió las manos.
—Probablemente los peligros estén más allá de tu comprensión —le dijo a
Madison—. Los hombres no son siempre lo que parecen. Uno de ellos podría
seducirte antes de que te dieras cuenta. O… o peor.
FIN.👻