LA VENGANZA DE JADELLA

Jadella abrió los ojos y el lado de su cama estaba vacío, lentamente tocó el espacio vacío algo adormilada aún.

«¿Dónde... Maximilian?»

Se sentó y bostezo para darse cuenta que estaba sola en la habitación y el sol estaba más alto de lo normal.

«me desperté tarde, eso no es bueno, seguro Maximilian ya está en su estudio revisando los documentos»

Se levantó y tocó una campana que hizo que Cristal apareciera en un abrir y cerrar de ojos.

«¿Me llamó señora?, ¿Debo preparar el baño?, ¿O quiere comer primero?»

«mi baño y prepara también mi ropa»

«¿Piensa salir?, ¿O tal vez sólo quiere una ropa para usar dentro de la mansión?»

«hoy no voy a salir, sólo un vestido cómodo»

«si»

Cristal era hábil como criada de Jadella, una destreza que Jadella estaba seguro sería difícil de encontrar en algún otro lugar y apreciaba mucho a esta criada, tanto como para llamarla amiga.

Incluso dar masajes mientras Jadella se relajaba en la bañera era algo en que Cristal era extremadamente buena.

«¿Como esta mi señora?»

«perfecto como siempre Cristal»

«me alegra saberlo»

Muy pronto, Jadella estaba hermosa y bien vestida frente a un espejo con Cristal llorando por detrás.

«lo sabía mi señora, esto le iba a quedar estupendamente, es muy bonita»

«no exageres tanto»

«¡Pero es la verdad!»

«ólvidalo, mejor ve a preparar mi estudio»

«está bien»

Cristal salió a cumplir sus órdenes con mucho ánimo y Jadella soltó una pequeña risilla.

«pffjaja, es tan enérgica como siempre, es agradable tenerla a mi lado»

Salió de su habitación con unos documentos en sus manos y caminó lentamente por el pasillo, sin apresurarse a nada, después de todo, para ella, pasar por el pasillo se volvió una actividad que decidió disfrutar hasta su muerte debido a que cada vez que pasaba por el pasillo podía ver aquel cuadro con colores vivos de su boda con Maximilian.

Recordar aquel alegre evento era lo que la llenaba de energía y ahora mismo se paró frente al cuadro.

Levantó su mano y con lentitud y gentileza tocó el lienzo.

«me pregunto si Maximilian también se alegra de verlo cada mañana y cada noche» [Por que a mi me hace inmensamente felíz]

***

Maximilian estaba en el campo de entrenamiento junto a Yair que a pesar de este siempre tener una sonrisa divertida en el rostro, en esta ocasión fue distinto, tenía una mirada sería.

«te lo dije todo el maldito viaje, ayer tu esposa casi te descubre»

El Archiduque dio un gran suspiro, agarrándose la frente estresado.

«gracias por avisarme»

«sólo hice sonar la puerta, no me vas cobrar por los daños ¿Verdad?»

«por supuesto que no»

«ya te digo yo, estas haciendo un lío innecesario, y mientras más trates de protegerla mintiendole, más doloroso será cuando se entere»

«...»

«o en el peor de los casos, toda la historia se puede distorsionar y te terminará odiando»

«¿Desde cuando te convertiste en un sabio?»

«la vida me convirtió en sabio»

Le dio un pequeño golpe en la cabeza.

«Ugh, oye»

«Piénsalo bien Archiduque Reiban, mientras más tardes, peor será»

Yair se fue dejando solo a su señor y amigo, la brisa hizo que el flequillo rubio de Maximilian ondeara de forma indecisa.

[es difícil..., muy difícil]

***

Tal y como se lo había advertido Yair, en dos meses a partir de esa conversación las sospechas de su esposa se intensificaron.

A veces le prohibía ir a algunos lugares de la mansión, otras veces no desayunaba o almorzando juntos, pero al menos siempre volvía para el anochecer.

Sin embargo cada vez que Jadella preguntaba por las acciones tan extrañas, Maximilian siempre trataba de evadir el tema.

Jadella era una esposa perfecta, debía ser una esposa comprensiva y tolerante, pero sus amigas aristócratas no ayudaban a su paz mental.

En una fiesta de té sólo con sus amigas, habló con sus amigas de ello, Leonor, la más cercana a Jadella y con un fuerte carácter que tenía 6 meses de embarazo hizo ruido con su taza de té enojada.

«por dios, ningún esposo debería prohibir tal cosa a su esposa»

Otra dama defendió.

«tal vez son lugares peligrosos y solo quiere cuidar a su esposa»

«tal vez, pero ¿Por qué no lo dice? "Aquí hay químicos o armas que podrían matarte, no entres", ¿Por qué no dice una razón?, hump, mira a su pobre esposa»

Señaló a Jadella.

«claramente esto no es un buen comienzo de matrimonio, ¿Y si es demasiado controlador?»

«no lo creo, según la Archiduquesa, su excelencia es una persona dulce y amorosa»

Las damas siguieron discutiendo como si fueran ellas las que estuvieran viviendo aquello, mientras Jadella sólo se miraba en el reflejo de su taza de té. Estaba distraida por qué Maximilian jamás se había comportado así hasta que una suposición de Leonor le hizo levantar la cabeza asustada.

«será que tiene una amante»

Ella prosiguió enojada.

«ya está haciendo todo eso, ¿Cuál es su siguiente paso?, ¿No venir a dormir por que tiene mucho trabajo?»

«basta Leonor, no la asustes con ideas locas»

«es sólo una suposición....¿Huh?»

Leonor se asustó al ver los ojos llorosos de Jadella, se paró alarmada de su asiento y trató de calmarla.

«no, lo que quiero decir...., ólvidalo sólo digo puras ideas locas»

«sniff»

«no, no, no, lo digo de verdad, ustedes crecieron básicamente juntos ¿Verdad?»

Jadella abrió grande los ojos, era cierto, ellos compartieron momentos inolvidables, se amaban y se "conocían" hasta los lados más oscuros...

¿Verdad?

Leonor se acercó con un pañuelo que tenía el diseño de un águila volando para limpiar las lágrimas de Jadella.

«lo siento, no debí decir eso, perdóname ¿Si?»

Jadella le dio una ligera sonrisa.

«no, está bien, me hiciste recordar que yo lo conozco más que nadie, así que estoy agradecida. Estoy segura que pronto sabré la razón verdadera de su acciones, pero estoy segura que no tiene nada que ver con una amante»

Las damas en la mesa sonrieron, tres damas en total: Leonor, Karolina y Lourdes.

Karolina le tomó la mano a Jadella.

«estoy segura que tienes razón, después de todo, nadie lo conoce mejor que tú y ahora lo conocerás más por que eres su esposa»

Lourdes tomó un sorbo de té antes de asentir con la cabeza.

«Jadella, no te preocupes, todo estará bien, ¿Verdad, Leonor?»

«si, Lourdes tiene razón Jadella, todo estará bien, Maximilian te ama, y si no esta, puedes contar con nosotras»

Karolina estuvo muy de acuerdo.

«ya que el Ducado Horteira te abandonó, nos tienes a nosotras, así que dinos si quieres nuestra ayuda»

Jadella enterneció la mirada para sus amigas, a pesar de ser una hija no muy querida del Ducado Horteira, tenía estas tres amigas, a la líder de los mercenarios Rophelia y a su amado esposo Maximilian, no podía ser más felíz.

Este tipo de aliento que le daban sus amigas para lidiar con cualquier cosa era de verdad bueno, pero nada quitaba de la posibilidad que hubo sido plantada en su cabeza.

Ella sospechaba cada vez más y más, algo estaba ocultando su esposo, no sabía que era, pero como Maximilian tardaba en decírselo empezó a temer lo peor: la existencia de una amante.

Pero ¿Quién podría ser?, como habían crecido juntos tenían básicamente los mismos círculos sociales íntimos. Era irracional pensar que alguna de sus amigas fuera la amante.

Dejando de lado que confiaba en sus amigas, Maximilian nunca ha mostrado su sonrisa o su ternura a alguna mujer, ni siquiera a las amigas cercanas a Jadella, ella era la única que podía ver ese lado tan lindo de su esposo.

Pensaba que lo sabía todo, que no había secretos entre ellos, hasta que vio a aquella mujer de cabello rojo recolectando tranquilamente flores en "su" jardín junto a "su" marido.

Estaba en completo shock, perpleja ante la vista a tal punto de no poder mover ni un solo músculo.

[¿Quién es ella?, ¿Qué hace en mi casa?]

«¡!»

Pero lo que hizo que dilatada sus pupilas fue cuando su esposo le sonrió a aquella mujer que le ofreció un ramo de flores...

Ella era la única que conocía su sonrisa...

Ahora ya no parecía ser el caso.