Está es la historia de como se enamoraron, Sir Gabriel, General del ejército real del Reino Rubi, y la Princesa Artemis, Princesa heredera del Reino Greenwich y Generala del ejército de su Reino.
Como superan las diferencias entre las clases sociales a las cuales pertenecen y lograr vivir su amor intensamente.
Está es una historia paralela y que se desprende de mi novela previa "La Prometida con Magia de Fuego", y comienza al firmar el tratado de paz entre el Reino Rubí y el Reino Greenwich.
Los invito a leer está emocionante historia.
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Capitulo XX. Por fin juntos.
Lady Raquel llegó a la capital, y directo al palacio. Se reunió con su hija, la Reina Ana.
La recibió el asistente de la reina.
- Saludos Lady Raquel. La Reina la espera en sus aposentos. - le dijo el asistente haciendo una reverencia.
- Gracias, My lord. - respondió Lady Raquel con una sonrisa, mientras era guiada por los pasillos y escaleras del palacio hasta los aposentos de la reina.
Antes de entrar pregunto,
- ¿Qué pasó con el prometido de su majestad? - pregunto Lady Raquel. Había escuchado algo por el camino, y su hija Artemis le había escrito comentándole algo, pero quería saber qué le decía el asistente.
- No le puedo ayudar con esa pregunta. Oficialmente fue a su reino a visitar a sus padres, ya que requerían su presencia. - le explico el asistente.
- Entiendo. Gracias, My Lord. - dijo Raquel haciendo una reverencia que era correspondida por el asistente.
Entonces, Lady Raquel entro a los aposentos seguida de su doncella.
Raquel entro sola al cuarto de Ana. Al entrar la vio sentada cerca del balcón. Su mirada era triste. Ana no se había dado cuenta que su madre había entrado a su cuarto.
Raquel se quitaba los guantes mientras veía el semblante triste de su hija. Se acercó a ella, y a su lado la llamo
- ¿Hija? -
Ana volteo sorprendida, y vio a su madre de pie a su lado.
- Madre!!!! - dijo emocionada. Se levantó y la abrazó llorando. - Te extrañe mucho, mamá - exclamó Ana emocionada como una niña pequeña que había sido abandonada por su progenitora.
- Aquí estoy, pequeña. Todo está bien. - le dijo su madre consolándola.
Ahí madre e hija se sentaron y se quedaron juntas conversando o solo haciéndose compañía. Pasaron algunos días para que Ana volviera a sus actividades normales. Mientras estuvo aislada, solo hacia lo necesario. Revisar y firmar algunos documentos, y sobre todo recibir los informes de los prisioneros en los calabozos. Pero nada más.
La llegada de su madre le hizo bien, ya que pudo sentir de nuevo que podía confiar en alguien.
Ahora solo quedaba esperar si Joseph volvería para casarse con Ana.
Mientras esto sucedia, Artemis había logrado sacar información del Conde Stefan. Y sabía quién era la persona que tenía magia, que lideraba la emboscada de ese día.
Cuando le contó a Gabriel, sucede que este hombre era del Reino rubi. Así que envío un mensajero con la información que fuera entregado en manos de los reyes del Reino Rubi, para que los ayudarán a capturar a ese hombre.
Muy pronto le llegó la noticia al general Gabriel, que el hombre había sido capturado, y su magia bloqueada. Y había confesado su cooperación con el Conde Stefan para asesinar a la Generala Artemis, como parte de su venganza contra la corona del Reino de Greenwich.
Así que con todos los traidores estaban en los calabozos y condenados a muerte, solo quedaba reconstruir el reino, y traer la prosperidad y felicidad a la gente del pueblo.
**********
Meses después, Ana y Joseph se casaron. Joseph regreso al palacio semanas después de la llegada de Lady Raquel, y le confirmó su lealtad a la Reina Ana.
Recuerdo.
- Seré paciente, mi Reina. Te aseguro que te apoyaré en cada decisión que tomes para el reino y para nosotros también. Por favor, acepta que me quede a tu lado y te ayude a superar tus miedos. Por favor, mi reina. - suplico Joseph de rodillas ante Ana, mientras extendía una mano hacia ella.
Ana dudo por un momento. Pero al ver a Joseph después de varias semanas de ausencia, recordó tantos momentos juntos, llenos de alegría, deseo, pasión y amor. Y los planes que habían realizado juntos. Las lágrimas salieron de sus ojos y corrieron por sus mejillas. Tomó la mano de su príncipe.
- Acepto que estés a mí lado, mi príncipe. - susurro Ana con lágrimas en los ojos.
Joseph se levantó y siguió sosteniendo su mano, pero tuvo miedo de abrazarla como quería, y que ella lo rechazará. Sin embargo, fue ella la que se acercó a él .
- Abrázame, Joseph. - susurro Ana acercándose a él. Solo así el príncipe se acercó más y la abrazó, dándole un pequeño beso en la mejilla.
- Te amo, mi príncipe - confesó Ana. En realidad, si él no hubiera vuelto, ella no sabía que hubiera hecho. Había llegado a amarlo con todo su ser. Y su cuerpo anhelaba estar con él.
Joseph la abrazó correspondiendo el abrazo.
- También te amo, mi reina. Nunca te volveré a dejar sola. Seré tu apoyo pasé lo que pasé. - confirmó Joseph, afirmando su amor por la reina.
Fin del recuerdo.
El matrimonio de la Reina Ana y el Príncipe Joseph fue hermoso. El templo fue decorado con hermosas flores de colores. Y en el palacio, el salón de bailes fue decorado hermosamente con flores, y el jardín con pequeñas piedras de luces multicolores. Todo estaba hermosamente iluminado y las hermosas flores, se veían radiantes con sus bellos colores.
Luego de finalizada la ceremonia de boda, Joseph fue coronado como Rey consorte, y presentado ante todos, nobles y plebeyos, como tal. Y luego fueron llevados en un carruaje descubierto desde donde saludaron a todos a su paso, hasta el palacio donde abrieron la fiesta con su primer baile como Rey y Reina. Los nobles pasaron por sus tronos, a dar sus felicitaciones, a Joseph y a Ana, por la boda, y la pronta llegada de un heredero.
Cuando estuvo avanzada la fiesta, Ana le pidió a Joseph salir un momento al jardín, por supuesto, siempre seguidos de sus guardias y escoltas a una distancia prudente por supuesto.
- ¿Cómo te sientes, mi reina? - le pregunto Joseph mientras se detenían y se quedaban mirando frente a frente, mientras se tomaban de las manos.
- Me siento bien, mi príncipe. Gracias por estar conmigo. - le respondió con una sonrisa.
- Gracias a ti, por dejarme estar contigo y ayudarte, mi Reina. - le respondió sonriendo Joseph.
Ana se acercó más a él abrazándolo.
- Abrázame mi príncipe. No me dejes ir nunca. - le pidió en un susurro Ana a Joseph.
Joseph la abrazó y besó sus labios con pasión. Pronto fue evidente que no podrían volver al baile. Él la cargó estilo princesa en sus brazos y la llevó por los pasillos secundarios del castillo, intentando no encontrarse con nadie en su camino. Hasta llegar a sus aposentos.
Allí se encerraron en el cuarto de la reina.
- ¿Estás segura, mi reina? Puedo esperar... - Ana no lo dejó terminar.
- Me has esperado todo este tiempo. Has sido paciente conmigo. Claro que estoy segura. Te amo, y quiero estar contigo. - le confirmó Ana sonriendo.
La Ana de la cual él se había enamorado, estaba allí. Su Ana.
Así que esa noche se dejaron llevar por el deseo, la pasión y el amor, y sus cuerpos se volvieron uno solo.
Ana tuvo con Joseph la más bella noche de bodas. Él fue tierno y amoroso como nunca antes lo había sido, aún cuando habían estado en abstinencia un largo tiempo. Y Ana le agradeció eso, entregandose sin medidas en sus brazos.
Tal vez muy pronto, habría un pequeño heredero, corriendo por los pasillos del palacio, pensaban las doncellas y escoltas apostados afuera de los aposentos de los reyes.
**********
Por los momentos, Lady Raquel ayudaba a su hija, la reina, como su doncella. Pero ya ella y Artemis, le buscaban una doncella en la cual pudieran confiar, para la joven reina.
Mientras tanto, Artemis y Gabriel habían vuelto a su territorio, luego de las ejecuciones de los traidores. Inclusive, luego de los informes del Reino Rubi donde el traidor atrapado allá, fue ejecutado también.
Ahora más tranquilos, podían disfrutar de su hijo, verlo crecer y educarlo, y entrenarlo como el heredero del archiducado. Y seguir ayudando y cuidando el territorio, y haciendolo prosperar.
La gente del pueblo y la servidumbre, estaban muy contentos por la forma de regentar el territorio de los Archiduques.
La Generala Artemis junto a su ejercito, cuidaban el territorio de forma interna, ayudaban con la seguridad y mantenían el orden.
El General Gabriel con su escuadrón y parte del ejército del archiducado, cuidaban la seguridad de la frontera sur del reino. Y vigilaban a los viajeros que ingresaban y salían del país.
Todo funcionaba como un reloj. Mientras ellos delegaban las funciones de seguridad en sus comandantes y solo supervisaban, tanto Artemis como Gabriel, cumplían otras funciones dentro del archiducado, las funciones propias de cada uno. Supervisando y estando al pendiente del territorio, de lo social, económico, entre otras cosas. Mostrando así que eran un excelente equipo para gobernar.
Y en lo sentimental, se amaban más que nunca. Y amaban a su hijo Gael con locura. El niño creció en sabiduría e inteligencia, así como en estatura.
Cinco años después.
Artemis visitaba a su hermana en la capital. Viajo junto a Gabriel y su hijo mayor, Gael de cinco años, y había dejado a su niño más pequeño, Aiden, que era muy inquieto, con su doncella en el archiducado. La Reina Ana había dado a luz a su primer hijo. Una hermosa niña, de nombre Hope. Ana y Joseph estaban muy contentos con su hija, aunque se tardó un poco, primero decidieron esperar para ser padres , y hace dos años habían dejado de cuidarse para tener a su primogénito, y hasta ahora pudieron concebir. y aunque habían pasado momentos tristes por no concebir rápido, sobre todo de parte de Ana, ahora estaban muy felices. Su hija sería la futura princesa heredera.
Artemis estaba muy contenta por su hermana. Estaba con el hombre que amaba que había demostrado ser un buen gobernante junto a Ana, y ahora tenía a su pequeña hija, era hermosa, de cabellos igual a su madre, y ojos igual a su padre.
Artemis llegó a los aposentos de su hermana.
Apenas podía moverse. La Archiduquesa estaba embarazada por tercera vez. Y le decía a su general que este sería el último embarazo. Pero la vez anterior también lo había dicho 🤭😅
Cuando Ana la vio, se sorprendió.
- Hermana, estás muy grande!!! - exclamó Ana mientras tenía a su hija en brazos, la cual dormía plácidamente.
- Si, lo sé - confirmó Artemis con una sonrisa. - y estoy a mitad del embarazo. Y tú te ves muy bien. Y esa pequeñita, que bella - dijo con ternura acercándose y sentándose en la orilla de la cama con cuidado y mirando a la bebé hermosa de piel blanca y cabellos brillantes.
- Es mi pequeñita, Hope. - le dijo Ana mirando a su hijita.
- Que bueno que estés feliz hermana. -
- Soy muy feliz. Y Joseph también. El fue la mejor decisión que tomé en mi vida, hermana. - confesó Ana a Artemis.
En ese momento entraba Joseph y escucho lo último. Y feliz, entró saludando con una reverencia a Artemis, le dijo a Ana,
- y tú fuiste la mejor decisión que tuve. Haber aceptado tú propuesta fue lo mejor que hice. Y claro está pequeñita también. - exclamó Joseph haciendo sonrojar a Ana.
- Los dejo. Iré a descansar. Gabriel debe estar inquieto porque lo dejé solo. - les dijo Artemisa con una sonrisa.
- El General está en el salón, esperandola Alteza. - le dijo Joseph.
- Gracias, Majestad - agradeció Artemis y salió de los aposentos de la reina dejando a los reyes solos con su hija.
Camino despacio, seguida de su doncella y los escoltas que estaban a una distancia prudente. Llegó al salón y entró.
-Mi general, aquí estoy. - dijo caminando a un lugar para sentarse.
- Artemis!!! - dijo Gabriel mientras se acercaba y la ayudaba a sentarse. - ¿Cómo te sientes? - le pregunto preocupada.
- Algo cansada pero muy feliz. Vamos a descansar. Ya luego vemos si cenamos, mi general. - pidió Artemis soñolienta.
- Está bien. Te llevaré, mi pequeña soldado. - y la llevó a su palacio donde la acosto en la cama de su habitación. Su hijo, ya estaba dormido cuidado por su nana.
Todas las cosas encajaban nuevamente.
**********
Ha pasado un año.
Artemis y Gabriel se acoplaron a vivir en familia junto a sus hijos, en el archiducado. Cada uno se adapto a realizar sus deberes como Archiduques del territorio.
Gabriel entendió que ya no podía estar ligado al Reino Rubí más que como amigo y aliado de los reyes, por lo que renunció al puesto de general que había desempeñado hasta hace un tiempo. Así que dejó de viajar periódicamente a Rubí.
Los soldados y caballeros que habían estado en su escuadrón como parte del ejército de Rubí, Gabriel y Artemis, les ofrecieron ser parte del ejército del territorio y traer a sus familias al Archiducado, aquellos que aún las tenían en Rubi. Y la mayoría acepto.
Los que aún estaban solteros, ya tenían pareja en ese reino y estaban comprometidos, así que con gusto aceptaron formar parte del archiducado. Así unificaron el ejército del archiducado en uno sólo.
Artemis y Gabriel compartían deberes como generales en cuanto al ejército de su territorio. Y cuando debían apoyar a la Reina Ana y al Rey Joseph, también compartían la responsabilidad, ya que no les gustaba dejar a sus hijos solos, y si podían uno de ellos se quedaba con los niños, mientras él otro se movilizaba a la capital a recibir las instrucciones de las misiones que le encargaba la Reina.
Todos en el archiducado, vivían felices viendo a la pareja apoyarse y quererse mutuamente, y a sus pequeños hijos, Gael, heredero, Aiden, y su hija menor Gabriella, la luz de los ojos de su padre y de todos en la familia, crecer sanos y felices. Entre entrenamientos mágicos junto a su padre, ya que todos los niños poseían magia por su lado paterno, y cuya magia fue sellada al nacer con pulseras mágicas, y libros, junto a su madre. Más adelante, les pondrían maestros para cada área. Por ahora, bastaba con el tiempo de su padre y su madre, para que fueran aprendiendo lo básico para su edad.
Así, Artemis y Gabriel, que alguna vez pensaron que no podrían estar juntos nunca, debido a la diferencia de estatus entre ellos, ahora tenían una gran y hermosa familia. Dos niños y una niña hermosa, a los cuales querían y adoraban. Y cada día se amaban más y más.
Gabriel nunca imagino que aquella princesa y Generala, altanera y atrevida, que se le ofreció en la frontera de su reino, solo para escapar de un matrimonio arreglado en el reino ajeno, lo fuera a llevar por todas las situaciones que vivieron, para al final formar una familia juntos, llena de felicidad y amor.
Artemis no pensó que aquel General, que la evitaba y no aceptaba estar con ella, por respeto a su virtud y a su estatus de princesa, terminaría amándola más que a su vida, y que le daría los más hermosos hijos. Le daría todo a ella.
La Generala encontró a su General, y juntos lucharon contra una sociedad de realeza y nobleza, encontrando la forma de estar juntos, y vivir su amor intensamente.
FIN.*************