Rosas Amarillas: El Contrato Es Solo La Excusa

Alma no tenía ninguna información sobre la familia de su esposo, solo lo poco que el personal de la casa le contó, como que el padre de Lion es un empresario con mucha influencia en el mundo de las corporaciones, de mal genio que traía y como la madre de este era completamente lo opuesto. Por lo que no pudo evitar

sentirse muy nerviosa.

Antes que la puerta principal se abriera Lion tomo el rostro de Alma que se mostró

sorprendida.

-No te preocupes, solo sé dulce y amable como siempre, todo va a estar bien.

Alma sonrió, las puertas frente a ellos se abrieron y fueron recibidos por los empleados que los escoltaron a la recepción, la joven observo todo a su paso, cada mueble y detalle en ese hogar era costoso y sumamente elegante. Tan solo la entrada tenía el tamaño de la casa en donde vivió con su padre, esta mansión era aún más

grande que la que compartía con Lion,

-¡Oh!! Li, llegaste no sabes cómo te extrañe, - los gritos de una adolescente cautivaron

la atención de Alma que estaba aún aturdida con el hermoso lugar.

-¿Cómo está mi hermosa princesa? Lion soltó la mano de Alma y corrió para

abrazar a la joven que se sujetaba fuertemente del cuello de este.

Alma presenció un lado de Lion que no había visto desde que lo conoció, ese hombre

frío se derretía jugando con la niña frente él y esto el lleno de ternura.

-Estoy bien, pero aún sigo enojada con mi hermano mayor que me tiene abandonada, ¿es

que ya no me amas? Las mejillas hinchadas de la joven que miraba a su hermano a

los ojos provocaron que Alma sonría, la escena frente a sus ojos fue tan dulce,

si alguien le hubiera dicho que el hombre con quien se había casado podría ser

derrotado por una adolescente de quince años ella jamás lo creería.

-Por supuesto que te amo Lulú

- ¿Ella es mi cuñada? Los ojos del mismo color que Lion se volvieron a la dirección

donde se encontraba parada Alma. Lion bajo a su hermana, tomo de su mano y

juntos caminaron hasta la joven que se tensó aún más.

-Alma, ella es mi pequeña hermana Lizet- La joven sonrió, pero en cuestión de segundos

tenía los brazos de la adolescente rodeando su cintura y presionando un abrazo.

-¡¡Bienvenida a la familia!!- Grito Lizet

-Gracias -Alma devolvió el abrazo, será posible que esta niña sea la hermana del hombre

de hielo, su mente no dejaba de pensar en las diferencias de estos dos

hermanos.

-Lulú déjala la vas a romper. Lion tomo el brazo de su pequeña hermana y la alejo.

-¿Celoso hermanito? La frase burlona de la adolescente hizo reír a Alma.

-Veo que se están divirtiendo- detrás de Alma la voz femenina la heló por completo,

quien más se unió a la reunión, sintió que su corazón iba a explotar.

-Mamá te ves cada vez más hermosa. Lion camino hasta su madre y ambos se abrazaron.

-No busques palabras dulces para evitar mi enojo, tan difícil es visitar a tu madre,  ingrato, - la mujer mayor simula un golpe en el hombro de su hijo.

-Lo lamento, te extrañé. - Permíteme presentarte a mi esposa.

Alma sentía como su garganta se secó justo cuando esta mujer elegante se acercó

hasta ella, era la primera vez que cruzaría palabras y lo hacía siendo esposa,

ni siquiera tuvo tiempo de conocer a la familia antes como era lo natural, por

lo que esta situación era extremadamente incómoda.

-Un gusto Alma, soy la madre de Lion, mi nombre es Elizabeth. La mujer se acercó y

beso la mejilla de la joven.

-Es un placer, señora - la voz temblorosa de Alma se escuchó mientras respondía con

el mismo saludo cálido a la mujer.

- Oh\, cielo no esté nerviosa\, esto es culpa de mi hijo\, no voy a mentir me hubiera

gustado conocerte antes, pero estoy acostumbrada al carácter obstinado de Lion.

Por favor llámame Elizabeth.

Alma asintió y por fin pudo relajarse.

-Lion tu padre está en el despacho, ve a saludar, quiero hablar con Alma a solas, me

gustaría conocerla.

-Bien, voy. Antes de retirarse Lion se acercó a Alma y frente a los ojos curiosos de su

familia, acaricio y beso su mejilla, susurrando palabras en su oído.

-Ven Alma, sentémonos.

Ambas caminaron hasta la sala de estar y se pusieron cómodas, la pequeña hermana de

Lion las dejo sola para que pudieran charlar.

-¿Cómo te ha tratado Lion?  Elizabeth le regalo una dulce sonrisa.

-Muy bien. Las palabras de Alma aún denotaban nerviosismo, sus ojos seguían mirando

con asombro el lugar. En la sala, hermosos cuadros decoraban las paredes,

varias fotos familiares, pero un cuadro en el centro de la sala con la imagen

de la familiar fue lo que llamo aún más su atención.

-Cariño, conozco a mi hijo, tiene el mismo carácter de su padre, le cuesta expresar sus

sentimientos, a veces es muy terco, pero con el tiempo conocerás su corazón y

verás que es un ser muy especial.

Alma escuchó cada palabra con atención quería conocer a este hombre a través de las palabras

de la mujer que lo crio.

-En parte es mi culpa que se muestre tan distante, deje que mi esposo fuera duro

con él, y luego lo de su hermana… -La mujer hizo una pausa- pero también lo

hizo fuerte y un gran empresario, Confió que va a ser un buen esposo.

-¿Lo de su hermana? Alma preguntó y volvió su mirada al cuadro, allí había cinco

integrantes no cuatro.

-Mm, supongo que Lion aún no puede hablar del tema… Los ojos de Elizabeth se cristalizaron

como si estuviera evitando llorar.

-Lion y Lía eran mellizos, pero cerca de cumplir sus diecisiete años, perdimos a

nuestra dulce bebé en un accidente escolar… la voz de la mujer tembló. Alma acarició

las manos frías de esta tratando de trasmitirle consuelo.

Elisabeth acarició las manos cálidas de la joven- Lion sufrió demasiado la pérdida de su

hermana, ellos eran muy unidos y poco a poco se encerró en sus pensamientos.

Alma noto la angustia de la hermosa mujer y quiso cambiar de tema.

-¿Cómo era Lion de niño? Las palabras salieron de la boca de Alma para que a los pocos

segundos se avergonzará de ella misma por ser tan curiosa.

Elizabeth sonrió al ver la expresión de la joven que estaba completamente enrojecida;

esto fue el bálsamo que necesitaba para alejar esos tristes recuerdos.

-Lion era un niño muy travieso, testarudo, exigente, no aceptaba un no por respuesta

y se enfurecía, si no hacían lo que él quería.

-Pues no cambio mucho. Alma dijo esto y cubrió sus labios como si las palabras que

salieron de su boca no fueran controladas por su cerebro.

Elizabeth llevó sus manos a la boca para contener la risa sus ojos brillaban- Es cierto,

sigue siendo un niño grande. Pero dejemos de hablar de Lion quisiera saber más

de ti.

-¿Con quién vivías? ¿Cuántos años tienes?, ¿qué te gusta hacer? - Elizabeth

realizo tantas preguntas que Alma abría sus ojos tratando de organizar sus ideas.

-Oh perdón, te estoy atosigando de preguntas y no te dejo hablar.

-Está bien dijo Alma moviendo sus manos.

-Bueno mi nombre es Alma Jones, tengo 23 años, hasta hace un mes vivía con mi padre,

pero… el monólogo de la joven fue interrumpido por Elizabeth.

-¿Y tu madre? – Bueno ella falleció cuando tenía diez años, los ojos de Alma

mostraron un tinte de tristeza.

-Lo siento cariño, no debí preguntar.

-No, está bien, es solo que aún la extraño.

-No me imagino lo que habrás sufrido sin tu madre- las manos de Elizabeth tomaron

las de Alma y las acaricio mientras continuo hablando-  me gustaría que aceptaras contar conmigo como

si fuera tu madre, sé que jamás la voy a reemplazar, pero estoy aquí cuando

necesites palabras y abrazos cálidos-  Alma asintió.

-Bueno, bueno cuéntame más- dijo Elizabeth para animar a la joven.

-Como decía tengo 23 años, estudio Literatura y me apasiona leer novelas románticas-

Alama rio al decir esto.

-¿Cómo se conocieron con Lion?- La pregunta dejo la mente en blanco de la joven, su

esposo no explico que debía decir en esta situación.

Alma aclaró su garganta y tomo el vaso de agua frente a ella, frente al rostro

entusiasta de la madre de Lion- Bueno nosotros…

-¿De qué están hablando? La imagen de Lion entrando a la sala, permitió que Alma

vuelva a respirar.

-Estoy preguntando a tu hermosa esposa como se conocieron- Lion lejos de mostrarse nervioso

se sentó junto Alma y la envolvió con sus brazos.

- Nos conocimos hace tres años en el café donde Alma trabajaba\, como verás mi

dulce esposa es muy hermosa no me pude contener.

-¿Trabajabas? Elizabeth sorprendida interrogó nuevamente a Alma, pero Lion interrumpió

- Madre\, por favor deja de ser tan curiosa o la asustarás.

-Lo siento cariño, pero si tan solo la hubiera conocido antes hoy no tendría tantas

preguntas, Elizabeth sonrió y se puso de pie- enseguida regreso iré a ver cómo

marcha la cena.

Ambos quedaron sentados en el sillón y cuando Elizabeth desapareció frente a sus ojos

Alma se soltó de los brazos de Lion.

-Lo lamento no quise propasarme. Dijo Lion.

-Lo sé, gracias. Alma no estaba molesta por el abrazo, por el contrario, eligió

alejarse porque su corazón latía apresuradamente cuando sintió el toque de

Lion.

-¿Por qué agradeces?

-Es que no sabía que responder y a decir verdad odiaría mentirle a tu madre, es

realmente amable.

- Las manos de Lion se extendieron tomando las mejillas de Alma\, las palabras que

salieron de los labios de su esposa lo conmovieron

- Eres realmente dulce – su voz grabe golpeo los oídos de Alma provocando que una corriente eléctrica

recorra todo su cuerpo.

¿Por qué me siento así? Él no es mi esposo, es mi carcelero. Pensó

Alma tratando de convencer a su acelerado corazón.