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Renacida para Vengar mi Destino: Promesa Sellada en el Tiempo

Renacida para Vengar mi Destino: Promesa Sellada en el Tiempo

Status: Terminada
Genre:Romance / Venganza / Mujer poderosa / Matrimonio arreglado / Reencarnación / Completas
Popularitas:1.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Bruna Chaves

Traicionada por su propia familia, usada como pieza en una conspiración y asesinada sola en las calles... Ese fue el cruel destino de la verdadera heredera.
Pero el destino le concede una segunda oportunidad: despierta un año antes del compromiso que la llevaría a la ruina.

Ahora su misión es clara: proteger a sus padres, desenmascarar a los traidores y honrar la promesa silenciosa de aquel que, incluso en coma, fue el único que se mantuvo leal a ella y vengó su muerte en el pasado.

Decidida, toma el control de su empresa, elimina a los enemigos disfrazados de familiares y cuida del hombre que todos creen inconsciente. Lo que nadie sabe es que, detrás del silencio de sus ojos cerrados, él siente cada uno de sus gestos… y guarda el recuerdo de la promesa que hicieron cuando eran niños.

Entre secretos revelados, alianzas rotas y un amor que renace, ella demostrará que nadie puede robar el destino de la verdadera heredera.

NovelToon tiene autorización de Bruna Chaves para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 3

El amanecer siguiente trajo un cielo límpido, con tonos dorados tiñendo las nubes suaves. Pero, para Serena, el brillo del sol parecía frío y distante. Se vistió temprano, eligiendo un traje discreto, diferente de los vestidos exuberantes que solía usar en eventos sociales. Hoy no deseaba llamar la atención; hoy tenía un objetivo claro e íntimo: encontrar a aquel que un día se convertiría en el vengador de su muerte.

Había guardado en el corazón el nombre de él como un secreto sagrado, pero ahora no podía esperar más. Necesitaba verlo. Necesitaba asegurarse de que aún había tiempo.

El trayecto hasta el hospital privado fue silencioso. Sentada en el asiento trasero de un coche de última generación, Serena observaba la ciudad despertar. Las calles agitadas, los edificios espejados e incluso los pequeños detalles del paisaje le traían recuerdos de la vida anterior, de la ruina inevitable. Pero, esta vez, no permitiría que la historia siguiera el mismo rumbo.

Cuando el conductor estacionó delante del imponente edificio de mármol claro, ella respiró hondo. El hospital, con sus ventanas altas y apariencia respetable, escondía secretos podridos. Serena lo sabía bien: ya había visto cómo médicos eran comprados y cómo parientes codiciosos conspiraban para devorar la fortuna del heredero adormecido. Enderezó los hombros y entró, cada paso resonando como un desafío.

En la habitación, el corazón casi se le escapó del pecho. Allí estaba él. El hombre que, en el pasado, había cargado su cuerpo sin vida y llorado lágrimas silenciosas por ella. Ahora, tendido sobre sábanas blancas, parecía aún más pálido, marcado por la inmovilidad de un sueño forzado. Tubos e hilos lo rodeaban, y su respiración lenta era casi imperceptible. Serena se acercó con cuidado, sentándose en el sillón al lado de la cama. Extendió la mano y tocó la de él con suavidad.

—He vuelto —murmuró, tragando el llanto—. No sé si puedes oírme, pero estoy aquí. Y esta vez no voy a dejar que te quiten todo.

Los dedos de él estaban fríos, pero en aquel silencio casi sagrado, ella juró sentir una chispa... como si, en algún lugar, él realmente pudiera escucharla.

La puerta se abrió sin aviso, trayendo a dos hombres de habla baja. Serena los reconoció inmediatamente: los primos distantes que, en su vida pasada, habían succionado la fortuna de él hasta no quedar nada.

—Todavía está en el mismo estado —dijo uno, con desdén, acercándose a la cama—. Un peso para todos nosotros.

—No por mucho tiempo —respondió el otro, con una sonrisa fría—. En breve firmaremos los papeles, venderemos parte de la empresa y resolveremos este problema de una vez.

Serena se erguió de inmediato, los ojos chispeando.

—Ustedes no van a vender nada.

Ellos se volvieron, sorprendidos.

—¿Y quién eres tú para interferir? —se burló el mayor.

—Soy la única que se preocupa por él —respondió, firme—. Y si creen que voy a permitir que roben lo que le pertenece, están muy equivocados.

Los dos intercambiaron miradas irritadas. Uno se encogió de hombros.

—No sirve de nada, muchacha. Él no tiene familia legítima para protegerlo. La herencia de él es nuestra por derecho.

Serena sonrió con frialdad.

—Veremos.

Cuando salieron, lanzándole miradas amenazadoras, ella volvió a sentarse al lado de la cama. El corazón estaba acelerado, pero su decisión era inquebrantable. No podría enfrentarlos solo con palabras. Necesitaba algo mayor, algo que le diera poder para proteger lo que era de él.

El recuerdo volvió claro como cristal: dos jóvenes en el orfanato, escondidos detrás de la biblioteca, prometiendo cuidarse el uno al otro cuando crecieran. "Yo te protegeré", había dicho él, con una sonrisa tímida. "Y yo nunca te abandonaré", había respondido ella.

Las lágrimas ardieron en sus ojos.

—Tal vez sea demasiado tarde para que lo sepas —susurró—. Pero aún me acuerdo de nuestra promesa.

Fue entonces que la idea surgió, audaz, casi insana, pero certera. Si se casaba con él, podría asumir legalmente la protección de sus bienes, alejar a los parientes codiciosos y garantizar que, cuando despertase, encontraría todo intacto. Para los otros, parecería una locura. Para ella, era el único camino.

Al regresar a la mansión de los Valente, encontró resistencia inmediata. Cuando mencionó la intención de apoyar al heredero adormecido, sus padres la miraron como si hubiera perdido el juicio.

—Mi hija, ¿entiendes lo que estás diciendo? —preguntó el padre, serio—. ¿Quieres involucrarte con un hombre que ni siquiera está consciente?

Serena respiró hondo.

—Entiendo, sí. Pero sé lo que está en juego. Si él pierde todo, esos buitres ganarán aún más fuerza. Y no quiero que sean ellos los que controlen el futuro de nuestra ciudad.

La madre suspiró, afligida.

—Pero un matrimonio... sacrificarías tu juventud...

Ella tomó la mano de la madre con firmeza.

—Ya he perdido una vida entera confiando en las personas equivocadas. Esta vez, quiero confiar solo en quien sé que nunca me abandonó.

Sus padres aún vacilaban, no comprendían lo que ella quería decir, pero la determinación en los ojos de la hija dejaba claro que nada la haría retroceder.

Aquella noche, Serena volvió al hospital. Se sentó al lado de él, observando el pecho subir y bajar con dificultad.

—Van a decir que estoy loca —confesó, en un susurro—. Van a reírse de mí, van a llamarme tonta otra vez. Pero no me importa. Si ese es el precio para protegerte, lo acepto.

Acarició la mano de él con ternura, como si fuera un pacto silencioso.

—Voy a ser tu esposa, aunque tú no lo sepas ahora. Voy a cuidarte, de tu empresa y de tu futuro. Cuando despiertes, vas a encontrar todo de vuelta en tus manos. Y si, por casualidad, nunca despertaras... aún así, voy a cumplir la promesa que hice.

La habitación permaneció en silencio, pero por un instante breve, Serena juró sentir los dedos de él moverse levemente. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal. Tal vez fuera solo su imaginación. O tal vez él realmente hubiera escuchado.

De cualquier forma, no había marcha atrás. La decisión estaba tomada. A partir de aquel día, Serena Valente sería la esposa del hombre en coma.

Y con eso, la verdadera guerra contra los traidores apenas comenzaba.

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Topy71 🇦🇷
Tiene que esvonder a los padtes donde nadie sepa nada ni los conosxa
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