— Mami, estás viva. — Sus ojos verdes igual a los míos me hacen sobre saltarme, imposible. No puede ser, esté niño es...
— Byron. — Podría reconocer esa voz en cualquier lugar. La tengo gravaba en mi memoria cómo si fuera mi maldita canción favorita.
— Papi, encontré a mamá. — Estaba a unos metros del hombre que ame por más de una década, el hombre de 1.87, cabello negro, ojos grises azulados, hombros anchos, labios sexis y rostro apuesto. El era la definición de perfección.
¿Alguna vez le han regalado flores a un hombre? Yo si. Es el que está frente a mí en éste momento.
Lo recuerdo de niño, ¿cómo no me dí cuenta antes? Quizás por qué has estado luchando por olvidar todo de el. Así que no notaste que el pequeño aquí es su viva imagen. Contestó mi voz interior.
— Aléjate de mi. — Ordene a al mocoso. Mi voz antes normal se volvió fría.
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Corazón renacido
... No sabía que hacer, ¿Debería ir tras el? ¿Dejó escapar mi amor por el? ¿Qué se hace en estas situaciones?
Era de madrugada, no podía dormir pensando en el enojo de Joseph, no podía conciliar el sueño imaginando que el ya no me quería en su vida. Se había vuelto demasiado importante para mí en los últimos meses. No es el aire que respiro y sin embargo lo necesitaba. El y Byron se habían convertido en mi todo. No podía estar sin ninguno de los dos.
No salí con nadie en cuatro años. No quería desarrollar sentimientos. No quería que mi corazón resurgiera de las cenizas.
Pero llegó Joseph y lo cambio todo. No puedo dejar que las cosas terminen así. Tengo que hablar con él. No quiero perderlo.
Pedí un Uber y fui a su departamento, toque dos veces antes de que la puerta se abriera y el saliera con un vaso de whisky.
— Hola.
— ¿Qué haces aquí?
— Vine a darte una explicación. ¿Puedo pasar? — Recorrió la puerta para atrás. Deje mi bolso en el sofá y me sente.
— Dime.
— ¿Tuviste un amor de infancia? — No se porque empecé con esa pregunta. Quizás quería aliviar un poco la tensión.
— No. Tu eres la primera chica de la que me enamoro. — Levanté la cabeza incrédula.
— ¿De verdad? — El asintio nervioso.
— Me confundes. Pensé que también sentías algo por mi. Y ahora... — Tomé su mano.
— Siento algo por ti. Algo muy fuerte. Algo que no había sentido por nadie. Y estoy segura de que no es por qué eres el primer chico con el que salgo. El primero con el que me besó, y el primero con el que tengo citas. — Sus ojos se abrieron de par en oar. — Es por qué...
— ¿Nunca había hecho eso? — Me interrumpió y yo negué. — ¿Soy tu primer beso? — Una sonrisa satisfactoria se curvo en sus sexis labios. De repente su sonrisa se fue.
— ¿Y ese tipo que es en tu vida?
— El es mi primer amor. — Vi decepción en su mirada, no quería herirlo. Pero si quería ser sincera, una relación no puede construirse sobre mentiras. Y aunque no he mentido, si he ocultado muchas cosas importantes. — En mi cumpleaños número siete me regaló unos pinceles preciosos, fue el regalo que más me gustó, el único que me gustó, mis padres solian darme muñecas y cosas que honestamente no disfrutaba, pero el me regaló algo que realmente anhelaba. Ese día descubrí que a el yo le importaba, y se sintió bien importante a otra persona que no fuera mi nana.
— ¿Tus papás no te querían?
— Siempre hicieron diferencias entre mi hermana y yo, ella era la consentida, le daban más amor y atención de la que jamás me dieron a mi. Todo el mundo era así, todos los chicos estaban locos por ella. Todas las chicas querían ser ella, iluminaba el lugar por el que pasaba. A mí realmente no me importaba, mi atención siempre estuvo en Luke, lo perseguía cómo un perro, le regalaba flores. Y no me importaba su desprecio o que la mitad de la escuela había pasado por su cama. Nada me importaba. Solo quería que un día me viera. — Las manos de Joseph se apretaban cada vez que yo decía algo sobre Luke, las venas en su frente se marcaban. Sabía que le molestaba, pero quise ser honesta. Quiero ser totalmente honesta. — Y ese día decidí que no quería más a esa gente en mi vida. — Termine con lágrimas en los ojos. Joseph me abrazó cómo solo mi Nana me ha abrazado en mi vida.
— Lo siento. No tenía idea del gran dolor que llevabas en tu interior. — Dejó un beso en mi frente. — Siempre que te veía solo notaba fortaleza en tu ser. ¿cómo podía imaginar que detrás de esa dureza había un corazón herido?
— Odio mostrar debilidad, el día que lo hice me destruyeron. Destruyeron lo que yo mas amaba. Quizás piensas que es una estupidez llorar por unas pinturas, qué yo podía volverlas a pintar y seguir adelante. Pero no es lo mismo, cada uno de esos cuadros fue hecho en una ocasión especial, fue elaborado con cuidado y amor. Tenían mi alma en ellos, el hecho de que a nadie le importará dolió más que cualquier golpe.
— Tu familia y Luke merecen todo tu desprecio. No tenían derecho a hacer lo que hicieron. — Sacar todo mi dolor con el fue mi mayor muestra de confianza, mi mayor muestra de debilidad y amor. Hoy acabo de entregarle algo más importante que mi cuerpo, hoy le entregué mi corazón renacido.