Ella es alegre, divertida, atrevida, rebelde, y de un gran corazón, pero a los ojos del mundo está defectuosa. Él es guapo, adinerado, malcriado y caprichoso, es el más popular y codiciado por todas. ¿Qué pasará cuando se encuentren? Averigüémoslo juntos.
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Capítulo Quince.
Al día siguiente, Lían se había levantado muy temprano a preparar el desayuno. Lo siguieron su padre y Tiago.
_ Ve a despertar a tu hermana - indicó a Tiago.
En eso Rose, venía a toda prisa.
_ ¿Me dormí?
_ No, todavía es temprano. Me levanté un poco antes porque tengo que ir al cuartel - aclaró Lían.
_ Me despertó el olor a waffles - rio contenta - los que hace mi hermano, son los mejores.
_ Toma, malcriada - sonrió gustoso de hacer feliz a su hermanita.
_ Papá ¿no deberíamos levantar al muchacho, ese?
_ ¡Franco! Olvidé que estaba aquí - se levantó y fue corriendo al cuarto.
_ Menos mal que lo ama - dijo Tiago.
_ Evidentemente, no más que a los waffles - dijo el señor Bruno y todos rieron.
Entró al cuarto y lo vio que estaba muy pálido.
_ ¿Franco? - lo tocó, estaba ardiendo - ¡Papá! ¡Papá!
_ ¿Qué pasa, por qué gritas así? - todos se amontonaron en la puerta.
_ Está hirviendo - el hombre lo tocó, sin necesidad de pedirlo Lían le estaba alcanzando un termómetro. Esperó unos minutos hasta que el aparato hizo un pitido.
_ Treinta y nueve, casi y medio. Hay que llevarlo a un hospital. Tiago ve por la camioneta. Lían ayúdame a cargarlo.
_ ¿Qué hago, yo? - dijo Rose
_ Llama a su padre a alguien de su familia. Dile que lo estamos llevando al hospital Santa Clara.
Una hora y media después el padre de Franco llegaba sumamente preocupado. Entró y miró para todos lados.
_ ¡Director! Aquí - lo llamó Rose.
_ ¿El director de tu colegio es el padre de ese chico? - interrogó incrédulo.El hombre se acercó a ellos se veía muy quebrantado.
_ Buenos días, Sr. Aston - miró a la chica - Rosmary
_ Buenos días, señor Director - dijo el señor Aston en tono serio y respetuoso.
_ Llámeme Lorenzo, aquí no soy el director.
_ ¿Ustedes lo trajeron? ¿Dónde lo encontraron?
_ Estaba en nuestra casa. Ayer lo golpearon unos chicos y mi hija dijo que no había quién lo cuide en la casa- Rose lo interrumpió.
_ Mentí, papá. Franco me dijo que no quería ir a su casa, entonces, yo inventé eso, para que lo dejases quedarse en nuestro hogar. - miró al padre de Franco - Lo siento, señor.
Su papá casi la mata con la mirada.
_ No te preocupes, jovencita. Conozco a mi hijo, eso es típico de él.
Justo en ese momento, salió el médico El señor Bruno le indicó al padre del joven que ese era el doctor que atendía a su hijo. Se acercaron a él.
_ El es padre del joven que usted atiende - comunicó el señor Aston al profesional.
_ ¿Cómo está mi hijo, doctor?
_ Afortunadamente, lo trajeron a tiempo. Tuvimos que hacerle una intervención de emergencia, su hijo tenía apendicitis. Pero ya está bien, no se preocupe. Una vez que lo pasen a la sala y los enfermeros terminen de atenderlo podrá pasar a verlo.
_ Muchas gracias, doctor.
El hombre palmeó su hombro y se fue rápidamente, por el pasillo.
Se quedaron esperando un rato más, hasta que una enfermera vino a buscarlo. Rose y su padre iban a quedarse en la sala de espera.
_ Señor Aston, mil gracias por lo que ha hecho. Yo me haré cargo desde aquí. Ya no le robaremos más su tiempo. De verdad, les estoy muy agradecido - miró a ambos.
_ No hace falta agradecer. Usted hubiera hecho lo mismo. Fue un placer - le dio un apretón de mano y se despidió.
_ Vamos, hija. Podrás visitarlo más tarde - la muchacha asintió obediente y también se despidió.
Una vez adentro, el señor Lorenzo, se acercó a Franco que ya estaba bien despierto. Ni bien lo vio se dio cuenta de que lo habían golpeado mucho.
_ Hola, hijo - tocó su cara - ¿Ahora también, te metes en peleas? Mira como te han dejado.
_ ¿Se ve muy mal?
_ Todavía seguirás siendo guapo y ahora tendrás una cicatriz. A las chicas les gusta eso - bromeó.
El joven sonrió e hizo un gesto de dolor.
_ Me alegro de que estés bien, hijo. Me preocupé mucho. Si no fuera por el señor Aston y su hija.
_ Rose ¿Está aquí?
_ No, su padre se marchó y se la llevó. Tendremos que hablar de muchas cosas luego, pero por ahora descansa. No está bien que hables mucho después una cirugía.
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_ Papá, como ya no iré a la escuela ¿Podría quedarme un poco más?
_ Ya oíste a su padre, él se ocupará - subió a su camioneta y le abrió la puerta para que ella también subiera.
_ Sí, pero yo - la interrumpió.
_ Tú, nada. ¿Así es cómo serán las cosas con ese muchacho? ¿Vas a mentirme para que puedan salirse con la suya?
_ No es así, papá. Solo fue una pequeña mentira. Él no quería que su padre lo viese así.
_ ¿Y desde cuándo haces los que otros te dicen? - la muchacha no supo que decir - ¿Sabes lo estúpido que me sentí frente a ese señor hoy?
_ Lo siento, papá. Tienes razón. Es solo que él no quería ir a su casa y yo, quise cuidarlo. Fue mi culpa que lo hayan golpeado así.
Su padre hizo un gesto de exasperación.
_ ¿Por qué es tú culpa? ¿Tú iniciaste la pelea?
_ No, pero sus amigos se pusieron en su contra porque comenzó a salir conmigo - Agachó su mirada con tristeza. A su padre se le estrujó el corazón.
_ Que sus amigos sean unos idiotas, no es tu culpa. Y sí piensas que lo es, entonces ¿Estás diciendo que ellos tienen razón, no eres lo suficiente buena para él? ¿Me estás diciendo que hizo mal en fijarse en ti?
La joven miró a su padre y reflexionó por un momento.
_ No, papá. Soy lo mejor que le pudo haber pasado.
_ ¡Exacto! así es mi niña. Tú eres única. ¿Qué hiciste con el molde cuando Dios te creo?
_ ¡Lo aplasté! - dijo enérgicamente golpeando su mano contra su pierna.
_ ¡Esa es mi niña! - la joven se abrazó a su padre, sonriente.
_ Te amo mucho, papá.
Gracias por los capítulos autora