Se conocieron una noche, la vida de ella estaba destruida y él no pudo sacarla de su mente. Le ofreció un contrato...
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Capítulo 21
Máximo
Estoy intentando al menos poder acercarme a mi esposa sin que se incomode. Fingí estar dormido para ver si se alejaba nuevamente de mi pero por el contrario me abrazó ella y luego de unos instantes su respiración pausada me confirmó que había vuelto a dormirse.
Volvi a dormir y me desperté con ella aún dormida entre mis brazos. No pude evitar meter mis dedos en su cabello y acariciarla desde la nuca hacia el largo pero no llegué a las puntas. Volvía a repetir el proceso y la ví despertar pero no dejé de tocar su cabello.
Cada vez que mis dedos tocaban su nuca veía sus ojos intentando cerrarse, había encontrado algo que la relajaba y me sentía más feliz que un niño en navidad ante mi hallazgo. Mi próximo movimiento sería arriesgado y solo debía rogar para que saliera bien.
Pedí mi beso de buenos días luego de desafiarla un poquito y me besó como si fuera un ser humano común y no su esposo, algo que esperaba. La besé en esos labios carnosos que tanto me atraen y muero por probar pero no sentí que en algún momento me correspondiera. Aquello si que avivó mi frustración aunque mantuve la calma.
Preguntarle si la pongo nerviosa fue lo siguiente pero no luchó por mantener la compostura ni nada, tampoco me besó en un arrebato de seguridad. Cuando quiso alejarse me rei y le demostré sus nervios, pero no me rendí con ella. Le dije que mi familia pedirá más aún que un simple besito, algo que puede que ocurra o que no, pero si querrán ver dos personas cercanas enamoradas y si no tolera mi cercania y se pone rígida, al diablo la credibilidad.
Finalmente me acerqué más y le dije que no me propasaría con ella (aunque me encantaría hacerlo) y volví a probar sus labios, esta vez obtendría una respuesta de su parte así debiera tenerla todo el día entre mis brazos.
Estaba rígida así que mis dedos fueron a su nuca, quizás pudiera relajarse un poco o estar más tranquila de que no fuera a tocarla.
Despacio moví mis labios sobre los suyos pero no hubo respuesta, volví a insistir y nada sucedió. La tercera vez que intenté cuando capture su labio inferior no se tensó y la sentí responderme despacio. La acaricie con mi lengua para saber su reacción, si podía profundizar el beso o si se alejaba y no se separó de mi. Introduje mi lengua en su boca y busqué la suya. Fui lento, no tenía experiencia podía notar.
¿Cómo fue su primera vez si no la habían besado como es debido? No quiero imaginarlo. Me separé de ella y tenía sus ojos cerrados. No me resistí y volví a besarla pero ésta vez sin tanta demora.
Cuando me aparté abrió sus ojos, ya no tenía esa expresión fría en su mirada y un ligero rubor cubría sus mejillas. Se veía hermosa así pero no sonreía.
-Ahora si me diste un beso de buenos días querida esposa- su sonrojo solo se intensificó
-Ahora me gustaría desayunar si no es molestia, tengo hambre
La solté y se levantó de la cama, buscó ropa y entró al baño. Salió luego de darse una ducha. Entré al baño, aún su aroma permanecía allí, me bañé y salí con la toalla envuelta en mi cadera. Ella estaba desenredando su larga cabellera y al verme así volteó rápidamente. Elegi un atuendo informal y me vestí.
Bajé a desayunar, ella ya se encontraba sentada a la mesa esperándome pero antes de sentarme le di un suave beso en los labios delante del personal.
Cuando acabamos de desayunar fui a mi despacho para hacer algunas llamadas. Una de ellas fue a mi querido chófer y amigo para preguntarle cómo le fue con las compras. Él estaba volviendo a casa con el vestido, zapatos y joyas a juego, ya sabía yo que era el mejor y con un gusto excelente así que esperaba que mi bella esposa quisiera acompañarme a la fiesta.
A la hora del almuerzo hablaría con ella tranquilamente y le preguntaría
-Señor la comida ya está servida- anunció una chica del personal
-Ya voy, gracias
Me senté a la mesa y comenzamos a comer juntos en silencio, cuando acabamos le pedí que vayamos a la habitación porque tenía algo que mostrarle. Una caja grande descansaba sobre la cama junto a una de mediano tamaño y un estuche
-Esto es para ti, por si decides acompañarme a la fiesta
-No debiste molestarte, ya me has comprado suficiente
-Yo creo que no era suficiente, ¿Me harías el honor de acompañarme?
-¿No te avergonzare?
-¿Bromeas? Seré la envidia de todos por estar acompañado de la mujer más hermosa
-Esta bien iré pero llegaré después como ya habíamos dicho
-¿Nerviosa?
-Mucho
-No tienes que estarlo, puedes confiar en mí, me encargaré de que estés segura
-Gracias- dijo y me abrazó
Se apartó de mí y fue al baño mientras yo me quedé sonriendo como un tonto por su primer muestra real de afecto.
Él día transcurrió tranquilo trabajando como siempre desde mi despacho. Cuando finalmente salí de esas cuatro paredes Lisa no se encontraba por ningún lado
-¿Dónde está Lisa?
-Salio hace un tiempo pero dijo que no demoraría en regresar, en breve llegará, además se fue en compañía de su chófer
-Esta bien muchas gracias
Una hora después Lisa llegó y al verme se puso nerviosa
-¿Puedes ir al cuarto un momento? Por favor
-¿Harías algo por mi?
-Luego me dices que necesitas pero vete ya
Me retiré desconfiado y me fui al cuarto. Quince minutos después ella llegó
-¿Dónde fuiste?
-A comprar unas cosas pero no puedo decirte nada más
-Dijiste qué harías algo por mi- la abracé y la ví a los ojos
-Si pero no sé que necesitas
Puse sus brazos en mi cuello ante su mirada confusa y me incliné -Un beso
Me quedé a milímetros de distancia y esperé, cuando sentí sus labios no la dejé apartarse y la besé. No sabía por qué la quería tan cerca pero de algo estaba seguro, no quería dejarla ir