Él nacimiento de Kevin acabó en el divorcio de Zaira, debido al ADN, pero ¿Quien es el padre del pequeño?
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Capítulo 21 ZAIRA MARTÍNEZ "REGRESO A CASA"
Zaira Martinez
Estuve descansando los siguientes tres días en la habitación sin querer salir. Aún sabiendo todos lo que ocurrió en el hospital cuando yo debía ingresar jamás llamaron. De no ser porque yo fui minutos antes me habrían atropellado y probablemente no estaría hoy aquí.
Ahora es cuando me doy cuenta de que en momentos difíciles cuento conmigo misma y nadie más. Tampoco hubo preguntas acerca de cómo me sentía al respecto luego de todo. Solo me vieron la pequeña lesión que me quedó en la mano luego de haber tenido la vía puesta.
Llamé a mi doctor para contarle que me dijeron que todo salió bien y nada estaba mal así que me dijo que debería suprimir grasas, frituras y comidas en exceso condimentadas, más aún los picantes.
Colgué con mi doctor y Luciano entró en la habitación deteniéndose a mi lado mirando por sobre mi hombro el nombre que figuraba en la pantalla de mi teléfono al colgar.
-Hablaba con mi médico, puedes llamarlo tú aunque deberías saber todo sobre mi salud
-No estaba mirando- rei sarcásticamente
-¿No? Debe ser que se te perdió algo en la pantalla de mi teléfono- con ironía respondí
-Queria saber con quién hablabas, ¿Satisfecha?
-Podrias habérmelo preguntado en vez de estar de fisgón
-¿Qué está pasando contigo? ¿Hay alguien más?
-Eso debería de preguntarte a ti, llegas tarde, aveces ni a cenar, ya no me hablas y estás más distante, ¿Tienes a otra?
-No me vengas con celos estúpidos
-¿Celos dices? Te recuerdo que eres tú quien viene a mirar con quién hablo y quién le pregunta a las empleadas que hago durante el día mientras no estás.
-No tiene caso hablar contigo. Mañana regresaremos a Atlanta, prepara tus cosas- salió de la habitación pegando un portazo
No comprendía que demonios estaba pasando con él. Hasta pensé que seguramente tenía alguien más y por eso me cela a mi creyendo que puedo yo hacer lo mismo. Quise alejar estos pensamientos de mi mente, recordando una de las cláusulas de nuestro matrimonio pensando que él no podría ser tan idiota para arriesgarse a perder sus acciones en la empresa.
Como incentivo a la fidelidad o para motivarnos a no ver a otras personas nuestros padres estuvieron de acuerdo en que debíamos poner la cláusula de que ante infidelidad podíamos divorciarnos de inmediato y perder una pequeña fortuna en el proceso para así pensar las cosas antes de actuar.
Ambos estuvimos de acuerdo en aquella cláusula porque nos amabamos. Yo no tenía motivos para pensar en engañarlo, me casaba para toda la vida y antes de cometer una bajeza y traición como lo es una infidelidad prefería mil veces pedir el divorcio.
Ahora en éste momento me da a pensar muchas cosas pero sobre todo si ésta relación es tan sólida como antes de casarme pensaba. Duele pensar que luego de menos de dos años siento muy dentro de mi que nos dirigimos sin escalas a un rotundo fracaso que acabará en un amargo divorcio.
Solo pensar en ser una divorciada menor de treinta años me asusta y ruego que esto sea una pequeña crisis de la cual seguro yo estoy siendo dramática y exagerada sin motivos.
Llegó el momento de regresar a casa y en él vuelo reinaba el silencio. Mis suegros junto a mis padres hablaban animadamente mientras que yo miraba por la ventanilla como si fuera la cosa más impresionante que había visto en toda mi vida.
Llegamos a casa y fui a descansar inmediatamente al menos para no ver a Luciano ni a las empleadas que le informaban cada paso que daba.
Él cuando entró quiso que tengamos relaciones pero le dije que no me sentía bien, que mañana lo compensaría aunque no se me antojaba ni al día siguiente.