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DESTRUYEME

DESTRUYEME

Status: En proceso
Genre:Posesivo / Dominación / Traiciones y engaños / Amor-odio / BDSM / Enfermizo
Popularitas:3.5k
Nilai: 5
nombre de autor: DayMarJ

Sinopsis de Destrúyeme

Lucas Santori es un hombre marcado por el odio, moldeado por un pasado donde el dolor y la traición fueron sus únicos compañeros. Valeria Montalbán, una mujer igual de rota, encuentra en él un reflejo de su propia oscuridad. Unidos por una atracción enfermiza, su relación se convierte en un campo de batalla entre el amor y el deseo de destrucción. Juntos, navegan por un abismo de crímenes, secretos y obsesiones, donde la línea entre víctima y verdugo se desdibuja. En su mundo, amar significa destruir y ser destruido.

NovelToon tiene autorización de DayMarJ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPITULO 2

...Lucas....

Mi cuerpo se hunde en ella con violencia, tomándola sin tregua, sin espacio para la resistencia. Su cabello se enreda en mi mano, atrapado entre mis dedos como una cuerda que mantiene el control. Cada embestida es un recordatorio de que me pertenece, de que no es más que un cuerpo moldeado para mi placer. La sensación crece, se intensifica, consumiéndolo todo hasta el punto de no retorno.

—Lu… estás lastimándome… —su voz se quiebra, pero no me detengo. Ignoro su queja y sigo hundiéndome en ella, aferrándome a su cuerpo con posesión enfermiza. Esta vez, mi mano se desliza hasta su cuello, cerrándose con firmeza, apretando más con cada embestida, con cada segundo que me acerca a la liberación.

—¡Maldita sea, Lucas! —Su voz se alza en un grito ahogado cuando inclina su cuerpo hacia adelante de golpe, rompiendo el ritmo, escapando de mi agarre, haciendo que mi miembro salga de ella sin previo aviso.

Un gruñido escapa de mi garganta cuando el placer se ve brutalmente interrumpido. La frustración hierve en mi interior, oscureciendo mi visión por un instante. Ella me observa con los ojos muy abiertos, el temor reflejado en cada línea de su rostro mientras retrocede hasta chocar con el cabecero de la cama.

No intento alcanzarla. No la necesito para terminar lo que empezó.

Con la respiración entrecortada, deslizo mi mano hasta mi erección y reclamo por mi cuenta el placer que me ha sido arrebatado. Aumento los movimientos, dejando que la tensión acumulada me arrastre sin freno. Un gruñido profundo escapa de mis labios cuando la liberación me sacude, expulsando mi esencia sobre las sábanas, marcando el espacio entre nosotros.

Ella no aparta la mirada. Y eso… eso me gusta.

—Te agradecería por el polvo, pero solo fue una decepción. —Mi voz es fría, carente de interés, como si el momento que compartimos no hubiera significado nada. Porque no lo hizo.

Me alejo sin prestarle atención a su expresión, aunque puedo sentir su sorpresa, su temor. No me importa. No debería importarme.

Sasha es solo un instrumento, un cuerpo que tomo cuando lo deseo y descarto cuando he terminado. Y lo sabe. Siempre lo ha sabido.

Últimamente, sin embargo, parece querer convertirse en algo más. Se engaña a sí misma con la absurda idea de que puede importarme. Pero siempre, siempre, acabo recordándole su lugar.

Las relaciones amorosas son complicadas, aburridas y un símbolo de completa debilidad. Una distracción inútil para los que buscan llenar vacíos con ilusiones estúpidas. No soporto la ridiculez del afecto ni la patética necesidad de conexión. Muy probablemente, jamás en mi vida he amado a nadie.

Mi cuerpo no tiene cabida para tal cosa. No hay espacio para sentimentalismos ni para el absurdo anhelo de pertenencia. Solo hay lugar para la ira que arde en mis entrañas y el placer efímero de la carne. Un ciclo interminable de dominio y satisfacción, sin nada más que me ate o me haga vulnerable.

Mis gustos son peculiares. La tortura, la sumisión, el control absoluto. No hay espacio para negociaciones, para objeciones o quejas. Solo la certeza de que todo se hace bajo mi voluntad.

Sasha lo sabe. Quizás por eso ha decidido mantenerse alejada en este momento. Tal vez cree que estoy furioso. Que haber interrumpido mi placer ha despertado algo peligroso en mí.

Pero la realidad es otra. Para que algo me provoque ira, primero tendría que importarme. Y lastimosamente para ella, no es así.

Sasha no es especial. No es diferente. Solo es un objeto más dentro de mi dominio personal. Su propósito es claro, su función está definida. No hay más. No habrá más.

Me meto a la ducha rápidamente, dejando que el agua arrastre los rastros del encuentro. El vapor nubla el espejo, pero no mi mente.

Paso las manos por mi piel, sintiendo cada marca, cada cicatriz. Recuerdos impresos a la fuerza, lecciones aprendidas en carne viva. Torturas de otro tiempo, de otra vida… y aun así, siguen aquí.

Recordarlo no vale la pena. No tiene sentido revivirlo. No cambia nada.

Y, sin embargo, mi mente insiste en arrastrarme de vuelta a ese infierno del que nunca he podido escapar.

"Eres un pequeño tan apetecible. No vayas a gritar, asi no tendré que ser brusco contigo"

Mi puño se estrella contra el cristal de la ducha, rompiéndolo en mil pedazos. Las esquirlas se esparcen, algunas se clavan en mi piel, pero no me detengo a mirarlas. La sangre brota, tiñendo el agua de rojo, deslizándose en espirales por el desagüe.

No siento nada. Hace años que no siento nada.

El dolor, ese instinto primario de supervivencia, desapareció conmigo hace mucho tiempo. Algo tan inherente al ser humano, pero mi cerebro parece haberlo bloqueado. Ni dolor, ni tristeza… ni siquiera lágrimas.

No desde que la vida a su lado terminó. Desde que escapé de la verduga a la que llame madre. Aunque su sombra continúe persiguiendome lo que resta de mí vida.

Duré en hogares de paso hasta la mayoría de edad. Nunca tuve un hogar real, ni alguien que me protegiera. Crecí en la indiferencia, en el abandono, en la certeza de que solo sobreviven los fuertes. Y yo no solo quería sobrevivir… quería dominar.

Me propuse surgir más de lo que cualquier otra persona pudo imaginar. No iba a ser una sombra más en el mundo. Con esfuerzo terminé la universidad mientras prestaba mis servicios militares. Aprendí muchas cosas. Cosas que no enseñan en los libros, sino en el campo de batalla y en los rincones oscuros donde la moral no tiene cabida. Aprendí a moverme en la sombra, a leer a las personas, a tomar lo que necesitaba sin que nadie se diera cuenta.

Fue entonces cuando supe que el verdadero poder no estaba en la fuerza bruta ni en las armas, sino en la información. Y con esa certeza fundé NEMESIS CORP, una empresa de seguridad e inteligencia privada, pero en realidad, mucho más que eso. Mientras el mundo nos ve como protectores de la élite, yo manejo los hilos desde la oscuridad. Controlamos datos, mercados, vidas. Gobernantes y multimillonarios pagan fortunas para que los mantengamos a salvo, sin saber que en mis manos no solo está su protección, sino también su destrucción si así lo decido.

No fue fácil llegar aquí. Tuve que eliminar obstáculos, aprender que la empatía es una debilidad y que la lealtad solo existe cuando es comprada. Ahora, cada contrato que firmo, cada trato que cierro, es una jugada más en mi tablero. Porque en este mundo hay depredadores y presas, y yo hace mucho decidí en qué lado quiero estar.

De vez en cuando, me veo obligado a asistir a eventos que me sumen en un hastío insoportable. Sonrisas falsas, apretones de manos vacíos, discursos llenos de pretensiones. Un teatro en el que debo desempeñar mi papel a la perfección.

Debo convencer al mundo de que mis intenciones son nobles, que mi influencia es un reflejo de mi compromiso con la sociedad. No sospechan que todo es una simple fachada, una estrategia bien calculada.

Porque detrás de cada gesto amable y cada palabra bien medida, se oculta un propósito más oscuro. Estos eventos son más que una distracción, son una oportunidad. Una manera rápida y sencilla de elegir a mis víctimas, de marcar a aquellos que se convertirán en piezas de mi juego.

Mi poder va más allá de lo que se ve, más allá de lo que los magnates y empresarios creen entender. Son ingenuos. Demasiado confiados. Y tarde o temprano, todos los que bajan la guardia terminan en mis manos.

Soy como un niño en una confitería, rodeado de infinitas posibilidades, con el poder absoluto de elegir.

El quién, el cómo y el cuándo… todo está en mis manos. No hay límites, no hay restricciones. Solo el placer de la cacería, de tomar lo que quiero, cuando lo deseo.

Cada rostro, cada voz, cada mirada distraída es una opción esperando ser escogida. Y yo, con la paciencia de un depredador, disfruto cada momento antes de dar el primer paso.

—Lu… —su voz suena temerosa mientras envuelve mi mano con una toalla. Su tacto es suave, casi suplicante.

—Nunca he entendido cómo puedes no sentir nada —susurra. Su mirada se aferra a la mía, buscando algo que no existe. —Perdóname, Lu. Me asusté. Creí que tú me ibas a…

Una risa seca y sin emoción amenaza con escapar de mi garganta.

—De haberlo deseado, ya lo hubiera hecho —murmuro, quitando su mano con la misma indiferencia con la que se aparta una prenda vieja. No hay nada en su toque que me detenga.

Tomo la toalla y reemplazo su intento inútil de consolarme.

—Puedes irte. No te necesito.

Sé que está llorando. No necesito verla para confirmarlo. Su respiración temblorosa, el leve sollozo que intenta ahogar… lo sé.

Pero no me interesa. Sus lágrimas no significan nada para mí.

Me dirijo al botiquín, visto mis heridas con la misma frialdad con la que visto mi traje. Nada de sentimentalismos, solo eficiencia. Elijo un conjunto sobrio, adecuado para la ocasión, aunque la idea de rodearme de niños universitarios mimados y patéticos me repugne.

Pero hay cosas a las que he tenido que adaptarme.

Hoy soy yo quien entregará el premio al estudiante destacado. Un reconocimiento vacío acompañado de una suma de dinero que, para ellos, podría significar un cambio de vida, pero para mí… no es más que un puñado insignificante de billetes.

Me arreglo en tiempo récord, tomo las llaves del auto y salgo directo a la dichosa universidad. El camino es un caos de bocinas y ruido insoportable. Al llegar, mi paciencia ya está al límite.

Me mantengo impasible mientras el protocolo se desarrolla. Los elogios forzados, las presentaciones exageradas, los lamebotas en acción. Un espectáculo aburrido en el que mi única tarea es sonreír con moderación y aparentar interés.

Finalmente, el decano me hace un gesto. Es mi turno.

Al fin terminará esta payasada.

El hombre toma el micrófono y carraspea ligeramente antes de hablar con voz firme y solemne.

—Es un honor reconocer el esfuerzo, la disciplina y la excelencia académica en nuestra institución. Este año, el reconocimiento al estudiante destacado es más que merecido. No solo ha demostrado un rendimiento excepcional en Ciencias Forenses, sino que también ha sobresalido por su dedicación y capacidad analítica, cualidades esenciales en su campo.

Hace una breve pausa, mirando a la audiencia antes de continuar.

—Con un expediente impecable y un talento innegable para la investigación, se ha convertido en un gran orgullo para nuestra universidad. Invitamos al escenario a Valeria Montalbán.

El aplauso llena el auditorio, pero ella no sonrie, no muestra emoción, ni siquiera parece sorprendida. Camina hacia el escenario con la seguridad de quien recibe lo que ya le pertenece. Como si esto no fuera un reconocimiento, sino simplemente otro trámite que debía completarse.

Cuando esta frente a mí, no muestra nerviosismo ni la típica gratitud disfrazada de sumisión. No baja la mirada. No titubea. Me mira fijamente, pero no con admiración ni agradecimiento. Me mira con arrogancia.

Como si yo no significara nada.

Le tiendo el cheque y el pequeño trofeo, esperando algún gesto de cortesía, un simple "gracias". No lo hay. Toma el cheque con total naturalidad y, sin dudar, agarra el trofeo solo para arrojarlo al suelo.

El golpe resuena en el auditorio. La gente contiene el aliento.

No fue un accidente. No fue un descuido. Fue intencional.

Se acerca al micrófono, aún sosteniendo el cheque como si fuera lo único que vale la pena.

—Siempre me han dicho que los logros se celebran, que se deben recibir con emoción. Pero la verdad es que este premio no es una sorpresa para mí. Lo trabajé, lo merezco, y era cuestión de tiempo que lo tuviera en mis manos. No espero aplausos por hacer lo que debía hacer. Tampoco agradecimientos por algo que era mío desde el principio. Así que… eso es todo.

El auditorio queda en silencio. Pero yo no escucho el silencio. Escucho el latido de algo interesante. Algo que no había visto en mucho tiempo.

No es humildad. No es insolencia infantil. Es certeza.

Me cruzo de brazos, observándola. La mayoría de las personas reaccionan a la presencia de un depredador. O se muestran sumisas o intentan pelear. Pero ella no hace ninguna de las dos cosas.

Ella no me teme… y eso me intriga.

Ella no intenta impresionarme… y eso me molesta.

Para ella, yo soy irrelevante.

Y eso no suele pasar.

1
Nancy RoMo
🥺🥺🥺
Nancy RoMo
laura no estorbes, les esta salvando el pellejo a todos
Lisseth 👩🏽
Excelente
Lisseth 👩🏽
Excelente gracias
Mar
quiero maratón maratón maratón maratón maratón maratón maratón maratón de este par de locos yo los amo jajaja /Sob//Sob//Sob//Sob//Sob//Sob//Sob/
Nancy RoMo
me gusta este par de justicieros 😆, con todo y sus retorcidas mentes 🤭
Lisseth 👩🏽
Excelente
Lisseth 👩🏽
Dios que locura de verdad ese par deberían estar en el manicomio jajajaajaja
Lisseth 👩🏽
Excelente
Mar
locos es lo que son jajaja quiero maratón maratón maratón maratón maratón maratón maratón maratón maratón maratón maratón maratón
Lisseth 👩🏽
Excelente gracias 🤩
Lisseth 👩🏽
Ese par son desquiciados tienen una mente muy retorcida que me encanta 🥰 como cada capítulo me gusta 👍 más que los anteriores 😍😍😍
Nancy RoMo
cada capitulo me atrapa mas 🤩, me encantan los personajes 😁
Nancy RoMo
te confias santory, valeria es de cuidado 😅
Lisseth 👩🏽
Excelente
Lisseth 👩🏽
Excelente gracias 🙏
Lisseth 👩🏽
Exacto es tu contador Santori
Lisseth 👩🏽
😳😱😱ósea que vale batea para los dos lados wow 😮 jajaja cuando se entere Lucas de eso 😅😅😅😅😅😅 será un golpe bajo para el oh lo enciende más
Nancy RoMo
ambos se aman a su retorcida manera pero se aman 😅
Lisseth 👩🏽
No pues otra loca para un loco 😜
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