SIN SALIDA.

Cada palabra que sale de su maldita boca solo me enfurece más.

_ Mal nacido hijo de puta.

Le grito a todo pulmón.

Daniel tras escuchar mis palabras se sube sobre mí y arranca mi ropa sin piedad nuevamente.

Yo no se la dejo fácil, lucho con cada fibra de mi ser para que no vuelva a tocarme.

Lo golpeó, lo araño, le jaló del cabello. Pero no soy rival para tal monstruo.

Otra vez me domina y hace con mi cuerpo lo que quiere. Lo único que puedo hacer es maldecirlo por su brutalidad.

_ Juro que te arrepentirás, aunque tenga que venderle mi alma al diablo te arrastraré al infierno conmigo.

Ante mis amenazas él solo se ríe.

_ Yo vengo de allí. Si es contigo estoy dispuesto a volver más que gustoso mi hermosa Rebeca.

Perdí mis esperanzas en la humanidad ese día.

Morí en vida.

Sabía que en sus manos sería torturada diariamente sin consideración alguna Y así fue.

Día a día, noche tras noche fue un completo infierno.

Daniel solía drogarme con una sustancia muy poderosa para que estuviera tranquila.

Era la experiencia más horrible que podía experimentar.

Porque mi cuerpo entraba en un estado de frenesí en donde yo misma buscaba que me tomará salvajemente.

Era como una gata en celo.

Mi cuerpo lo deseaba, pero mi cabeza y corazón lo odia a más no poder.

Pero también había excepciones en las que Daniel me castigaba por mi mal comportamiento.

En esas ocasiones me dejaba sentir todo el pánico y el asco que me daba al sentir su cuerpo contra el mío.

Ya no podía resistirlo más. No tenía nada a lo que aferrarme para sentir algo de seguridad.

¿Pero qué sucede cuando tocas fondo?

¿Cuándo ya no tienes nada más que perder?

Solo queda volver a subir sin miedo a nada.

Si total ya no has perdido todo.

Entonces entendí que sólo tenía que esperar pacientemente a que la oportunidad se me brindara.

Ese fue el primer error de mi verdugo, que al creer que me ha quitado todo piensa que solo debo resignarme a mi destino.

Pero se le olvida que cuando pierdes absolutamente todo también pierdes el temor y el miedo a morir peleando.

Daniel se aseguró de mantenerme aislada y sin acceso a nada peligroso.

Hasta utensillos de plástico me dieron porque en una ocasión apuñale a una de sus malditas sirvientas.

Rompí ventanas y espejos. Destrocé el lugar por completo y mandé a varios a la sala de enfermería.

Era una amenaza para todos en el lugar para todos menos para Daniel.

Porque el maldito hijo de puta se cuidaba la espalda demasiado bien.

Para asegurarse de que no lo lastimara me ataba para tocarme.

Yo solo me reía por su cobardía.

En cierto punto creo que hasta perdí la cordura.

Dejé de sentir dolor y cualquier otra emoción lo único que todavía me convertí en humana era el recuerdo de mi pequeño hermanito y de Connor que a pesar de todo el tiempo todavía vivía en mis recuerdos.

Solo con ellos en mis pensamientos lograba llorar toda mi frustración al no poder ponerle fin a todos en esa miserable casa.

Una tarde llega Daniel junto a una mujer que al verme hace un gesto de desagrado.

Yo solo le doy la espalda y salgo del lugar.

Esa noche no me dejan bajar al comedor lo que indica que esa tipa es alguien especial.

Me pregunto qué sentirá Daniel si yo le quito la vida a la muy desgraciada, tal como él lo hizo con Connor.

Los días siguientes me mantienen bien vigilada, no me dejan acercar a aquella mujer, pero logro escuchar qué es la prometida de Daniel.

No entiendo como alguien podría querer compartir su vida junto a un asesino y violador.

Cómo aceptar a alguien que vende a las mujeres para lograr su riqueza.

¿Qué la hace creer tan especial?

Como para sentirse segura a su lado y no pensar en que terminará como todas nosotras.

De seguro es una loca desquiciada al igual que él.

Una más que sumo a mi lista. Esta vida solo me ha dado a conocer a malas personas.

La única que valía la pena me fue arrebatada cruelmente y a la otra ruego a Dios cada noche para que se encuentre seguro.