Una semana antes de su boda, Amelia, de 25 años, descubrió que su prometido la engañaba con su mejor amiga Lisa… y que ella está embarazada, sintiéndose asqueada, decepcionada y traicionada, Amelia se negó a derramar una sola lágrima porque no les daría el gusto de verla rota, así que en silencio, trazó un plan: avergonzarlo públicamente el día de la boda y poner fin a una relación construida sobre mentiras y lo que comenzó como una humillación planeada se convirtió en el primer paso hacia una nueva vida, donde Amelia ya no será la víctima, sino la autora de su propio destino.
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Capítulo XIX: El día que nadie cedió
Miércoles 05 de abril de 1995…
Richard durmió plácidamente esa noche, porque no había una persona invadiendo su espacio, ni quitándole la colcha, pudo tomar una ducha en paz y vestirse sin la presión de que lo observaran con reprobación por haber ganado unos kilos, entró a la cocina y tomó la jarra de la cafetera y se sirvió una taza.
—Buenos días—murmuró más para sí mismo.
Se sentó en su lugar favorito, sin importarle que a Tomás también le gustaba y que Isabel odiaba que le quitara “el trono” a su hijo, pero esta vez no estaba dispuesto a ceder.
—Buenos días — respondió Isabel con enojo contenido.
Richard se encogió de hombros pensando en lo enojada que debía estar en ese momento, tomó el control para encender la tv, puso el canal de las noticias, y esta vez no pidió permiso, odiaba el talk show que Isabel ponía todas las mañanas, mujeres hablando tonterías acerca de lo malos que eran los hombres, pero la amaba tanto que no le importaba complacerla.
Bebía su café en silencio y debía admitir que su futura exesposa hacía un buen café, sin embargo, no lo extrañaría.
—Buen provecho— dijo Isabel con un tono coqueto, como si lo de la noche anterior nunca hubiera pasado.
Le preparó un desayuno acorde a su gusto y lo puso frente a él, Richard negó con la cabeza, porque ella se quejaba de su peso y siempre le preparaba unas bombas calóricas lo cual era una contradicción.
—Gracias, pero no necesitabas molestarte — respondió con frialdad.
Isabel estaba sorprendida de que la tratara de esa manera porque él siempre era el primero en bajar la cabeza cuando tenían un conflicto, sin embargo, esta mañana, la trataba con frialdad.
—Eres mi esposo, es mi deber— respondió con actitud sumisa.
—Isabel durante todos estos años, no te has comportado como mi esposa así que no empieces ahora.
—Richard es muy temprano para comenzar a discutir — protestó ella.
—No estoy discutiendo, solo estoy mostrando un punto y es que tú nunca me has tratado con respeto.
Luego de un par de bocados Richard se dio cuenta de que si terminaba ese desayuno se sentiría mal el resto del día, apartó el plato y se limpió los labios con una servilleta, en ese momento entró a la cocina Tomás y notó la tensión entre sus padres quiso intervenir, sin embargo, la mirada que le dirigió Richard de “este no es tu asunto”, lo detuvo, saludó a su madre e iba a protestar porque Richard estaba usando su lugar pero decidió mantenerse en silencio, porque su padre estaba de muy mal humor.
—Buenos días, papá, ¿Cómo estuvo la temporada de impuestos? —preguntó Tomás intentando suavizar el ambiente.
—Bien, ¿Cómo van los planes de la boda? —preguntó con un tono muy cortante.
Tomás se arregló el cuello de su camisa porque sentía que lo asfixiaba, y la verdad es que no tenía una respuesta a su pregunta porque en teoría todo estaba listo, pero el distanciamiento de Amelia era algo que lo inquietaba.
—Todo va bien con la boda—se apresuró a responder Isabel.
—Se lo estoy preguntando a Tomás, o … ¿Acaso te importa tan poco tu boda, que no sabes nada sobre su planificación?
—Claro que me importa papá, el problema es que Amelia quiere mantener el control en todo momento.
Cuando mencionó el nombre de Amelia, Richard suavizó su expresión porque ya la imaginaba involucrada en toda la planificación como un pequeño comandante.
—Supongo que es porque sabe que eres un perezoso y muy irresponsable … entre otras cosas que prefiero no mencionar—dijo Richard conteniéndose de llamarlo infiel e inmoral.
El rostro de Isabel se tensó y Tomás palideció debido a que su padre que siempre fue muy condescendiente con él, y siempre lo trató con afecto y admiración, escuchar que le dijera esas palabras tan hirientes realmente lo afectaron.
—¡Richard! —gritó Isabel indignada.
—Descuida Isabel que ya no voy a meterme mas con tu precioso niño.
Richard se levantó de la mesa, su paso era firme y su actitud tajante, y dejó al par de madre e hijo muy contrariados, porque el hombre sumiso y amable se había transformado en alguien de lengua mordaz y eso los descolocaba.
—¿Mamá, crees que él ya sepa todo el asunto de Lisa?
—No lo creo
—¿Entonces porque está tan enojado?
—No lo sé, quizás sea la andropausia
Ambos rieron ante ese comentario, pero no les llegó la sonrisa a los ojos, porque sea cual fuera el motivo del descontento de Richard los estaba afectando.
—Mamá, deberías ir a hablar con Amelia el día de hoy
—¿Yo?, sabes que no me gusta hablar con esa mujer.
—Mamá, tengo un caso muy complicado y no puedo lidiar con Amelia, así que necesito, que te cerciores de que todo va bien con la boda.
Isabel puso los ojos en blanco y resopló con desagrado, pero luego asintió con resignación.
—Esta bien, voy a ir a hablar con la ballena
—No la llames así mamá
—¿Acaso te gusta esa mujer?
—No, el problema es que alguien te escuche llamarla de esa manera.
Richard, no fue directo a su oficina sino al gimnasio más cercano a esta, sabía que tenía que tomar el control de su vida, pero eso no es lo único que haría, debía buscar un inmueble para mudarse porque vendería la casa familiar, ese lugar estaba lleno de recuerdos tanto buenos como malos y él necesita un reinicio en un lugar que no guardara ecos del pasado.
Entre tanto Lisa fue a trabajar porque no podía permitirse faltar por más días, pasó mucho tiempo buscando inmuebles para mudarse y todos exigían una constancia de trabajo, además de que debía darse prisa en encontrar algo antes de que su embarazo se notara porque los propietarios tampoco les gustaba el tema de los niños, en medio de su desesperación marcó el número de Amelia casi por instinto.
—Hola Mely, ¿Cómo estás?, tu cuñado me envió una carta de desalojo.
Amelia se lamentó de atender la llamada, porque era Lisa y si la conocía bien era capaz de que la muy descarada le pidiera ayuda con su problema de vivienda.
—Lo sé—respondió con tono neutro.
—Amelia tienes que hablar con él, ayúdame por favor— le dijo en tono suplicante—¿Crees que me pueda quedar unos días con ustedes?
Amelia estaba sorprendida del nivel de descaro de Lisa, deseaba insultarla en ese momento, pero se contuvo porque ese día pronto llegaría.
—Lisa, no puedo hacer nada porque mi cuñado desea vender el apartamento y las dos sabemos que no estas en posición de comprarlo y en cuanto a quedarte aquí … sabes que no hay espacio
—Pero…Mely, ¿Qué pasa con el anexo?
Amelia cantaba en su mente un mantra para no insultarla, la propiedad de Miguel era amplia y contaba con dos anexos, uno para Josefina y Adrián y otro para Amelia y Tomás cuando se casaran, y en cuanto a la casa principal, Miguel lo había dejado claro quería vivir solo, después de todo era un hombre aun atractivo y le gustaba tener citas con frecuencia y una vida propia.
—¿Acaso pretendes vivir conmigo y Tomás cuando estamos recién casados?
Lisa finalmente se dio cuenta de que acababa de decir una estupidez, pero estaba desesperada
—Solo es por un tiempo…
—Las dos sabemos que una vez que entres en mi casa, no sales más nunca, lo siento, pero no puedo complacerte, tuviste tiempo suficiente para ahorrar.
—Pero, tú conoces a muchas personas…
—Si, así como también te conozco a ti, siempre pagas tarde, y no puedo permitir que me hagas quedar mal.
Amelia le colgó el teléfono sin más porque no había espacio para las negociaciones, se dio cuenta de que Isabel le había escrito un mensaje para verse ese día, la verdad es que no quería encontrarse con su ex suegra, pero sentía curiosidad y lo mejor era que podía ponerla en su lugar finalmente después de todo ya no tendría ningún tipo de relación con esa mujer tan desagradable.
Isabel si con ese sueño te levantaste vuélvete a dormir para que sigas soñando ya Richard está viendo otro rumbo y anda con Clara aunque son amigos quien sabe cómo terminen.
Richard y Clara terminarán como pareja y se entienden muy bien.
Miguel veremos qué pasará con tu vida sentimental.
Josefina tu sospechas, te lo imaginas o ya sabes que estás en la dulce espera se adelantaron los planes me imagino tu esposo, tu papá y Amelia cuando lo sepan.
Por fin Amelia cerraste ese ciclo en tu vida ahora a seguir para delante y sin mirar atrás.
Lisa otra ilusa que creé Tomas la está defendiendo por ser su esposa que fuera de la realidad está otra más que cuando caiga de la nube el trancazo será durísimo.
Tomas ya piso tierra y sabe o se imagina lo que le espera con todo lo que hizo.
Mientras Amelia, Josefina y Kate salen de vacaciones felices yo creo que la acidez de Josefina es un bebé a bordo 🚼 veremos si la deja disfrutar de esas vacaciones.
lo que van a vivir ambos es un infierno