¿Una extraña sensación de Déjà vu? ¿Un sentimiento de haber vivido todo eso por segunda vez?
Aquellas eran las constantes de la vida de Claire; sin embargo, debido a su salud un poco débil y el cansancio por su trabajo como policía, decidió ignorarlas.
No obstante, tras su divorcio y motivada por la difícil situación de su hijo recién nacido, quien necesita una donación de sangre para sobrevivir, la ahora detective privada se ve obligada a buscar al padre del niño, su exesposo. A pesar del dolor causado por sus múltiples infidelidades, ella deberá revelarle que tiene un hijo al que ni siquiera conoce.
Sin embargo, para llegar hasta él, deberá enfrentarse al infierno en el que se ha convertido la ciudad donde él vive, evitando ser víctima de las monstruosas criaturas que la habitan.
¿Podrá dejar de lado su resentimiento y ser lo suficientemente fuerte para salvar a su exesposo?
¿Por qué la extraña sensación de déjà vu no se va de su corazón?
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CAPÍTULO 21
Mientras Claire se encontraba en el ordenador a punto de abrir la reja de seguridad, Leon pudo encontrar no solo munición en el cuerpo del capitán, sino también en una taquilla cercana. No era mucho, pero era mejor que no tener nada.
Una vez la reja se abrió, y de haberle entregado un poco de munición, ambos salieron rumbo a seguir su camino. Sintiendo que algo iba mal, Leon tomó su mano para detenerla un poco, pero esta se giró y lo cacheteó dolida.
—Te odio—habló completamente herida—mientras te estabas revolcando con Sara... tu amante mataba a nuestros hijos, ¡TENÍAS SEXO CON ELLA MIENTRAS YO LUCHABA EN EL HOSPITAL!
—¡NO LO SABÍA!—gritó desesperado—no...no lo sabía.
—Escúchame muy bien, Leon—respondió agarrando con fuerza su cuello—jamás ¡JAMÁS! Volveré contigo, una vez le des tu sangre a Ethan, te quiero lejos de él. No voy a permitir que esté al lado de un asesino.
—¡Claire!—habló dolido—¡¿Cómo me llamas así?! ¡Jamás hubiera querido hacerle daño a mis hijos! ¡Los hijos que tanto quería contigo!
—Pero lo hiciste—dijo tajante—tu calentura provocó todo esto, ahora por una vez en tu vida sé hombre y sirve para algo. Recuerda, después de esto, no quiero verte más.
Claire siguió su camino, adelantándose un poco, sin notar que Leon débil se recostó contra la pared, intentando contener en vano su llanto. Su alma le dolía, mientras se recriminaba lo sucedido.
Cada palabra que la mujer que amaba había dicho era cierta y aunque quisiera demostrar que a él también le dolía, no podía hacer nada más que permitir que Claire se desahogara, ya que en parte fue su culpa que sus hijos hubieran muerto.
Cuando estaba con sus amantes, había sido un imbécil, el cual ni siquiera había podido estar en los primeros días tras los abortos espontáneos de Claire. Sin embargo, jamás creyó que Sara llegara al punto de matar a sus hijos, siendo supuestamente la mejor amiga de su ex. No hallaba crédito ante lo inhumana que había sido Sara.
—Ya no vale cuanto cambie—dijo en un susurro.
Secándose sus lágrimas, tuvo que tragarse su orgullo y entender qué, por más que intentara cambiar y demostrarle que era otro hombre a Claire, el daño ya estaba hecho. Anhelaba el poder encontrar algún bálsamo para poder sanar las heridas de su alma.
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Sara, luego de dispararle a un poseído, observó como la herida en su brazo seguía volviéndolo cada vez más oscuro. En su búsqueda de Claire y Leon, para matarla y secuestrar a su antiguo amante, había resultado herida por una mordida.
No obstante, aunque los poseídos iban en contra ella para atacarla, pese a que solo le quedaban cinco balas, esta logró atinarle a varios hasta quedar sin munición.
Aunque debería estar sucumbiendo ante la infección, no solo era más sensible a lo que pasaba a su alrededor, sino que inclusive ciertos poseídos no le hacían nada.
Inclusive podía detectar el aroma de donde había pasado Leon, con tanta claridad, que le recordaba al olfato de un perro. Así, el rastro de su examante la llevó hasta el pasillo a las afueras de la oficina del capitán.
Todo el lugar estaba hecho un desastre, no solo por el agua y la espuma del sistema antiincendios, sino que la misma criatura que había asesinado a Isaac, estaba devorando a varios poseídos.
Sin embargo, al verla ingresar a la oficina, en vez de atacarla, escupió la cabeza de un infectado y se acercó a ella como si fuera un cachorrito. Sara, con una sonrisa maligna, acarició la cabeza de aquel monstruo infernal.
—Entonces intentaste detenerlos—dijo observando la puerta del ascensor destruida—¿y se te escaparon?
Las venas del rostro y sus ojos comenzaban a tornarse más y más oscuras, mientras olía con mejor medida el aroma de Leon provenir del acceso donde había descendido el ascensor. Con "dulzura" levantó el rostro del murciélago.
—Si me ayudas a bajar, te daré a ella de comida—le propuso agrandando su sonrisa macabra.
El murciélago gigante emitió un chillido agudo, como si comprendiera las palabras de Sara. Sus ojos oscuros destellaron con una mezcla de inteligencia y ferocidad. La criatura se movió lentamente hacia el hueco del ascensor, extendiendo sus enormes alas membranosas.
Sara, con la oscuridad expandiéndose por su cuerpo, se preparó para bajar. Con un salto ágil, se subió a la espalda de la criatura, que se lanzó al vacío del hueco del ascensor. El descenso fue rápido y vertiginoso, pero la criatura controló su caída, planeando hacia abajo hasta aterrizar suavemente en el fondo.
El olor de Leon era más fuerte allí, con suerte no había sido mucho tiempo desde que pasó por ese lugar. Sara podía casi saborearlo en el aire. Su ansia por venganza y el deseo de tener a Leon de nuevo la impulsaban, dándole una energía febril.
Mientras avanzaba por el pasillo oscuro y húmedo, los ojos de Sara se acostumbraron rápidamente a la penumbra, detectando cualquier movimiento con precisión. Hasta que finalmente llegaron a la oficina de seguridad, donde el murciélago entró en un arrebato allí.
Fue en ese lugar donde Sara, fría y sin sentimiento alguno, observó el cuerpo del capitán de policía y como la criatura se lo devoraba. Imaginando que así sería con Claire, la emoción de verla muerta aumentó aún más.
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El silencio entre Leon y Claire era pesado. Claire había avanzado unos metros, manteniendo la vista al frente, negándose a mirar atrás donde sabía que Leon todavía luchaba contra sus demonios internos. El sonido de sus pasos resonaba en el pasillo vacío, pero algo más se escuchaba entre los ecos.
Leon se enderezó con dificultad, mientras seguía secando sus lágrimas a escondidas, con el dorso de la mano. No podía permitir que el dolor lo dominara ahora. Tenía que seguir adelante, no solo por Ethan, sino también para intentar enmendar sus errores, aunque sabía que era una tarea imposible.
—Claire, espera —dijo con la voz quebrada.
Claire se detuvo, pero no se giró. Su silencio era una barrera impenetrable. Antes de que Leon pudiera continuar, un ruido metálico detrás de ellos llamó su atención. Se giró rápidamente, apuntando su arma hacia la oscuridad.
Espero que tengas el apoyo a futuro porque hiciste un excelente trabajo escribiendo 🌹 Sigue así /CoolGuy/y seguiré leyendo 🤞🏻/Smile/