Rose Thompson pierde toda su vida feliz y su libertad en tan solo un día, luego de tanto tiempo sin ver a su padre, este la busca para darle su condena matrimonial.
Cansado de dejar que ella jugara a ser "la enfermera del pobre" como él llamaba de manera despectiva, ha decidido que le dejará su empresa a su nieto varón.
Informándole así que al día siguiente sería su boda, de modo que ella pudiera cumplir con su deber de entregarle su próximo heredero o de lo contrario el hospital donde ella trabajaba perdería a su mayor benefactor.
¿Podrá el amor y la felicidad surgir en una situación de chantaje total? ¿Podrá tener un final feliz?
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creando lazos
Ya habían pasado medio mes, desde que Rose volvió a su rutina diaria y a su vida en New York, todo era como antes de su loco matrimonio, pero algo en su interior estaba inquieto, no sabía que era, pero era algo que le causaba insomnio en las noches, tristeza y nostalgia en el día.
Antón corto toda comunicación con ella, solo su asistente se comunicó con Rose para notificarle la fecha de su consulta ginecológica. Un día de trabajo, Rose recibió una visita inesperada, afuera de del hospital, esperando verla.
- ¡Rose! - Grito el hombre, al verla salir del hospital - ¡Rose! - grito una segunda vez, mientras se bajaba del auto donde estaba montado.
Al escuchar al hombre gritar su nombre, Rose volteo para ver de quién se trataba, para su mayor sorpresa, al darse la vuelta, descubrió que era Alexander, el hermano menor de Antón, el hombre estaba parado a un lado del auto, haciendo señas a Rose, se veía contento de verla.
- Alexander? - fue lo único que Rose dijo, mientras caminaba acercándose al hombre.
- ¿ Cómo estás? tiempo sin vernos cuñadita - Alexander le mostraba una gran sonrisa.
- ¿ Que haces aquí? - Rose no quería andar con rodeos, ella sabía que Alexander no la quería ni un poquito, el que estuviera allí solo era para molestarla.
- No seas tan arisca conmigo - Rose lo miro sería - yo sé que no te quedó una buena impresión mía la vez que nos conocimos, pero yo solo estaba bromeando, tengo unos juegos muy pesados- explico Alexander
- Bueno, no me importa, ¿ a qué se debe tu repentina visita? - No terminaba de creerle.
- Supe del mal trato que te dio mi madre la noche de la cena, yo llegue un momento después de que ustedes se fueran, mira, yo sé que no me he portado como todo un patán, pero quiero remendar esa imagen que tienes de mi, puedo ? - las luces del auto que hizo que Rose entrara en razón la noche de la cena, resultó ser el de Alexander.
- Que vas a ganar tu con eso? que importa lo que yo piense de ti ? - Rose seguía mirando al hombre con incredulidad.
- Quiero remendar mi mal comportamiento contigo, además si tú vas a ser la madre de mi sobrino, quiero que tengamos una buena relación, me das la oportunidad ? - Alexander puso ojitos de perrito tristes, siempre lo hacía cuando quería que su madre le cumpliera sus deseos.
- has lo que quieras - Rose dio media vuelta para marcharse.
- Vas a tu casa? te llevaré sube- Antón abrió la puerta del lado del copiloto y señalando con la mano el asiento - sube.
- Mmmmm - Rose lo dudo por un momento, pero pensó, que podría salir mal? - Ok, está bien, acepto.
Rose guío en todo el camino a Alexander, el seguía sus indicaciones al pie de la letra, al llegar al frente del edificio, Rose s desabrochó el cinturón.
- Puedes dejarme aquí, muchas gracias- abrió la puerta del auto preparada para bajarse.
- No me vas a invitar a pasar ? - Alexander le sonreía
- No, en este momento no estoy de ánimos para visitas- Rose salió del auto y cerró la puerta- Gracias por traerme hasta aquí.
- No hay de que cuñada, nos vemos - Arranco el coche y se fue.
Rose entro en el edificio y subió a su departamento. se dio una ducha, se vistió y dio de comer a Nieves, en todo ese tiempo estuvo pensando en el porque de aquella repentina visita de Alexander, será que Antón lo envío? fue el pensamiento que paso por su cabeza, al pensar eso, algo brotó de su interior, una sensación satisfactoria, algo parido a estar alegre sin estarlo. Se acostó en la cama, se quedó dormida, esa noche durmió plácidamente toda la noche.
Al día siguiente, luego de terminar su turno de trabajo, al salir, se consiguió con un Alexander feliz de verla, nuevamente se ofreció a llevarla hasta su edificio. Siguió haciendo esa repetida rutina de buscarla en la salida de su trabajo, durante dos semana seguidas. Una mañana saliendo del edificio donde vivía, Alexander la sorprendió, la estaba esperando para llevarla al hospital.
- Toma, te compre un café - Alexander le entrego un Starbucks - sube, te llevaré a tu trabajo.
- Gracias - subió al auto, ya se había acostumbrado a pasar tiempo con Alexander, a veces la hacía reír con sus ocurrencias.
- Quería preguntarte, podríamos almorzar está tarde? - Antón estaba conduciendo hacia el hospital.
- Está tarde ? - pregunto Rose.
- Si, si no tienes ningún problema con ello- tenía las dos manos en el volante y la vista hacia el frente.
- Si, está bien, no tengo planes para está tarde - Rose tenía tiempo sin hacer algo que no fuera trabajar e ir a su departamento.
- Bien, te pasaré buscando a la hora del almuerzo entonces - Alexander sonrió, llegaron al hospital, el se bajó y le abrió la puerta a Rose para que bajara - Entonces tenemos una cita jajaja, es broma - se monto en el auto y se fue.
Rose no le hizo mucho caso a su comentario y fue a trabajar. A la hora del almuerzo, Rose salió del hospital a ver si la propuesta de Alexander no era una broma, al salir, vio el coche de Alexander, el hombre le tocó corneta para hacerle ver qué el estaba allí, Rose se subió al auto y Alexander arranco.
- Como te fue el día de hoy ? - le pregunto Alexander a Rose - Mucho trabajo?
- Bien, por suerte no hubo mucho que hacer - Rose ha estaba acostumbrada a las preguntas de rutina de Alexander - a dónde vamos?
- Vamos a ir a un restaurante que descubrí por aquí, cercano al hospital, aunque si tienes algo en mente, escucho sugerencia - Sonrió
- No, vamos al lugar que escogiste - A Rose le daba igual a dónde ir.
llegaron al lugar, se sentaron en una de las mesas que se encontraban afuera del local, al aire libre, en un instante, llegó el mesonero con la carta.
- Que te parece el lugar? - le pregunto Alexander mientras miraba la carta
- Está bien, es muy pintoresco- el lugar estaba decorado de forma colonial, parecía una casa de época.- me gusta
- Me enteré que te gustaba la lasaña, por eso escogí este lugar, me han dado buenas referencias de que sirven la mejor. - dejo la carta a un lado para admirar la cara de Rose.
- Si, me encantan la lasaña, como lo supiste? - Rose lo veía mientras sonreia
- Aaaah, tengo mis métodos jajaja - Alexander le ordenó al mesero traer dos platos de lasaña y dos batidos, también pidió le trajeran postre luego de terminar de comer- el postre que pedí te va a encantar.
Luego de comer, trajeron el postre, era helado de chocolate, con torta, galletas y crema batida, se veía exquisito. Alexander tomo la cuchara y tomo una porción de su postre, se la dio en la boca a Rose, parecían una pareja de enamorados, Rose se sintió apenada, pero comió de lo que Alexander le ofrecía. Al probarlo, sintió que sus papilas gustativas saltaban del gusto, era exquisito.
- Vez? te dije que te iba a gusta - Alexander la veía disfrutar del dulce.
- Esto, esta exquisito, de verdad que valió la pena venir aquí - Rose seguía comiendo el postre.
terminaron de comer, Alexander pago la cuenta, dejándole una muy buena propina al mesero, subieron al auto y Alexander llevo a Rose hasta su edificio.
- Muchas gracias por la invitación, disfrute mucho de la comida - el auto estaba parado, estacionado frente al edificio, Rose aún seguí dentro.
- Para nada, gracias a ti por aceptar y por acompañarme - Alexander la veía con una gran sonrisa en su rostro.
Rose bajo del auto, se despidió de Alexander sacudiendo la mano, entro al edificio y subió a su departamento, al llegar se fue directo a la cama, con una extraña sensación y con el pensamiento de como se sentiría si Antón hubiese actuado de la misma manera que su hermano.