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La Nodriza Del Bebé Del Viudo

La Nodriza Del Bebé Del Viudo

Status: Terminada
Genre:Vientre de alquiler / Casarse por embarazo / Traiciones y engaños / Completas
Popularitas:391
Nilai: 5
nombre de autor: Aisyah Alfatih

El día que debería haber sido el momento más feliz en la vida de Hanum se convirtió en una pesadilla. Justo antes del parto, descubrió la infidelidad de su esposo. La discusión terminó en tragedia: su bebé no pudo salvarse y Hanum fue cruelmente divorciada.

En medio de un profundo dolor, Hanum es solicitada para convertirse en la nodriza del bebé de un viudo. Se trata de Abraham Biantara, un hombre maduro que acaba de perder a su esposa durante el parto.

Dos almas igualmente heridas son unidas por el destino y el llanto de un bebé. Incluso, ambos son obligados a casarse por el bien del niño.

¿Será capaz Hanum de encontrar nuevamente el sentido de la vida y del amor detrás de su nuevo papel como nodriza?

NovelToon tiene autorización de Aisyah Alfatih para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 2

El ruido del motor del coche del vecino acelerando a toda velocidad aún resonaba en los oídos de Hanum cuando su conciencia comenzó a desvanecerse. Su cuerpo se desplomó en la silla de ruedas improvisada mientras la enfermera la llevaba a la sala de emergencias. Los gritos del médico y la comadrona se mezclaban con el sonido de los instrumentos médicos que tintineaban rápidamente.

"¡Su presión arterial está bajando! ¡Rápido, preparen una vía intravenosa!"

"¡El feto es inestable, debemos actuar de inmediato!"

Hanum trató de abrir los ojos, pero los párpados se sentían pesados. Solo se escuchaban los susurros de oraciones de algunos vecinos que habían venido a acompañarla. Su corazón temblaba, sabía que lo que estaba en juego no era solo su vida, sino también la de su hijo nonato.

Unas horas más tarde.

Un llanto desgarrador sacudió la sala de hospitalización. Hanum, con el cuerpo débil, gritó histérica al escuchar las noticias del médico.

"Sra. Hanum, lo sentimos... el bebé no pudo ser salvado".

Esas palabras fueron como un rayo que golpeó su corazón. Su cuerpo tembló violentamente, se agarró el vientre que ahora se sentía vacío. Las lágrimas brotaron, su voz se quebró llena de dolor.

"¡No! ¡No! ¡No se lleven a mi hijo! No..." Hanum gritó hasta que su voz se volvió ronca, sus manos se extendieron al aire, como si quisiera agarrar algo que acababan de arrebatarle. La enfermera trató de calmarla, pero Hanum siguió llorando sin cesar, como si el mundo se derrumbara sobre ella.

La puerta de la habitación se abrió de golpe. Galih apareció con el rostro inexpresivo, sus ojos no mostraban ni un ápice de remordimiento. Simplemente se quedó allí, con una camisa arrugada, respirando con dificultad.

"Ya es suficiente, Hanum. Deja de llorar", dijo fríamente. Esas palabras hicieron que todos en la habitación se volvieran con miradas de incredulidad.

Hanum levantó la vista, mirando al hombre que se suponía que era el apoyo de su vida. Las lágrimas corrían por su rostro.

"Eres... eres tan cruel, Galih. ¡No has perdido nada! Pero yo... yo lo he perdido todo".

Galih no respondió, solo bajó la cabeza por un momento, luego miró hacia la puerta. Allí estaba Lilis, medio escondida, con el rostro pálido de miedo. Y justo en ese momento, Miranti, la madre de Galih, llegó apresuradamente con el chofer de la familia. Tan pronto como entró en la habitación, su mirada se posó directamente en Hanum, que yacía débil en la cama, y luego se dirigió hacia Lilis, que estaba de pie detrás.

El rostro de Miranti se tensó, sus ojos se entrecerraron llenos de ira. Reconoció esa figura.

"¿Otra vez tú...?" siseó con dureza. "¡Te he visto muchas veces caminando con Galih! ¿Entonces todo esto es tu culpa?"

Lilis entró en pánico, su rostro se puso pálido como el papel. "N-No, Tía... yo..."

Pero Miranti ya había dado un paso adelante, señalándola directamente.

"¡Cállate! ¡No te atrevas a aparecer frente a mis ojos de nuevo! ¡Por tu culpa, Hanum perdió a su hijo!"

La atmósfera en la habitación de repente se volvió espeluznante. Hanum solo podía llorar, su cuerpo temblaba, mientras que Galih permanecía rígido entre su madre y su amante. Pero aun así, no dijo una sola palabra para defender a Hanum.

La habitación parecía congelada. Solo se escuchaba el sonido de los sollozos de Hanum, rompiendo el silencio penetrante. Su cuerpo temblaba, sus ojos estaban rojos y húmedos, sus labios temblaban incapaces de contener la herida que le atravesaba el alma.

"Mi hijo... mi hijo... ya no está", susurró ronca, mirando fijamente al techo. Miranti se acercó, agarrando la mano de Hanum con fuerza. Su rostro también estaba lleno de lágrimas.

"Ten paciencia, hija... ten paciencia... Dios debe tener otro plan".

Pero Hanum negó con la cabeza débilmente, su voz se quebró.

"Tía... ya no tengo nada. Me quitaron a mi hijo... también me arrebataron a mi esposo..."

Esas palabras hicieron que el pecho de Miranti se sintiera aún más oprimido. Miró a su hijo que estaba de pie en silencio como una estatua.

"¡Galih! ¿Lo oíste tú mismo, verdad? ¡Mira a tu esposa! Acaba de perder a su hijo, ¡perdió su futuro! ¿Y todavía te quedas callado?"

Galih respiró hondo, bajó la cabeza por un momento y luego dijo con un tono frío: "Mamá, no culpes a Lilis. Lo que pasó antes... fue un accidente. Hanum estaba demasiado emocional, ella insistió..."

"¡Galih!" la voz de Miranti se elevó, llena de ira, golpeó la pequeña mesa junto a la cama, haciendo que la enfermera diera un salto de sorpresa. "¡No reviertas los hechos! Sé que estás teniendo una aventura, ¡sé que estás teniendo relaciones con esa mujer barata a espaldas de tu esposa!"

Lilis se sobresaltó, su rostro se puso rojo entre la vergüenza y el pánico. "¡Tía! ¡No hables sin pensar! Yo no..."

"¡Cállate!" gritó Miranti, sus ojos brillaban. "¿Crees que estoy ciega? Te he visto varias veces con Galih, y ahora... ¡mira las consecuencias! Hanum casi muere, mi nieto murió, ¡y tú estás aquí sin sentirte culpable!"

Hanum se cubrió la cara con ambas manos. Sus sollozos se hicieron más fuertes, su cuerpo se sacudió violentamente.

"¿Por qué... por qué son tan crueles conmigo? Ya les di todo lo que tenía... pero lo destruyeron todo en un día..."

Galih resopló, su rostro comenzó a oscurecerse. "Hanum, no seas exagerada. Nuestro hijo no sobrevivió, pero no es mi culpa. Y sobre Lilis... estoy enamorado de ella. No puedo seguir fingiendo ser feliz contigo".

Esas palabras golpearon a Hanum con más fuerza que la noticia de la muerte de su bebé. Bajó las manos, mirando a Galih con ojos nublados, llenos de dolor.

"¿Amor? Dices amor... ¿después de pisotear nuestro matrimonio, después de matar a nuestro hijo? ¿A eso le llamas amor?"

Lilis dio un paso adelante, tratando de estar al lado de Galih. "Hanum, ya basta. Tú y Galih se casaron por un matrimonio arreglado, no porque se amaran. Tú misma lo sabes. Así que no lo culpes si ahora elige lo que quiere".

"¡Cállate, tú!" gritó Miranti, Lilis se sobresaltó de nuevo al escuchar esa voz.

Hanum soltó una risa amarga entre lágrimas, su voz era ronca. "¿Y tú... mujer desvergonzada! Le robaste el esposo a otra persona, me empujaste hasta casi morir, ¿y ahora estás aquí sin sentirte culpable?"

Miranti tembló de ira, casi abofetea a Lilis si la enfermera no la hubiera detenido rápidamente. "¡Fuera de aquí, Lilis! ¡Te juro que nunca más te acerques a mi familia!"

Galih detuvo a su madre. "¡Ya basta, Mamá! No te entrometas. Ya tomé una decisión. Me voy a divorciar de Hanum. Quiero vivir con Lilis".

Esas palabras silenciaron la habitación. Hanum miró al vacío, su cuerpo se tambaleó como si se le hubiera agotado la sangre. Miranti se quedó boquiabierta incrédula, luego miró a su hijo con ojos que apenas podían reconocerlo.

"Tú... no eres el hijo que crié, Galih", su voz era suave pero penetrante. "El hijo que crié no sacrificaría a su esposa e hijo por una mujer como esta".

Galih no respondió, solo agarró la mano de Lilis, acercándola más, como si quisiera mostrar su elección frente a todos.

Hanum sonrió con amargura entre lágrimas. Una sonrisa que se parecía más a una herida abierta. "Está bien, Galih... si eso es lo que quieres. Divórciate de mí... pero recuerda, lo que siembren hoy... algún día lo cosecharán".

El ambiente era silencioso, solo se escuchaba el tic tac del reloj de pared y los sollozos restantes de Hanum. Miranti se quedó al lado de la cama, agarrando la mano de Hanum con más fuerza como si prometiera no dejarla sola nunca más.

Mientras tanto, Galih se alejó con Lilis, dejando un aroma de traición que Hanum nunca podría olvidar.

"No llores, hija. Estaré de tu lado", dijo Miranti con cariño.

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