Sonia está perdidamente enamorada del mejor amigo de su hermano. Dante es 8 años más grande que ella por lo que sólo la ve cómo una niña.
A Sonia no le importa y cómo la vea el. Siempre está tratando de ganarselo. Pero al cumplir los 18 años de da por vencida ya que el se compromete con una mujer que aparentemente es perfecta.
Sonia decide dejar de ser una arrastrada y sale del país con el corazón roto. Y con la importante decisión de enamorarse de alguien más.
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¿Enserio no has tenido novia.?
Al regresar al departamento fui a cambiarme de ropa. No sé cómo se me ocurrió salir así. Lo
bueno es que aquí nadie me conoce.
...Días después....
Me fuí acostumbrado a la familia que vivía en mi departamento. La señora es muy amable y Cristian es muy educado. De pervertido no tiene un solo cabello.
— ¿Puedo hablar contigo un minuto? — Me Preguntó Salma.
— Claro. ¿De qué?
— La verdad no he conseguido otro lugar para mudarme. Esté lugar es perfecto porque a mí hijo le queda cerca la universidad. ¿Habrá forma de que nos podamos quedar?, tal vez pueda pagar la renta, o ...
— El departamento es muy grande. Yo no tengo problema en que se queden.
— ¿De verdad? — Sonrió con felicidad.
— Si. Sólo tengo una condición.
— ¿Cuál?
— Que usted siga cocinando. Me encanta su comida. Y de la renta no se preocupe.
— Muchas gracias.
— De nada.
— ¿Qué estamos celebrando? — Cristián salió de su habitación.
— Sonia dejó que nos quedemos.
— Son grandes noticias. — Se puso contento.
...Cristián....
Lo que más me emociona de quedarme es poder verla todos los días. Las clases casi empiezan y seguramente hará nuevos amigos en la universidad. Probablemente me ignoré cuándo eso pasé.
...Días después....
La acompañe a comprar libros y lápices. También pinturas para madera. Le pregunté que era lo que estudiaría y respondió que arquitectura. Me impresionó mucho. Para estudiar eso debes tener un buen nivel económico y mucha inteligencia, es una carrera muy demandante.
...Días después....
Sonia.
Hoy es mi primer día de clases. Estoy muy emocionada. Cristián me mostró todas las instalaciones. La escuela me pareció maravillosa. Tomé la mejor decisión del mundo al venirme para acá.
En la primera clase me encontré con mi mejor amiga. Nos abrazamos emocionadas. Le reclamé el porque no me había dejado visitarla. Ella dijo que había salido de viajé con sus padres.
— ¿Y porqué no me invitaste.? — Le puse cara de disgusto.
— Perdón. Para compensarte voy a presentarte al chico más guapo de la escuela. — Señaló a un chico de ojos grises muy atlético.
— No me interesa. Gracias. — Ya los guapos no son mi estilo. Viendo los locos Adams me di cuenta de que es mejor un feo para que te valore y traté cómo a una reina. Yo seré Morticia y encontraré a un Homero por ahí.
— Alto ahí. — Mi amiga me detuvo. — El me pidió que te presentará. Parece que le llamaste la atención.
— Que chido. Dile que otro día. — Intenté escapar de las garras de mi amiga pero me fue imposible.
— Hola. — El chico de ojos grises se acercó a nosotras.
— Hola. — Lo saludamos ambas. Yo porque no quería parecer descortés. Digo es mi primer día. No puedo hacer enemigos el primer día.
— ¿Eres amiga de Linda?
— No estaría aquí si no lo fuera. — Años de amistad me respaldan.
— ¿Cómo te llamas?
— Sonia. — Respondió mi Linda amiga por mi.
— Sonia. — Tomó mi mano y dejó un beso sobre ella. Eso me pareció un gesto muy extraño.
— Mis clases casi empiezan. — Huí de ese lugar peligroso. No quiero ser la presa del popular. Tengo experiencia con ese tipo de hombres. Mi hermano y Dante eran de esos. No toman a nadie enserio. Y yo no planeó ser el juego de alguien otra vez.
Me fuí a mi segunda clase. Después al comedor. Linda me dijo que comieramos afuera pero invitó al de ojos grises así que no quise.
Me quedé en el comedor y ví qué Cristian llegó y se sentó solo. ¿Me ignoró? ¿Cómo se atrevió a ignorame? Me enojé y fuí a su mesa.
— ¿Porqué me ignoras? — Lo miré enojada.
— Yo no...
— Y ahora dirás qué no me viste. Pensé que eras mi amigo y me haces ésto.
— Sonia de verdad...
— Olvídalo. Ya me voy.
Me fuí enojada. El resto del día no lo ví. Hasta que volvimos al departamento y me explicó que no fue su intención ignorame. Sólo no quería avergonzarme delante de mis amigos. Le pregunté porqué me avergonzaría y mencionó que en la universidad no tiene amigos por su condición. Me pareció una completa idiotez y le pedí que me dejará ser su amiga. Aquí y en China.
— ¿De verdad?
— Claro. Desde que llegué te has portado increíble conmigo. Eres mi amigo y yo soy tú amiga.
Cristián me regaló una sonrisa y aceptó. Al día siguiente sólo nos separamos porqué tenemos clases diferentes.
En el comedor nos reunimos y a la salida de la universidad caminamos a casa. Todo iba bien.
Hasta que mi padre llegó de sorpresa dos meses después de que llegué a Inglaterra.
— Hola papá. — Lo saludé nerviosa al ver que llegaba de imprevisto.
— ¿No me invitas a pasar?
— No. Mejor vamos a comer por ahí. — Quería deshacerme de él un rato para que pudiera pedirle a la mamá de Cristian que salieran por hoy.
Lamentablemente no pude porqué la señora Salma llegó del trabajo y me saludó cortésmente. También a mí papá y entró a la casa. Luego para rematar llegó cristian y alguien tuvo que dar muchas explicaciones. Osea yo. Mi papi se puso difícil no aceptaba que yo viviera con un chico, pero la señora le aseguró que el no es un pervertido así que de mala gana aceptó a Cristian. También me advirtió que no me involucre sentimentalmente con el. Porqué no quiere que repita la historia que hice con Dante.
Hablando del idiota de idiotas. Le pregunté por el y dijo que está de lo más feliz con la modelo esa. Me dió gustó y coraje. Pero decidí ser feliz y olvidar a Dante. O al menos intentar.
Meses después.
Trabajaba en mi proyecto de fin de año. Diseñé una maqueta muy bonita pero sentía que le faltaba algo. Al ver una pintura de Cristián pensé que en lugar de un hotel debía diseñar un salón de exposiciones. Las pinturas de Cristián en miniatura serían el elemento perfecto.
El me apoyó e hice mi idea realidad. Mi maqueta estaba quedando estupenda.
— ¿Te gusta? — Preguntó Cristian dándole unos toques coquetos a mi maqueta.
— Están preciosos. — Seguí mi trabajo y como me encontraba un poco aburrida decidí preguntar. — Cris, ¿Cuantas novias has tenido?
— ¿Qué clase de pregunta es esa?
— Somos amigos si me cuentas te cuento.
El mostró cierto interés y accedió.
— Cero.
— No quiero mentiras.
— ¿Qué te hace pensar que miento?
— Eres guapo y gentil. ¿Porqué alguien cómo tú no tendría novia?
— ¿Será porque estoy atado a una silla de ruedas? — Preguntó con sarcasmo.
— ¿Enserio no has tenido novia.?
— Soy del club de los que no han besado.
Me acerque y lo besé. El se quedó quieto y después tomó mi rostro y profundizó el beso. Me sentía muy extraña. Era mi primer beso. Y no era cómo lo imaginé toda mi vida. Sobre todo porque fuí yo quien tomó la iniciativa.
— Okay. Creó que ya fue suficiente. — Separé mis labios de los de el.
— ¿Porqué me...?
— Ya no somos del club de los que no han besado.
— ¿Cómo?, ¿También estabas en ese club?
— Si, pero gracias a ti ya no. Y no me reclames el haberte robado tu primer beso. A mí parecer te gustaron mis labios así que sin reproches.
— Yo no dije nada.
— Pero lo ibas hacer. Así mejor me previne.
— Bueno. Me calló.
— Así te ves más bonito. Ahora continuemos. — Seguí con mi maqueta y el con las pinturas.