Me casé a la fuerza y al mismo tiempo enamorada. Hasta el día de hoy lo amó, pero mi matrimonio es un fracasó. Y no sé si es mi culpa o es de ambos.
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Ustedes no se quieren.
...Tyler....
Bajé a desayunar y mi hija me recibió con un abrazo. Al menos alguien se alegra al verme.
— ¿No habías ido a correr.?
— ¿Qué.?
— Mamá dijo que habías ido a correr.
Mire a Zuri, ella me dijo con la mirada que mintiera.
— Si fui pero regresé hace poco.
— Pero ya estás bañado. Y no fuiste a la habitación de mamá.
— ¿Porqué iba a ir.?
— Abi dice que sus papás se bañan juntos. ¿Tú no te bañas con mamá.? — Me gustaría, pero ella no me deja..
— Adriana ven a desayunar. — Su madre evitó que yo respondiera esa pregunta. Adriana no preguntó nada más. Desayunó y después subió por su mochila. En realidad yo la mandé. Tenía que hablar con Zuri a solas.
— Adriana está creciendo.
— Lo sé.
— Hace preguntas.
— Pronto dejará de hacerlas.
— Yo creó que no.
— ¿A dónde quieres llegar.?
— Ella se va dar cuenta de que no me quieres. Se va dar cuenta de que no somos una pareja de verdad.
— Si eso pasa nos divorciamos. Y listo.
— Ja. — Reí irónicamente. — Déjame sacarte de tu error. Tú y yo...
— No lo hagas. — Sus ojos se cristalizaron. — Déjame tener la esperanza de que un día vas a reaccionar y me vas a dejar en paz. — Lo único que quiero es que todo sea como antes. Qué me ames cómo antes.
— ¿Tanto te cuesta estar a mi lado.? — Un dolor profundo se apoderó de mí.
— No tienes idea de lo difícil que es. — Uno de sus ojos tiró una lágrima. Se la limpió y yo fingí no verla.
— Ya me voy. — Me levanté y salí. Tú tampoco tienes idea de lo difícil que es para mí.
...Zuri....
Hoy mi hija se quedó sola en la escuela. Ya lleva unos días y creo que ya no le da miedo. Fuí a recogerla cuándo llegó la hora de la salida, ella estaba triste.
— ¿Qué tienes.?
Ella no dijo nada.
— Mi amor, ¿qué pasa.?
— Ya no te quiero. Ni a ti ni a papá.
— ¿Qué.? ¿Porqué.?
Ella me ignoró el resto del camino. No entendía que le había pasado. ¿Porqué estaba actuando así.?
Llegamos a casa y una hora después llegó su papá. El ya sabía lo que Adriana me dijo.
— ¿Le dijiste algo.?
— Te aseguro que yo no tuve nada que ver.
Entramos a la habitación de nuestra hija. Ella estaba llorando.
— Mi amor, ¿porqué lloras.? ¿Qué pasó en la escuela.? — Pregunté.
— Ustedes no se quieren.
¿Qué.? ¿Cómo sabía eso ella.?
— ¿Porqué dices eso chiquita.? — Preguntó el.
— Abi dice que sus tíos hablaron de divorcio y luego se dejaron para siempre. Ahora viven en casas diferentes. Ustedes también quieren vivir en casas diferentes.
Carajo. Ella escuchó mi conversación con el.
— No es así amor. Yo amó mucho a tú madre y no me voy a divorciar de ella. — Voy a sonar cómo una estúpida pero por un momento sentí que hablaba enserio. Todavía es un gran actor.
— ¿Y tú mamá.? ¿También lo amas.?
Yo me quedé callada. Claro que lo amó pero no quiero que el lo sepa. Mi hija hizo un gesto de querer llorar.
— Si princesa. Yo amó a tú papá. Lo amo mucho y no me voy a separar de el.
Mi hija sonrió.
— ¿De verdad.?
— Si. De verdad. Tú papá y yo nos amamos mucho. Tanto que vamos a estar juntos toda la vida. — Esperó que no, pero ojalá le sirva de consuelo a mi hija.
— ¿Y voy a tener un hermanito.?
— Claro que sí. No sólo uno. Muchos. Dos o tres. — Carajo, ¿qué mierda acabó de decir.?
— ¿Enserio.? — Su sonrisita se hizo más extensa.
— Si. Enserio. Ya no llores. — Ella se limpió y nos abrazó.
— Los quiero mucho.
— Y nosotros a tí. — Tyler tenía su mirada en mi así que la evadi.
— Princesa vamos a comer. Ya se pasó la hora.
— Está bien. Me cambió el uniforme y voy.
— ¿Te ayudó.?
— No mami. Yo quiero hacerlo sola.
— Está bien. — Salí al lado de Tyler. — Ni siquiera se te ocurra decir una estupidez. — Le advertí.
— Era justo lo que pensaba hacer.
Puse los ojos en blanco.
— ¿Dos o tres.? — Rió. — ¿Cuándo empezamos.?
— Vete a la ... — Mi hija salió y tuve qué forzar una sonrisa. — Amor vamos a comer. Seguro tienes hambre. — El notó la presencia de nuestra hija y me pegó a su cuerpo.
— Tengo más hambre de otra cosa. — Se acercó con la intención de besarme.
— No te atrevas. — El me besó.
— Ya me atreví.
— Si mi hija no estuviera no saldrías ileso de ésto. — Le dije con una sonrisa forzada.
— Qué bueno que ustedes si se quieren. — Adriana nos vio con una sonrisa. El la tomó en sus brazos.
— Hija tú ropa está volteada. — Dijo el. Ella rió..
— Lo siento. Es que todavía no se cómo cambiarme. Salí para pedirle ayuda a mamá.
me encantó esta novela
mucho amor y malos entendidos que logran superar
bien llevada
sin maldades atroces
algunos errores ortográficos que espero sean superados en otras obras, aunque parecen más errores por traducción
gracias a la autora por brindarnos sus ideas
felicitaciones