Encuentro Improbable II "Vísperas Del Ocaso"

Amaneció lloviendo, un día muy gris, como si el cielo mismo lamentara el destino de Yoriko. Un día digno de la peor novela trágica, donde la esperanza se había esfumado como el rocío de la mañana. Yoriko se levantaba una vez más de la cama, una tortura inimaginable tener que afrontar otro día más con ese monstruo que la atormentaba todos los días.

Es increíble como una persona puede ser tan egoísta, tan malvada y cruel con alguien que supuestamente ama. El amor de Haruki se había vuelto un veneno que la consumía lentamente. La posesión lo había cegado, lo había transformado en un ser despiadado que no tenía ningún tipo de escrúpulos.

Haruki ya se había ido a trabajar, ese era su único momento de libertad, aunque fuera por unas horas. La sensación de estar atrapada la ahoga cada día más, pero el miedo la paraliza. No podía escapar, no podía pedir ayuda, no podía hacer nada más que aguantar la tortura.

Se puso a hacer las tareas de la casa, un trabajo incesante que la dejaba agotada. Si no lo hacía, él se enfurecía demasiado y gritaba como loco. La limpieza del hogar no debía de tomar mucho tiempo y luego tendría tiempo para distraerse con alguna cosa que encuentre en la casa.

Pero la realidad es que no podía escapar a la angustia que la consumía. Cada rincón de la casa le recordaba su prisión, cada objeto era un testigo de su sufrimiento.

El cielo gris refleja el estado de su alma. La lluvia es como las lágrimas que no puede dejar de derramar, un dolor profundo que la traspasa como un rayo.

La esperanza, ese rayo de luz que alguna vez iluminó su corazón, se ha vuelto un recuerdo lejano, una fantasía que ya no existe.

Todo estaba transcurriendo con normalidad, un silencio opresivo que ocultaba el torbellino de emociones que azota el corazón de Yoriko. La rutina se había apoderado de su vida, un ciclo de tareas y de miedo que la ahogaba cada día más. Haruki, como un tirano invisible, controlaba cada aspecto de su vida, dejándola sin espacio para la libertad.

La limpieza del hogar se había convertido en una tarea monótona y desesperante. Pero Haruki era obsesivo con la limpieza, un detalle que se había vuelto un tormento para Yoriko. Los productos que utilizaba para la limpieza no eran de buena calidad, en realidad eran bastante nocivos, procedentes de fuentes dudosas que Haruki había encontrado en el mercado negro.

Sin saberlo, Haruki había creado una mezcla peligrosa, una combinación de productos químicos que emitían vapores tóxicos. Yoriko, obligada a limpiar la casa con esos productos, empezó a sentir un malestar intenso. Su cabeza le daba vueltas, su estómago se revuelve y sus ojos se empañan. La sensación de mareo se intensifica con cada minuto, hasta que la debilidad la derriba al suelo, perdiendo la conciencia.

Yoriko se desmaya, víctima de la mezcla de productos de limpieza de mala calidad. La ironia del destino es cruel, una víctima de su propio carcelero, atrapada en una pesadilla de la que no puede escapar.

-"Oye, despierta!"- La voz de Zander, dulce como la melodía de un canto de pájaro, la atravesó el sueño como un rayo de luz. Yoriko abrió los ojos lentamente, sus pupilas dilatadas por la somnolencia, y se encontró con la mirada de Zander.

Un mareo de alegría la invadió, su corazón dio un salto de felicidad al reconocer a su amado.

-"¿Estás bien?"- Zander preguntó con una mirada preocupada, sus ojos reflejando el amor que la envolvía.

-"Zander, ¿eres tú?"- Yoriko susurró, sus palabras llenas de incredulidad.

-"¡Jaja! ¿Quién más podría ser?"- Zander sonrió, su sonrisa iluminando su rostro como el sol atravesando las nubes grises.

-"¿Dónde estabas? ¿Por qué me abandonaste?"- Yoriko preguntó con un tono de reproche, pero sus palabras estaban llenas de anhelo.

-"En los últimos meses intenté dormir lo más que pude para intentar encontrarte, pero no lo lograba. Pero ya estoy aquí."- Zander respondió con un tono de voz que le hacía sentir a Yoriko que él también había sufrido por su ausencia.

-"¡No sabes cuánto te necesitaba!"- Yoriko exclamó, sus palabras eran una confesión de su amor profundo.

-"¡Yo también!"- Zander respondió con un tono de voz que la hizo sentir un escalofrío de felicidad recorrer su cuerpo. "Estoy pasando un momento muy duro."

-"Ni me lo digas, me siento atrapada."- Yoriko confesó con un tono de voz triste, sus ojos se empañaron con lágrimas.

-"¿Por qué lo dices?"- Zander preguntó, su voz se tornó más grave, como si intuye la profunda tristeza que la atormentaba.

-"Quise seguir adelante con mi vida, creí conocer a alguien que me daría el amor que tú me decías pero en la vida real, pero se volvió un infierno que no puedo salir."- Yoriko explicó con un tono de voz desesperado.

-"¿Real? Pero si esto es real, no como me gustaría, pero es real."- Zander respondió con un tono de voz firme, como si quisiera recordarle a Yoriko la realidad de su amor.

-"Es que no lo entiendes, yo quisiera tenerte conmigo a cada momento, no tener que esperar a dormirme para tener la fortuna de encontrarte."- Yoriko confesó con un tono de voz lleno de deseo.

-"Entiendo, pero yo tengo la esperanza de poder encontrar la forma de estar juntos."- Zander respondió con un tono de voz que la llenó de una calidez reconfortante. Sus palabras, como un bálsamo para su alma, le dieron un rayo de esperanza en medio de la tormenta que la azota.

-"Amo que seas tan positivo, aunque no se que posibilidades hay para que suceda."- Yoriko confesó, su voz se quebró un poco, sus ojos brillaban con lágrimas de emoción.

-"La encontraré, aunque eso implique quedarme dormido eternamente."- Zander respondió con un tono de voz firme y determinado, su mirada intentaba transmitirle toda la fuerza de su amor.

-"Lo pensaremos luego no te preocupes, ahora acércate, quiero sentirte junto a mí."- Yoriko susurró, sus palabras eran una invitación a un encuentro de almas.

Zander, guiado por el imán de su amor, se acercó a ella lentamente, sus manos temblaban ligeramente por la emoción. Su mirada se fijó en los ojos de Yoriko, buscando la confirmación de su amor.

-"Te amo,"- Zander susurró, su voz se rompió por la emoción.

-"Yo también te amo."- Yoriko respondió con un tono de voz que refleja la profundidad de su amor.

La distancia que los separaba se desvaneció en ese instante, el tiempo se detuvo y el mundo exterior desapareció. Solo quedaban ellos, dos almas unidas por un lazo invisible, un lazo de amor que nada podía romper.

Zander tomó su mano, su toque era cálido y confortable, como un rayo de sol en un día frío. Yoriko cerró los ojos y se dejó llevar por la magia de ese momento.

La esperanza volvió a brillar en sus corazones, como una estrella que se ilumina en la noche más oscura. El amor, a pesar de todos los obstáculos, era más fuerte que nunca.

El mundo se había transformado en un lugar mejor, un lugar donde el amor era la única verdad que importaba.

Nuestros dos enamorados se entrelazaron en el tan esperado beso. No hay palabras para poder descubrir las sensaciones y sentimientos que se hicieron presentes en ese momento. Mientras que dejamos a nuestros amantes tener su intimidad, les cuento que pasó tanto tiempo desde la última vez que se vieron, que cualquiera pensaría que iban a estar un poco incómodos, más ella que ya estaba con otra persona, pero no fue así, hubo un revuelo de sentimientos y ya nada importaba, todo era tan perfecto que ninguno quería llegase a su fin.

- No te vayas por favor-

- No pienso irme a ningún lado, tranquila-

- Quisiera que este momento fuese eterno-

- Lo sé amor mío pero debes despertar-

-¿Qué? ¿Por qué?-

De la nada, todo se volvió oscuro, al compás de un constante grito " levántate".