Después de una tarde de amor pasión Hannah desaparece de la vida de Sebastián, dejándolo sumido en la más cruel desesperación. Pero él no escatimará en gastos, ni en esfuerzos para traerla de regreso a su vida. ¿La traerá para amarla o para hacerle pagar todo su dolor?
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CAPÍTULO 18
Hans y Genoveva entraron juntos al despacho.
Genoveva escuchó atentamente cada palabra que dijo su yerno. Hans le contó cada detalle y le mostró la foto.
Genoveva observó la fotografía y fijó su mirada en el niño y dibujó una sonrisa en su rostro e inmediatamente le pidió a Hans que le enviara esa imagen a su celular.
Definitivamente, descubrir a sus nietos perdidos era su misión en este mundo. Ella no sabía quién era ese supuesto mafioso y tampoco le interesaba, porque ella sabía quién era ese pequeño y era un Santibáñez y su lugar está al lado de su abuela.
Hans se sorprendió al ver a Genoveva sonreír y acariciar la imagen en el teléfono. Ella no emitió ninguna otra palabra, solo salió del despacho y fue por su esposo.
Cristiano le sonrió al verla llegar muy contenta a su lado. Él la abrazó y le susurró al oído un te amo y Genoveva lo besó, antes de mostrarle la foto su teléfono.
—Amor. Tengo una nueva misión para ti.
Cristiano entrecerró los ojos, para enfocar su mirada en la imagen y negó con la cabeza. Ya sabía lo que le esperaba. No era posible que pasara por la misma situación de hace dos años, aproximadamente, cuando le tocó buscar a Máximo Jr. Pero que atino de sus ahijados de tener a sus pequeños furtivos. Ah no, pero esta vez, él pedirá refuerzos.
Cristiano sabía que el pequeño era de Sebastián, porque la información venía de Hans. Entonces reenvío la foto a su teléfono y caminó hacia Máximo.
El grandulón estaba bailando con su esposa y al escuchar la voz de su padrino llamarlo, se disculpó con ella y lo siguió.
Ellos entraron al despacho y Cristiano no perdió tiempo en poner a Máximo al tanto de la situación.
Máximo no podía creer que su madre, solo atando conjeturas, les pidiera enfrentarse con un mafioso y les quitaran a su hijo.
Cristiano estaba convencido de que tenía que creer en el instinto de su esposa y no se arriesgaría a desobedecerla. Él había visto en su mirada el mismo brillo de cuando conoció a Máximo Jr. y en el fondo él sabía que ella no estaba equivocada y le pedía a Máximo que lo ayudara.
Máximo estaba incrédulo, pero no podía negarse a la petición de su padrino y mucho menos desestimar la intuición de su madre. Entonces, ellos trazaron algunos planes y se prepararon para viajar a Colombia el día siguiente.
Ellos salieron con sus objetivos claros del despacho y se encontraron con Genoveva muy sonriente. Ella los besó a los dos y les sonrió de nuevo, antes de preguntarles.
—¿Cuántos días tardarán en traer a mi pequeño de regreso?
Los dos hombres se miraron al rostro. En realidad, es una misión algo complicada, sobre todo porque nadie ha logrado ver a la esposa de Marco Aurelio y menos a su hijo en varios días. Al parecer, ellos están atrincherados en otro lugar. Es de esperarse que el mafioso los está tratando de mantener a salvo.
Genoveva solo volvió a sonreír y les dio un beso a cada uno.
—Está bien, está bien. Esperaré pacientemente por dos semanas y si no tengo resultados. Entonces, lo haré a mi manera.
Genoveva pasó de largo hacia las escaleras de su habitación y Cristiano se despidió de su ahijado y la siguió.
Genoveva sintió la mano de su esposo en su cintura y se estremeció al sentir un beso en el cuello. Ella sabía que esa búsqueda tendría un alto precio de placer. Pero en realidad, ella estaba feliz de pagar lo que fuese necesario.
Genoveva abrazó a su esposo con mucha pasión y amor. Cristiano solo se dedicó a disfrutar. Él sabía que su esposa estaba feliz por este nuevo descubrimiento. Un nuevo Santibáñez llegará a la familia y esto es motivo de gran alegría y celebración.
Pero ellos no eran los únicos envueltos en la burbuja de la lujuria. Los novios iban haciendo de las suyas en el auto donde viajaban hacia el hotel.
Hans iba al volante y su esposa iba sentada sobre él.
Victoria iba tratando de encontrar una manera de que su esposo la disculpara por la broma en el altar, Pero Hans iba renuente.
Victoria se cansó de rogar y comenzó a quitarle el cinturón, después bajó su cierre, metió la mano y liberó la hombría de su esposo. Hans dejó escapar un pequeño gemido al sentir la calidez de la boca de su esposa envolverlo.
—¡Hum! —emitió Hans y Victoria se sintió satisfecha. Ella comenzó a mover su cabeza para complacer a su esposo.
Hans sintió cómo todos sus nervios se contraían. Entonces, bajó la velocidad del auto al mínimo y fijó su mirada en la vía. Victoria seguía concentrada en su objetivo y cuando sintió que su esposo estaba a punto de llegar. Ella se separó de él, se acomodó en su asiento y Hans de a ratos la observaba sorprendido. Su hombría estaba ansiosa de llamar la atención de su esposa. Estaba palpitando de necesidad y deseo.
Victoria fijó su mirada en la ventana y Hans guardó su hombría y arreglo su pantalón. Esta era otra cuenta que ajustaría con su esposa.
Victoria cerró los ojos y fingió dormir, mientras sentía la mirada penetrante de su marido. Ella sabía que ahora sí había despertado a la bestia y que sería castigada sin piedad.