Diana es una chica de solo 20 años que, se ve comprometida con el que tiempo atrás fuera su novio, sin embargo ella se niega a casarse por que el es un mujeriego qué siempre le fue infiel durante su relación y es por eso que ella decidió terminar la relación. Sin embargo su padre debe una cuantiosa suma de dinero a causa de un negocio que salió mal y el se ve en la necesidad de comprometer a su hija con Roberto su ex novio a cambio de él pagar la deuda. Diana esta tan decepcionada y molesta que se va a un bar a beber y allí se encuentra con Mateo quien cambiara su vida por completo.
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Capítulo 20
Diana le pidió a Mateo ayudarlo en la administración de sus negocios, Mateo acepto y poco a poco la fue enrolando en la administración Diana era buena y aprendía rápidamente, Fernando se encargaba de ponerla al tanto de todo Diana trabajaba la mayor parte con Fernando, pero aun a si se daba tiempo de ir con Manuel y estar un rato con los caballos, aunque a Mateo no le disgustaba qué pasara tiempo con Fernando, no decía lo mismo de Manuel, ya que no podía evitar sentir celos y más aún porque Diana en una ocasión le había dicho que algún día le gustaría casarse con alguien como él.
Mateo moría de celos, ya que Diana a todos elogiaba y alagaba sus cualidades menos las de el, era como si ante los ojos de Diana el no existiera.
Mateo normalmente salía mucho por sus negocios, algunas veces duraba tiempo sin ir ala finca, sin embargo, desde que Diana estaba ahí el trataba de volver y pasar más tiempo con ella, algunas veces no podía, Diana se había acostumbrado tanto a Mateo qué le era difícil cuando él no volvía, sin embargo, sabía qué estaba muy ocupado, así que el tiempo que estaba allí lo disfrutaba al máximo, Diana lo ponía a ayudarle a cocinar, lo que realmente no le agradaba a Mateo era lavar los trastes le decía a Diana qué dejara qué las empleadas lo hicieran.
Mateo buscaba alguna escusa para no lavarlos, sin embargo, Diana siempre se salía con la suya y terminaba poniéndolo a lavar los trastes, aunque solo era cuando ella cocinaba para él.
Diana, disfrutaba mucho verlo lavar los trastes, Diana se acercó para checar qué quedarán bien limpios, mientras en su rostro se dibujaba una amplia sonrisa, ver feliz a Diana hacía que lavar los trastes no fuera tan malo, Diana se acercó para ayudarle a secarlos, Mateo y Diana compartían como lo haría una pareja de enamorados.
A Diana le gustaba coquetearle mientras estaban a solas, ya que sabía que Mateo no podía tocarla, pero Mateo no perdía el tiempo y en cuanto había alguien más cerca, Mateo se acercaba y besaba a Diana apasionadamente y la pegaba a su cuerpo mientras le susurraba al oído, estos es por tus coqueteos.
Para Diana los besos de Mateo cada día se volvían un martirio, ya que aunque en su mete se decía que no debia sentir nada era imposible que su cuerpo y todos sus sentidos no reaccionarán al estar cerca de Mateo.
Aunque Diana se negaba a aceptarlo, poco apoco y día a día se enamoraba un poco más de Mateo.
Las noches en la finca normalmente eran tranquilas, en primavera eran cálidas, aunque la recámara tenía aire acondicionado, a Diana no le agradaba mucho prenderlo, para ella era mejor dormir con un short y una blusa de tirantes. Así no tenía calor, Diana y Mateo subieron juntos aunque al llegar a a la habitación Diana se despidió de Mateo y sé disponía a entrar en su habitación cuando Mateo la tomó de la mano y acercándose le dijo al oído si quieres puedes dormir en mi habitación.
Diana, se puso muy nerviosa al tenerlo cerca y sentir su respiración, su corazón se acelero y su rostro se ruborizo.
Para disimular lo nerviosa qué estaba solo le dio las buenas noches y entro a su recámara, aunque le costó trabajo dormir finalmente logro conciliar el sueño, Diana estaba profundamente dormida cuando escucho unos lamentos y ruidos en su ventana parecía que alguien quería entrar.
Diana se enderezó, pensando que era una pesadilla, pero al escuchar otra vez lo mismo y los rasguños en su ventana Diana, grito aterrorizada, su corazón latía rápidamente y su cuerpo temblaba, Diana. Aun a obscuras se levantó y se disponía a salir al abrir la puerta se topó de frente con Mateo.
Diana no esperaba encontrarlo así que pego otro gran grito por el susto.
Mateo la abrazo para tranquilizarla, mientras le preguntaba que le pasaba Diana apenas podía hablar por lo asustada que estaba y titubeado le dijo.
- Hay un fantasma en mi habitación, la habitación aún estaba obscura Solo la luz del pasillo estaba prendida.
Mateo la miraba expectante pensando en que era una broma, pero al ver la cara de terror qué tenía Diana sabía que hablaba muy en serio.
Mateo le dijo que entrarán a la habitación, pero Diana se negó rotundamente a volver, Diana temblaba y se negó, mientras decía que había escuchado algo aterrador.
- Mateo, yo no quiero volver a mi habitación.
Mateo la llevo a su recámara Diana se sentó en la cama aun temblando y muy asustada, Mateo la cubrió con una manta.
Mientras le dijo que esperará qué iría a ver que fanatasma había en su recámara, Mateo entro y al ir entrando se escuchó en la ventana unos rasguños acompañados de unos lamentos que para alguien que no los ha oído serian aterradores, pero para el eran muy normal.
Mateo encendió la luz y abrió la ventana para asustarlos, ya que el fantasma realmente solo eran unos gatos en celo.
Mateo no pudo evitar soltar una fuerte carcajada, al pensar que Diana se había asustado con un par de gatos qué disfrutaban de una noche de placer.
Mateo volvió a la recámara, Diana lo miraba expectante para saber si había visto o escuchado algo.
Mateo no mostraba ninguna emoción, solo se le acercó y le dijo que no había tal fantasma, aun así Diana estaba muy nerviosa, ya que ella estaba muy segura de lo que había oído, ella le dijo que le permitiera pasara la noche allí, qué se acomodaria en el sofá.
Mateo acepto, pero siempre y cuando se quedara en la cama con él.
Diana no tuvo opción prefería pasar la noche allí, qué en su recámara pues le daba terror volver a oír lo que había oído.
Después de un rato Diana estaba más tranquila, así que Mateo aprovechó para acercársele y pasando su mano encima de ella le dijo.
- Si querías pasar la noche conmigo solo lo hubieras dicho no era necesario, que me pegaras tal susto al oírte gritar casi se me paraliza el corazón.
- ja, claro que no quería pasar la noche contigo si estoy aquí es solo porque, aún tengo miedo por lo que escuche.
Mateo se rio y le dijo, - siento mucho que te allas asustado, pero lo que oíste solo eran un par de gatos en celo.
Diana no podía creer lo que le dijo,
-¿Qué como es posible? Se oía muy feo.
- Ya te acostumbrarás, si se oyen algo aterrador, pero no debes temer.
Diana suspiró aliviada de que no hubiera un fantasma, y dijo en voz baja me alegra que estuvieras aquí, creo que me hubiera muerto del miedo si hubiera estado sola.
Mateo la abrazo un poco más fuerte, y le dijo - trataré de volver siempre, no es mi intención dejarte sola.
- No te preocupes yo entiendo.
Mateo se sintió mal por dejar sola en algunas ocasiones.
Diana al saber que solo eran unos gatos, quiso volver a su recámara, pero Mateo se lo impidió.
- No te vallas, duerme esta noche aquí, me preocupa tu seguridad, mañana qué estés más tranquila podrás volver a tu recámara si así lo deseas.
Diana asintió mientras le dijo que si se podía retirar un poco, ya que le costaba dormir teniéndolo tan cerca.
Mateo aunque un poco molesto se alejó, ya que si seguía tan cerca de ella no podría controlarse y terminaría haciéndole el amor.
Mateo, pero ni se te ocurra Día perdonarlo,,,, que sufra por dejarse man ipular