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Azabache

Azabache

Status: Terminada
Genre:Juego del gato y el ratón / Edad media / Intrigante / Amor-odio / Romance / Mundo de fantasía / Completas
Popularitas:179.1k
Nilai: 5
nombre de autor: thailyng nazaret bernal rangel

Séptimo libro de la saga colores.

Lord Leandro Mercier ha regresado a la sociedad aristócrata después de muchos años desaparecido, nadie lo reconocerá, ya no es el joven gordito que era objeto de mofas en las celebraciones, ahora es el soltero codiciado de la capital de Floris, pero el destino lo pondrá frente a una ladrona que intentará robarle todo, sin esperarlo, también su tesoro más preciado, su corazón.

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19. Inevitable descubrimiento

...LEANDRO:...

El comedor estaba vacío, el plato de Liseth estaba a medio comer, lo que significaba que ya había pasado por allí.

Caminé hacia la salida, mi madre apareció.

— Hijo ¿No vas a comer?

— En un rato, tengo que ver si Liseth terminó el vestido, cerciorarme que haya cumplido con su palabra.

Sonrió — ¿Es esa una excusa para verla?

— Madre, por favor, siempre la estoy viendo, duerme aquí — Puse los ojos en blanco.

— Vale, vale — No me creía — Yo voy a tomarme un té, la verdad es que la visita de la señorita Pepper me dejó un tanto alterada.

— No veas cosas donde no las hay.

Elevó una ceja — No me puedes engañar.

Salí del comedor.

¿Tanto se me notaba mi fijación por Liseth?

Mi madre no se equivocaba, solo que me costaba admitirlo en alto, yo estaba usando la excusa del vestido para mantenerme cerca y más después de que me sujetara el miembro y lo acariciara.

De solo pensarlo, me daba un hormigueo en mi masculinidad.

Entré al taller, pero todo estaba recogido como si no hubiese pasado por allí, el vestido no se hallaba en el maniquí.

Caminé por el pasillo, hacia la habitación y abrí la puerta. No me importaba entrar sin tocar, nuestro trato ya no era de patrón empleada, había pasado a ser íntima, pasional.

El vestido estaba sobre la cama, pero no había nadie.

Liseth era talentosa, el vestido parecía de alguna gran casa de modas. No había duda de que le gustaba coser y eso me alegraba.

Fruncí el ceño, la ventana estaba abierta y me acerqué para cerrarla.

¿Dónde rayos estaba Liseth?

Salí y pregunté al mayordomo si la había visto marcharse.

— No, mi lord, la señorita Liseth no ha salido de la mansión, no me he movido de mi puesto.

— ¿En dónde se metió? — Gruñí para mí mismo.

— Ah, olvidé darle esto — Me tendió una carta.

— ¿Qué es?

— Una invitación, otra celebración a la que asistir, la trajo un mensajero.

La tomé, pero no lo abrí, mi lío era encontrar a Liseth, la guardé en mi bolsillo y empecé a buscar por la mansión, incluso en mi habitación, donde imaginé encontrarla en mi cama, con una expresión provocadora y una pose tentadora.

Algo que solo pasó en mi mente lujuriosa.

No estaba por ningún lado.

— No está, Liseth no está — Repetí enojado, entrando al comedor.

— ¿Cómo? — Me madre elevó su rostro.

— Desapareció.

— Oh — Se quedó pensativa.

— Madre ¿Esto ha sucedido antes?

— La verdad es que sí — Se encogió de hombros.

— Pero, el mayordomo me dijo que no la vió salir ¿Dónde rayos se ha metido?

— Saldría por la ventana. Después de que salieras cuando el duque te reclamó, Liseth también salió, pero no pasó por la puerta, usó la ventana — Dijo, limpiando su comisura con una servilleta.

— ¿La ventana? — Siseé, sin comprender nada — ¿Por qué se marchó como si fuera un rufián?

— Tenía una urgencia, un hermano enfermo, al parecer se repitió.

— ¿Por qué rayos no me dijiste?

— Pensé que no volvería a pasar, ella se sintió avergonzada y le recomendé que no lo hiciera nuevamente, que tú no serías tan duro si te avisaba que iba a salir — Dijo, como advertencia.

— No me parece coherente que haga ese tipo de cosas — Gruñí, perdiendo la poca serenidad que me quedaba.

Mi madre me evaluó — Debe tener una explicación razonable, no te alteres, además, no tienes ningún derecho sobre ella.

Apreté mi mandíbula — No tengo derecho, pero esta es mi mansión y hay normas, tampoco está bien que se desaparezca así sin avisar.

— No te vuelvas un tirano.

— Los sirvientes empezarán a quejarse si le permito tales comportamientos, querrán hacer lo mismo — Dije, tratando de calmarme.

Mi madre sabía que mi temperamento era igual al de mi padre, luchaba por controlarme en ocasiones. Me comportaba como un bufón para enmascarar mi culpa, mi interior oscuro, pero en ocasiones, la presencia de mi padre me perseguía, incluso en mi forma de ser.

— Leandro, Liseth ha hecho su trabajo, no robó nada ni hizo un desastre, no exageres solo porque se marchó sin avisar.

— Usó la ventana ¿Qué clase de comportamiento es ese? — Espeté.

— No lo sé, tal vez sea una rara costumbre adquirida... Siéntate a comer, espera a que vuelva — Me aconsejó y solté una larga respiración — Hijo, no te enojes con Liseth.

— Sigo sin creer que ese hombre es su hermano — Gruñí para mi mismo, tomando asiento con actitud furiosa.

— ¿Cómo?

— Es sospechoso que haya dicho que no tenía familia al principio y luego nombrar a un hermano — Dije, muy desconfiado, no sabía nada de Liseth, salvo que fue cortesana y eso fue porque la conocí de esa forma, del resto hubiera desconocido esa parte de ella.

— Aclaró que no es un hermano de sangre.

Negué con la cabeza — Lo ví, es similar a ella.

— ¿Dónde lo viste? — Mi madre tuvo curiosidad.

— Es lo de menos, es un hombre fornido, de piel oscura, como la de ella.

— Puede ser casualidad, si no lo es, es su asunto.

Empecé a comer, sin ganas.

Mis impulsos me gritaban que saliera a buscarla callejón por callejón.

No tenía derecho.

...****************...

Estuve en mi despacho, organizando cuentas y más cuentas.

Observando por la ventana detrás de mí de vez en cuando.

Volví a girarme, sentí como una sombra pasaba por la ventana y lancé otra mirada, pero no había nada.

Últimamente, veía cosas donde no las había, tal vez mi culpa por asesinar a mi propio padre.

No me moví de mi asiento, tenía ganas de ir a comprobar que Liseth hubiese vuelto, pero no podía vivir detrás de ella, queriendo reprochar cosas.

Estaba endurecido y tampoco podía concentrarme por ese motivo.

Necesitaba hundirlo en ella.

Tendría que ser hoy, no podía esperar más.

Ya era tarde y seguí mi trabajo, pedí a los sirvientes traer el almuerzo, comí y seguí con las cuentas.

Me sentía satisfecho, no por la comida, sino por el incremento en los pedidos y ventas.

El negocio estaba prosperando, Chester estaría orgulloso de mí cuando lo supiera, mi única molestia era el duque y sus empeños en meterse en mi camino.

Alguien llamó a la puerta.

— Adelante — Seguí escribiendo con mi pluma.

— Permiso, mi lord.

Al oír la voz de Liseth levanté mi mirada.

Entró al estudio, me tensé, estaba a unos metros de mis aposentos.

Ella llevaba el vestido que había hecho, el color lila le quedaba hermoso, su piel resaltaba más y su cabello bien recogido, hacían una presencia encantadora.

Tomó la falda para avanzar.

— ¿Qué le parece? — Paseó sus manos por la tela — ¿Le ha gustado mi vestido?

— ¿Dónde rayos estaba?

Se tensó — Lo siento.

— No se atreva a mentir, me percaté de su ausencia, no estaba en la mansión y mi madre me dijo que no es la primera vez que escapa por la ventana como si fuera una asquerosa ladrona — Gruñí y me evaluó seriamente.

— ¿Qué tiene de malo saltar por la ventana?

— ¿Y todavía lo pregunta? ¿Por qué rayos sale de esa forma? ¿Con qué objeto?

Se cruzó de brazos — Quería evitar este tipo de reclamos.

Resoplé — Lo dice como si no tuvieran objeto, estoy en mi derecho, soy el dueño de esta casa y no voy a permitir que...

Llevó sus manos atrás.

— ¿Qué está haciendo? — Mi voz se volvió tensa.

— Ya que no le interesa en más mínimo el vestido, me lo quitaré — Quitó los broches.

— Oiga... Estoy hablando, no pretenda provocarme...

Se deslizó por sus hombros y cayó al suelo.

Tragué con fuerza al ver su cuerpo desnudo.

— ¿Así si me pondrá atención?

— No pretenda distraerme con eso, responda ahora — Gruñí, permanecí sentado con el impulso de levantarme.

— No es mi dueño, el que tuviese sus dedos dentro de mí no me hace de su propiedad, sabía que habría problema si salía por la puerta, tenía que salir a ver como seguía mi hermano — Dijo y mi mirada se fijó en sus senos.

— Es mi mansión, mis reglas, entienda de una vez — Volví mi vista a los papeles — Si vuelve a cometer algo así, se larga.

— ¿Aprueba mi trabajo o lo desecha? — Apoyó las manos en sus caderas.

— Lo apruebo, mañana le pagaré y ordenaré que lo que hará después, ahora estoy ocupado.

Avanzó al frente del escritorio y me tensé.

— No debería ser tan amargado, me gusta cuando no lo es.

— ¿Por qué sigue desnuda? — Elevé mi rostro — ¿Tiene otra apetencia? — Sostuve su mirada inquieta.

Su respiración se cortó — No... Yo... — ¿Por qué de pronto se volvía tan nerviosa? Ya no parecía la cortesana, la mujer que se desnudó frente a mí sí.

Recogió su vestido y empezó a ponérselo.

Me levanté — ¿Le ayudo? — Me detuve detrás de ella, para ajustar los broches, pero no pude.

Volví a deslizarlo hacia abajo.

— ¡Oiga! ¿Qué hace? — Se giró.

— Vestirse no es lo que desea.

La tomé de la muñeca y la guíe hacia la puerta de mis aposentos.

— Mi lord... ¿A dónde me lleva?

— Sabe perfectamente a donde voy, usted estuvo aquí antes, es solo que ahora tendrá lo que se merece por fisgona.

Cerré la puerta con seguro.

Liseth retrocedió cuando la rodeé para llevarla a la cama.

Chocó contra el colchón y cayó sobre las mantas.

Me quedé de pie, observando su cuerpo completamente desnudo.

— Es tan descarada para no ponerse nada debajo del vestido, quitárselo frente a mí y luego lucir apenada por ello, no iba a dejarla ir así sin más, me ha dejado endurecido así que debe arreglarlo.

Tomé sus muslos y los elevé, abrí con demanda, quería verla bien.

Tenía una flor con superficie color café, en el centro era rosa.

Trepé a la cama y me incliné.

— ¿Qué va a hacer? — Jadeó, inquieta debajo de mí.

Besé sus muslos, intentó cerrarlos cuando me acerque a su centro, toqué con los dedos primero, rozando mi pulgar en círculo, no tardó en llenarse de nectar.

Acerqué mi boca y lamí.

Se arqueó, soltando un gemido.

Deslicé mi lengua alrededor, luego succioné.

Sabía deliciosa, dulce.

Abrió más las piernas cuando saboreé con intensidad, su cuerpo se arqueaba, sus caderas se sacudían.

Enterró una mano en mi cabello y cerró sus ojos, inclinando su cabeza hacia atrás.

Me detuve en seco antes de que estallara.

— Por favor — Suplicó, cerrando sus piernas para sentir alivio.

— Ahora si tiene buenos modales.

— Disfruta verme así — Frunció el ceño.

— Eres una delicia — Lamí mis labios, ella estaba jadeando mucho — Tranquila, te daré tu recompensa.

Me empecé a quitar la ropa, odiando traer tanta.

Lo último que deslicé fueron mis calcetines y mis calzones.

Liseth estaba callada, muy quieta sobre la cama, con la mirada inquieta en mi cuerpo y mi miembro.

Me trepé nuevamente, colocándome sobre ella.

Atrapé su boca y la besé.

Ella respondió, hambrienta, desesperada por dejarla al borde con mis lamidas, nuestras lenguas se enredaron, mientras nuestras bocas se succionaban.

Trazó sus manos por mi espalda, mi abdomen.

Nos observamos, volvimos a besarnos.

Mi corazón latía demasiado rápido.

Toqué su piel suave, admirando su belleza.

Acaricié sus senos, rocé sus pezones y también los succioné con mi boca.

Volvió a gemir, a arquearse.

Me acomodé entre sus piernas.

Acaricié con mi miembro en su entrada.

Se abrió un poco a mí y empujé.

Estaba tan cerrada.

Ella se arqueó, enterrando su rostro en mi pecho.

Volví a embestir.

Encajó sus dedos en mi espalda y soltó un gemido.

Estaba muy apretada, no había podido sumergirme hasta el fondo, apenas y llevaba un poco.

— Liseth... Estás...

Estaba tensa, intenté buscar su rostro cuando di otra embestida, pero se pegó más a mí.

Ahogué un gruñido ante el latigazo de placer, pero eso no fue lo que me detuvo, con cada avance se me hacía más extraña la respuesta de su cuerpo.

Observé hacia abajo y me alejé.

Había sangre en mí y no solamente eso, en Liseth también.

Me quedé arrodillado y la observé.

Ella intentaba cubrirse la boca, pero al ver las lágrimas en sus ojos comprendí lo que estaba sucediendo.

Era una mentirosa.

Era virgen.

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Karlite
Excelente historia la amé también me encantas los chocolates 🤤
Luz Maria Rodriguez
Muy buena novela, felicidades sutora👍
Luz Maria Rodriguez
Se está reuniendo la familia y faltan más para que se conozcan y entonces si cuando estén todos juntos va a ser un gran alboroto
Luz Maria Rodriguez
Muy bien Lord Leandro su sueño se va a cumplir, casarse con Maude es lo mejor que le puede suceder, independientemente de lo que venga después, su hijo estará seguro con su padre y eso es lo mejor no andará como huérfano como su mamá 👍
Luz Maria Rodriguez
Al fin Leandro le dijo a Maude el por qué de las pesadillas. Ojalá Roquer se arrepienta y regrese a Pepper
Luz Maria Rodriguez
Bueno ya se resolvió parte del problema con el duque puesto en prisión mientras sigan las averiguaciones y que traigan al baron de Marla pobre hombre también le va a tocar algo por lo que hicieron pues trataron a la bebé 🚼 como si fuera mercancía haz de cuenta que hicieron un trueque
Luz Maria Rodriguez
Esto se está poniendo mejor, haber que va a decir el duque cuando Leandro le saque sus trapitos al sol, de que manera se va a defender el duque, se me hace que cuando lo empiece a cuestionar Leandro va a cometer un error que va a ser que a El también lo enjuicien, debe ser muy cuidadoso Lord con el cuestionamientos que le haga póngale una zancadilla para que caiga
Luz Maria Rodriguez
Espero que el capitán le crea al Lord de que El no sabe nada y que sólo Maude y su hermano son los que raptaron a Pepper aunque ella le tocará a su hermano que no lo hiciera Roquer no la escuchó y lo hizo
Luz Maria Rodriguez
Sin duda alguna los tiempos no han cambiado, se fijan sólo en la apariencia y desprecian a la gente de color y hasta nuestros días lo siguen haciendo, se creen mucho porque pertenecen a la nobleza 🙈🙈🙈
Luz Maria Rodriguez
El rey 👑 sigue con la mala fama de su hermana Vanessa, aunque su vida es otra historia, pero la gente no olvida tan fácilmente y como están pasando los años y el 👑 Rey no se ha casado por eso siguen con los comentarios
Luz Maria Rodriguez
Lo bueno que Maude y Leandro lograron salir del palacio del duque sin que los encontrarán pero si se arriesgaron mucho y no encontraron nada que pueda perjudicar al duque pero llegaron muy agotados por el ejercicio que hicieron al brincar por los tejados.
Ahora llegaron Chester y Tiffany será sólo visita de cortesía ya veremos
Enith😊
Pobrecito Leandro, quedó marcado por el bullying
Luz Maria Rodriguez
Por lo menos Roquer no se quedó con las ganas de darle su merecido porque ese duque es muy fanfarrón y altanero pero con unos golpes lo descontaron y lo dejaron semiinconciente por burlarse de los padres de ellos y todavía enfrente de ellos les dice que murieron dejándolos a ellos huérfanos siendo unos niños que no se podían valer por ellos mismos, no tenían familia y los amigos tampoco quisieron hacerse cargo de ellos por eso se convirtieron en ladronzuelos de algo tenían que sobrevivir para salir adelante
Luz Maria Rodriguez
Roquer, lo mejor que puedes hacer es huir y dejar a la muchacha al final de la ciudad y tu continúa tu camino, lo que debes de hacer es huir antes de que te atrapen y seas muerto pues te pueden ahorcar por ese delito, además es la hija del duque, no tientes tu suerte, hazle caso a Maude, desde un principio deberías de haberlo hecho pero tú sed de venganza te está llevando al matadero
Enith😊
Jajajajajajaja, que pecao, es un tragon
Enith😊
Cómo??? Ñercoles, la vaina tomó otro giro, esto si no lo vi venir.
Enith😊
Será que pepper encuentre o la atropelle el amor con Roger?
Enith😊
Ay no sea mentiroso, sin depilarse y sin bañarse pues llego de la calle y de una se puso el vestido para ir a verlo, gass😂
Enith😊
Depilate, por favor🤭
Luz Maria Rodriguez
Ni modo Liseth ya te descubrió Leandro y sabe que eres una asesina y te quiere entregar sin que tú le expliques el por qué de las cosas, aunque viéndolo bien el tampoco es una perita en dulces el también tiene cola que le pisen, haber cual va a ser su excusa
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