Sinopsis: En un mundo donde el amor se intercambia por fortuna, Isabella, una mujer atrapada en un matrimonio por conveniencia con un poderoso empresario, se enfrenta a un juego de intrigas y traiciones. Tras un escandaloso divorcio, decide tomar las riendas de su vida, descubriendo no solo su verdadera fortaleza, sino también el amor inesperado en la figura de Alejandro, el carismático rival de su exesposo.
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Capítulo 4: La Trampa Comienza a Cerrarse
Los días siguieron pasando, y con cada uno de ellos, la sensación de incertidumbre en el corazón de Isabella crecía. Aunque intentaba convencerse de que los rumores eran solo eso, rumores sin fundamento, las dudas seguían rondando su mente. ¿Era Alejandro realmente tan transparente como ella pensaba? ¿O había algo en su pasado que él no le había contado?
Una tarde, mientras se encontraba trabajando en su oficina, Isabella recibió un mensaje de texto que hizo que su estómago se revolviera. Esta vez no era un mensaje ambiguo como el primero, sino uno que llevaba su mensaje de forma más directa. “Alejandro no es el hombre que crees. Él tiene secretos, y esos secretos te destruirán. Pregúntale sobre su pasado, y verás que te mentirá.”
El mensaje era claro, y Aunque intentó ignorarlo, la sensación de desconfianza se intensificó. ¿Por qué alguien querría destruir lo que ella tenía con Alejandro? ¿Y por qué, de repente, los rumores sobre él estaban llegando de todos lados? Mariana y Clara no estaban dejando ningún espacio sin explorar.
Esa noche, cuando se sentó frente a Alejandro para cenar, una sensación de tensión flotaba entre ellos. A pesar de sus intentos por mantener las cosas ligeras, Isabella no podía dejar de mirar a Alejandro con sospecha, sin saber exactamente qué esperar. Los ojos de él brillaban con la misma dulzura de siempre, pero en su mente, Isabella luchaba con las imágenes de los rumores, de las insinuaciones de Mariana y Clara. Las palabras que Carmen le había dicho esa tarde parecían más reales que nunca.
Alejandro, que había notado el cambio en su actitud, dejó sus utensilios a un lado y la miró directamente.
— Isabella, sé que algo no está bien. ¿Qué te está pasando? — su voz era suave, pero firme, llena de preocupación.
Isabella, que hasta ese momento había estado callada, respiró hondo y decidió, al fin, plantearle su duda. No podía seguir callando lo que sentía, aunque no quería lastimarlo.
— Alejandro… hay algo que me preocupa. He escuchado rumores sobre ti. Algunas personas dicen que tienes un pasado que no me has contado. ¿Es cierto?
El silencio llenó la habitación. Isabella observó sus ojos, tratando de encontrar alguna pista en su expresión, pero Alejandro no dijo nada inmediatamente. Por un momento, su rostro reflejó una sombra, una especie de incertidumbre que no había visto antes. Sin embargo, pronto se recuperó, y con una sonrisa que parecía algo forzada, respondió.
— Isabella, tú sabes que yo no tengo secretos contigo. Mi vida antes de ti fue complicada, pero lo que realmente importa es lo que somos ahora, lo que estamos construyendo juntos. Esos rumores son solo eso, rumores. No les des importancia.
Isabella asintió, aunque las palabras de él no lograban calmar por completo sus temores. Su respuesta sonaba convincente, pero la duda seguía siendo como una espina clavada en su corazón. Alejandro la observó detenidamente, notando que no parecía del todo convencida. Sin embargo, decidió no presionar más.
— Te prometo que no tienes nada que temer. Mi pasado no importa. Lo único que quiero es un futuro contigo.
Isabella sonrió, pero en el fondo no estaba completamente segura de poder creerle. Las palabras de Alejandro, aunque llenas de amor, no podían disolver completamente la nube de duda que se había instalado en su mente. ¿Y si había algo más detrás de esas sonrisas, de esa promesa de amor eterno?
A la mañana siguiente, Isabella recibió una llamada telefónica mientras se preparaba para ir al trabajo. La voz al otro lado de la línea era familiar, pero estaba teñida de una urgencia que la hizo detenerse al instante.
— Isabella, soy Carmen. Necesito hablar contigo, es muy importante. — Su tono era grave, como si hubiera algo en lo que no podía esperar.
Isabella, aún algo confundida por la conversación de la noche anterior, aceptó la invitación a encontrarse. Carmen había sido una amiga leal, y aunque había dicho algunas cosas inquietantes, su consejo siempre había sido sincero. Sin embargo, esta vez, había algo en su voz que la hizo sentirse incómoda. ¿Qué tan lejos llegarían para destruir lo que ella tenía con Alejandro?
Cuando se encontraron en una cafetería apartada del bullicio de la ciudad, Carmen no perdió tiempo en ir directo al punto.
— Isabella, sé que te preocupan los rumores. Y tengo algo que debes saber. Algo que no puedes ignorar. — Carmen miró a su alrededor, asegurándose de que nadie los estuviera observando, y luego continuó, bajando la voz. — Alejandro ha estado en contacto con Mariana y Clara. Aún las busca. No te lo ha dicho, pero ellas son más que parte de su pasado. Aún están muy presentes en su vida.
Isabella se quedó en silencio, sintiendo como si el suelo bajo sus pies se desvaneciera. Mariana y Clara, las dos mujeres que no había dejado de escuchar mencionar, no eran solo sombras del pasado. Ellas aún tenían un lugar en la vida de Alejandro. Eso lo cambiaba todo.
— ¿Cómo lo sabes? — preguntó, tratando de mantener la calma mientras su mente procesaba la información.
Carmen respiró profundamente, con una expresión de preocupación.
— Porque ellas mismas me lo dijeron. No pude quedarme callada, Isabella. Tienes que saberlo antes de que te haga daño. No sé en qué están involucradas, pero lo que sé es que quieren destruir tu relación con él. Están usando todo lo que tienen para separarlos.
Isabella se sintió como si la tierra se desmoronara a su alrededor. Las palabras de Carmen eran un golpe directo, una revelación que la dejaba sin aliento. Alejandro no había sido completamente honesto. Mariana y Clara todavía lo mantenían atado a su pasado. Y aunque no quería creerlo, su intuición le decía que había algo muy oscuro en todo esto.
Decidida a enfrentarse a la verdad, Isabella volvió a su casa esa tarde, con la cabeza llena de pensamientos y dudas. Esta vez no podía ignorar lo que había escuchado. Necesitaba respuestas de Alejandro, aunque eso significara enfrentar la realidad más dolorosa.