Corazón De Piedra

...LILIAM:...

Me dirigí a la cocina para comer allí antes de que Adelaida se le ocurriera llevarme la comida a la habitación, tampoco porque no pensaba cenar de nuevo con el rey.

Caminé por los pasillos cuando llegué a la planta baja y me metí hacia el que me conducía a la cocina, pero de todas formas debía pasar frente al comedor, me encargaría de correr si fuese necesario para que el rey no notara mi presencia.

Pero me detuve en seco y me oculté detrás de una columna cuando visualice al rey caminando junto a la duquesa y otras dos personas que no conocía, también estaba Eidan. Observé esperando a que desaparecieran pero fruncí el ceño cuando la duquesa tomó al rey del brazo y le susurró cosas que no alcancé a oír, el rey no la apartó ni mucho menos y eso me causó un enojo que no comprendí. Le acarició los dedos y el muy descarado se dejó, entonces si eran amantes.

No quise ver más y me oculté por completo detrás de la columna. Eso me demostraba que lo que me dijo si era cierto, yo no era su tipo, obviamente prefería a mujeres favorecidas y hermosas, era un superficial. ¿ Qué rayos me sucedía? ¿ Por qué me molestaba si el rey se revolcaba con la víbora y con otras más?

Me quedé mucho tiempo allí y luego salí. Empecé a caminar y cuando pasé al frente del comedor todos estaban sentados allí, al parecer lo de comer solo era una mentira. Lo peor era que estaban platicando y riendo de cosas que a mí no me parecían chistosas. Todos comiendo de forma fina y hablando letrados.

Eidan estaba a un lado del extremo opuesto al rey, callado y comiendo como si no hubiera nadie a su alrededor, sentí lástima por él, se veía incómodo, si yo estuviera en su posición también estaría igual.

Noté a los dos sujetos que los acompañaban, no los había visto antes, había una chica igual de rubia que Anabella, ella estaba al lado del príncipe he intentaba hablar con él, también había otro hombre de la misma apariencia, también estaba callado pero no parecía incómodo sino indiferente a su alrededor.

Ninguno me pareció atractivo, más bien me proyectaban lo mismo que la duquesa. Al parecer eran familiares.

Sentí un sabor amargo de nuevo cuando me percaté de que al otro lado estaba Anabella, riendo y hablando, lo peor era que estaba cerca del rey y él la observaba atento y maravillado como si un ángel le estuviera hablando.

Otra vez me atravesó una furia cuando él le siguió la conversación, no la estaba observando con despectiva y arrogancia como lo hacía conmigo, parecía todo un caballero, cortés y amable, en cambio a mí me había tratado horrible y me besó a la fuerza de forma brusca.

Sentí una punzada en el abdomen y también se me calentó el rostro de solo recordar que le había permitido besarme e introducir su lengua en mi boca.

No noté que me había quedado parada observando cuando el rey apartó su atención de la duquesa y clavó sus ojos en mí. Me dió un vacío en el estómago y me sonrojé con solo eso.

Me marché rápidamente.

Llegué a la cocina y saludé al chef y a los cocineros con amabilidad, todos se detuvieron de sus labores para hacer lo mismo. Les dije que venía a comer y se quedaron extrañados pero me indicaron una mesa lejana a la cocina, era larga y con muchas sillas pero no tan refinada y repleta como la del rey.

Me senté en una de las sillas.

Mi alegría se hizo notar cuando el General Itans entró pero desde un corredor pequeño, al verme su rostro se tornó sorprendido y extrañado.

— ¿ Señorita Liliam? — Dijo sin creerlo — ¿ Qué hace en la mesa de los empleados?

— Vine a cenar — Me encogí de hombros.

— Pensé que la prometida del rey cenaba con él.

— Prefiero hacerlo aquí que en la mesa de la realeza, aquí me siento a gusto, me siento como si estuviera en casa.

— Yo también vine a cenar — Dijo y se sentó frente a mí, de forma firme sin las manos sobre la mesa, en cambio yo tenía mis codos apoyados.

Una sirvienta nos llevó platillos en una bandeja, ambos dimos agradecimientos al unísono y nos reíamos por la coincidencia, mientras comíamos me extrañé de que nadie más viniera a comer.

— ¿ Nadie más cenara ? — Pregunté.

— Claro, pero la cena debe ser servida en un orden jerárquico, primero el rey, luego el príncipe, después le siguen los miembros de la realeza y la corte, todos ellos en el Comedor Real... Aquí, ceno yo primero, luego sargento y los demás soldados, después de último los sirvientes — Dijo Itans mientras picaba un trozo de carne con el cuchillo, de forma refinada y elegante.

Me hizo recordar a mi hermana Sandra, ella picaba la carne de forma igual.

— ¿ Por qué no cenar todos a la vez? — Pregunté.

— Somos demasiados, eso sumado a las leyes y normas jerárquicas, nunca se deben mezclar las clases sociales.

— Supongo que el rey no se rebajaría a cenar con un sirviente, ni con un soldado — Gruñí e Itans se tensó ante mi acusación.

— El Rey Evans es muy considerado con su personal a pesar de eso, es muy elogiado por eso. Ninguna persona se ha quejado de él.

Otro que dice algo bueno del rey, pero obviamente si trabajaban para él tenían que hablar muy bien de su persona.

— Para mí todos son iguales, no me molestaría cenar con un sirviente.

— No todos piensan como usted Señorita Liliam y deberían de hacerlo, el mundo sería mucho mejor.

Me observó admirado y me sonrojé.

— Exagera... Yo no hago la diferencia, soy una simple campesina corriente.

— Tiene más humanidad que cualquier persona que haya conocido.

— ¿ Descansó bien después del castigo ?

Se tomó su tiempo masticando y luego tragó.

— Un general nunca descansa, no es la primera vez que me castigan, así que estoy acostumbrado a tratos duros... Es así como se forma un soldado.

— Pero fue injusto lo que pasó.

— Lo sé, pero nadie puede cuestionar al rey y nadie debe hacerlo — Dijo tenso y solté una respiración frustrada, el rey era un hombre común y corriente solo que con bastante riquezas y poder.

— Esa bruja de Anabella claramente usó su influencia y usted tenía razón, el rey tiene preferencia hacia ella, de seguro tienen algún amorío — Dije con enojo.

Extrañamente el General Itans se puso nervioso con escuchar eso, hasta podría decir que estaba un poco molesto, dejó de masticar y soltó el tenedor.

— ¿ Dije algo malo ? — Pregunté, negó con la cabeza.

— No... Tal vez tenga razón — Su expresión parecía desdichada.

No comprendí — ¿ Por qué se pone así ? — Evadió mi mirada — ¿ Es por la cuerva de la Duquesa Anabella? ¿ Esa mujer le dijo o le hizo algo ?

Se tornó más nervioso.

Se levantó apresuradamente.

— Lo siento Señorita Liliam, pero debo ir a dormir, mañana temprano debo organizar a los soldados y... Debo descansar un poco — Se excuso y salió de la cocina.

No me iba quedar con la duda y lo seguí por el pasillo.

— Itans, espere — Dije y apresuró el paso — Por favor... ¿ Qué le sucede?

Lo alcancé así que se detuvo, estaba muy alterado.

— Señorita Liliam, hay cosas que es mejor no remover.

— ¿ Está enojado conmigo?

Me observó a los ojos.

— No, pero... Está bien, se lo diré — Apretó su mandíbula.

— No lo estoy presionando, disculpe mi intromisión — Dije e hice ademán de irme pero me tomó del brazo, rápidamente me soltó cuando me detuve.

— No, quiero que escuche... Llevo tiempo ahogándome con esto así que prefiero sacarlo a seguir así — Tomó una postura firme.

— Estoy enamorado de la Duquesa Anabella — Dijo y me tomó un tiempo asimilarlo.

— ¿ De esa cuerva ? — Jadeé ¿ Cómo un hombre tan cortés podía estar enamorado de una víbora como Anabella?

— Si, desgraciadamente.

— Pero... Ella es tan malvada...

— Al principio no lo era, cuando llegó era muy amable y cariñosa o eso parecía, no pude evitar enamorarme y... Hace dos años ella y yo... — Se quedó un momento en silencio, tragando su nudo — Ella y yo estuvimos juntos en varias ocasiones... Anabella parecía sentir lo mismo que yo, siempre me trataba bien y me buscaba para satisfacerse conmigo, en ese entonces yo pensé que lo hacía porque me quería pero después dejó de hacerlo... La confronté un día cansado de su indiferencia y me dijo que lo nuestro había sido algo pasajero, que ella solo me quería para estar conmigo cuando lo necesitara y que ya se había cansado de mí, que estaba aspirando algo mejor y que no me acercara nunca más.

Me quedé desconcertada cuando terminó, el General Itans no soltó ni una lágrima pero parecía contenerlas.

— Lo siento... No sé que decir — Murmuré y negó con la cabeza.

— No hace falta, siempre había querido decirlo, tal vez me crea un tonto por haberme enamorado de una mujer como ella, estoy tan arrepentido de haber caído en su trampa, de no haber abierto los ojos — Gruñó mientras se apoyaba de la pared.

— No es su culpa y yo no soy quién para juzgarlo... pero ella es una mala persona y lo supe desde que inventó esas calumnias en nuestra contra, no debió hacerle esto.

— Gracias por escuchar.

— Estoy encantada de hacerlo y para eso somos amigos — Dije mientras sonreía y me sonrió de vuelta.

— Señorita Liliam, la voy a extrañar mucho — Dijo y lo observé confundida.

— ¿ Se va de viaje ?

Asintió con la cabeza — Si, dentro de unos tres días me iré a una misión, estaré mucho tiempo fuera.

— Es una pena.

— Pero descuide, iré a su casa...Debo ir a supervisar los trabajos de su padre.

Me quedé emocionada — ¿ En serio ? No puedo evitar emocionarme, agradecería si me cuenta todo sobre mis hermanas cuando vuelva, quiero saber cómo se encuentran, le aseguro que hallará muy buenas amigas en mis hermanas — Dije mientras brincaba emocionada.

— Por supuesto, le informaré cuando vuelva.

Me acerqué y lo abracé de nuevo.

— Gracias, gracias, gracias.

Me devolvió el abrazo.

Era como estar en los brazos de un padre o un hermano, solo calma y tranquilidad.

— Ya es costumbre encontrarlos así — Dijo una voz ronroneante y aguda.

Me aparté del general y en seguida la sangre me hirvió cuando encontramos a Anabella junto con los otros dos, pero no había señales de Eidan y mucho menos del rey. Estaban de pie en medio del pasillo, frente a nosotros.

El General Itans se tensó.

Me quedé a su lado — ¿ Hay algún problema con eso ?

Alzó sus cejas y luego se cruzó de brazos — Claro, solo una burra como tú se atrevería a serle infiel al Rey Evans y con un soldado.

Me contuve de lanzarme sobre ella pero solo negué con la cabeza — A diferencia de tí yo no me revuelco con todos los que se me atraviesan... Yo sí sé ser amiga de los hombres.

— Hermana, ¿ Quién es ésta mujer tan corriente y descarada ? — Preguntó la otra.

Así que era hermana de esa bruja,si una era una víbora la otra era un escorpión.

No le hice el menor caso.

— Puedes ir a contarle al rey si quieres, no me interesa.

Se rió y luego observó a Itans — ¿ Tan mal te dejé? Estás cayendo bajo al perseguir a ésta niña, el rey te va cortar en pedazos si te sigues acercando a ella... Esto no es de caballeros.

— ¡ Cierre la boca, no voy a permitir que ofenda a la Señorita Liliam, ella es una mujer respetable, no como usted que abusa de su puesto y título para denigrar a los demás, debería darle vergüenza actuar así ! — Gruñó Itans mientras la observaba severamente.

La duquesa no supo que decir, palideció y mantuvo su boca abierta.

— Vas a pagar por estás ofensas...

Nos marchamos, dejándola hablando sola.

Felicité al General Itans por haberla puesto en su sitio.