Julia siempre ha sido una mujer de carácter fuerte, marcada por un pasado trágico que la dejó sin fe en el amor. Como hija de un CEO millonario, su vida está rodeada de lujos, pero también de heridas: su madre, destrozada por las infidelidades de su padre, terminó quitándose la vida. Ahora, su padre insiste en que Julia se case, organizando citas con hombres que él considera "adecuados". Pero Julia tiene un plan: sabotearlas todas.
Todo cambia una noche, cuando Julia, cansada de las manipulaciones de su padre, llega a una cita y, por error, se sienta en la mesa equivocada. Sin saberlo, su mordaz actitud y su lengua afilada despiertan el interés de un hombre que no es su cita: un peligroso mafioso acostumbrado a obtener lo que quiere. Fascinado por su audacia, él queda obsesionado con conquistarla, sin importar el costo.
Lo que comienza como un juego de poder y seducción pronto se convierte en una atracción incontrolable que arrastra
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capitulo 2
El sol ya se había ocultado, dejando a la ciudad sumida en un tenue resplandor de luces artificiales. Julia conducía de regreso a casa, pero su mente estaba muy lejos de las calles que recorría. Las palabras de Adrián resonaban en su cabeza como una melodía peligrosa. "No fue un error... quizás el destino está jugando su papel".
—Ridículo —murmuró para sí misma, apretando el volante con fuerza.
Intentó concentrarse en la cena desastrosa que había tenido con su "cita real", Julián Martínez, quien resultó ser tan aburrido y pretencioso como esperaba. Sin embargo, cada vez que lo intentaba, la imagen de esos ojos oscuros la invadía de nuevo, como un recuerdo que su mente se negaba a soltar.
Al llegar a la mansión, su padre la esperaba en el estudio. Julia sabía que vendría el interrogatorio habitual.
—¿Qué te pareció Julián? —preguntó él sin levantar la vista de los papeles en su escritorio.
Julia se dejó caer en una de las sillas frente a él, cruzando las piernas con desdén.
—Es tan interesante como un muro blanco.
Su padre levantó la mirada, frunciendo el ceño.
—Julia, tienes que tomarte esto en serio. Estoy cansado de tus actitudes inmaduras.
—¿Mis actitudes? —replicó ella, inclinándose hacia él—. Tal vez deberías reflexionar sobre tus propios errores antes de intentar arreglar mi vida.
El rostro de su padre se endureció, pero antes de que pudiera responder, Julia se levantó y salió de la habitación. No tenía intención de continuar esa conversación.
Esa noche, Julia se permitió un momento de calma mientras tomaba una copa de vino en la terraza de su habitación. La brisa fresca ayudaba a calmar su irritación, pero no podía ignorar la extraña inquietud que sentía.
Adrián. Ese nombre seguía rondando en su mente. Había algo en él que la había dejado desarmada, algo que no podía explicar.
Tomó su teléfono y buscó en Google por simple curiosidad. "Adrián Moretti". Lo que encontró la hizo quedarse sin aliento.
—No puede ser... —susurró, leyendo los titulares que aparecían en la pantalla.
"Adrián Moretti: el heredero oscuro de la mafia europea", "Un hombre tan peligroso como encantador". Cada artículo hablaba de él como si fuera un mito viviente, un hombre que combinaba el poder de un empresario con el peligro de un criminal.
Julia dejó el teléfono a un lado, sintiendo un escalofrío recorrerle la columna. Había escuchado historias sobre hombres como él, pero nunca había imaginado encontrarse cara a cara con uno. Y, mucho menos, dejar que algo tan trivial como una cena equivocada los conectara.
Decidió que era mejor olvidarlo. Su mundo y el de Adrián no tenían nada en común, y lo último que necesitaba era añadir más caos a su vida.
Sin embargo, el destino tenía otros planes.
Al día siguiente, Julia salió de su clase de yoga y se dirigió a su auto, pero al acercarse, notó algo extraño. Había un ramo de rosas negras sobre el parabrisas.
Miró alrededor, buscando al responsable, pero el estacionamiento estaba casi vacío. Tomó el ramo con cautela y encontró una nota pequeña entre las flores.
"Un poco de oscuridad no le hace daño a una luz tan brillante. —Adrián Moretti."
Julia apretó la nota entre sus manos, sintiendo una mezcla de furia y algo más que no quería admitir. ¿Cómo había encontrado dónde estaba? ¿Qué pretendía con este gesto?
—Maldito arrogante... —murmuró, arrojando el ramo al asiento trasero de su auto.
Mientras conducía de regreso a casa, no pudo evitar mirar por el retrovisor más de una vez, sintiendo que alguien la observaba.
Esa noche, mientras intentaba relajarse, el sonido de su teléfono rompió el silencio. Era un número desconocido. Dudó antes de responder, pero al final, la curiosidad fue más fuerte.
—¿Diga?
—Buenas noches, Julia.
Reconoció la voz al instante. Profunda, seductora, cargada de una confianza que parecía inquebrantable.
—¿Cómo conseguiste mi número? —preguntó con dureza.
—Tengo mis métodos. —La sonrisa en su tono era evidente—. Solo quería asegurarme de que recibieras las flores.
Julia cerró los ojos, intentando mantener la calma.
—Escucha, no sé qué clase de juegos estás acostumbrado a jugar, pero no tengo interés en participar en ellos.
Adrián soltó una risa baja, como si sus palabras fueran un desafío más que una advertencia.
—¿Juegos? No estoy jugando, Julia. Lo que quiero, lo consigo. Y ahora quiero conocerte.
—Pues tendrás que conformarte con el deseo, porque no voy a darte lo que quieres.
Hubo un breve silencio al otro lado de la línea, seguido por un tono más grave.
—Veremos cuánto tiempo puedes resistirte.
La llamada terminó, dejando a Julia con el corazón latiendo a toda velocidad. Había algo en Adrián que la enfurecía, pero también la atraía de una manera que no podía entender.
Mientras se sentaba en su cama, una parte de ella sabía que esto era solo el comienzo. Adrián Moretti no era el tipo de hombre que aceptaba un no como respuesta.
Y por alguna razón, eso la aterraba y la excitaba al mismo tiempo.
o quizá se refiere a eilana o como se llame 🤔